Entradas etiquetadas como ‘madreselva’

La primera «penicilina viral» tiene genes diana en el ébola

Hace unos días conté aquí la publicación del descubrimiento de un mecanismo bioquímico que justifica por qué la madreselva se ha utilizado tradicionalmente en China para tratar la gripe. Mi reacción natural ante lo que se conoce como medicina tradicional es fruncir el ceño (por supuesto, me refiero a las versiones de esta práctica que se basan en interacciones químicas, y no a las que esgrimen presuntas energías literalmente inconmensurables, de las cuales ya ni hablamos). Como ya escribí entonces, no es que dude de las propiedades medicinales de ciertas plantas, pero sí de los intentos de presentar algunos de estos remedios como purgas de Benito y de que muchos de los efectos pretendidos aguanten un asalto en el laboratorio.

En el caso de la madreselva (Lonicera japonica) y la gripe, un equipo de científicos de la Universidad de Nanjing ha descubierto que esta planta produce un micro ARN o miRNA llamado MIR2911 que inhibe específicamente dos genes del virus de la gripe A llamados NS1 y PB2, y tanto los experimentos realizados como su publicación en la revista Cell Research, del grupo Nature, avalan la conclusión de que existe un mecanismo bioquímico en el que apoyar este efecto terapéutico. Dado que esta acción afecta a un amplio espectro de los virus de la gripe, los investigadores proponen que se trata de la primera «penicilina virológica».

Té de flores secas de madreselva. Imagen de Amazon.co.uk.

Té de flores secas de madreselva. Imagen de Amazon.co.uk.

Interesado por el estudio y con algunas preguntas en el cargador, traté de ponerme en contacto con el director del trabajo, Chen-Yu Zhang, médico, profesor de Bioquímica y decano de la Facultad de Ciencias de la Vida de la Universidad de Nanjing. Tradicionalmente no ha sido fácil contactar con investigadores chinos, tanto por el idioma (muchos de ellos no dominan el inglés) como por la opacidad tan clásica en aquel país, donde los resultados científicos solían publicarse en revistas nacionales, y por supuesto en chino. Pero en los últimos años la ciencia china, tan pujante como el resto de lo que hacen allí, se ha abierto a la comunidad internacional y cada vez es más frecuente encontrar estudios de aquel país en las principales revistas científicas.

Resumiendo, por fin logré que Zhang me atendiera, y aquí traslado sus comentarios. Me explica que el origen de su trabajo se remonta a 2007, cuando él y su equipo descubrieron que las células de los mamíferos producen miRNA que se mantienen estables en el plasma y que actúan como señales de comunicación entre células, pudiendo servir como biomarcadores de enfermedades. Un año más tarde, los científicos comprobaron que la ingesta de ciertas plantas aporta miRNA que se detectan intactos en la sangre y los tejidos. «Aún más importante, una vez dentro del organismo, los miRNA exógenos procedentes de la comida pueden regular la fisiología a través de dianas génicas en el huésped», señala Zhang.

A partir de estos datos, Zhang decidió probar suerte con la madreselva. «Dado que la sopa de madreselva se ha utilizado en China durante miles de años para tratar la gripe, planteé la hipótesis de que podría haber pequeños ARN en esta sopa que fueran absorbidos y actuaran contra el virus». La investigación comenzó en 2008 y los resultados han validado la hipótesis, lo que tal vez aconseja una atención especial a esta enredadera como posible tratamiento contra la gripe. Y dado que en España la encontramos por todas partes, era inevitable pedir la receta. Por desgracia, Zhang no ha podido ayudarme: «Lo siento, pero no sé si se pueden utilizar las plantas del jardín para hacer té que prevenga la gripe. Yo obtuve la madreselva seca de un comercio de medicina china tradicional». Al menos me ha aclarado una cuestión que su estudio no precisaba, y es en qué parte de la planta se encuentra el principio activo: «Hemos encontrado MIR2911 en las hojas y en las flores».

