Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Trivial: ¿Cuánto sabes de la novela ‘El Principito’, de Saint-Exupéry?

El Principito

El Principito

Lo esencial es invisible a los ojos» dice El Principito en las páginas de una de las obras clave de la Literatura. Sin embargo Saint-Exupéry se contradice a sí mismo, puesto que su minúscula gran obra demuestra que, a veces, muy pocas, lo esencial sí se materializa en palabras. Y El Principito es la prueba.

Si eres de los que sí leyó el libro demuéstralo respondiendo al trivial “El Principito” de Regina ExLibris. ¿Listo para demostrar lo principitólogo que eres? ¡Vamos!

 

6 novelas de librerías para inducir un coma libresco a tu bibliofilia

Llamadme loca, pero por mucho que me pase la vida en reginaexlibrislandia mi bibliofilia siempre quiere más. Soy bibliobulímicalibromaníaca y librera compulsiva. Tanto que si voy de invitada a vuestra casa me importan un rábano el menú o la decoración, y voy directa como un obús a cotillear vuestra biblioteca. O si veo una película la trama y los personajes se desvanecen si se cuela en un fotograma una novela, por muy fugaz que sea su aparición. E incluso en el dentista me olvido de esa endodoncia inminente si alguien en el perímetro lee algo que me dispara el biblioradar.

(Funny Face, 1957 / Paramount)

(Funny Face, 1957 / Paramount)

Y eso en escenas cotidianas de mi vida, pero la cosa se agrava si me dejas suelta por una librería ajena. Ahí la lucha encarnizada por refrenar la pulsión de colocarle al dueño su librería es todo un festival del desequilibrio mental que arranca antes incluso de traspasar el umbral.

Sí, queridos, ya de entrada tiendo a quedarme con la cara pegada al cristal del escaparate mirándolo todo en un silencio espeso y reconcentrado, y boqueando como un pez. Pero, ojo, ese momento besugo bibliófilo esconde una frenética actividad subcutánea y bajo-pelucón de escaneo y catalogación de libros y librería.

El caso es que tanto quienes padecen bibliofilia en menor grado como quienes sufrimos bibliobulimia severa atesoramos libros que van sobre libros, librerías y cualquier criatura bibliófaga real o inventada. Mientras los primeros los disfrutan con inocente deleite, la verdad es que yo los devoro para inducirle un coma libresco a mi bibliofilia cuando quiero darme una tregua y amansar a la fiera.

Como hoy ha sido uno de esos días y a puntito he estado de que me empapelaran por acoso he corrido a prepararme un cóctel bien cargado con algunas de las mejores novelas de libros y librerías:

1. 84 Charing Cross Road. Helene Hanff. Anagrama. La novela epistolar de Helene Hanff recoge la correspondencia que mantuvieron durante veinte años una extravagante, irónica y brillante guionista norteamericana y los libreros de una librería de viejo londinense al término de la II Guerra Mundial. La insaciable sed de ella por hacerse con libros imposibles y el empeño de ellos, especialmente de Frank Doel, por conseguírselos, da pie, con los años, a una intimidad cargada de ternura e ironías proyectadas sobre el fondo de una misma pasión: los libros y las librerías. Si a ello añadimos la incontenible anglofilia de Helene Hanff, su particular sentido del humor y ese empeño perverso en desinflarle a puñaladas lingüísticas la flema inglesa al siempre correcto Frank Doel, y lo espolvoreamos con sus esfuerzos por aliviarles las estrecheces de la posguerra, el resultado es esta joya de que derrocha inteligencia, diversión, ternura y bibliofilia.

