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¿Por qué al arte de cocinar se le llama ‘gastronomía’?

A través de mi perfil @yaestaellistoquetodolosabe2 en la red social Instagram me preguntan de dónde surge que al arte de cocinar y de disfrutar de la comida se le conozca como ‘gastronomía’.

¿Por qué al arte de cocinar se le llama ‘gastronomía’?

El término ‘gastronomía’ tiene sus raíces en la Antigua Grecia, donde el filósofo Epicuro la utilizó para referirse al ‘arte del buen comer’. A partir de ahí, la palabra comenzó a utilizarse cada vez más para referirse al estudio y la práctica de la preparación, presentación y consumo de alimentos.

Etimológicamente proviene del griego «gaster/gastro» (estómago) y «nomos» (ley o norma) y, por lo tanto, literalmente se refiere a las normas y prácticas relacionadas con la alimentación y la nutrición.

El libro ‘Fisiología del gusto’ de Jean Anthelme Brillat-Savarin, publicado a finales del siglo XVIII, está considerado como uno de los primeros estudios de gastronomía y en contraste con los tradicionales recetarios, que se enfocaban en la sucesión de técnicas culinarias y recetas, este libro se centraba en el estudio de los sentidos, en particular el sentido del gusto y su relación con la comida.

La gastronomía no solo se enfoca en la preparación de alimentos, sino también en la experiencia completa de comer, desde la selección de ingredientes y la presentación de platos, hasta la degustación y la apreciación de los sabores y aromas. En este sentido, se considera un arte, una ciencia y una práctica social.

También tiene una dimensión histórica y cultural, ya que la comida y las técnicas culinarias han evolucionado a lo largo del tiempo y en diferentes regiones del mundo. Cada cultura tiene la suya propia, la cual refleja la historia, los valores y las preferencias alimentarias de su pueblo.

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘salmonelosis’ a la infección por bacterias por ingerir determinados alimentos en mal estado?

Las altas temperaturas del tiempo estival, así como una inadecuada conservación de determinados alimentos, puede provocar la aparición de ciertas bacterias que acaben causando una grave infección intestinal que en algunos casos podría llegar a ser hasta mortal.

¿De dónde surge llamar ‘salmonelosis’ a la infección por bacterias por ingerir determinados alimentos en mal estado?

Dicha infección por bacterias recibe el nombre de ‘salmonelosis’ y los alimentos más propensos a estropearse y causar la intoxicación son especialmente los huevos (y los derivados de estos, como la mayonesa), carnes de pollo o vacuno, algunos tipos de mantequillas derivadas de frutos secos, verduras u otros alimentos procesados.

Se recomienda (sobre todo en verano o época de mucho calor) el cocinar bien los productos y, sobre todo, no ingerirlos crudos, limpiarlos bien y, fundamental, tener una adecuada higiene personal (las manos limpias) así como de los utensilios a utilizar (cuchillos, tablas de cortar, ollas, sartenes…).

El término salmonelosis proviene de ‘salmonela’ (también escrito como ‘salmonella’) el cual hace referencia al apellido de Daniel Elmer Salmon, veterinario estadounidense que ejerció como jefe médico y de investigación de la ‘Bureau of Animal Industry’ (Oficina de la industria animal), dependiente Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Bajo las órdenes de D. E. Salmon trabajó el epidemiólogo Theobald Smith, siendo éste quien realmente descubrió, en 1881, las bacterias que causaban las intoxicaciones alimentarias.

Pero no fue hasta un par de décadas después (a inicios del siglo XX) cuando el bacteriólogo francés Joseph Léon Marcel Ligniéres acuñó dicha bacteria con el término ‘salmonella’ y lo hizo llevado por el apellido del científico que aparecía en primer lugar en los documentos sobre el descubrimiento (Daniel Elmer Salmon) que, como es habitual en estos casos, suele estar encabezando los artículos académicos.

 

 

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El curioso origen del término ‘desayuno’

Conocemos como desayuno a la primera comida del día que se ingiere (normalmente recién levantados por la mañana) y que, tal y como indica el diccionario de la RAE, el término proviene de ‘desayunar’, vocablo compuesto por el prefijo latino ‘des-‘ (quitar, separar, negación) y el verbo ‘ayunar’ (abstenerse de ingerir algún alimento), por lo que su significado literal sería ‘deshacer el ayuno’.