Una pregunta que surge es hasta qué punto el uso de las infusiones de madreselva, asumiendo su eficacia contra la gripe, podría resultar en la selección y expansión de cepas resistentes, como ocurre con los antibióticos y las bacterias. Zhang y su equipo comprobaron que las variantes del virus con mutaciones en los dos genes diana eran resistentes al MIR2911. «Según nuestros resultados, los virus H1N1 mutantes son igual de infectivos y potencialmente tan dañinos como las cepas originales», revela Zhang, admitiendo la posibilidad de la aparición de cepas resistentes: «No puedo descartarlo», reconoce. «Si ocurriera, tendríamos versiones mejoradas para tratar los virus mutantes, ya que MIR2911 es solo el primer compuesto natural activo hallado contra los virus; pero debe de haber más miRNA en las plantas con esta función». El investigador sugiere un paralelismo con los antibióticos, cuyas versiones mejoradas han ido reemplazando a los compuestos originales. «Este es el motivo por el que llamo al MIR2911 la penicilina viral», alega Zhang.

El virus del Ébola, en una imagen coloreada de microscopía electrónica. Imagen de NIAID / Wikipedia.

El virus del Ébola, en una imagen coloreada de microscopía electrónica. Imagen de NIAID / Wikipedia.

La última cuestión se refiere a una insinuación que no aparece en el estudio, pero sí en la nota de prensa que la Universidad difundió para dar a conocer el trabajo. En ella se revela que los investigadores están analizando la posible acción de MIR2911 sobre el ébola, lo que resulta sorprendente teniendo en cuenta que este virus, muy diferente del de la gripe, carece de los genes NS y PB sobre los que actúa el MIR2911 en el virus H1N1. Sin embargo, Zhang detalla que en otros virus de gripe han encontrado dianas para el miRNA en genes diferentes: «Actúa sobre H5N1 y H7N9 uniéndose a los genes NP o HA, respectivamente». En cuanto al ébola, los investigadores han cribado la secuencia genética del virus en busca de estas dianas. «Hemos demostrado que hay tres sitios de unión en dos genes del virus del Ébola», adelanta Zhang, de acuerdo a sus resultados aún sin publicar.

Claro que aún queda camino por delante hasta demostrar que MIR2911 se une a esas dianas del ébola y, lo que es más importante, que esto logra inhibir el crecimiento del virus y por tanto frenar la infección. Pero Zhang ya está recorriendo ese camino: «Ahora estamos examinando el efecto inhibidor de MIR2911 en el virus del Ébola in vivo». Con todo lo que hemos visto últimamente, curar el ébola con una infusión de madreselva suena a cuento de hadas. Pero un cuento de hadas con mecanismo bioquímico resulta mucho más creíble.

¿La primera ‘penicilina’ contra los virus? (Y está en nuestro jardín)

No extrañará si afirmo que soy un defensor de la medicina. Me refiero a eso que algunos denominan «medicina convencional», y otros simplemente llamamos «medicina». Esto no implica descartar que algunos productos de la naturaleza puedan ejercer ciertos beneficios terapéuticos en nuestro organismo. Dado que tanto nosotros como cualquiera de los seres que nos rodean somos sacos de compuestos químicos, no tiene nada de raro que la ingestión de alguno de esos seres nos cause reacciones con efectos variados. Muchas plantas pueden matarnos, como el ricino, la adelfa, el ajenjo, la cicuta o el tejo. Incluso algunos de nuestros alimentos más familiares tienen su lado venenoso, como el tomate, cuyos tallos y hojas son tóxicos, o la manzana, cuyas semillas contienen amigdalina, un precursor del cianuro presente también en los huesos del albaricoque, el melocotón, la ciruela y la cereza, y que nuestro cuerpo elimina sin problemas –siempre que no decidamos atizarnos una sobredosis–.

Y por lo tanto, tampoco es extraño que otras plantas puedan aliviarnos algunos males. No creo necesario citar ejemplos, pero sí me parece conveniente aclarar que la distinción entre «química» y «naturaleza» es falaz y artificiosa; repito, todo es química, y el ácido cítrico es el mismo en las naranjas y los limones que el que, con el nombre de E-330, se añade como conservante a muchos alimentos. De igual modo, el ácido salicílico de los cacahuetes o los champiñones es el mismo que la aspirina produce en nuestro cuerpo. No me cabe duda de que si, en lugar de Alexander Fleming (o su becario, según las malas lenguas), hubiera sido un médico chino de hace mil años el que hubiera observado cómo ese residuo turbio desaparecía alrededor de un hongo, la penicilina se reivindicaría hoy como medicina natural.