84 Charing Cross Road

84 Charing Cross Road

2. La librería. Penélope Fitzgerald. Impedimenta. Obra maestra de la entomología librera narra odisea de Florence, una viuda de guerra que quiere montar una librería en un pueblo costero de Sulfolk en 1959. Si con eso ya hay material para una buena historia, es en los matices donde reside la maestría de Fitzgerald. Porque Florece opta por una librería no solo por bibliofilia, sino porque su experiencia profesional fue en su juventud entre libros. Porque la aldea está aislada -su acceso por tierra es un infierno y la opción más directa es en una barca de remos- y en él no existe actividad comercial. Porque el local está infestado de ratas, de humedad y de poltergeist y, para remate, porque ese enclave es el elegido por la reina social local para su ateneo cultural, motivo por el que comanda una resistencia sutil y despiadada contra la librería. Así que Florence luchará con uñas, dientes, libros y su niña-ayudante para mantener a flote su negocio y resistir ante una presión vecinal que pasa de clama tensa a tormenta a punto de estallar cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov.

La librería

La librería

3. La Librería ambulante. Christopher Morley. Periférica. Esta delicia literaria te inocula tanta bibliofilia en las venas que de tan ganas de hacerte con una furgoneta y recorrer el mundo hasta arriba de ejemplares para hacer de tu existencia un geiser andante de literatura. Dicho eso vayamos por partes: estamos en la segunda década del siglo XX, en unos EEUU todavía rurales y de paisajes idílicos, donde conviven viejos carromatos y novísimos automóviles. Roger Mifflin, un librero ambulante que desea regresar a Brooklyn para redactar sus memorias, vende su singular librería sobre ruedas (junto a su yegua y su perro) a la ya madura señorita Helen McGill, que decide, harta de la monotonía de su vida, lanzarse a la aventura y recorrer mundo conectando libros con lectores. A partir de ese momento se sucederán encuentros y desencuentros, y las más divertidas peripecias destilarán grandes enseñanzas que proporcionan libros y librero. Humor a mansalva, bibliofilia extrema y dosis justas de ternura y realismo hacen de La Librería Ambulante un imprescindible de bibliófagos de corazón.

La librería ambulante

La librería ambulante

4. Firmin. Sam Savage. Seix Barral. Una buena idea para masacrar el tedio existencial a librazo limpio es Firmin, una de esas delicias de tinta y papel que no dejan de ir de lector a lector sin campaña mediática que valga porque ellas son, per se, su mejor carta de presentación. Sam Savage nos presenta a una rata que habita las entrañas de una librería de viejo en Boston, y lo que para ella arranca como una pulsión devoradora de libros en sentido literal pronto deriva en un apetito lector voraz y real, que sacia de forma compulsiva ejemplar tras ejemplar. Es así como Firmin se convierte en un ser bibliófilo, entrañable, marginado por su familia de rattas y quijotesco con delirios de voyeur, tics kafkianos y un espíritu shakesperiano que exuda ternura y sarcasmo. Una novelita deliciosa que es un homenaje bibliófago al poder redentor de la literatura y a las librerías como refugios universales.

Firmin

Firmin

5. Una librería en Berlín. Françoise Frenkel. Seix Barral. En 1921, Françoise Frenkel, una joven apasionada por la lengua y la cultura francesas, funda la primera librería francesa de Berlín, La Maison du Livre. En 1939 huye de la Alemania de Hitler, donde ya es imposible difundir libros y periódicos franceses, y se exilia en Francia, buscando refugio. Pero, en realidad, tras la ocupación nazi de territorio francés, lo que le espera es una vida de fugitiva hasta que, en 1943, logra cruzar la frontera suiza de manera clandestina y encontrar en Ginebra, al fin, la libertad. Una librería en Berlín descubre, milagrosamente intactas, la voz, la mirada y la emoción de una mujer valiente cuya fuerte determinación y pasión por los libros y pro su profesión la llevará a conseguir escapar de un destino trágico.