El curioso origen del término ‘desayuno’

Y es que el acto de desayunar rompe con el ayuno que se ha realizado durante la noche (desde que se tomó la cena o último alimento del día anterior).

Cada época y cultura ha tenido una costumbre diferente respecto a ese primer alimento del día, encontrándonos que muchas eran las civilizaciones en las que no se ingería ninguna comida hasta bien entrada la mañana y otras en las que se hacía nada más despertarse, con el fin de coger energía para la jornada de trabajo.

Curiosamente, durante la Edad Media, en los países con una mayor presencia del catolicismo, no era una costumbre bien vista el hecho de desayunar, debido a que, según la tradición religiosa, no se debía ingerir alimento alguno hasta haber acudido a la primera misa del día.

Incluso podemos encontrar algunos escritos medievales (entre ellos del religioso italiano Tomás de Aquino) en los que se indicaba que el ingerir algún alimento, antes de los oficios diurnos (conocidos como ‘laudes’), era considerado como un pecado (concretamente lo relacionaban con la ‘gula’, el quinto de los denominados ‘Siete pecados capitales’) ya que se estaba comiendo sin haber realizado ninguna actividad importante.

Eso sí, se permitían a ciertos grupos de la sociedad a saltarse el ayuno matinal (o sea, a desayunar) y estos eran las personas enfermas, ancianos, mujeres embarazadas, niños pequeños y aquellos trabajadores que, por su empleo, necesitaban un aporte de energía por las mañanas.

 

 

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¿De dónde proviene el término ‘pícnic’?

Conocemos como ‘pícnic’ a la comida que se hace de una manera informal en el campo, normalmente comiendo en el suelo (sentados sobre una manta), usando una mesa y sillas plegables que hemos llevado o utilizando el mobiliario que ya está colocado en algunos lugares habilitados para realizar ese tipo de ágape campestre.

¿De donde proviene el término ‘pícnic’?

El término llegó al castellano a través del inglés ‘picnic’ e inicialmente se estuvo utilizando esa grafía, hasta que la Real Academia de la Lengua aconsejó acentuar el vocablo.

Pero la forma picnic no es originaria de los anglosajones, sino que ellos lo tomaron prestado (se calcula que en el siglo XVIII) del francés ‘piquenique’ (también escrito ‘pique-nique’), un término que era la unión de los vocablos ‘pique’ y ‘nique’ y que se le dio el significado de ‘comer (en el sentido de picar) pequeñas porciones de diferentes platos’.

Existe constancia del uso término piquenique en el año 1694 y cuya acepción original era ‘hacer una comida pagando cada uno su parte’. Evidente esa comida era realizada en el campo (de ahí el carácter campestre del vocablo) y hacía referencia a un tipo de reunión informal en la que cada comensal aportaba algún alimento o bebida, que después era compartido y degustado por todos los presentes.

Fue en 1748 cuando apareció por primera vez en inglés con la forma picnic, en una carta en la que el conde de Chesterfield hablaba de una comida campestre. Según consta, no fue hasta bien entrado el siglo XIX cuando se popularizó el uso de este término para hacer referencia a los ágapes que se realizan en el campo.

 

 

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Fuentes de consulta: etimologias.dechile / cnrtl.fr (I) / cnrtl.fr (II)  / lefigaro / Le Trésor de la langue française / etymonline / fundeu
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El curioso origen etimológico del término ‘ágape’

El término ‘ágape’ es un modo culto y formal de hacer referencia a un tipo de banquete, festín o comida que se realiza con motivo de celebrar algún acontecimiento.

El curioso origen etimológico del término ‘ágape’

Pero esta acepción del término es relativamente moderna (no fue recogida por el diccionario de la RAE hasta su edición de 1925).

Hasta entonces el vocablo servía para designar las reuniones que los primeros cristianos realizaban como fraternización entre ellos, donde se hablaba de Dios, se estrechaba lazos de cordialidad entre los miembros y se aprovechaba para hacer una comida comunitaria (aunque esto último no era el fin principal de esos encuentros, sino el religioso).

