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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ésta es la isla española donde se hace una de las vendimias más duras del mundo

Vendimia en El Cercado, La Gomera. Foto: C.J. Palacios

Se habla cada vez más de viticultura heroica, aquella de geografías imposibles donde el trabajo de la viña se convierte en una actividad de alto riesgo; donde cada racimo de uvas cosechado supone todo un triunfo a la constancia, tenacidad y sacrificio de las personas que se empeñan en mantener este osado tipo de cultivo.

Pero pocos se acuerdan de la isla española donde plantar viñedos, cuidarlos y vendimiarlos se convierte en un auténtico disparate o, más exactamente, una maravillosa locura. Hablamos de La Gomera, la isla española donde en estos momentos se hace una de las vendimias más duras (y peligrosas) del mundo. Lo digo por experiencia.

Acabo de participar en una larga y agotadora mañana como vendimiador amateur en la localidad de El Cercado, en la finca La Montaña de Bodegas Fausto. Y he vuelto a casa reventado, con los riñones desechos de tanto agacharme, las manos doloridas y las pantorrillas despellejadas.

Dirás que todas las vendimias no mecanizadas son duras, pero echa un vistazo al vídeo que he grabado allí [y subido a mi canal de YouTube] para que descubras su enormidad.

A continuación te lo explico también con detalle, a modo de crónica.

Una vendimia realmente dura

Cuando mi amigo Jacinto Leralta me propuso dedicar una mañana a vendimiar en las fincas de la familia de Fausto Niebla me pareció el mejor plan del mundo. Y es verdad, la experiencia ha sido sensacional. Pero una vez más debo dar la razón a mi santa madre, que siempre me ha dicho eso de “hijo, tú no eres de oficio”.

Qué razón tiene. He vuelto reventado. Y con los riñones hechos almogrote, que es una pasta típica de queso gomero. Como dicen por allí, chiquito trabajo el de vendimiar.

¿Qué tiene de especial la vendimia gomera?

Pues que todo está cuesta arriba. O cuesta abajo, según por donde tengas que sacar las uvas. Ni te imaginas la verticalidad de esos estrechos bancales gomeros colgados de profundos barrancos que miran al mar. Como te descuides te despeñas. Y los accidentes son frecuentes, no pienses que exagero. Yo no caí rodando un par de veces de puro milagro. Y vi varios resbalones que por fortuna se quedaron en simples sustos.

Vendimiadores en La Gomera. Foto: C.J. Palacios

¿Por qué es tan dura?

La llaman viticultura heroica, pero en realidad tendrían que llamarla viticultura de super héroes. Aquí me gustaría ver yo a Superman o a la Wonder Woman con unas tijeras de podar sacando uva, ya verías que pronto se quedaban sin poderes.

Los gomeros y gomeras les ganan a todos esos personajes por goleada. Son auténticas máquinas de vendimiar a mano y de sacar las cajas a lomo, pues la orografía insular impide la mecanización de las fincas.

Para hacerlo todo más complicado, la vid se cultiva tradicionalmente de forma rastrera. Cuánto eché yo de menos las cepas en vaso de la Ribera burgalesa y no te digo ya las tan cómodas en espaldera. Para vendimiar aquí hay que estar todo el rato agachado, buscando por el suelo los racimos que se esconden bajo las hojas de los sarmientos, casi casi como si buscaras setas. Durante muchas horas y bajo un sol de justicia.

Antes se sacaba la uva con burritas, pero ahora se usan pequeños camiones de oruga que parecen tanques en miniatura y que llaman carruchas. Otros cuentan con la ayuda de grúas y tirolinas. Menudo curro.

¿Se vendimia al mismo tiempo en toda La Gomera?

En cada zona se hace en un momento diferente, según va madurando la uva. La Gomera es una pura montaña casi vertical, y aunque hay viñedos por toda la isla, la vendimia se hace por riguroso orden de maduración.

Primero se empieza a finales de julio recogiendo la uva de costa, la que está a menos de 350 metros de altitud. Aquí hace siempre más calor y predomina la uva blanca con respecto a la tinta.

Posteriormente, se recoge la uva de medianías. Y al final, a últimos de septiembre y primeros de octubre, le toca el turno a los viñedos de mayor altitud, por encima de los 1.000 metros, como los de Chipude, El Cercado o Igualero.

Racimo de uva de la variedad Forastera Gomera

¿Hay alguna variedad de uva autóctona?

Los viñedos llegaron con los primeros conquistadores, por lo que después de tantos siglos de selección y aislamiento han surgido diversas variedades de uvas autóctonas. Pero la reina indiscutible es la ‘Forastera blanca‘ o ‘Forastera Gomera‘. Es la vieja perla de La Gomera, pues está presente en exclusiva en esta isla desde hace más 500 años (frente a los 150 años de las cepas europeas). Y en todo este tiempo ha tenido una lenta pero constante evolución que explica su singularidad genética. Y claro está, el sabor tan especial que da a los vinos blancos.