Una librería en Berlín

Una librería en Berlín

6. Mi maravillosa librería. Petra Hartlieb. Periférica. A medio camino entre obra testimonial y homenaje al oficio de librero, incluyo este libro-bomba porque es un artefacto narrativo que pulveriza la versión romántica que del oficio se tiene desde fuera. Regentar una librería es duro, es casi un suicidio profesional y es decir adiós a tu vida personal. Pero vale la pena. Y no soy yo, Regina ExLibris, quien lo dice, sino Petra Hartlieb, que tiene ahora una gran familia, un perro y una librería en Viena. Diez años atrás supo de una librería que se traspasaba. Lo que se planteó como una broma (¿por qué no la compramos?), detonó un cambio radical de vida, de ciudad y de oficio. Pero ni estaba preparada para convertirse en empresaria, ni para ser librera, esposa y madre a la vez. Una historia llena de divertidas anécdotas, que logra, gracias a una escritura ágil y empática, impregnar al lector de las alegrías y los problemas de Petra, empeñada en mantener a flote su librería de barrio en pleno S.XXI. Glorioso tapiz realista y nada edulcorado del día a día en una librería cuya lectura te pone de muy buen humor.

Mi maravillosa librería

Mi maravillosa librería

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Bibliofilia a la neozelandesa

Desde ya ondean dos banderas en el portón de reginaexlibrislandiana, la propia y la de Nueva Zelanda. Y todo por un anuncio que el divino Electronauta tuvo a bien poner en bandeja virtual a éste mi regio pelucón hace unas horas.

Se trata de la campaña de promoción de la lectura lanzada desde el Consejo del Libro de Nueva Zelanda (New Zeland Book Council), desarrollada por Colenso BBDO y animado por Andersen M Studio. Antes de nada, hétela aquí:

 

No se cómo se os habrá quedado la bibliofilia tras el visionado, queridos, pero yo sólo tengo una cosa que añadir: BRAVO. BRAVÍSSSIMO. BRAAAVO.

El mensaje es tan fuerte, las imágenes tan impactantes que entiendas o no el inglés de la voz en off al menos a mí el spot me atiza directamente en todo el pelucón.

Con esta iniciativa los neozelandeses demuestran que, cuando de lo que se trata es de utilizar la propia experiencia lectora como cebo para revitalizarnos la bibliofilia o inoculársela a los menos receptivos a zambullirse en estos mares de letras, son los reyes.

 

 

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿habíais visto el anuncio? ¿Cómo llegasteis a él? ¿Qué os parece? ¿Qué os sugiere? ¿Echáis de menos campañas semejantes en España?

«Quiere el de los monstruos del coche»

Qué cosas, la ‘caja tonta’ parece no serlo tanto o, al menos, la publicidad que la sostiene. En año y medio va a ser la tercera vez que el spot de un coche despierta un repentino e incontenible interés por según qué libro que es, de una u otra forma, un clásico, pero que pasaba desapercibido para la mayoría hasta que el cañón catódico proyecta su curioso haz de luz sobre ese título de mis anaqueles libreros y revienta su demanda.

Primero fue el BMW de Kerouac, luego el Seat Exeo de Cavafis y ahora es un tal Maurice Sendak, autor e ilustrador norteamericano, el que se ha subido en el flamante Seat Altea XL.

Desde que vi el spot aguardaba en reginaexlibrislandia la llegada de quien me pidiera el libro que inspiró a los iluminados de la agencia publicitaria. Para quienes no hayan reparado en el spot de Seat hételo aquí:

 

Por fin, ese cliente llegó, solo que materializado en una pareja de ancianos:

 

– Clienta: Oiga, buenas tardes- Regina: ¡Buenas tardes!

– C.: Verá, mi nieto nos ah pedido un libro, pero es que no estoy segura de que sea un libro

– R.: ¿Y qué les dijo?

– Cliente: Nada, que quiere el de los monstruos del coche.

– Clienta: Sí, eso, uno que es un anuncio, pero yo lo vi con él y no vi libros por ningún lado.

– R.: ¿Monstruos en un coche?

– Cliente: Sí, es de un Seat y sale un bicharraco peludo que no cabe en el coche.

– Clienta: ¿Ve lo que le digo? Eso no es un libro, es un coche. Pero él dice que sí, que lo tiene un amiguito.

