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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El volcán de La Palma llega a la Playa de los Guirres ¿Qué es un guirre?

Colada de lava cayendo junto a la Playa de los Guirres.

Al final el volcán de La Palma llegó al mar. Y por si alguno tenía dudas, el contacto de la lava con el agua no puso fin a la erupción. Un volcán se alimenta de su inmensa cámara magmática a kilómetros de profundidad y le trae sin cuidado salir por tierra firme o en medio del océano.

En el caso de la erupción palmera hemos sido testigos del momento en el que el río de lava caía (y sigue cayendo) como una terrorífica cascada de fuego por un acantilado de casi 100 metros de altura. Se ha precipitado al lado de la que hasta ahora era una de las playas más hermosas, salvajes y desconocidas de la Isla Bonita, la Playa de los Guirres. Arenas negras y callaos sonoros bajo riscos negros de lavas antiguas, fácil acceso, mirador hermoso para ver puestas de sol únicas e incluso chiringuito cervecero.

Todo se ha ido a la mierda. O mejor dicho, se ha renovado geológicamente. Pero el peninsular curioso se habrá quedado algo extrañado ¿Qué es eso de los guirres?

Guirre adulto volando en Fuerteventura

El buitre sabio de los canarios

Guirre es una palabra de origen aborigen que describe al alimoche canario (Neophron percnopterus majorensis), el único buitre de Canarias y su ave de mayor envergadura. En el pasado, el guirre fue un ave muy fácil de ver en toda Canarias, hasta el punto de considerarse la rapaz diurna más abundante del Archipiélago. Pero la llegada del siglo XX provocó su declive.

Su población más numerosa era la de Gran Canaria y, en menor medida, la de Tenerife, mientras que en Fuerteventura y Lanzarote se le consideraba frecuente, aunque sin alcanzar tan altas densidades. En La Gomera se citaba como escaso, en El Hierro quizá pudo estar presente en el pasado y las referencias de que habitara en La Palma están sobre todo en la toponimia de lugares como la ahora famosa Playa de los Guirres, pues debió desaparecer muy pronto.

La extinción del ave inmortal 

A partir de los años 50 del siglo XX el guirre entró en un profundo declive. Fueron muchas las razones de este descalabro poblacional: acelerada industrialización, amplio desarrollo turístico y modificación del hábitat, reducción de la cabaña ganadera, empleo de pesticidas (principalmente y de una manera masiva en la lucha contra las plagas de langosta, Schistocerca gregaria), electrificación rural con tendidos de diseño peligroso para las aves, utilización de venenos y un largo etcétera.

En la actualidad, el otrora abundante guirre ha quedado confinado a las isla de Fuerteventura, Lanzarote y Alegranza. Por suerte la situación se ha logrado estabilizar y la población empieza a crecer. En los últimos 20 años, el número de guirres casi se ha triplicado y se acerca a los 400 ejemplares. Muy superior a los 150 que quedaban cuando me encargué de hacer su primer censo allá por 1998. Junto con la Estación Biológica de Doñana, logramos mejorar su conocimiento, descubrimos que era una subespecie endémica y pusimos en marcha un proyecto LIFE que ha logrado revertir la situación.

Un pájaro de leyenda 

Cuenta una antiquísima leyenda canaria de probable origen prehispánico que el guirre nunca muere. O, por lo menos, no lo hace como el resto de las aves. Porque cuando presiente cercana su muerte emprende el vuelo hacia el cielo. Vuela alto, muy alto, en dirección al sol, hasta terminar desvaneciéndose en el aire. “Por eso nunca se ha visto un guirre muerto”, sentencian los más viejos pastores de Fuerteventura que tantas veces me han contado esta asombrosa historia.

Probablemente, este pequeño buitre blanquinegro fue tenido como un ave sagrada por los majos, los primeros pobladores de las Canarias orientales. Así lo confirmaría este relato conservado durante siglos de padres a hijos gracias a la tradición oral, directamente emparentado con el mito del Ave Fénix. Un privilegio definitivamente perdido. Porque en la actualidad la especie “se desvanece” del archipiélago o, como diríamos ahora, se extingue. Aunque está empezando a renacer de sus cenizas, como el Fénix.

¿De dónde viene la palabra guirre?

La etimología de guirre no está muy clara pero es sin duda de raíz indígena. Algunos estudiosos apuestan por los paralelos bereberes igider-igadaren ‘águila, buitre’, estableciendo finalmente la forma guirh(e) como la voz indígena original.

Otros la relacionan con la palabra bereber o amazig «gerrem«: “Comer a mordiscos un alimento, dar mordiscos de forma desgarradora, hacer ruido los huesos cuando se rompen unos contra otros, acción de crujir los huesos”.

Lo cierto es que ya en las crónicas de la conquista francesa de Canarias en el siglo XV recogidas en Le Canarien, se habla de unos pájaros “que son grandes como gansos y van siempre en medio de la gente y no dejan ninguna suciedad”. Sin duda hace referencia a los guirres, que por entonces, como antiguamente también pasaba en la Península y todavía se ve en Cabo Verde, eran confiados pájaros que se movían sin miedo por entre las casas limpiando de inmundicias las calles.

Ofrendas a los dioses

Guirres hubo también en La Palma, de eso no hay duda. El franciscano que se ocultó bajo el seudónimo de Abreu Galindo, en su Historia de las islas Canarias escrita hacia 1590 recrea una costumbre de los nativos palmeros en que ofrecían al roque Idafe las asaduras de los animales que mataban para comer, de forma que ese roque, que tenían por sagrado, no cayese y los matase: Asaduras que finalmente se comían lo que el religioso andaluz llama quebrantahuesos (así se llama todavía hoy en muchos sitios de Andalucía y Castilla al alimoche) y que en La Palma, como en toda Canarias, los locales denominan guirre:

Y así, muerto el animal y sacada la asadura, se iban con ella dos personas; y llegados junto al roque, decían cantando, el que llevaba la asadura: –Y iguida y iguan Idafe, que quiere decir: «Dice que caerá Idafe». Y respondía el otro cantando: –Que guerte yguan taro; que quiere decir: «Dale lo que traes, y no caerá». Dicho esto, la arrojaba, y daba con la asadura, y se iban, la cual quedaba por pasto para los cuervos y quebrantahuesos, que en esta isla llaman guirres (1977: 270).

Flaco como un guirre

La voz guirre se utiliza también en Canarias como apodo o mote de muchas personas a las que se supone un aspecto enfermizo, delgado o descuidado: «Está flaco como un guirre» o «Está seco como un guirre». Y «estar enguirrado» es estar encogido, triste, generalmente por frío o enfermedad.

En el apasionante mundo de la tradición oral se cuenta la terrible historia del hombre huraño y solitario que vivía en la montaña y no iba a misa, pero pidió la extremaunción al sentir que se moría. Al ser avisado, el cura lo despreció con la frase: «Quien vive como guirre, que muera como guirre». Así me lo contaron en Los Silos, al norte de Tenerife.

Finalmente, el profesor Maximiano Trapero ha registrado en Canarias más de un centenar de topónimos con la palabra guirre, como la ya famosa Playa de los Guirres de La Palma, o guirreras (nidos y posaderos de guirres blanqueados por sus excrementos). Son barrancos, cañadas, caletas, cuevas, lomos, altos y hasta un pino famoso, el Pino del Guirre en Tenerife, todos ellos destacables por su relación con el mítico buitre canario.

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