¿A qué huele el pasado? Para Neruda era una fragancia de lilas. Para Antonio Machado un limonero maduro. Y para nuestras abuelas lavanda y sábanas almidonadas. El presente huele mucho peor. Huele a ambientador, a supuestos aromas de fresa, manzana, orquídea, chocolate y hasta a Spa. Falsos aromas artificiales que no eliminan los malos olores. Los ocultan bajo otros más intensos… y peligrosos.
La pasada semana, la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados aprobó una proposición no de ley por la que insta al Gobierno a retirar del mercado aquellos ambientadores, velas perfumadas, inciensos y otros productos análogos que pudieran originar emisiones nocivas para la salud.
Como demostró el año pasado la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), algunos de estos artículos desprenden sustancias tóxicas, cancerígenas, alergénicas y contaminantes que, lejos de crear ese pretendido bienestar publicitario, empeoran considerablemente la calidad del aire.
Porque al contrario que en los tiempos de las abuelas, cada vez pasamos más horas (y días) encerrados en los mismos espacios enrarecidos. Se nos olvidó la saludable costumbre de ventilar todas las mañanas las habitaciones, el mejor ambientador del mundo: aire puro.
No se trata de alarmar. No todos los ambientadores e inciensos son peligrosos. Pero lo increíble es que después de casi 50 años de uso continuado y masivo, nuestras autoridades caigan ahora en la cuenta del desconocimiento que tenemos sobre sus efectos para la salud. En pequeñas cantidades, es verdad, pero durante larguísimos tiempos de exposición.
Espero un estudio rápido que elimine los productos más peligrosos. Mientras tanto seguiré el ejemplo de mis abuelas. Ventilar y poner saquitos de lavanda y jabones entre la ropa. Los olores de mi pasado.
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Como que en Madrid hay mucho aire puro…
20 junio 2014 | 10:37
Olvídate de pedir nada parecido a la administración… demasiados intereses de las grandes corporaciones químicas.
20 junio 2014 | 11:19
Buenos días, como dice el primer comentario, aire puro en algunas ciudades ya casi no queda. De todos modos, claro que es bueno ventilar las casas abriendo las ventanas. Una de las cosas más desagradables que hay es llegar a una casa que huela a tabaco, a fritos o a humedad.
Tengo por costumbre poner entre la ropa de casa las muestras de perfumes que me dan o los envoltorios de jabones de tocador.
Un buen ambientador casero es hervir cáscaras de naranja, también tomar una naranja y llenarla de clavos de olor, se puede colocar en la nevera para que absorba los otros olores o colocarla en la cocina sencillamente encima de un plato o «construir» un arbolito con ella, el tallo se hace con ramas de canela.
20 junio 2014 | 11:35
Buen consejo Lola, hay otra cosa que me agobia bastante… y es el continuado uso del microondas, me han dicho que no todo lo hermetico y fiable que parece, y sobre el funcionamiento tampoco lo tengo claro, se dice que no pasa nada, tambien dicen lo mismo de los moviles, pero…
20 junio 2014 | 12:18
Odio los ambientadores para el hogar. No soporto esos olores artificiales. En mi casa nunca tengo ambientadores, me molestan muchísimo.
A veces ponía incienso, pero tampoco me convence del todo, no deja de ser humo y también me acaba molestando.
20 junio 2014 | 13:14
En una casa que se limpie
con relativa asiduidad,
que se abran sus ventanas
un ratito por la tarde,
y otro por la mañana,
que su moradores se duchen
al ser posible a diario
la casa no huele a nada,
y menos si hay una mujer
que de su perfume inunde
la casa cada mañana.
Qué bien huelen las mujeres
desde muy pequeñito
su olor, en verdad me agrada.
22 junio 2014 | 20:19