Etimológicamente, al castellano llegó desde el latín tardío ‘agăpe’ (amor, caridad, amistad, fraternidad) y a éste desde el griego ‘agápē’ (ἀγάπη), cuyo significado era ‘amor o afecto fraternal e incondicional’.

Pero originalmente no hacía referencia a un amor de pareja o personal, sino al que se siente por el prójimo, hacia la humanidad y siglos antes del Cristianismo ya hicieron referencia a ello los antiguos filósofos griegos.

Con el tiempo, el término ágape fue evolucionando y tras pasar por su significado de ‘Convite de caridad que tenían entre sí los primeros cristianos en sus asambleas, a fin de estrechar más y más la concordia y la unión entre los miembros de un mismo cuerpo’ ha acabado siendo utilizado, principalmente, para hacer referencia a un ‘banquete o comida para celebrar cualquier tipo de acontecimiento’.

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘menú’ a la lista de platos que sirven en un restaurante?

Hoy en día llamamos menú a varias cosas, al tratarse de un término polisémico, y podemos encontrar que además de referirse a la lista de platos que constituyen una comida (menú del día) en un restaurante, también se usa para indicar las diferentes opciones que aparecen, por ejemplo, en la pantalla de un dispositivo electrónico.

Pero originalmente el vocablo únicamente hacía referencia en el aspecto gastronómico.

¿De dónde surge llamar ‘menú’ a la lista de platos que sirven en un restaurante?

El término proviene del francés (escrito del mismo modo, pero sin acentuar) y que se ha universalizado (en cualquier idioma y parte del planeta se le llama de este modo). Los franceses lo adoptaron en el siglo XVIII de la locución en latín ‘minūtus’, la cual significaba ‘menudo’, ‘pequeño’ y hacía referencia a la pequeña lista en la que el camarero llevaba anotados los diferentes platos ya cocinados y que estaban listos para ser servidos en un bistró (locales de restauración donde se daba de beber y comer de manera rápida y económica).

Como nota curiosa cabe destacar que de la misma raíz etimológica proviene el término ‘minuta’ también utilizada, muy a menudo, para llamar de ese modo a la cuenta de un restaurante.

 

 

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Fuente de la imagen: total13 (Flickr)

¿Desde cuándo se cuentan las calorías de los alimentos?

Para que nuestro organismo funcione perfecta y adecuadamente necesita combustible y éste se le aporta a través de la alimentación. Todo aquello que comemos lleva asignado una cantidad de calorías y las cuales se determinan en mayor o menor medida por la cantidad de energía que necesitemos para quemarlas (eliminarlas). Dependiendo del gasto energético que hagamos (si somos sedentarios o, por el contrario, tenemos una vida activa) engordaremos o adelgazaremos. Este es, a gloso modo, la explicación simple sobre qué son las calorías y para qué sirven.

¿Desde cuándo se cuentan las calorías de los alimentos?

Hoy en día existe casi una plena conciencia sobre cuál es la cantidad de calorías que hay en determinados alimentos, cuáles son los que más tienen y, por tanto, engordan o, por el contrario, cuáles tienen menos y nos ayudarán a adelgazar y/o mantenernos en nuestro peso.

Todos los alimentos que se comercializan llevan asignados e impresos una tabla en la que se indica la cantidad de caloría del producto y se ha convertido en la parte de la etiqueta que más consultada es por el consumidor (por delante incluso del que indica la composición del mismo).

Pero a pesar de que la afición por mirar el etiquetado, para comprobar el número de calorías que contienen los alimentos, es relativamente moderno, el hecho de contarlas y tener conciencia de que las colorías existían empezó hace un siglo.

Fue concretamente en 1918 cuando la doctora y escritora estadounidense, Lulu Hunt Peters, habló de ello a sus lectores, con el fin de concienciarlos sobre lo que comían y cómo les podría llegar a engordar.