– R.: ¡Ah, ya se cuál es! Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak. Lo tengo aquí.

 

 

– Clienta: Pero, pero… perdóneme pero no entiendo nada.

– R.: Verán, es un libro ilustrado infantil más o menos clásico. Tanto que acaban de hacer la película y, por lo que han visto, también lo han utilizado en un anuncio.

– Cliente: ¡Aaaaaacabáramos! ¿Así que es un cuento, luego hacen la película y sale hasta en anuncios de televisión?

– R.: ¡Exacto!

– Clienta: Vaya, vaya. Y nosotros creíamos que iba usted a pensar que mi nieto nos había tomado el pelo.

– R.: No, no, su nieto está muy bien informado, por lo que veo.

– Cliente: Entonces éste es el cuento.

– R.: Sí, este es. A mi me encanta, la verdad.

– Clienta: Pues ya está, se lo llevamos.

– Cliente: ¡Muchas gracias!

Y se fueron con su ejemplar de Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak, que en España lo edita Alfaguara, al igual que un libro con fotogramas de la película que, cuidado con las confusiones, no es el original.

El genuino, recomendado para pequeños de hasta 6-7 años y un libro absolutamente maravilloso, es el ilustrado y el otro, que está muy bien también, es la misma historia solo que con fotos del filme. En ambas el protagonista es un niño llamado Max que, embutido en su disfraz de lobo, se pasa el día haciendo travesuras hasta colmar la paciencia de su madre, que lo envía a su cuarto. Desde allí, Max viajará a un país de monstruos donde él es el rey…

Y ya que estamos aquí os dejo el trailer original en inglés de la película homónima (Donde viven los monstruos-Where the wild things are), que se estrena en España el próximo 18 de diciembre:

 

 

Y vosotros, reginaexlibrislancianos de pro, ¿conocíais el libro Donde viven los monstruos? ¿Y su historia? ¿Habíais oído hablar de la película? ¿Visteis el anuncio del Seat Altea XL y captasteis la referencia bibliófila?

Español para ‘guiris’ con Manolito gafotas y La Tesis de Nancy

En mi librería cualquier instante encierra el germen de una anécdota bibliófila o, cuando menos, de una charla literaria. Más allá de estar literalmente enterrada en cientos de volúmenes y de corretear por entre mis anaqueles con más polvo en un solo mechón de mi pelucón que en una carreta atestada de peregrinas rocieras eso es lo que adoro de mi día a día en reginaexlibrislandia: que absolutamente todo gira en torno a los libros y la literatura.

Y no sólo eso, las otras vueltas de tuerca que le buscamos a las cosas nos llevan a establecer unas conexiones bibliófilas gloriosamente imprevisibles.

Por ejemplo, hace unas horas se adentró en mis confines una jovencita que, aferrada a una carpeta y parapetada tras sus inmensas gafas de sol, deambuló un rato por las baldas de clásicos hasta que giró sobre sus pasos y enfiló mi escritorio:

 

– Clienta: Buenos días- Regina: ¡Hola! ¿Qué tal?

– Clienta: Bien, ¿y usted? Verá. Soy estudiante de espagnol y quier leeg un libro en el que se cuenten cosas de la espagna, pero no sé cuál.

– Regina: Ah, ya veo. Pues tu español es muy fluído

– C.: Ggacias, mi pgoblema es que me cuesta leeg. También en fgancés, mi lengua

– R.: Mmmm, ¿no te gusta?

– C.: No mucho, y soy pegezosa. Pensé en algo para niños paga empesag, y que me enseñe cosas de su país

– R.: Sí, puede ser una opción. Déjame pensar…

– C.: Pego tampoco quiego cuentos, ¿sabe? Algo entgeteniddo

– R.: ¡Lo tengo! ¿Sabes algo de Manolito Gafotas?

– C.: ¿Quíen? ¡No!

– R.: Manolito gafotas es un personaje de Elvira Lindo que protagonista una serie de libros teóricamente infantiles, pero que aquí leemos todos.

