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Proxémica: Putin, Macron, una mesa y la distancia antisocial

Las mesas también hablan. Bueno, realmente lo hacen las distancias interpersonales: la proxémica, una materia de interés creciente dentro del ámbito de la comunicación no verbal. Solo hay que observar las fotografías de Putin y Macron.

(EFE)

Reconozco que cuando vi la fotografía pensé que era un meme y habían manipulado la imagen para exagerar la medida inmensa del mobiliario. No es así, fue real. Este escenario se ha convertido en la perfecta metáfora para ilustrar a las posturas políticas alejadas.

Vladimir Putin dispuso en Moscú esta gélida atmósfera, marcando ya desde el inicio una intención fría, distante, sin deseo en firme de diálogo y entendimiento, sentó a su interlocutor, al Presidente francés, literalmente a 6 metros de longitud.

En este caso no se puede valorar el significado del concepto ‘distancia social’, porque directamente estamos ante una ‘distancia antisocial’, así, como nuevo concepto de la proxémica.

Además, no hubo recibimiento, ni saludo, ni los típicos y esperados apretones de manos. Nada que ver con el encuentro que el mismo Putin tuvo con el Presidente argentino, Alberto Fernández, tan solo cinco días antes.

Fotografía AFP

Aquí sí podemos ver cálidos saludos, abrazos, miradas cómplices, sonrisas mutuas y, en definitiva, poca distancia y mucho contacto, lo cuál se traduce como pura complicidad, sintonía y cordialidad.

Podríamos jugar a detectar las mil diferencias entre un encuentro y otro 🙂

La pandemia nos ha cambiado: la nueva comunicación no verbal

Un virus desconocido, un confinamiento inimaginable, miedos, duelos, teletrabajo, mascarillas… Hemos vivido toda una revolución a nivel social y psicológico. Es indudable que el Covid 19 nos ha pasado factura: nuestro comportamiento ha cambiado, de forma universal, de manera voluntaria pero también nos hemos transformado sin querer, obligados por las circunstancias.

Fotografía con Licencia Creative Commons

El psicólogo y experto en conducta no verbal, Alan Crawley, nos analiza las principales modificaciones en nuestro sistema de relaciones, ¿se quedarán para siempre?

Saludos ‘nuevos’.

Cuando dos personas se encuentran generalmente se realiza una forma ritualizada de saludo, como estrechar la mano, dar un beso en la mejilla o un abrazo. Para sorpresa del mundo, la pandemia borró del mapa (temporalmente) el conocido acto de dar la mano. Casi inmediatamente fue reemplazado por otros. Se popularizaron algunos saludos como el choque de puños y el contacto codo con codo.

Este hecho nos demostró que puede dejar de usarse de forma repentina hasta el saludo más universal.

Dubitación en el contacto.

La manera de interactuar ya no es la misma desde el momento en que tocar a otros se convirtió en un peligro para la salud. Ya sea la caricia de cariño a un niño o una palmadita en la espalda para felicitar a un colega, las personas tienen, según Alicia Martos (2020), ‘sed de contacto’ físico.

Sin embargo, se instauró la idea de que la mano podría ser un vehículo para transmitir la enfermedad. Es por ello que ahora en cada encuentro las personas están siendo muy conscientes de si tocan o no a otros. Hasta se pide disculpas por el más mínimo contacto, cuando antes se hubiera ignorado.

Mayor distancia física al interactuar.

La medida de distanciamiento social impuso que se debe tomar aproximadamente 2 metros de distancia respecto de otros. Ahora, sin darse cuenta, las personas se sientan a unos centímetros más lejos de un amigo o colega en comparación con el momento previo a la pandemia. Lo mismo cuando se paran frente a frente.

Lo que comenzó como una medida de salud hoy se propagó como una norma cultural que ha empujado hacia atrás la cercanía física. Está por verse si se mantiene o se vuelve pronto a viejas costumbres.

Mayor confianza en los ojos.

¿Cómo saber lo que sienten los demás? Se ha hecho más difícil conocer las emociones de otros. Los tapabocas ocultan más de la mitad de la cara. Numerosos artículos científicos demostraron que se necesita ver el rostro completo para identificar con precisión las emociones ajenas (Carbon, 2020; Proverbio & Cerri, 2021) y las máscaras son un obstáculo.

Ahora los gestos fugaces de las cejas y los ojos reciben más atención que antes y puede que se los considere como más importantes debido a que es lo único visible de la cara.

Menor contacto visual.

Parece contradictorio, pero en observaciones en la vía pública me he encontrado con que las personas miran menos a los ojos de los desconocidos (especialmente si no están hablando con ellos). Posiblemente porque: 1) la mascarilla incrementa la sensación de anonimato y 2) hoy día los encuentros con otros son potencialmente más peligrosos para la salud.

