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Mirar el teléfono móvil también es contagioso

Los teléfonos ya no solo sirven para llamar. Constantemente nuestra conducta diaria se orienta al móvil para tomar fotos con éste, consultar búsquedas, aplicaciones de chat como whatsapp o nuestras redes sociales. Y al igual que un bostezo, prestar atención al móvil también produce cierto mimetismo cuando estamos en grupo.

Licencia CCO

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Es curioso que a la vez que el móvil sirve para conectarnos con el mundo, también es capaz de aislarnos socialmente de manera presencial, interrumpe conversaciones o actividades reales, dándole quizás una prioridad que no se merece.

Desde hace más de una década, los estudios han demostrado que, al usar teléfonos inteligentes, es menos probable que las personas ayuden a los demás y que participen de comportamientos sociales no verbales, como sonreír, que son cruciales para el intercambio comunicativo de cualquier interacción social.

Recientemente, además se ha demostrado que atender el teléfono produce mimetismo en los demás. Los humanos (y algunos animales) a menudo imitan espontáneamente los comportamientos del resto, sin ser conscientes de hacerlo (efecto camaleón).

Esta mímica involuntaria ya se ha registrado en otras acciones como bostezos, algunos gestos, piernas inquietas, acentos vocales, o incluso fumar cigarrillos.

Ahora, investigadores de la Universidad de Pisa, revelan que cuando una persona observa su teléfono móvil, alrededor de la mitad de las personas cercanas comenzarán a revisar sus teléfonos, en menos de 30 segundos.

Como curiosidad, no hay diferencias en la población: las tasas de respuesta fueron las mismas en todos los grupos, independientemente de la edad, el sexo o la relación con el desencadenante.

Todos somos susceptibles de infectarnos de la móvil-dependencia sin ni siquiera darnos cuenta!

 

Referencia:

Maglieri, V., Riccobono, MG, Giunchi, D. et al. Navegar de las interacciones sociales en vivo a las virtuales: mirar pero no manipular los teléfonos inteligentes provoca una respuesta de mímica espontánea en los observadores. J Ethol 39 , 287–296 (2021). 

 

El motivo por el que nos resulta extraña la felicitación de Navidad de los Reyes

Este año la felicitación navideña oficial emitida por Casa Real ha vuelto a incluir a sus cuatro miembros, el Rey Felipe posa junto a Letizia y sus dos hijas, aparentemente proyectando una imagen idílica de felicidad y buenos deseos para estas fiestas.


Fotografía oficial con la que los reyes de España y sus hijas felicitan la Navidad de 2021.
CASA REAL

Entonces, ¿por qué nos resulta extraña?

La fotografía no pasó desapercibida y se viralizó en redes sociales con comentarios como: «Me dan miedo», «No sé por qué pero qué horror», «Las caras de falsedad se ven a leguas».

Analizando la imagen podemos poner nombre a aquello que nos produce una sensación contrariada. Hay varios motivos realmente:

Como primer detalle, las posturas no son acertadas, las niñas ocupan el primer plano sentadas y sus padres aparecen tras ellas de pie sosteniéndolas, pero da la sensación de que ambos progenitores están abalanzándose sobre ellas porque, sobre todo, el Rey Felipe está muy inclinado hacia delante.

Al final, en lugar de proyectar que se mantienen en un segundo plano sin protagonismo, transmiten más dominancia, un marcaje corporal de territorio y este hecho se potencia además con las «sonrisas» de los Reyes.

Los cuatro sonríen con un gesto social, no es una alegría sentida en el momento, todos lo hacemos, sonreímos para la foto, y en las niñas queda muy bien, ambas aparecen con un rostro dulce y agradable.

Sin embargo, en el Rey quedó una expresión facial extraña, porque baja las cejas, frunce un poco el ceño, enseña los dientes pero no eleva las comisuras de la boca, por tanto, evoca más un gesto de enfado y agresividad, que una expresión supuestamente alegre.

En la Reina Letizia el problema está claro, el bótox. Tiene paralizado completamente el tercio superior del rostro, bloqueando cualquier acción muscular de los ojos y la frente, por lo que no transmite emoción alguna. Solo le vemos la sonrisa y este hecho tampoco es lo natural.

Nuestro cerebro detecta estas incongruencias y desconfía de esas expresiones.

Y ahora sí, Feliz Navidad a tod@s!! 🙂

 

Las primeras reacciones de Susana Díaz tras la sentencia de los ERE de Andalucía

Tras 48 horas después de la publicación de la sentencia condenatoria a los responsables del caso ‘ERE de Andalucía‘,  Susana Díaz concede una esperada entrevista al programa de ‘Al rojo vivo’ de la Sexta.