– C.: ¿Y de qué va?

– R.: Pues el tal Manolito Gafotas es un niño regordete y travieso que vive en Carabanchel, un barrio de Madrid. Y básicamente es su vida allí con su familia, sus amiguitos, su colegio, su barrio… Es tremendamente divertido y muy sencillo, y toda una lección de cómo somos los niños aquí, en España.

– C.: Sí, sí, algo así busco.

– R.: Otro que se me ocurre es La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender. Quizá un poco más complicado en cuanto a vocabulario y demás, pero divertidísimo y muy revelador de una parte de España.

– C.: ¿me cuenta más?

– R.: Pues es un retrato de la ‘España cañí’ o ‘profunda’ vista por una estudiante norteamericana que pasa una temporada en un pueblo de Andalucía. Además de que es divertido y que es buenísima narrativa en Español, te vendría bien porque el autor juega con los ‘bailes’ de vocabulario entre lo que decimos los españoles y lo que queremos decir a veces, o las frases con doble significado que la pobre Nancy siempre interpreta en sentido literal y, claro, se pierde o no comprende bien a los Españoles.

– C.: ja, ja, ja, sí, eso ya lo estoy viviendo yo. ¿Los tiene?

Y se llevó los dos libros, Manolito Gafotas y La Tesis de Nancy, y yo me quedé con la mirada clavada en mis anaqueles reflexionando sobre si mi sugerencias y su elección fueron acertadas. Y, sinceramente, seguro que hay miles de libros más que le irían al pelo a la muchacha, pero algo en mi instinto bibliófilo me dice que mucho no erré el tiro bibliófilo.

Además, entre vosotros y yo os diré que fue mi pequeña venganza como ‘manologafotista’ nata, ya que si cuando exportamos Manolito Gafotas al extranjero nos lo edulcoran y descollejan que al menos los extranjeros que lo lean aquí en español lo hagan en todo su esplendor elviralindoniano…

Y en cuanto al título de Ramón J. Sender deciros que, si aún no lo habéis leído, lo hagáis cuanto antes:

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿qué lecturas le hubierais sugerido a esta clienta? ¿Leísteis Manolito? ¿Y La tesis de Nancy? ¿Qué os parecen? ¿Cómo llegasteis a ellas?

NOTA DE REGINA EXLIBRIS: ¿Cómo interpretaría una yankee de ventipocos la España ‘profunda’ de finales de los 50? Para contárnoslo y doblarnos a carcajadas Ramón J. Sender escribió La tesis de Nancy (Casals, 9,80 euros), una novelita epistolar en la que Nancy escribe a su prima Betsy sus aventuras en Alcalá de Guadaira mientras se documenta para su doctorado. Sus forcejeos con el lenguaje -especialmente con los piropos-, el idilio con el gitano Curro y su desconcierto ante un país costumbrista, contradictorio y folklórico son la hilarante forma en que Sender dibuja el trágico inmovilismo de una España vista desde la distancia del exilio. Imprescindible.

«¿No editaron acá ‘Rosario Tijeras’?»

Como la Providencia Librera aprieta pero no ahoga hoy tuvo a bien darme de bruces con una de esas novelas que, sin estar aún descatalogadas, se consiguen a cuentagotas el el submundo editorial. Vamos, que no quedan muchos ejemplares en circulación, y por eso en reginaexlibrislandia nos encomendamos a todo el santoral bibliófilo rogando por una pronta reedición en bolsillo del la referencia en cuestión.

En bolsillo o como sea. Pero una reedición. ¿Por qué? Porque del primero al último caímos años atrás rendidos a los pies del escritor colombiano Jorge Franco Ramos y su bendita y letal Rosario Tijeras. Ni su homónima traducción a celuloide logró darle a la tirada de turno un empujoncito digno de la calidad del texto original. Así que así estamos, esperando un milagro bibliófilo, y más aún cuando irrumpen en mis confines lectores en busca de un ejemplar más.

