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La meditación cítrica y el pensamiento crítico (o cómo usar la fama para engañar a un montón de gente)

Ocurrió el mes pasado en el programa de televisión The Ellen DeGeneres Show, cuando la presentadora entrevistaba a la actriz Anne Hathaway. La ganadora del Óscar por la versión de 2012 de Los miserables se dirigió de repente a los espectadores presentes en el plató, a quienes dijo que bajo su asiento encontrarían una clementina. Mientras les pedía que la pelaran y ella hacía lo propio con la suya, comenzó a contar una historia.

«Durante las vacaciones, hicimos un viaje familiar por la costa de California», dijo Hathaway, mientras ella y la presentadora arrancaban la cáscara anaranjada. «Y encontramos este increíble antiguo enclave hippie de los 60. Allí había una pequeña tienda de libros de segunda mano… y encontré un libro de este tipo que solía ser muy conocido, el Dr. Q. Escribió un libro titulado Sanación cítrica. Y era sobre todas las maneras para incorporar los cítricos en tu vida para mejorar tu salud. Y una de las cosas era cómo incorporar los cítricos en tu práctica de meditación. Se llamaba Clementime [un juego de palabras con «clementina» y «tiempo»]. Era bonito».

Anne Hathaway. Imagen de John Harrison / Wikipedia.

Anne Hathaway. Imagen de John Harrison / Wikipedia.

Con todas las clementinas ya peladas, Hathaway prosiguió: «Así que, si abres un hueco a través de tu clementina, lo que vas a hacer es pegarlo a tus dientes y poner tu boca alrededor de él». La actriz entonces instruyó a toda la audiencia a respirar a través del hueco central que quedaba entre los gajos, algo que la mayoría de los espectadores hicieron. «¿Estáis todos respirando?». Y en efecto, ahí tenías a varias decenas de humanos adultos respirando a través de la clementina y repitiendo los sonidos idiotas que Hathaway les animaba a proferir.

«¿Qué, os sentís un poco mejor?», preguntó la actriz entre los gruñidos y murmullos del público, para seguidamente sorprender a todos con un giro inesperado: «¡Es imposible! ¡Me lo he inventado todo!», exclamó.

Mientras la presentadora la miraba atónita con su clementina en la boca, Hathaway concluía: «El mensaje es: no te pongas algo en la boca solo porque alguien famoso te lo dice». Por último, invitaba al público a lanzar sus clementinas contra ella si lo deseaban, cosa que ninguno de los avergonzados espectadores hizo. «Una de mis resoluciones para 2019 era usar mi fama para engañar a un montón de gente al mismo tiempo», dijo.

Ciertos medios en EEUU han interpretado que la broma de Hathaway, con su referencia a usar la fama para engañar a un montón de gente, era una parodia mordaz dirigida contra Gwyneth Paltrow y su portal de pseudoterapias Goop, del que hablé hace unos días y que no solo vende cosas raras para ponerse en la boca: los huevos vaginales de jade y los enemas de café son dos buenos ejemplos.

Hathaway, aficionada a la física e impulsora de la vacunación, es una rareza en Hollywood, donde la norma entre las celebrities parece ser abrazar todo tipo de pseudociencias y pseudoterapias. Algunas, como Paltrow, han hecho de ello un gran negocio, alimentado esencialmente por la tendencia de parte de la humanidad a respirar a través de una clementina si alguien famoso se lo aconseja.

Frente al engreimiento de personajes como Paltrow, que acusa a quienes la critican de resistirse al empoderamiento de las mujeres –insistamos: enemas de café y huevos vaginales de jade, por no mencionar el repelente de vampiros psíquicos que debe pulverizarse «alrededor del aura»–, Hathaway suele destacar en sus intervenciones públicas no solo por su sentido común, sino también por su humildad. Para defender el pensamiento crítico sobre la meditación cítrica no es necesario encaramarse a ningún argumento demagógico.

Por fortuna, Hathaway tampoco está del todo sola en esa aldea gala que resiste al imperio hollywoodiense de las pseudociencias. Otro firme defensor de la ciencia y la razón es, cómo no, el más grande: Harrison Ford.

Harrison Ford. Imagen de US National Archives.

Harrison Ford. Imagen de US National Archives.