Susana Díaz en 'Al Rojo Vivo' tras la sentencia del caso ERE de Andalucía

Susana Díaz en ‘Al Rojo Vivo’ tras la sentencia del caso ERE de Andalucía

Verbalmente se limita a eludir toda responsabilidad, suya, por supuesto, pero también del partido, remarca una y otra vez que es pasado, que no hay ningún implicado en activo, pero también pide perdón porque «ocurrió algo bochornoso y lamentable».

En esta frase se observa la evasiva, «ocurrió» indica una acción azarosa e incontrolable, indeterminada sin responsable de la acción; la palabra «algo» se desmarca de describir el hecho central, evidentemente Díaz elude pronunciar palabras de impacto como pudieran ser: desfalco, corrupción, malversación, etc. Palabras genéricas como ‘algo’, ‘cosas’, ‘eso’, sirven para enmascarar aquello que no queremos oír ni asumir.

Respecto a la ‘lectura’ de su comportamiento no verbal, Susana nos lo pone fácil, es una persona muy expresiva y su lenguaje corporal filtra emociones que ella controla y maneja pero también otras espontáneas, prácticamente inconscientes para ella, como el gesto que observamos con sus manos, un gesto que prácticamente se vuelve postura porque se mantiene en el tiempo, y es el de agarrarse fuertemente las manos, vemos la presión y la tensión que se ejerce a sí misma.

Es un gesto automanipulador que proyecta el estrés y la ansiedad del momento, por mucho que intente sonreír y transmitir tranquilidad, su cuerpo tiene que descargar la tensión de alguna forma, lo hace a través de sus manos, en algún momento abandona este gesto para realizar otro con diferente forma pero similar significado.

Es muy curioso, se abraza a sí misma, cruza sus brazos de una forma muy peculiar, se autoconsuela, es otro gesto automanipulador pero que además de comunicar el nerviosismo y la incomodidad, intenta autoreconfortarse, porque el cerebro así lo cree conveniente, pone todos los medios a su alcance para ‘relajar’ la rigidez corporal.

En su rostro vemos perfectamente las emociones de culpa y vergüenza, aprieta los labios, mirada baja, en algunos momentos incluso perdida, encogiendo los hombros con una postura muy apocada, también vemos tristeza, con la triangulación de las cejas, asco en ciertos momentos, con la contracción del músculo nasolabial, expresando así su rechazo, e ira, frunce el ceño cuando habla de ‘lo ocurrido’.

De alguna manera, se siente responsable y sinceramente le parece deshonroso e inmoral aunque su ‘papel’ y lo que le toca ahora es tratar de minimizar la implicación directa del partido.

Sí, lo sé, me falta una emoción que aparece repetidamente. Los más expertos ya en análisis no verbal veréis desprecio, elevación unilateral de la boca, pero es cierto que forma parte de la línea base de su expresión habitual, ella normalmente habla con desprecio de casi todo y en muy diferentes contextos, es casi como un tic en la pronunciación de las palabras, forma parte de su repertorio de comunicación, de su personalidad, denota ciertos rasgos de superioridad moral e intelectual y tiene una actitud condescendiente con el resto.

¿Qué os parece!

 

Solo una sonrisa puede hacer que te precipites al vacío (literalmente)

Existe un estudio psicológico muy antiguo (EE.UU. 1957) sobre el poder de la sonrisa. Éste marcó todo un hito en la psicología experimental, ya que comenzó a demostrar cómo la comunicación no verbal, en este caso, entre una madre y su bebé puede ser más poderosa de lo que se creía hasta entonces.

Los científicos observaron que en circunstancias normales, los bebés de aproximadamente 1 año de vida gateaban hacia sus madres independientemente de la expresión facial que éstas tuvieran mientras tanto. Pero modificando estas condiciones de seguridad, la situación cambiaba por completo. Colocaron a los bebés en el extremo de un acantilado visual (una superficie segura pero transparente y en altura), en el otro extremo, se situaba la madre de cada bebé.

Las criaturas, por supuesto, tenían la sensación de que si avanzaban hacia sus madres se precipitarían al vacío. Si las madres se mantenían serias, con gestos de miedo o enfado, los bebés no traspasaban la plataforma, pero todo cambiaba cuando la madre le miraba sonriendo, los bebés superaron la desconfianza y cruzaban la superficie (que simulaba un abismo) hacia ella.