Como hace unas horas, cuando dos veinteañeros se materializaron frente a mi escritorio. Uno era español, el otro, según capté, era colombiano y estaba de vacaciones en España. Buscaba un libro que su amigo tenía , según él, que leer:

 

– Cliente: Oiga, disculpe, ¿no editaron acá Rosario Tijeras?- Regina: ¿La de Jorge Franco Ramos?

– C.: ¡Esa, si!

– R.: Pues sí, hace cinco o seis años, creo. De hecho tengo por aquí un ejemplar con la portada original, porque con su reedición le cambiaron la cubierta.

– C.: ¿QUE LA TIENE?

– R.: Sí, aquí está.

– C.: Uff, mirá que casi la di por imposible. Llevo buscándola en las tres ciudades españolas en las que he estado para regalársela a mi amigo porque seguro que con eso le redescubre el gusto a leer, y nada… Por eso le preguntaba si acá la editaron o no…

– R.: Pues si, pero ya es difícil de encontrar. Como no la saquen en bolsillo…

– C.: Vaya, macho, hemos tenido suerte.

– Cliente 2: Pero, ¿seguro que no es un rollo?

– C.: Que no, tío, que vas a ver. Mira, sólo tienes que leerte el arranque:

 

«Como a Rosario le pegaron un tiro a quemarropa mientras le daban un beso, confundió el dolor del amor con el de la muerte»

¿Qué? ¿No me vas a decir que no se te agarraron las ganas de leer, verdad?

Total, que se la llevaron. Disfruté como una loca viendo cómo se las ingeniaba el colombiano para convencer a su amigo de que leyera Rosario Tijeras. Y que sepáis que aunque me costó, juro por las teclas de mi Underwood que no abrí la bocaza. Ni falta que hizo, claro. El chico fue tan letal como la mismísma Rosario Tijeras con su truco de utilizar el reclamo una de las primeras frases más impactantes que leí jamás.

¡Bien por él! Solo por eso y desde ya le nombro ‘Caballero’ reginaexlibrislandiano. Porque él lo vale…

Así que mientras yo me las ingenio para hacerme con otro ejemplar de Rosario Tijeras para llenar su vacío en mis anaqueles mataré la espera con vosotros, mis reginaexlibrislandianos de pro, ¿leísteis Rosario Tijeras? ¿Qué os pareció? ¿Tenéis aún vuestro ejemplar? ¿Visteis su adaptación cinematográfica?

NOTA DE REGINA: Poderío y bravura cinceladas en piel canela, brutal y tierna, así es la sicaria más letal del Medellín engullido por el narcotrafico. Así es la Rosario Tijeras que Jorge F. Ramos te siluetea a balazos en la imaginación, disparando diálogos a quemarropa para contar una historia de amor y muerte de esas que se te quedan dentro. Soberbia.

Y para hacer boca, el traíler de su película de 2005:

«Quiero dos libros que salían en Todo sobre mi madre»

Si hubiera algún aparato que midiera los niveles de bibliofilia en sangre os puedo asegurar que hoy reventaría cualquier baremo, porque sé que los tengo total y absolutamente desbocados.

¿La causa? Hace un rato la Providencia Librera tuvo a bien demostrarme que al fatídico triángulo de las Bermudas Cine-Literatura-Adaptaciones de libros en el que se pierden teóricos y críticos le falta un vértice.

Sí, queridos, porque a veces basta un fotograma para sugerir una lectura, o incluso dos, con lo que el flujo entre Cine y Literatura es de doble sentido. O, como reza el dicho: «¿Queréis sopa? Tomad dos cazos…»

Total, que el susodicho ni es triángulo, ni todo tiene por qué ser negativo en las relaciones bilaterales entre tinta impresa y celuloide.

¿La prueba? A mi se me materializó al pie de mi escritorio en la boca de una joven de entre 20 y 25 años:

 

– Clienta: Estooo, disculpe- Regina: ¿Sí? ¡Dime!

– C.: Verá, es que en una peli de Almodovar vi dos libros que quiero leer.