Lulu Hunt Peters era experta en nutrición y escribía una columna titulada ‘Dieta y salud’ (Diet and Health) en la que daba consejos sobre alimentación por encargo de la Central Press Association; una compañía dedicada a proporcionar contenidos de prensa (artículos de opinión, columnas de diversas temáticas, viñetas cómicas y pasatiempos) para cerca de 400 medios (entre periódicos y revistas) de todos los Estados Unidos.

A través de la columna, Peters, habló, por primera vez en un periódico, de la importancia que tenían las calorías y cuáles eran los alimentos con menos e ideales para poder adelgazar. Se puso como ejemplo a ella misma y fue publicando semana tras semanas qué era lo que ingería y cómo había llegado a adelgazar una treintena de kilos.

Poco después reunió todo ello en un libro, que tituló ‘Diet and Health: With Key to the Calories’ del que vendió más de dos millones de ejemplares a lo largo de la década de 1920. En él, Peters adjuntaba una tabla de ejercicios e indicaba los alimentos con menor número de calorías ideales para realizar una dieta.

Eso sí, no fue Lulu Hunt Peters quien habló por primera vez de las calorías. Ya lo había hecho casi un siglo antes que ella (concretamente en 1824) el físico y químico francés, Nicolas Clément, pero éste no lo hizo en referencia a las calorías de los alimentos sino para indicar cuál sería la energía necesaria para hacer que un litro de agua pasase de 0º a 1º centígrado. En las siguientes décadas otros desarrollaron el concepto y determinaron la cantidad de energía (calorías) que había en cada alimento. A la nutricionista Peters le debemos su popularización y que los ciudadanos de a pie, sin conocimientos científicos, relacionasen lo que comían con la salud, supieran que las calorías existían, en qué consistían y cuantas de ellas había en cada ración de comida que ingerían.

 

 

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Post realizado a raíz de una consulta que me hizo llegar vía email Almudena S. Burgos.
Fuentes de consulta: allacademic / elespanol / juliafarre / Google Books / carbsmart
Fuente de la imagen: libreshot

¿De dónde surge la expresión ‘Dar pábulo’?

La expresión ‘Dar pábulo’ suele utilizarse con la clara intención de señalar que se está dando coba, alentando o alimentando una situación, normalmente con intención de acrecentar alguna crispación o disputa (viene a ser un claro sinónimo de ‘malmeter’, ‘echar leña al fuego’, usado para el mismo fin, e incluso el de ‘meter cizaña’).

¿De dónde surge la expresión ‘Dar pábulo’?

No se tiene constancia de cuál es el origen como expresión, aunque se tiene constancia de que anteriormente al siglo XVII ya era usado con esa intención. Lo que sí se sabe es que parte del uso del término que lo compone ‘pábulo’, el cual proviene del latín ‘pabŭlum’ que era como se denominaba al pasto de los animales y que derivó en un vocablo con el que referirse también a cualquier tipo de sustento o alimento.

Muy probablemente surgió como clara alusión que quien malmete con mala intención lo hace ‘alimentando’ una situación…. cuanto más dice más feas se ponen las cosas.

Con el paso de los siglos el término pábulo (y la expresión ‘Dar pábulo’) quedó exclusivamente para referirse a la acepción que se le da hoy en día, quedando prácticamente olvidado el hecho de alimentarse o dar de comer el pasto a los animales (ganado).

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

Llega la novena entrega de la serie de post dedicados a traer al blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

Oblito - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Oblito: En más de una ocasión hemos leído alguna noticia relacionada con una intervención quirúrgica en la que el cirujano se ha dejado olvidado algún elemento (gasa, pinzas…) en el interior del cuerpo del paciente. Ese elemento olvidado es el que recibe el nombre de ‘oblito’.

 

Erina - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Erina: Continuamos con las operaciones quirúrgicas, porque se conoce como ‘erina’ a cada uno de los ganchos que utilizan los cirujanos para separar los tejidos (y no se toquen entre si) durante una intervención (también usado por anatomistas y forenses).

 

Gulusmear - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Gulusmear: Se conoce como ‘gulusmear’ a la acción de ir olisqueando y probando todo lo que se está cocinando, con intención de saber el punto de cocción, sal o por el simple gusto de probar la comida y saber qué se está guisando. Está compuesto por la unión de los término ‘gula’ y ‘husmear’.

