La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Triste Navidad en los pueblos del silencio

Nada. Ni nadie. Tan sólo barro, ruina y abandono. Las Navidades más tristes del mundo se celebran un año más en los miles de pueblos deshabitados españoles. Son «los pueblos del silencio», como acertadamente los denominó mi amigo el etnógrafo Elías Rubio.

Según el INE existen 2.648 núcleos urbanos despoblados en España, pero es mentira. En realidad son muchos más, pues no existe una estadística fidedigna con la relación completa de todos los pueblos, aldeas y barrios sin población estable.

La mayoría quedaron sumidos en el olvido en los años 70 del pasado siglo, cuando el éxodo masivo del campo a la ciudad iniciado una década antes acabó con miles de años de una cultura rural milenaria. Otros han sobrevivido de milagro, pero son ya tan sólo pueblos a tiempo parcial, cuando llega el verano y las viejas calles recuperan la vida durante unos pocos meses. La gente mayor, sus últimos habitantes, también han sucumbido al fuerte atractivo urbano. Llega el invierno y se van a pasarlo con sus hijos o, los más, a impersonales residencias de ancianos, anhelando con ansia la llegada de ese buen tiempo que les llevará de nuevo a su querido pueblo, donde tienen sus raíces y donde, sin dudarlo, quieren ser enterrados cuando fallezcan.

Les voy a contar un historia muy íntima, la de mi abuela Emilia. Natural de Huidobro, un pequeño pueblo de la comarca de Sedano, en Burgos, fue viendo cómo poco a poco todos sus vecinos se iban a Bilbao atraídos por la oferta de una vida mejor, infinitamente menos dura que la que allí tenían. Al final sólo quedaron ella y su marido. Un frío día de invierno como el de hoy se les murió la yegua en la cuadra. Afuera estaba todo nevado y no había manera de poder sacar el cuerpo del animal al campo para que los buitres y los lobos dieran buena cuenta de él. Debieron esperar varios días a que el camino a Sedano fuera más practicable para bajar a pedir ayuda, regresar con otro caballo y retirar el cadáver.

Para Emilia fue una señal. Si ella se ponía enferma, si alguno de los dos enfermaba o moría, ¿quién podría ir salir a pedir ayuda? Nadie. Estaban solos y desamparados. Así que con todo el dolor de su corazón tomaron una decisión. Un día de primavera cerraron por última vez la casa y se fueron a Bilbao dejando atrás toda una vida. En la gran ciudad pasó 40 años haciendo lo único que sabía hacer, trabajar, pero el pueblo siguió con ella, bien pegado a su alma.

Hoy Emilia tiene 87 años, está viuda y vive con su hija. Siempre que la veo le pregunto lo mismo y siempre su respuesta es idéntica:

−¿Con qué ha soñado hoy abuela?

− Con el pueblo, como siempre, como todos los días. Siempre sueño con mi pueblo. Que salimos al campo a excavar las patatas, damos de comer a los animales, bailamos en la fiesta o estamos trillando en la era.

− ¿Y de Bilbao no se acuerda nunca?

− Nunca, allí no teníamos nada, no era nuestro pueblo.


Ver mapa más grande

En esta imagen de Google Maps puedes ver el terrible mapa de la desolación rural, del que no se salva ninguna comunidad autónoma.

9 comentarios

  1. La realidad de los núcleos de población deshabitados es muy compleja, y no sólo existe en el campo español. Ahora, en otros lugares del mundo, dentro de los mismos países, se está produciendo una gran emigración de zonas rurales a las grandes ciudades. Por ejemplo en China. Llegará un día en que también aquí se vivirá una situación similar a la de España. La industria o trabajar en el sector servicios siempre ha sido más atractivo y mejor pagado que el campo, salvo contadas excepciones.En el País Valenciano, donde yo vivo, también se vivió esta situación, y hay centenares de sitios que son testimonio del abandono. Quedaron unos pocos habitantes y finalmente marcharon, ahora vuelven en verano o los fines de semana. El blog «www.elspoblesvalenciansabandonats.blogspot.com» habla de esta situación con ejemplos concretos. Voy a colgar una referencia a esta noticia.