– R.: ¿Ah, si? ¿Cuáles?

– C.: Pues es que, a ver, era Todo sobre mi madre, ¿la vio?

– R.: Sí

– C.: Pues aparecían dos libros, uno de Truman Capote del que Cecilia Roth leía una cita a su hijo…

– R.: «Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagerlarse» Creo que era más o menos así.

– C.: ¡Qué fuerte, si se la sabe!

– R.: Sí, es del prefacio de Música para Camaleones.

– C.: Es que me dejó clavada en el sofá. ¿Tiene el libro?

– R.: ¡Por supuesto! ¿Y el otro?

– C.: Del otro era el texto de la obra de teatro que sale, Un tranvía llamado deseo, pero no recuerdo bien el autor

– R.: Tennesse Williams, que es el autor de La gata sobre el tejado de zinc caliente, La rosa tatuada y El zoo de cristal… Igual te suenan las películas.

– C.: Sí, las películas sí, pero no leí nada de él. ¿Tiene el del tranvía?

– R.: Sí, lo tengo suelto, o en un volumen junto con El zoo de cristal

– C.: Pues mejor ese con las dos piezas.

– R.: Es curioso… ¿Adivinas a quién le dedicó Capote su Música para camaleones?

– C.: Mmmm, no.

– R.: Míralo tu misma en el ejemplar que te acabo de dar

– C.: ¿»PARA TENNESSEE WILLIAMS«????

– R.: Sí, tanto Capote como T. Williams eran de la misma cosecha de autores norteamericanos blancos nacidos y criados en el ‘viejo sur’. De la misma quinta eran Harper Lee, autora de Matar a un Ruiseñor y que ayudó a Capote a investigar para su A sangre fría, y Carson McCullers, autora de El Corazón es un cazador solitario

– C.: Vaya, no tenía ni idea

– R.: Pues, cuando puedas, léete cualquiera de ellos, o mejor todos. Son maravillosos.

– C.: Me los apunto, aunque ahora empezaré por Música para camaleones y Un tranvía… ¡Que Almodovar me picó!

 

Y se fue, y sentí como si una nube púrpura descargara con furiosa alegría sobre mi pelucón una tormenta de confeti librero.

Si, reginaexlibrislandianos de pro, porque para la que os teclea es fabuloso pensar que la jovencita llegó a Truman Capote y a Tennesse Williams de la mano de Almodovar y su fabulosa Todo sobre mi madre

 

 

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿leísteis Música para Camaleones o Un tranvía llamado deseo? ¿Algo de Capote o de Tennesse Williams? ¿Visteís Todo sobre mi madre? ¿Recordabais las menciones a los dos libros? ¿Alguna vez una película os impulsó a leer a algún autor o título que apareciera de refilón en pantalla?

Como homenaje regino a don Pedro Almodovar por contribuir tan gloriosamente a la cruzada bibliófila os dejo unas imágenes de Todo sobre mi madre:

 

Delirios de Miss Marple

Agatha Christie decía que su Miss Marple podaba concienzudamente y a diario sus setos no sólo por su afición a la jardinería, sino como tapadera para poder observar discretamente a sus vecinos.

Pues bien, mi nombre es Regina Ex-Libris y nací con dos debilidades: los libros y la literatura y escrutar al prójimo más que a mi misma. Y como hace poco empecé una nueva vida como librera puedo permitirme el lujo de dedicarme a diseccionar a mis anchas los hábitos lectores de los españoles.

Además, mis años de devoradora de letra impresa me permiten ayudarles a encontrar en el maremágnum editorial ese libro que buscan, o incluso ese otro que ni siquiera sabían que querían hasta que se lo llevan y lo leen.

Y como soy una de esas mujeres que, parafraseando a Oscar Wilde, decidió resistirse a todo menos a las tentaciones, he sucumbido a ésta de dejar constancia de mis pesquisas diarias. Y también, como no, se hablará de libros, libros y más libros…

¡Bienvenidos!