No me negarás que es curioso, la uva autóctona de La Gomera se llama forastera. Muy probablemente debe ese nombre a un origen portugués, pues los habitantes de Madeira fueron los primeros colonos europeos que se instalaron en la isla en el siglo XV.

Las variedades típicas de uva tinta son sobre todo ‘Listán negro’, ‘Tintilla’, Castellana y la ‘Negro Molle’ o Negramoll, también de origen portugués.

¿Hay muchos viñedos en La Gomera?

Por desgracia, cada vez menos. La superficie cultivada asciende a 125 hectáreas, aunque llegaron a ser 800 hectáreas, que para las dimensiones gomeras y la escasez de suelo fértil era una barbaridad. Tan solo 20 bodegas están amparadas por el Consejo Regulador de Vinos de La Gomera. Son muy pequeñas, pues entre todas apenas cosechan 50.000 kilos de uva frente a los 400 millones de kilos de La Rioja.

Es una pena que cada vez haya menos viñedos, pues estamos perdiendo un paisaje y una cultura extraordinaria. Y además, perdemos el mejor sistema antiincendios que existe. Como dice mi buen amigo Jacinto Leralta, guía del parque nacional de Garajonay, los viñedos son el mejor cortafuegos contra los incendios forestales.

Pero a ver quién es el valiente que cuida viñas allí, perdiendo dinero para hacer un vino que luego dicen que es caro. Ahora que sé lo duro que es vendimiar te lo puedo asegurar, el vino gomero no se vende, se regala.

Asombroso mirador de El Palmarejo.

¿Cómo es ese paisaje de viñedos gomeros?

Los barrancos gomeros son de los más profundos del mundo. En pocos kilómetros caen en picado desde los 1.500 metros de las cumbres de Garajonay hasta el mar. Allí no hay nada llano. Así que las laderas se han tenido que aterrazar, levantando altos muros de piedra que recogen estrechas hileras de tierra de labranza.

Ha sido un trabajo inmenso, cuyo mantenimiento las familias han heredado de padres a hijos como seguro de vida para poder sobrevivir en estas montañas. Por desgracia, el nuevo milenio está provocando el abandono de la gran mayoría, pues lo único que garantizan ahora es un brutal trabajo a cambio de magros beneficios económicos.

Un lugar alucinante para disfrutar de este paisaje de bancales heroicos es el Mirador del Palmarejo, diseñado por el artista canario César Manrique. Desde aquí se ve todo Valle de Gran Rey perfectamente rayado por los bancales. Como diría Jesulín, en dos palabras: Es Im-Presionante.

Silbador gomero. Foto: Gobierno de Canarias

¿A qué suena la vendimia de La Gomera?

Suena a risas. Aquí la vendimia es una actividad casi festiva que convoca a familias, amigos y vecinos más cercanos. Se prepara con antelación, y aunque es un trabajo muy duro, se vive con ilusión y alegría.

Niños y niñas corretean por los bancales, hacen los recados y poco a poco van aprendiendo el oficio. También aprenden a silbar. Porque el silbo gomero es un lenguaje silbado declarado por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Permite intercambiar mensajes a una distancia de hasta cinco kilómetros. Como en esos barrancos tan profundos no hay cobertura de teléfono, sigue siendo un sistema infalible para comunicarse durante la vendimia.

¿Cuál sería el tacto de esa vendimia gomera?

¿El de las manos despellejadas que se me quedaron después de más de 5 horas sacando uvas? Bueno, tampoco exageremos. Para mí el tacto es el de esos racimos recién cortados, de uvas apretadas que apenas te caben en la mano. Es el merecido premio después de un año de duro trabajo.

Por cierto, Fausto Niebla el bodeguero me confirmó que este año la cosecha no ha sido buena, pero al menos no ha sido tan mala como la del año pasado.

¿A qué huele la vendimia gomera?

Huele a bodega. Después de una dura jornada de trabajo te recibe el frescor del lagar y ese olor dulzón de la fruta recién pisada.

Notas los aromas a fermentación de los tanques donde las uvas hacen la maceración carbónica típica de Canarias, sin despalillar y en una atmósfera pobre en oxígeno. Es el secreto de esos vinos muy afrutados y frescos que son la alegría de las mesas gomeras.

El sabor de La Gomera

Yo me pasé la mañana comiendo uvas según iba cortando los racimos y no he probado nada tan rico en mi vida. Pero el gran sabor llegó cuando acabamos de vendimiar y nos fuimos a comer a la bodega.

Qué fiestón gastronómico. Las parrillas se pusieron a toda potencia de brasa para asar una carne adobada cuyo olor levantaba a un muerto. Y qué ricas esas papas arrugadas cultivadas allí mismo con unos mojos picantes caseros. Y ese potente almogrote hecho con queso de cabra, ajo, pimentón y pimienta picona.

Por supuesto, todo bien regado con vino de la casa. Ese que hay que beberse rápido para dejar sitio al del nuevo año.

Allí te bebes la cultura de La Gomera a grandes sorbos. Y te vuelves silbando feliz a casa.

Te dejo a continuación el podcast en Radio5 de esta cata de paisaje, para que lo escuches con calma.

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