Aquí podéis observar parte de la secuencia:

 

 

A pesar de las sonrisas, Pedro Sánchez no está contento con las elecciones

El rey de las sonrisas del panorama político siempre ha sido Pedro Sánchez, sonrisas además bien ejecutadas, de esas sonrisas bonitas y creíbles. Pero como ya sabemos, las sonrisas nunca son aisladas y se interpretan en un contexto, que en el caso de anunciar las elecciones, no fue muy positivo.

El actual presidente del Gobierno intentó gestionar las emociones positivas para transmitir optimismo y confianza y no parecer alterado o enfadado. Pero es difícil. Finalmente cuando se relajó se filtraron emociones que no iban en consonancia con la auténtica expresión sincera de la alegría.

Lo que más destaca es la represión emocional, el control más absoluto de su lenguaje corporal; visible por la presión continua en su mandíbula y labios, los aprieta con fuerza casi a lo largo de toda su intervención, lo cuál proyecta tensión y contención.

Tal y como detecta mi compañero y amigo José Luis Martín Ovejero en su blog, hay tres momentos de intensidad emocional muy negativa: Ira, cuando anuncia la fecha de las elecciones. Tristeza, cuando habla del bloqueo de sus presupuestos y desprecio cuando dice que «vivimos en un país en el que cabemos todos».

Podréis observar cómo a veces las sonrisas son solo un decorado de nuestro estado emocional, y por más que intentemos que sea nuestra carta de presentación, es difícil mantener el control en una situación de alto impacto emocional.

Tu bebé sabe cuándo mientes

Si crees que puedes fingir emociones con tu bebé estás equivocado. Investigadores de la Universidad de Concordia descubrieron en el año 2013 que los bebés de 18 meses ya pueden darse cuenta de que algo no encaja cuando  los sentimientos y las reacciones no se alinean.

Las implicaciones de este estudio son significativas, especialmente para los cuidadores. «Nuestra investigación muestra que no se puede engañar a los bebés para que crean que, por ejemplo, algo que causa dolor resulta en placer. Los adultos a menudo tratan de proteger a los bebés de la angustia poniendo una cara feliz después de una experiencia negativa. Pero los bebés saben la verdad: desde los 18 meses, pueden entender implícitamente qué emociones van asociados con qué eventos «, declaró el profesor de psicología Poulin-Dubois.

Fotografía Pixabay

Para realizar el experimento, ella y su candidata al doctorado Sabrina Chiarella reclutaron a 92 bebés con 15 y 18 meses de edad. En un entorno de laboratorio, los bebés observaron cómo un actor pasaba por varios escenarios en los que las reacciones emocionales iban con o en contra de las experiencias. En un caso, el investigador expresó una emoción que no coincidía, estar triste cuando se le presenta un juguete deseado. En otra, ella expresó una emoción que acompañaba a la experiencia, reaccionando con dolor al fingir lastimarse el dedo.

A los 15 meses, los bebés no mostraron una diferencia significativa en las reacciones a estos eventos, mostrando empatía a través de sus expresiones faciales a todos los rostros tristes/de dolor. Esto indica que la comprensión del vínculo entre una expresión facial después de una experiencia emocional es una habilidad que aún no se ha desarrollado en esa etapa.

A los 18 meses, sin embargo, los bebés detectaron claramente cuando las expresiones faciales no coincidían con la experiencia. Pasaron más tiempo mirando la cara del investigador y se reunieron con el cuidador en la sala para que pudieran evaluar la reacción de una fuente confiable. También mostraron empatía hacia la persona solo cuando su rostro compungido estaba justificado.

Chiarella explica que la indiscriminada muestra de preocupación por los rostros tristes en los bebés más pequeños es un comportamiento adaptativo. «La capacidad de detectar la tristeza y luego reaccionar de inmediato tiene una implicación evolutiva. Sin embargo, para funcionar de manera efectiva en el mundo social, los niños necesitan desarrollar la capacidad de comprender los comportamientos de los demás al inferir lo que está sucediendo internamente para quienes los rodean».

Adorables… ¡Aquí tenéis la muestra! 🙂

 

*Fuentes de consulta:

Universidad de Concordia. «Los bebés saben cuando estás fingiendo, según muestran los investigadores de psicología». Ciencia diaria. ScienceDaily, 16 de octubre de 2013. <www.sciencedaily.com/releases/2013/10/131016145638.htm>.

https://www.sciencedaily.com/