La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘abuela’

Mucho cuidado con los ambientadores

Olfato

© Dennis Wong / Creative Commons

¿A qué huele el pasado? Para Neruda era una fragancia de lilas. Para Antonio Machado un limonero maduro. Y para nuestras abuelas lavanda y sábanas almidonadas. El presente huele mucho peor. Huele a ambientador, a supuestos aromas de fresa, manzana, orquídea, chocolate y hasta a Spa. Falsos aromas artificiales que no eliminan los malos olores. Los ocultan bajo otros más intensos… y peligrosos.

La pasada semana, la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley por la que insta al Gobierno a retirar del mercado aquellos ambientadores, velas perfumadas, inciensos y otros productos análogos que pudieran originar emisiones nocivas para la salud.

Como demostró el año pasado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), algunos de estos artículos desprenden sustancias tóxicas, cancerígenas, alergénicas y contaminantes que, lejos de crear ese pretendido bienestar publicitario, empeoran considerablemente la calidad del aire.

Porque al contrario que en los tiempos de las abuelas, cada vez pasamos más horas (y días) encerrados en los mismos espacios enrarecidos. Se nos olvidó la saludable costumbre de ventilar todas las mañanas las habitaciones, el mejor ambientador del mundo: aire puro.

No se trata de alarmar. No todos los ambientadores e inciensos son peligrosos. Pero lo increíble es que después de casi 50 años de uso continuado y masivo, nuestras autoridades caigan ahora en la cuenta del desconocimiento que tenemos sobre sus efectos para la salud. En pequeñas cantidades, es verdad, pero durante larguísimos tiempos de exposición.

Espero un estudio rápido que elimine los productos más peligrosos. Mientras tanto seguiré el ejemplo de mis abuelas. Ventilar y poner saquitos de lavanda y jabones entre la ropa. Los olores de mi pasado.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

Abuelas tres estrellas Michelin

Tras la Navidad nos queda el dulce recuerdo de las comidas familiares. Dice el famoso cocinero Sergi Arola que la mejor cocina del mundo es la de las abuelas y tiene toda la razón. Pero no porque nuestras abuelas sean unos chefs de rango internacional, nada de eso.

Su secreto culinario reside en algo tan intangible como es la tradición. En ese patrimonio oral heredado casi siempre de madres a hijas y nietas, en esos platos adaptados como un guante a nuestros gustos, entornos y culturas, enraizados en los productos de la zona, eso que ya damos en llamar biodiversidad agrícola y ganadera. Platos locales pero también mestizos, enriquecidos con las aportaciones propias de cada generación, de cada viaje, de cada experiencia, apoyados en la dieta mediterránea, la más equilibrada del mundo. Por eso no existen dos casas donde se prepare igual un mismo plato.

En los fogones las abuelas manejan con arte algo cada vez más difícil de conseguir: tiempo y cariño. Olorosos potajes borboteando a fuego lento durante horas. Largas elaboraciones. Despensas bien abastecidas en los surtidos mercados populares. Donde todo se aprovecha y nada se tira no por ecologismo, sino por lógica.

Desgraciadamente, toda esta sabiduría se está perdiendo a una velocidad de vértigo. Las abuelas de antes ya no son las de ahora. La comida rápida, el microondas, la olla exprés y el hipermercado están arrinconando a los platos “de toda la vida”, esos que todos guardamos como un tesoro en la memoria de nuestras pituitarias, en los recuerdos de la niñez. ¿Te acuerdas del bacalao de la abuela? ¿Y de esas patatas a la importancia que parecían ternera? ¿O de las torrijas?

Pero todavía estamos a tiempo de impedir esta terrible simplificación gastronómica que es la comida rápida. ¿Cómo? Muy fácil, entrevistando a nuestros mayores para redactar, con su colaboración, ese libro de recetas familiares que siempre querríamos tener en casa. Ponernos a su lado cuando cocinan friéndoles a preguntas, tomando buena nota de todo. Incluso grabando en vídeo su trabajo y explicaciones. Ellos estarán encantados y nosotros más, pues habremos rescatado del olvido este auténtico Patrimonio de la Humanidad tres estrellas Michelin, las recetas de nuestra familia.

¿Cuál es el plato que más recuerdas de tu abuela? Seguro que había uno especial para Navidad, cuéntanoslo.