Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Quemarse para huir de la opresión en Afganistán (2)

Según un informe recientemente publicado por la organización Womankind, Afganistán es el “país del mundo más peligroso para las mujeres”. El 80% padece violencia doméstica. Aunque la legislación lo prohíbe, el 60% de los matrimonios son obligados y casi el 57% de las niñas se casa antes de cumplir los 16 años.

Una de las tantas leyes que se aprobaron tras la caída de los talibán, como el voto para las mujeres y la cuota en el espacio político del 25%, que ha tenido escasos resultados debido a la falta de voluntad de los gobernantes, la corrupción, el apego a las tradiciones machistas y la presión de los grupos radicales.

En sus comienzos, se esperaba que el Ministerio de Asuntos de la Mujer velase por estas cuestiones. Algunas de sus primeras integrantes fueron valientes luchadoras que en la época del mulá Omar se habían jugado la vida dando clases a escondidas, trabajando como médicos.

Sin embargo, las amenazas de muerte – que en el caso de Safia Hama Jan, directora provincial del Ministerio en Kandahar, se hicieron realidad en 2006 – y la falta de recursos, apenas el 0,1% del presupuesto nacional, han dificultado su accionar.

En los círculos políticos de Kabul se comenta que el presidente Hamid Karzai estaría planeando cerrar definitivamente el Ministerio, como un guiño a los talibán, con los que espera alcanzar un acuerdo de paz.

Información no desmentida por la Vice Ministra de Asuntos de la Mujer en una entrevista concedida a este periódico. “Es importante que el Ministerio siga adelante. Las niñas que se queman son una muestra de que en ningún del mundo la mujer está tan mal como en Afganistán”.

A pesar de todo

Gloria Company también sufre presiones de toda clase, si bien no logran desalentarla. Con pasión y entrega coordina al grupo de profesionales afganos que ayudan a las niñas y mujeres desde que llegan al hospital de quemados de Herat, y luego las siguen en una segunda etapa, desde la sede local del Ministerio de Asuntos de la Mujer, dándoles clases, talleres y asistencia psicológica.

“Queremos que sepan que nos encontramos a su lado para lo que necesiten, que no están solas, que las vamos a ayudar”, afirma Gloria Company, que también se preocupa por prevenir posibles casos de auto inmolación, como el de Zegnab, que está casada con un hombre que de 77 años.

Hombre con el que ha tenido un hijo y del que ahora se quiere separar. El problema es que a cambio de casarse con ella, él dio una casa a su familia. Si ahora se divorica, sus padres y hermanos se quedarán en la calle.

Una situación desesperada, como la de todas las jóvenes que saben que sus familias han recibido enormes cantidades de dinero, que a veces alcanzan los diez mil euros, por sus matrimonios. Una prisión en vida de la que Gloria teme que Zegnab desee huir a través de flagelarse, de prenderse fuego.

Fotos: Hernán Zin

El oscuro futuro de Afganistán

Sexto día en Afganistán. Abandono la provincia de Herat, donde ayer un coche bomba ha matado a cinco civiles, y regreso a Kabul con una doble sensación de pesadumbre.

En primer lugar porque en cada entrevista que he realizado, en cada conversación que he mantenido, no he encontrado más que desazón ante el futuro de este país que ya algunos dan por perdido al extremismo.

La estrategia de una presencia militar reducida de la OTAN no ha dado resultado: el avance de los talibán parece irrefrenable. Un avance que pone en juego los escasos logros políticos y sociales que se han conseguido en estos últimos años.

De hecho, el gobierno de Karzai estaría dispuesto a volver sobre sus pasos, cerrando, por ejemplo, el Ministerio de la Mujer, como un guiño a los talibán, como un intento de contentarlos para avanzar en las negociaciones.

La segunda causa de esta pesadumbre responde justamente a la situación de la mujer. Los testimonios de jóvenes como Razie, que se prendió fuego deliberadamente a los 17 años de edad, deberían generar una profunda reflexión.

¿Qué clase de situación es la que empuja a cientos de niñas y mujeres a querer desfigurarse, martirizarse? ¿De qué siniestra y brutal realidad intentan huir?

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Los testimonios de Razie y otras jóvenes formarán parte de un reportaje que el viernes aparecerá en la versión impresa de 20 Minutos. Espero mañana publicar aquí la entrevista que mantuve con la Vice Ministra de la Mujer.