En otras palabras, se está menos motivado y se corre más riesgo (al contagio) en cada interacción, por ello, la mirada puede esquivar los ojos de los demás.

La importante lección detrás de todos estos cambios es que los estudios científicos de Comunicación No Verbal durante la pandemia reflejan lo rápido que aprendemos nuevas maneras de comunicar mensajes para seguir conectados con las demás personas.

La comunicación humana es como la vida, siempre encuentra su camino.

 

*Referencias:

Carbon, C. C. (2020). Wearing face masks strongly confuses counterparts in reading emotions. Frontiers in Psychology11, 2526.

Martos, A. (2020). Se hizo el silencio: las 22 claves psicológicas para entender la pandemia. Se hizo el silencio, 1-241.

Proverbio, A. M., & Cerri, A. (2021). Surgical Masks Impair People’s Ability To Accurately Classify Emotional Expressions, Except For Anger.

https://abcnews.go.com/Health/year-wearing-masks-talking-zoom-changed-us/story?id=76400154

¿Las relaciones de pareja a distancia funcionan? Aquí unos consejos para que sea posible

Como casi todo en la vida… Depende.

De entrada es complicado. El contacto físico entre dos personas que se aman es fundamental, necesitamos besarla, tocarla, acariciarla y, por supuesto, mantener la intimidad. Pero en la mayoría de ocasiones, la distancia no se elige, por tanto, lo primero de todo ante esta circunstancia es tomar una decisión.

Si aceptamos mantener una relación en estas condiciones hay que aceptarlo con todas las consecuencias y adaptarse. Hay que tomar medidas importantes para que la lucha por la pareja dé sus frutos y quedéis reforzados.

En primer lugar, es imprescindible marcar fechas de reencuentro y que sean realistas para que éstas se cumplan, si no, generarán frustración. Da igual que sea dentro de un mes o dentro de un año, hay que marcar un día en el calendario que os genere motivación, ganas, esperanza, deseo, emociones que mantendrán viva vuestra conexión.

Cuando estéis separados, solos, queda terminante prohibido el lamento continuo en bucle y el encierro. Está bien que os echéis de menos, la tristeza es necesaria en algún momento del día pero no os quedéis atrapados ahí. Aprovechad para estar con los amigos, realiza actividades que te gusten a ti, disfruta de la familia.

De esta manera no construiréis una relación insana, basada en la dependencia emocional. Seréis felices siempre, solos y más aún juntos.

Compartid vuestro día a día, tened siempre cosas que contaros, haced partícipe al otro de vuestra rutina, de vuestras historias, de vuestra evolución en el trabajo o en ciertas actividades. Las emociones positivas entre ambos y el entusiasmo mantendrá la ilusión y asentará unas bases sólidas en la relación.

Incluso hay resultados de investigaciones sociológicas que van más allá.

Un estudio publicado en la revista ‘Journal of Communication‘ y elaborado por la investigadora Crystal Jiang de la Universidad de Hong Kong y el profesor Jeffrey Hancock de Universidad Cornell (EEUU), las relaciones a distancia pueden ser incluso más exitosas que las convencionales. «No tenemos que pensar que estas relaciones están abocadas al fracaso».

Durante una semana, estudiaron los diferentes tipos de relación (grado de intimidad, forma de comunicación, etc.) y al compararlas, los autores encontraron que en las parejas a distancia había un grado mayor de intimidad.

«Te esfuerzas más por conocer a tu pareja e idealizas sus conductas al no tenerla cerca, dos tendencias que se manifiestan cuando se comunican en medios basados en mensajes de texto o correos electrónicos, ya que intentas superar las barreras de estos medios».

En definitiva, las parejas se esfuerzan por comunicarse más y conseguir así, un mayor ‘efecto de intimidad’.

¡Todo es posible! Que el coronavirus y el confinamiento no sea más fuerte que vosotros. Solo tenéis que poner un poquito más de vuestra parte… Cuando volváis a encontraros será pura magia… 😉

Tu voz puede acercarte o alejarte de los demás

La proxémica “se refiere al empleo y a la percepción que el ser humano hace de su espacio físico, de su intimidad personal (…)” (Wikipedia). Manejamos las distancias con quienes nos rodean acercándonos, alejándonos, modificando nuestra postura…, pero no solo nuestro cuerpo juega con las distancias; el volumen y tono de nuestra voz pueden acercarnos o alejarnos de nuestros interlocutores, es una proxémica sonora. Y quién mejor para profundizar sobre este tema que nuestra ya conocida experta en este blog, Carmen Acosta, psicóloga, máster en comportamiento no verbal/logopedia y fundadora de OHLAVOZ.com

  • Volumen:

Las modificaciones que vamos realizando en la intensidad con la que hablamos inciden en la distancia a la que vamos situándonos de nuestro interlocutor.