El soporte humano de Indiana Jones, Han Solo y Deckard lleva más de un cuarto de siglo batallando por la conservación de la naturaleza desde la organización Conservation International. Durante la cumbre mundial de gobiernos celebrada hace unas semanas en Dubái, Ford insistió en el mensaje que repite desde hace años: «Dejad de dar el poder a gente que no cree en la ciencia». En esta ocasión, una vez más, su referencia a Donald Trump fue todo lo explícita que permite un discurso formal desde un estrado: «En todo el mundo, incluyendo en mi propio país, elementos de liderazgo niegan o denigran la ciencia para preservar su estado y el statu quo. Están en el lado equivocado de la historia».

Naturalmente, a la causa medioambiental no le falta popularidad en Hollywood; incluso Paltrow dice sumarse a ella. Pero lo que distingue a Ford de otros, aparte de hacer algo más que sujetar pancartas y narrar documentales, es lo que trasluce su discurso: «La negación de la ciencia me asusta a morir», decía en una entrevista. «La ciencia es real. La ciencia es lo más real de nuestro mundo además de la naturaleza. Tengo la esperanza de que todos volvamos realmente a comprender que la ciencia es conocimiento comprobado».

En resumen, lo que diferencia a Harrison Ford de la típica celebrity ecologista es que otros están en el lado equivocado del ecologismo, el que no se sustenta en la ciencia.

El hipopótamo Mick Jagger: 10 especies con nombres de ‘celebrities’

1. ‘Jaggermeryx naida’

Cuando Ellen Miller supo que su nueva especie fósil debió de tener un hocico extremadamente sensible, pensó de inmediato en el líder de su banda favorita, conocido como Morritos Jagger. Esta investigadora de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte (EE. UU.), fan de los Rolling Stones, desenterró los restos en lo que hoy es el secarral del Sáhara egipcio, pero que hace 19 millones de años era un estuario pantanoso.

Un antracoterio, pariente del 'Jaggermeryx naida'. Imagen de Dmitry Bogdanov / Wikipedia.

Un antracoterio, pariente del ‘Jaggermeryx naida’. Imagen de Dmitry Bogdanov / Wikipedia.

El animal era un antracoterio, un pariente de los hipopótamos con cierto aspecto de cerdo y del tamaño de un ciervo. Miller descubrió que los ocho orificios a cada lado de su mandíbula debían de servir para alojar fibras nerviosas que conectaban sus labios con el cerebro, lo que le habría facilitado la tarea de buscar su alimento en las orillas cenagosas. Algunos colegas le sugirieron que nombrara la nueva especie en honor a la actriz Angelina Jolie, pero ella prefirió otros labios célebres. Así nace Jaggermeryx naida, o «ninfa de agua de Jagger», el nombre que la paleontóloga ha dado a la nueva especie en el último número de la revista Journal of Paleontology.

Los científicos no son los tipos sesudos, agrios y un poco asociales que dicta el tópico, y con frecuencia dejan traslucir su sentido del humor cuando se trata de nombrar una nueva especie. Desde que en el siglo XVIII el naturalista sueco Carlos Linneo acuñó el sistema de nomenclatura binomial –género y especie, términos latinizados, el primero con mayúscula y ambos en cursiva–, los investigadores que descubren nuevas especies suelen bautizarlas de acuerdo a alguna característica distintiva, pero a menudo quieren también que el nombre de su nueva especie no sea uno más. Los hay desde los más complicados, como el de la mosca asiática Parastratiosphecomyia stratiosphecomyioides, hasta los más sencillos, como el de la avispa australiana Aha ha, que su descubridor nombró cuando exclamó «¡Ajá!» al recibir el paquete con los especímenes.

El hipopótamo de Jagger no es la primera especie que rinde homenaje a una celebrity (ni la primera dedicada al propio Jagger). Con frecuencia los científicos se dejan seducir por sus personajes admirados y buscan excusas más o menos justificadas para asociar sus nombres a los de sus descubrimientos. Y así, de paso, consiguen algo de publicidad extra para sus hallazgos. ¿O por qué si no íbamos a estar hablando aquí de un antracoterio del Sáhara?

2. ‘Carmenelectra shechisme’

Una mosca similar a la extinta 'Carmenelectra'. Foto de Neil Evenhuis / Wikipedia.

Una mosca similar a la extinta ‘Carmenelectra’. Foto de Neil Evenhuis / Wikipedia.