Con todo esto pretendo subrayar que ya existen herramientas de sobra para validar los supuestos efectos terapéuticos de los productos naturales. Y no me refiero a los estudios epidemiológicos, esas tramposas asociaciones estadísticas de las que ya he hablado aquí antes y con las cuales uno puede demostrar casi lo que le apetezca. Lo que quiero decir es que, si uno defiende los beneficios para la salud de determinados preparados naturales, hoy se dispone de suficientes instrumentos para justificar esos efectos con mecanismos bioquímicos verificables, y esta es la única manera de distinguir la ciencia de la charlatanería o el simple placebo; o la medicina real de eso que suele llamarse sanación o, en su versión más guay, wellness.

Por este motivo, es de agradecer cuando se encuentran ejemplos de esto último. En los últimos años, con la apertura de la ciencia china al ámbito académico global, van apareciendo estudios científicos de aquel país que escarban en los fundamentos bioquímicos de algunos remedios tradicionales. Por supuesto, no todos pasarán la criba: las famosas bayas de goji, por ejemplo, no han podido demostrar hasta ahora una eficacia contrastable, e incluso para muchos especialistas pasan por simple timo, como ya recogió en su blog mi compañero César-Javier Palacios. En el otro plato de la balanza, en 2013 un estudio publicado en Nature desveló el mecanismo de acción de una hierba llamada chang shan, utilizada para tratar la fiebre provocada por la malaria.

La madreselva 'Lonicera japonica', común en los jardines españoles. Imagen de Aftabbanoori / Wikipedia.

La madreselva ‘Lonicera japonica’, común en los jardines españoles. Imagen de Aftabbanoori / Wikipedia.

Ahora, un nuevo estudio viene a prestar apoyo bioquímico a la tradición china de emplear la madreselva (Lonicera japonica) para tratar la gripe. Un equipo de científicos de la Universidad de Nanjing ha descubierto que esta planta trepadora, de origen asiático pero muy frecuente en los jardines europeos, contiene un micro ARN llamado MIR2911 con capacidad para inhibir un amplio espectro de virus de la gripe A que incluye el H1N1 (la famosa gripe porcina de 2009-2010), H5N1 y H7N9 (gripes aviares).

Los micro ARN, también llamados miRNA, son pequeñas cadenas de ARN que reprimen la expresión de ciertos genes al unirse a los ARN mensajeros, aquellos que se utilizan como intermediarios para convertir la información genética en proteínas. Nuestros propios genes producen infinidad de miRNA que sirven para regular el funcionamiento de nuestras células, pero nuestro cuerpo también puede incorporar miRNA de origen externo que mantienen su capacidad operativa.

Los científicos chinos han descubierto que el MIR2911 aguanta el proceso de cocción de la madreselva y se detecta en el plasma y el tejido pulmonar de los ratones cuando se les da a beber la infusión. Los investigadores, dirigidos por Chen-Yu Zhang, han descubierto que el miRNA de la madreselva tiene dianas en dos genes del virus llamados PB2 y NS1, y que el MIR2911 es capaz de proteger a los ratones de la infección, excepto cuando se trata de una gripe mutante que lleva alteradas las secuencias de los dos genes. Aún más, los científicos demuestran que la protección puede lograrse tanto con la infusión de madreselva como con los MIR2911 sintetizados en el laboratorio.

En conjunto, el trabajo de los investigadores chinos resulta bastante sostenible, y viene avalado por su publicación en la revista Cell Research, del grupo Nature. Con una audacia poco usual en los estudios científicos, Chen-Yu Zhang y sus colaboradores escriben: «Desde que Fleming descubrió la penicilina hace casi un siglo, se han desarrollado antibióticos contra infecciones bacterianas que han salvado la vida a millones de personas. Por desgracia, hasta ahora no se ha identificado ningún producto natural eficaz contra las infecciones virales. Sugerimos que, como primer producto natural dirigido directamente contra los virus de gripe A, el MIR2911 es la penicilina virológica que sirve como nuevo agente terapéutico y preventivo no solo contra la gripe A, sino posiblemente contra otros tipos de virus».

¿A qué otros tipos de virus se refieren? Pues ni más ni menos que al que ustedes tienen en mente. Aunque el estudio no da más pistas, una nota de prensa difundida por la Universidad de Nanjing afirma que los investigadores han comprobado posteriormente que «MIR2911 también actúa directamente sobre el virus del Ébola». Como siempre, afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y aún deberemos esperar nuevos estudios antes de lanzarnos a exfoliar la madreselva del seto del jardín para llenar la cacerola. Y eso si es que la costumbre de beber estas infusiones no acaba rápidamente seleccionando cepas resistentes.