Hace 2.000 años, las hoy peladas montañas de Fuerteventura (Islas Canarias) estaban cubiertas por un singular bosque no muy alto pero sin duda frondoso y de aspecto mediterráneo. En las cumbres más elevadas, por encima de los 700 metros, se desarrollaba otro bosque muy diferente semejante a las selvas de niebla que hoy todavía subsisten en islas como Tenerife, La Palma o La Gomera. De todos ellos no ha quedado nada.
¿No ha quedado nada? Sorpresa. Cual diseminada aldea gala de Astérix, un reducido grupo de irreductibles árboles resiste todavía y siempre al invasor. En este caso se enfrentan en desigual lucha a dos terribles invasores: el ser humano y las cabras. Lee el resto de la entrada »