Hablando de morros, ¿para qué andarse con sutilezas cuando se trata de echarle algo de este ingrediente? Así debió de pensar el entomólogo californiano Neil Evenhuis, antiguo presidente de la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica y campeón de frisbee, cuando dio nombre a una diminuta mosca fósil del Terciario encontrada en un pedazo de ámbar de la República Dominicana. Basándose en la «espléndida estructura corporal» de la mosca, le puso Carmenelectra shechisme, con un nombre de especie que Evenhuis definió formalmente como «una combinación arbitraria de letras», pero que casualmente en inglés se pronuncia She kiss me, «ella me besa». Al parecer, Evenhuis trató en repetidas ocasiones de contactar con la actriz y modelo de Playboy para exponerle su homenaje, con intenciones nada ocultas. Que se sepa, no lo ha conseguido.

3. ‘Agathidium bushi’

El entomólogo estadounidense Quentin Wheeler, adicto al Partido Republicano, decidió homenajear a sus líderes en los nombres de los escarabajos Agathidium bushi, Agathidium cheneyi y Agathidium rumsfeldi. La ocurrencia se volvió en su contra cuando algunos colegas demócratas hicieron notar que estas especies se alimentan de mohos del fango, un tipo de organismos que crecen en la materia vegetal podrida y que a menudo tienen aspecto de vómito. Curiosamente, el mismo Wheeler designó a otro primo cercano de los tres escarabajos con el nombre de otro político conocido, en este caso de ficción: Agathidium vaderi, en honor a Darth Vader.

4. ‘Calponia harrisonfordi’

Un ejemplar del género 'Caponia'. Foto de JMK / Wikipedia.

Un ejemplar del género ‘Caponia’. Foto de JMK / Wikipedia.

Indiana Jones siente pánico por las serpientes, pero entre arañas, hormigas y otros bichos se mueve como pez en el agua. Al menos dos animalitos llevan el nombre del tipo que pone cara y cicatriz en la barbilla a Indy y Han Solo. Calponia harrisonfordi es una minúscula araña californiana que el actor recibió como regalo simbólico por narrar un documental del grandioso Natural History Museum de Londres. Por otra parte y aprovechando que, al contrario que el de género, el nombre de especie no establece parentesco, sino que es puramente descriptivo, el renombrado científico y escritor E. O. Wilson bautizó a una hormiga de Honduras y Belice como Pheidole harrisonfordi. En este caso el propósito era agradecer al actor, que también es vicepresidente de la organización Conservation International, su activo compromiso ecologista durante más de 15 años. Como si hiciera falta una excusa para dedicarle algo a Harrison Ford.

5. ‘Agra katewinsletae’

Ya decíamos que el nombre de una especie en honor de una celebrity puede estar más o menos justificado. Este es seguramente uno de los más traídos por los pelos. Así explicó el entomólogo Terry Erwin la elección del nombre de la protagonista de Titanic, Kate Winslet, para bautizar a su escarabajo Agra katewinsletae: «Su personaje no se hundió con el barco, pero no podremos decir lo mismo de esta elegante especie de las copas forestales si toda la selva tropical se convierte en pastos». Qué hora es, manzanas traigo. Pero ahí no acaba la cosa: el reincidente Erwin denominó a otra de sus especies Agra liv en honor a la actriz Liv Tyler, debido a que la existencia de este escarabajo depende de que «la selva tropical no sufra un armagedón».

6. ‘Sylvilagus palustris hefneri’

El conejo dedicado a Hefner. Foto de USFWS.

El conejo dedicado a Hefner. Foto de USFWS.

Nada más apropiado que homenajear al hombre que más conejitos ha mostrado a la humanidad (por el famoso y omnipresente logotipo de su marca Playboy, claro está) con el nombre de uno de estos animales. El conejo de los cayos de Florida Sylvilagus palustris hefneri rinde así honores al magnate del erotismo que dedica parte de su fortuna a la protección de los conejos amenazados (sin segundas). De hecho, la corporación Playboy financió la investigación que llevó al descubrimiento de la subespecie, en riesgo extremo de extinción, ya que se estima su población en unos 150 individuos. El conejo se describió en 1984 en la revista Journal of Mammalogy, que no es una revista de esas, sino una publicación científica sobre mamíferos.

7. ‘Phialella zappai’

La medusa 'Phialella zappai'. Foto de Ferdinando Boero / Wikipedia.

La medusa ‘Phialella zappai’. Foto de Ferdinando Boero / Wikipedia.

