La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

La muerte destruye nuestras últimas bibliotecas vivas del saber

Hoy enterramos en Casillas del Ángel a Catalinita. Catalina Méndez tenía 81 años. Era mi vecina y una experta artesana del telar y la palma, pero era mucho más. Era la memoria viva de Fuerteventura, ese en palabras de Unamuno «esqueleto de isla» donde la supervivencia de su población fue siempre una lucha titánica contra el desierto. El año pasado enterrábamos a su inseparable marido, Ezequiel Morales. El horno de pan, el telar de la casa terrera con techo de torta, el corralito de las cabras y los secos pajeros lloran inútiles una soledad que ya barruntan será definitiva. Los viejos sonidos se extinguen con ellos y con esos pueblos del silencio.

Aseguraba el etnólogo maliense Amadou Hampaté Ba que cuando un anciano muere en África es como si una biblioteca ardiera, pues con su desaparición se extingue la infinita sabiduría transmitida oralmente por sus antepasados. En España la tragedia es aún mayor. Nuestra cultura más íntima, nuestra tradición oral, está en trance de extinguirse. Después de transmitirse y enriquecerse a lo largo de milenios de padres a hijos y de abuelos a nietos, la cadena se ha roto. Ya no escuchamos a los mayores, a los sabios de la Tierra. Sus enseñanzas, enraizadas en el experto manejo del territorio, se consideran inútiles en estos tiempo de alta tecnología global. Craso error.

Siento como propia la muerte de Ezequiel y Catalinita. La entrañable pareja se va sin dejarnos herederos de su sabiduría. Pasé muchas horas hablando con ellos, recopilando historias, leyendas, técnicas, costumbres. Hoy siento no haber invertido más tiempo, pero ya es tarde. Como lo he sentido aún más profundamente con la reciente muerte de Emilia, esa querida abuela a la que tanto quise y que tanto me enseñó.

Nos quedamos sin bibliotecas. Ojalá no nos veamos en la obligación dentro de unos años de volver al mundo rural, a la supervivencia, al autarquismo más descarnado. Porque cómo eso ocurra ¿a quién vamos a preguntar dónde están las fuentes, cómo se maneja el ganado y los cultivos, qué plantas son medicinales, cómo se hace el pan o se levanta una casa con piedras y barro?

Como homenaje a Ezequiel y Catalinita os dejo a continuación un documental donde la inseparable pareja nos explica paso a paso cómo se hacía el pan en Fuerteventura. Una tierra tan pobre que, como ellos me señalaban, las familias sólo cocían pan una vez al año, el día de la fiesta del pueblo. El resto del tiempo gofio amasado.

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14 comentarios

  1. Dice ser aaaa

    30 mayo 2012 | 21:23

  2. Dice ser eclap

    Hay muchas personas que han dedicado su vida a trabajar de forma artesanal, son verdaderos artistas. Cada dia que perdemos uno sin que hay una persona que pueda sustituirle, perdemos una biblioteca viva del saber.

    30 mayo 2012 | 21:38

  3. Dice ser ANTONIO LARROSA

    Una vez en Barcelona los panaderos hicieron huelga y me puse a hacer pan poniendo un poco de levadura harina, sal y agua en la masa que luego introduje en el horno de mi cocina y salieron unas tortas más duras que el cemento. Son cosas que parecen muy fáciles pero que tienen su maestria. Muy interesante el tema.

    Clica sobre mi nombre

    30 mayo 2012 | 21:44

  4. Dice ser Lola

    Buen tema, aunque triste por la muerte de Catalinita, en el día de nuestra comunidad. Es una pena que se estén perdiendo tantas tradiciones artesanas.

    30 mayo 2012 | 21:49

  5. Dice ser Antonio

    El día 11 de este mes se nos murió la señora más longeva de Galicia, «Doña Emilia», como era conocida entre parientes y vecinos. Fue justo un mes antes de cumplir los 108 años y después de una vida digna de una película: emigración a América, Guerra Civil, estraperlo, etc,; recuerdos e historias que se han ido con ella.
    Por suerte, desde Regala tu Vida hemos conocido su caso y después de ponernos en contacto con la familia hemos decidido crear un libro que recoja y guarde tanta memoria.
    El próximo día 11 de julio la presentaremos en A Merca, Orense, de donde era natural.
    Solamente para que quede constancia a las generaciones venideras de que existió alguien que durante 107 años fue testigo y testimonio de dos siglos.