    30 noviembre -0001 | 00:00

  2. Dice ser kamawookie

    Una auténtica lástima, sí. ¿Y a Papá Estado o a Mamá Comunidad Autónoma, no se le ha ocurrido repoblarlos ofreciendo casas más baratas y trabajos estables a todo ese inmensa mayoría que vivimos en las ciudades sin posibilidad de independizarnos gracias a nuestro mileurismo si es que llegamos a tal?

    02 enero 2009 | 01:08

  3. Dice ser Fino

    Deja que el tumor nos concentremos en los grandes núcleos urbanos y que la naturaleza recupere su paz y armonía en esos enclaves.

    02 enero 2009 | 07:56

  4. Dice ser alehop

    En el caso de la CV. Hay zonas del interior que la administración autonomica…asi como alguna diputacion cuyo presi es archiconocido y no para bien, precisamente que han depredado las propiedades privadas con sus zonas ZEPA, parques naturales y otras estafas sin previa consulta ni ningun tipo de información a los propietarios, sin ningun tipo de ayuda.Convirtiendo los titulos de propiedad en meros titulos honorificos, que no sirven para nada, a parte de que ya se han cuidado muy mucho de arruinarlo economicamente, culturalmente de tal forma que cualquier actividad economica o de cualquier otro tipo sea NULA. UN AUTENTICO DESASTRE. Y nadie les pone ni frenos ni limites.

    02 enero 2009 | 11:46

  5. Dice ser John Paul John

    La situación actual, es como bien dices, sin embargo, estoy convencido que esto cambiará en tan solo unos años, me pongo como ejemplo, próximamente voy a dejar mi trabajo en una oficina técnica en Madrid, dedicada a la I+D, para trabajar en un pueblo de Guadalajara, junto a la sierra negra, cerca del limite con Soria y lo suficientemente lejos de cualquier núcleo urbano. Voy a cobrar menos, pero mi poder adquisitivo va a aumentar (vivienda), voy a cambiar el trabajo delante de un ordenador, por el trabajo físico, con lo cual, me ahorro el gimnasio (y las incoherencias de mi jefe), mi jornada, con viajes incluidos pasa de 12 a 9 horas. Bendito tiempo que podré aprovechar para hacer deporte en el campo, donde siempre quise estar y donde estaré.

    02 enero 2009 | 13:23

  6. Efectivamente, uno de los fenómenos que hoy se está produciendo es que mucha gente «urbanita» se va a estos lugares. Una casa más grande, otro ritmo de vida, cambio de ambiente, menor estrés… son muchas y muy variadas las causas. Y sobre todo, saber que hoy sí que estás bien comunicado, y en una hora de camino, o la mayoría de veces mucho menos, puedes ir a un núcleo grande.¿La contraprestación? Dependencia todavía mayor del vehículo privado, presión sobre el medio ambiente, necesidad de «adecuar» a la forma de vida urbanita el mundo rural… y otras muchas.

    02 enero 2009 | 14:45

  7. Dice ser Eva

    En mi tierra ( Aragón) también sufrimos este «fenómeno»…La historia de tu abuela Emilia me ha recordado una canción preciosa de Labordeta ( que me encanta), en la que un hermano escribe a otro para decirle que acaban de enterrar a su abuela en el pueblo del Alto Somontano… Muy triste pero muy bonita. Las canciones de Labordeta saben a Aragón seco, a cierzo , a frío, a pueblo…Yo, que vivo lejos de mi tierra, también quiero acaban en el cementerio de mi pueblo…. Será que uno lleva la tierra en el alma….Entiendo a tu abuela.

    03 enero 2009 | 18:35

  8. Dice ser Beatriz

    yo estaria interesada en irme a vivir a cambio de casa y trabajo para mi y mi novio muchas gracias

    16 enero 2010 | 19:40

  9. Dice ser carlos

    Yo soy de los que se ha trasladado de ciudad a pueblo y puedo decir que no me vuleven a ver el pelo en la metropolis

    15 febrero 2010 | 09:03

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