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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Placeres perdidos: ¿Y si volvemos a beber en bota de vino?

Ya lo decía el sabio: Quien bebe mucho de mi bota no se verá en otra.

Se decía antes que «gota a gota se llena la bota«, pero lo cierto es que este tradicional pellejo cada vez se usa menos. Y mira que gusta salir de paseo por el campo, y en lugar de sacar una botella de plástico levantas la vieja bota al cielo y aprietas con delicadeza para exprimir unas gotas de naturaleza embriagadora. Por desgracia son pocos los amigos del viejo artilugio que cuando salen de excursión prefieren agarrarse a una bota de vino antes que a un bastón de caminar.

Aunque ahora que tanto de lo viejo se ha puesto de moda y transformado en moderno, quizás es el momento para reivindicar el regreso de la bota de vino a los picnics y meriendas camperas. Sirva este artículo para promover su uso (comedido), conocer su historia, trucos de utilización y conservación.

Un producto cien por cien artesano, local, natural, ecológico, reutilizable, saludable y hasta compostable. ¿Hay quién dé más?

Ventajas de la bota de vino

La bota de vino se hace con un trozo de piel curtida y bien cosida, normalmente de cabra. Tradicionalmente se impermeabiliza su interior con pez, un tipo de brea vegetal obtenida de calentar en hornos la madera resinosa de viejos pinos. Era el mismo producto natural con el que durante siglos se impermeabilizó el casco de los barcos. Ahora también se hacen botas impermeabilizadas con látex, pero éstas están más pensadas para conservar bebidas destiladas o dulces y no vino.

La bota de vino, frente a otros envases, es resistente a golpes, pesa poco, es flexible, conserva el vino sin darle malos aromas. También es higiénica pues se lava fácilmente y se usa sin vasos ni copas, sin necesidad de entrar en contacto con la boca de quien bebe de ella.

Su mecanismo no puede ser más simple: tapón y chorro. Pero lo más interesante es su atractivo, pues si de algo puedes estar convencido es de que nunca pasará de moda ni nadie tratará de mejorar un diseño que ha demostrado su buen hacer durante siglos.

Otra gran ventaja de la bota de vino es que, como reza el refrán, «bebiendo con bota, aunque bebas mucho no se nota«. Haz la prueba. Un vaso de vino bebido a la lenta velocidad del chorro con el que sale dura una eternidad.

Pero lo más importante de la bota es que siempre se comparte. Y ya sabes, lo compartido, bien sabe.

¿Cómo conservar una bota de vino?

La primera regla de oro consiste en no hacer lo que siempre se hizo, dejarla colgada en la pared. Si lo haces, la pez va acumulándose en la base, se acaba pegando y luego ya no hay manera de poder rellenarla.

La mejor postura de conservación es en posición horizontal, vacía de vino y deshinchada. No hace falta poner coñac ni cosas parecidas, mejor que sepa a vino aunque sea viejo. El único mantenimiento que necesita es su lavado cada vez que se rellena.  No se lava antes de guardar pero sí cuando la vamos a volver a usar.

Para volver a llenarla se recomienda poner unos minutos antes la bota al sol, sobre un radiador o calentarla con un secador de pelo para que la pez natural de las paredes interiores se ablanden y se despeguen fácilmente. Enjuágala con un poco de agua para eliminar restos del vino viejo, hínchala un poco y rellénala luego con el nuevo néctar.

Botería Domingo, en Burgos. Toda una institución artesana. Foto: C.J. Palacios

Boteros desde 1870

Yo acabo de comprar la mía en una de las tiendas más antiguas y con más encanto de España, la Botería Domingo, alias «Los tres D.D.D.» localizada en el burgalés barrio de San Cosme. Allí los hermanos Rocío y Jorge Domingo son la cuarta generación de boteros que mantienen una actividad iniciada por su bisabuelo en 1870 y que ahora está en claro peligro de extinción.

Me uno así al minoritario grupo de románticos del viejo artilugio. Como los personajes más populares de Miguel de Cervantes en Don Quijote de la Mancha, uno de los cuales confiesa a una bota que

«te quiero tanto que te prodigo mil besos y mil abrazos, te elevo a las nubes con miedo que recojas el agua».

Y diciendo esto, puso una de esas botas en las manos a Sancho Panza, el cual,

«empinándola, puesta a la boca, estuvo mirando las estrellas un cuarto de hora».

No es mal plan.

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2 comentarios

  1. Dice ser emigrante

    Sin duda la bota es uno de los recipientes más ecológicos que hay pero no es apta para veganos porque está hecha con la piel de un animal.

    https://www.youtube.com/watch?v=xGMXtPS77oc

    05 septiembre 2022 | 10:43

  2. Dice ser LaBoteria

    Muchas gracias por vuestro reportaje desde Los tres D.D.D
    Os invitamos a que veáis cómo fabricamos las botas de vino de modo artesanal:
    https://www.youtube.com/watch?v=zcRYPGMNBc8

    07 septiembre 2022 | 09:22

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