    30 mayo 2012 | 23:26

  6. Dice ser mrs

    un articulo doblemente acertado, uno por lo que dices dos por como lo dices, ese barruntar es un verbo que ni veo ni escucho desde que murio mi abuela, hace ya mas de tres decadas.

    31 mayo 2012 | 00:29

  7. Dice ser Chelo Saldamando

    Desde niña me ha gustado hablar con los abuelos (dicho el término con todo el cariño), porque siempre se aprende mucho de ellos simplemente escuchándoles, y como bien dices en tu artículo, se nos están muriendo mientras nosotros andamos siempre corriendo detrás de las últimas tecnologías. Y eso es un error, un tremendo error, porque aunque no tengamos que aprender a hacer pan, con ellos se nos va la historia de un pasado que todos tenemos en común, y que hace que ahora estemos aquí. Somos tan inconscientes que no nos damos cuenta que un día seremos nosotros los viejos, los que se mueren… y nadie nos escuchará… porque ya no serviremos para nada…

    31 mayo 2012 | 02:07

  8. Dice ser Lara

    Los ancianos, gran fuente de sabiduría y – a veces – tan poco valorada.Son muchas las veces que me pregunto por qué valoramos tan poco a la gente de edad y no les damos el lugar que se merecen.Es una maravilla observar como Catalina elabora el pan.

    Descansa en paz, Catalina Méndez.

    31 mayo 2012 | 02:31

  9. Dice ser Adrian

    Que Fuerteventura es la más pobre, tan pobre como el desierto, es la pura verdad, no hay nada, ni vegetacion ni animales…Y en epoca de hambruna se pasaba canutas y muy canutas

    31 mayo 2012 | 07:02

  10. Dice ser Yesus

    Muy interesante el artículo, completamente de acuerdo…
    Cuando un anciano muere, parte de nuestra cultura se va para siempre.
    Por desgracia, no todo se transmite y se va con ellos.

    Un saludo!

    31 mayo 2012 | 09:30

  11. Dice ser Samuel

    Me alegra que España entera conozca algo de la historia de Catalinita, aunque también me hubiese gustado que fuera antes… Esta es otra de las cosas de la vida, estamos y como si no estuviésemos, nos vamos y se nos recuerda. Muy bonitas palabras César!! Fuerteventura llora hoy la muerte de Catalinita, porque como dices, hoy con ella se va parte de la historia de nuestra isla. Ella y Ezequiel eran el reflejo de nuestras tradiciones, costumbres y cultura. Siempre disponibles para la prensa, para los vecinos, para los desconocidos, la puerta del hogar de este matrimonio siempre estaba abierta. Esta mañana cuando vine a trabajar estaba cerrada. Ya no están… Hasta siempre Catalinita!!

    31 mayo 2012 | 12:24

  12. Dice ser directorio web

    Muy interesante el articulo, me ha encantado.

    31 mayo 2012 | 19:33

  13. Dice ser Jesús Manuel Díaz Lopez

    Acabo de leer el artículo. ¡Que lástima! la verdad. Recuerdo ver un programa de TVE concretamente «Cuadernos de paso» el título creo «Los majoreros» un programa excelente la verdad de esos que me gusta ver tranquilamente solo. Salia esta mujer hablando de la tierra y aunque explicaba las dificultades reflejaba la alegría del lugar.
    REcuerdo cuando explicaba que había viajado 2 ó 3 veces a la península en avión a visitar a sus hijas por lo demás no había salido nunca de su pueblo y el recuerdo de su madre.
    Tengo 42 años y si llego a mayor quiero vivir así.

    Descanse en paz.

    Saludos

    07 junio 2012 | 11:07

  14. Dice ser Juanma Blazquez

    Con sorpresa y pena me entero por tu texto de las muertes de Catalina y de Ezequiel, a quienes tuve el gusto y el honor de gravar para el documental «Cuaderno de los Majoreros» de mi serie «Cuadernos de Paso». Guardo un recuerdo entrañable de ambos y lamento enormemente su pérdida. Lo cual incide en la cita que muy acertádamente incluyes, de que «cuando un anciano muere es como si una biblioteca ardiera». Frase que siempre me impulsó a buscar para la serie a estas bibliotecas vivas, a sabiendas de que un día, desgraciadamente, habían de desaparecer.
    Te estoy agradecido por haberlo sabido, aunque tarde, a través de tu blog. Mis condolencias a su familia y un cariñoso recuerdo para ambos.
    Juan Manuel Blázquez
    Director Cuadernos de Paso

    26 junio 2012 | 17:58

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