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¿Qué hay tras el apasionado saludo entre Macron y Sánchez?

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez se han encontrado en la reunión de la UE celebrada en Versalles y las redes se han inundado de memes tras el saludo algo inusual entre ambos, literalmente se dan las manos, efusivos abrazos y besos en las mejillas.

Es cierto que ambos líderes políticos pueden ser considerados de base como personas de ‘alto contacto’, es decir, buscan establecer una buena conexión y vínculos con los demás a través de sus manos. Ya lo habíamos visto antes entre ambos también, aunque sin tanta trascendencia y lo veíamos frecuentemente entre Sánchez y Pablo Iglesias, por ejemplo.

Como en aquella ocasión, de estas imágenes se desprende que la relación entre ambos supera lo meramente profesional. Normalmente el contacto en el contexto laboral se centra en las zonas neutrales del cuerpo (hombro y codo), cuando se sobre pasa esta barrera entramos en terreno peligroso si no hay un nivel de confianza suficiente entre los dos partes, ya que puede provocar bastante rechazo.

En este caso, Macron y Sánchez están en sintonía, muy cómodos, con amplias sonrisas, miradas cómplices y hasta caricias en la espalda tras la típica palmada.

Por tanto, es normal que esta conducta ritual de saludo llame la atención, este tipo de saludos está reducido a familiares, amigos muy cercanos y a nuestra pareja.

Entiendo que ambos se marcan el objetivo de transmitir con la mayor de las intensidades su alegría por el reencuentro, pero ojo, que en no pocos líderes políticos este ‘marcaje’ manual también se exhibe como símbolo de dominancia.

Si reflexionamos, esos comportamientos están cargaditos de testosterona y son únicos entre hombres, es muy muy extraño encontrar a mujeres que se saluden dándose palmadas en la espalda (y además parece que cuánto más fuerte sean, mejor)

Al final, siguen siendo gestos de poder, de fuerza, de dominancia sobre el otro… Un marcaje del territorio y la superioridad. Recordemos también el caso de Monedero con Soraya Sáenz de Santamaría, la salvedad es que entre Macron y Sánchez la ‘lucha afable’ es correspondida.

Fotografía EFE

Proxémica: Putin, Macron, una mesa y la distancia antisocial

Las mesas también hablan. Bueno, realmente lo hacen las distancias interpersonales: la proxémica, una materia de interés creciente dentro del ámbito de la comunicación no verbal. Solo hay que observar las fotografías de Putin y Macron.

(EFE)

Reconozco que cuando vi la fotografía pensé que era un meme y habían manipulado la imagen para exagerar la medida inmensa del mobiliario. No es así, fue real. Este escenario se ha convertido en la perfecta metáfora para ilustrar a las posturas políticas alejadas.

Vladimir Putin dispuso en Moscú esta gélida atmósfera, marcando ya desde el inicio una intención fría, distante, sin deseo en firme de diálogo y entendimiento, sentó a su interlocutor, al Presidente francés, literalmente a 6 metros de longitud.

En este caso no se puede valorar el significado del concepto ‘distancia social’, porque directamente estamos ante una ‘distancia antisocial’, así, como nuevo concepto de la proxémica.

Además, no hubo recibimiento, ni saludo, ni los típicos y esperados apretones de manos. Nada que ver con el encuentro que el mismo Putin tuvo con el Presidente argentino, Alberto Fernández, tan solo cinco días antes.

Fotografía AFP

Aquí sí podemos ver cálidos saludos, abrazos, miradas cómplices, sonrisas mutuas y, en definitiva, poca distancia y mucho contacto, lo cuál se traduce como pura complicidad, sintonía y cordialidad.

Podríamos jugar a detectar las mil diferencias entre un encuentro y otro 🙂

Coronavirus: la nueva estrategia de comunicación política de Pedro Sánchez

Desde el principio de esta pandemia por Covid-19, Pedro Sánchez ya manifestaba alguna referencia a que esta situación se trataba de una guerra. En su última comparecencia en la tarde de ayer, directamente ya hablaba continuamente como el General que lidera un gran ejército y quiere motivar el ardor del guerrero para incentivar la lucha y el sacrificio de los combatientes.