Si las especies fueran estatuillas, quizá el ganador de la noche sería el músico y compositor estadounidense Frank Zappa, con seis galardones. En 1987, el científico italiano Ferdinando Boero nombró a una medusa Phialella zappai por el simple motivo de que quería conocer al personaje. Al contrario que Evenhuis, el de Carmen Electra, Boero logró su objetivo, presumiblemente porque en este caso no expresaba en el nombre otras intenciones más allá de conversar con su ídolo. Años después una araña fue designada Pachygnatha zappa por sus marcas negras que recordaban al bigote de Zappa, pero el músico cuenta con otras especies nombradas en su honor: el caracol Amaurotoma zappa, el tipo Zappa de la bacteria del acné Propionibacterium acnes, el jerbo extinto Vallaris zappai y el pez gobio de Nueva Guinea Zappa confluentus.

8. ‘Caloplaca obamae’

El liquen 'Caloplaca obamae'. Foto de J. C. Lendemer.

El liquen ‘Caloplaca obamae’. Foto de J. C. Lendemer.

Siempre es un honor que una especie viva lleve el nombre de uno, pero ¿quién no quisiera verse retratado en un grácil antílope, o en un poderoso felino, o en un ágil halcón? Sin embargo, el actual presidente de EE. UU., Barack Obama, tuvo que conformarse en primer lugar con un liquen, esos organismos mitad hongos, mitad algas, que crecen sobre rocas o troncos y que apenas parecen vivos. Léase que la autora del homenaje, Kerry Knudsen, lo hizo con la mejor intención, agradeciendo al presidente su apoyo a la ciencia y a la educación científica, si bien la investigadora dedicó la especie a Obama antes de comenzar su etapa presidencial. Llama la atención que Caloplaca obamae, un liquen anaranjado, se ha encontrado solo en las terrazas marinas de arcillas del Pleistoceno de la costa norte de la isla californiana de Santa Rosa, un dominio ridículo para el personaje más poderoso del planeta. Pero hay más: en 2012, ya con Nobel de la Paz, una araña californiana con aspecto de tarántula y que construye trampas en el suelo fue denominada Aptostichus barackobamai. Ahí lo dejo. Y el mismo año, Obama dio nombre al lagarto extinto Obamadon gracilis «en referencia a sus dientes altos y rectos, y a la manera en que el señor Obama ha actuado como modelo de buena higiene oral para el mundo». Toma ya.

9. ‘Scaptia beyonceae’

El tábano 'Scaptia beyonceae', con su trasero dorado. Foto de Erick / Wikipedia.

El tábano ‘Scaptia beyonceae’, con su trasero dorado. Foto de Erick / Wikipedia.

A ninguna diva de la canción le pueden faltar tres cosas: un fondo de armario mayor que nuestros centros de trabajo, unos desnudos robados en la nube y una especie bautizada en su honor. Madonna, Lady Gaga, Beyoncé, Shakira o Jennifer López han prestado involuntariamente sus nombres a sendas especies: el tardígrado (una criatura acuática microscópica) Echiniscus madonnae, el tábano Scaptia beyonceae, la avispa parasitaria Aleiodes shakirae o el ácaro acuático Litarachna lopezae. El premio es para Lady Gaga, que comparte con Shakira el género de avispas Aleiodes, Aleiodes gaga, pero que cuenta además con el mamífero extinto Gagadon minimonstrum y con 19 especies de helechos reunidas bajo el género Gaga. Las especies asignadas a estas bellezas pueden no parecer muy glamurosas, pero de hecho los científicos suelen inspirarse en semejanzas físicas o de vestimenta. Por ejemplo, el descubridor del tábano de Beyoncé se fijó en el llamativo trasero dorado de la mosca, y la avispa de Shakira provoca enérgicos movimientos del abdomen a las orugas a las que parasita. O sea que, en realidad, las manos de los científicos, como las de todos, también van al pan.

10. ‘Tianchisaurus nedegoapeferima’

¿Cómo? ¿Tianchisaurus nedegoapeferima? ¿Quién demonios es Nedegoapeferima? No, no es el actor que pone voz a Apu en Los Simpson. En realidad la complicada palabreja es una combinación de letras dedicada al reparto de la película Parque Jurásico: Sam NEill, Laura DErn, Jeff GOldblum, Richard Attenborough, Bob PEck, Martin FErrero, Ariana RIchards y Joseph MAzzello. Y la especie en cuestión, cómo no, es un dinosaurio del Jurásico, en concreto un tipo de anquilosaurio descubierto en China. En la dedicatoria falta el director Steven Spielberg, pero de hecho fue él quien propuso el nombre. Spielberg ya cuenta con su propia especie, el pterosaurio Anhanguera spielbergi. El autor de la novela, Michael Crichton, también ha visto su nombre asignado al dinosaurio Cedrorestes crichtoni y al género de anquilosaurios Crichtonsaurus, que comprende al menos dos especies.