El susurro nos acerca y crea un espacio íntimo, mientras que los gritos marcan una gran distancia, aún cuando los hablantes se encuentren próximos.

Piensa en cómo se dirige un alto mando del ejército a un soldado, el elevado volumen de la voz que utiliza informa de que no están en absoluto compartiendo un espacio íntimo, aunque sus cuerpos estén físicamente cercanos.
Si escuchas y te escuchas saludar o intercambiar un par de frases con desconocidos en un espacio reducido, un ascensor por ejemplo, descubrirás que la intensidad de tu voz es mayor que la que sería necesaria para hacerte oír. Ello es así porque intentarás atenuar la incomodidad de estar tan cerca de cuerpos desconocidos, situándolos con tu volumen un poco más lejos.

Por el contrario, tu volumen descenderá hasta acercarse al susurro si estás hablando con alguien a quien deseas aproximarte. Fíjate la próxima vez que tengas una cita con una persona que te resulte atractiva, comprobarás que tu voz hará por acortar las distancias.

Pero no solo nuestra voz marca distancias, también el volumen del sonido circundante lo hace de manera efectiva. Así, en una discoteca el alto volumen de la música de alguna manera actúa como barrera que nos mantiene a distancia de los otros, mientras que una música suave enuncia el deseo de establecer un espacio de intimidad.

  • Tono:

Cuando gritamos también nuestra voz se vuelve más aguda, quizá en ello esté la razón de que los tonos agudos nos transmitan una mayor distancia que los graves.
En entradas anteriores hemos hablado de que las voces que percibimos como más seductoras o atractivas, son voces moderadamente graves, es decir: que acortan distancias.

Un dato curioso: todos los actores saben que si desean darle valor a una palabra, no deben subir el volumen sino bajarlo, porque al hacerlo obligan al espectador a acercarse (simbólicamente) a escucharla.

Y tú: ¿cómo manejas tu volumen cuando tratas temas importantes?

 

 

*Texto aportado por Carmen Acosta en exclusiva para este Blog

El poder depende de las distancias y la cultura

handeschuttelnLas distancias importan, y mucho, sobre todo en diferentes culturas pueden convertirse en las protagonistas para una adecuada o incorrecta comunicación. Podemos encontrarnos ante culturas de “alto contexto” y culturas de “bajo contexto”. Como primer antecedente de este interesante concepto pueden citarse las investigaciones del prestigioso antropólogo norteamericano Edward T. Hall quien identifica cuatro categorías de variables culturales que afectan, por ejemplo, a la forma de hacer negocios: relación personal/profesional, formas de comunicación, el tiempo y el espacio.

Este autor definía a las culturas de bajo contexto como aquellas donde los mensajes se transmiten verbalmente de forma clara y directa, es decir, se dice lo que se quiere decir. Por el contrario, en las culturas de alto contexto es más importante el ambiente y los mensajes no verbales; prima la ambigüedad e incertidumbre. Alemanes, holandeses o estadounidenses son ejemplos de “bajo contexto”, mientras que chinos, japoneses, o árabes, conforman culturas de “alto contexto”. Los países de América Latina y los del sur de Europa (España, Italia, Grecia) se sitúan más cerca del “alto contexto”.

Distancia al poder (jerarquía): Es el grado en que los miembros de una organización aceptan el hecho de que existan otros miembros con más poder y, en consecuencia, se someten a ellos con más o menos agrado. En los países donde existe una elevada distancia al poder (Asia, América Latina, África), los jefes o gerentes de cualquier tipo de organización toman decisiones y los subordinados las ejecutan sin cuestionarlas. La estructura de las organizaciones es vertical, los jefes tienen pocos subordinados que les reportan directamente y la responsabilidad individual es escasa.

En los países con moderada o baja distancia al poder (Estados Unidos, Canadá, UE), los gerentes consultan con sus subordinados antes de tomar decisiones, la organización es más plana, cada jefe supervisa a un mayor número de empleados, existiendo un alto grado de independencia y responsabilidad entre ellos.

Aquí os dejo un ejemplo práctico: Cultura de Negocios en América Latina, de la publicación ‘Cómo negociar con éxito en 50 países’:

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En definitiva, para el empresario extranjero que llevará a cabo negocios en mercados exteriores, la toma en consideración y adaptación a las diferencias culturales de cada país será un requisito imprescindible para lograr acuerdos satisfactorios con clientes, proveedores, o socios internacionales.

*Fuente: LeaderShip

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