No exagero, a continuación os dejo un vídeo con los cortes belicistas de su discurso (autor del vídeo: J.L Martín Ovejero):

No ha sido el único presidente que ha utilizado esta estrategia política. «Estamos en guerra». Seis veces durante su discurso (el 12 de marzo), Emmanuel Macron utilizó la misma expresión tratando de tomar un tono marcial.

¿Cuál es el objetivo de adoptar este tono bélico en sus discursos políticos?

Por un lado, alentar el trabajo de los sanitarios y profesiones relacionadas, personas anímicamente destruidas tras los esfuerzos poco recompensados y protegidos.

Además de asegurar el mantenimiento del confinamiento del resto de la población. Palabra que por cierto evitan utilizar a toda costa.

Por otro lado, para tratar de conseguir una unión nacional frente a solo un enemigo común, el virus.

El objetivo es que la gente deje atrás la crítica sobre la gestión de los políticos, las medidas tardías, contradictorias y la búsqueda de culpables. Es un magistral desvío de la atención hacia solo un foco.

Tal y como analiza también mi compañero José Luis Martín Ovejero en su blog de comunicación: «Es un clásico de la estrategia política, buscar un enemigo común fuera para desviar la atención de los problemas internos. En el momento actual, se trataría de que la ciudadanía mirase más al virus que al gobierno.»

En palabras del periodista Carlos Alsina: «Esto no es una guerra, es una pandemia, no tenemos ‘armas’ para combatir el virus porque no hay tratamiento que nos lo permita. La única guerra es la que libra el sistema inmunológico de cada uno. A una epidemia se sobrevive, no se la doblega.»

No habrá día de la victoria, ni desfiles por las avenidas. No es más que un mensaje anacrónico que distorsiona a lo que nos enfrentamos.

No queremos héroes en el frente, queremos que nuestros sanitarios estén protegidos.  No somos soldados, somos ciudadanos y no podemos ser gobernados como en tiempos de guerra, no tendría sentido.

Aquí os dejo dos artículos de opinión que hablan más extensamente de este recurso bélico de la comunicación que adoptan algunos de nuestros políticos:

No, no estamos en guerra. Estamos en una pandemia. Eso es más que suficiente. – Basta!

Es una epidemia, no una guerra. – Las Provincias.

Trump y Macron: el poder de un apretón de manos (y de algo más)

No es necesario especular con la intención de este viralizado saludo entre Trump y Macron. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha asegurado que sostuvo el apretón de manos de su homólogo estadounidense, durante la cumbre de la OTAN de Bruselas, para no mostrar debilidad.

Es curioso que este gesto naciera para demostrar que no se llevaban armas, como acto de cordialidad y confianza con el otro. Si bien, la forma y la intensidad de esta coreografía social siempre marcan pautas muy diferenciales, expresando cuestiones tan significativas como la sumisión, dominancia, indiferencia, afecto, respeto, simpatía… es una forma primitiva-evolucionada de marcar territorio en la que se vuelcan las verdaderas intenciones.

Las manos son importantes, tal y como se aprecia en la imagen, dan cuenta de la fuerza/presión/posición con la que se ‘marca’ el contacto con el otro. Pero siempre hay que buscar ese ‘algo más‘. Para analizar conducta no verbal debemos, siempre, tener en cuenta la totalidad de canales expresivos del cuerpo, sobre todo: postura, expresión facial (emociones) y contacto visual.

Es fundamental contextualizar y comparar la coherencia de las manos con el resto de canales, éstos son los que nos van a aportar los matices y el sentido de lo que podemos observar en las manos. En este caso, por ejemplo, se ve perfectamente cómo el rostro de ambos expresa ira, fuerza, tensión y concentración, ambos son conscientes de la ‘lucha’ que están ejecutando ante los medios para demostrar y ‘ganar’ la posición de poder. La postura tampoco es relajada ni natural, se infiere estrés en el movimiento, y por último, el contacto visual es directo, intenso y nada amigable.