 

Résped - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Résped: Así es como se llama la característica lengua de las serpientes (o cualquier tipo de víbora y culebra).

 

 

Espantagustos - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Espantagustos: Con este término es como se conoce al típico ‘aguafiestas’. Aquella persona que con su agrio y mal carácter se dedica a interrumpir los momentos de alegría y animación de los demás.

 

Lechuguino - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Lechuguino: Este curioso vocablo, que proviene de principios del siglo XIX, se comenzó a utilizar para referirse a aquellos jóvenes presumidos, a los que le gustaba ir a la moda (en su origen francesa). Posteriormente también se usó el término para señalar a aquellos muchachos (todavía en la adolescencia e imberbes) que querían aparentar ser ya hombres  hechos y derechos para galantear con mujeres mayores que ellos. El término ‘lechuguino’ proviene de la moda de vestir totalmente de verde (siguiendo la moda francesa) de aquellos jóvenes partidarios de la invasión napoleónica (conocidos comúnmente como ‘afrancesados’).

 

Rompegalas - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Rompegalas: Se conoce como ‘rompegalas’ a aquella persona que se presenta en cualquier evento o lugar mal peinada, desaliñada y con ropas que no son adecuadas para la ocasión. Debemos tener en cuenta que el término ‘gala’ no solo significa fiesta o evento, sino que también hace referencia a los trajes y vestidos elegantes que se visten en ocasiones especiales.

 

Ñáñara - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Ñáñara: Modo coloquial de decir que alguien padece de flojedad y pereza, proviniendo este término de ‘ñoño’ (cosa o persona de poca sustancia, apocada y sin fuerza). Curiosamente el vocablo ‘ñoño’ proviene del latín ‘nonnus’ cuyo significado literal era ‘anciano’.

 

Pisaverde - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Pisaverde: Actualmente está prácticamente en desuso este término, pero antiguamente se utilizaba para señalar a aquel hombre, con ademanes afeminados, que se acicalaba y perfumaba exageradamente y se dedicaba a pasear para que lo contemplaran, dijeran piropos y galanterías.

 

Vespertilio - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Vespertilio: Modo como se le llamaba también a los murciélagos, debido a que estos quirópteros son nocturnos y salían de los escondrijos donde habitan al atardecer, ‘vesper’ en latín.

 

 

Caire - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Caire: Con este término se referían, siglos atrás, al dinero ganado a través de la prostitución (ya fueran las propias prostitutas como los proxenetas). Proviene de una antigua moneda de ínfimo valor. Este vocablo está prácticamente en desuso actualmente y era utilizado antiguamente de forma jergal por individuos pertenecientes a las germanías (delincuentes y rufianes).

 

Arborecer - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [9]

 

Arborecer: Proceso en el que una pequeña planta crece para hacerse árbol.

 

 

 

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El curioso origen del término ‘empacho’

El curioso origen del término ‘empacho’

Conocemos popularmente como ‘empacho’ a la indigestión que se siente después de haber comido copiosamente, pero, curiosamente, el origen de este vocablo nada tiene que ver con el acto de comer.

Al castellano llegó en la forma del verbo ‘empachar’ desde el vocablo francés ‘empêcher’, utilizado para indicar que algo estaba obstaculizado o trabado, que es la sensación que se tiene, al estar empachado, como si algo impidiese que el alimento ingerido siga su curso natural.

Pero para seguir tirando del hilo sobre el origen del término empacho, podemos encontrar que ‘empêcher’ era la evolución del francés antiguo ‘empedechier’ (trabar/estorbar) y éste vocablo procedía del latín ‘impedicare’, cuyo significado literal era ‘atadura en los pies’ y que fue como se le denominó a la traba o grilletes que se colocaba en los pies de los presos. El vocablo estaba compuesto por el prefijo de negación ‘im’ y ‘pedis’ (pies) que dio por otro lado origen al término ‘impedīre’ que en castellano utilizamos como ‘impedir’ (imposibilitar la ejecución de algo).

Así pues, nos llegaron dos términos desde un mismo origen (impedicare) y que hoy en día tienen dos significados distintos: ‘empacho’ e ‘impedir’.

 

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