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Alfred López 16 de agosto de 2023
A través de mi perfil @yaestaellistoquetodolosabe2 en la red social Instagram me preguntan de dónde surge que al arte de cocinar y de disfrutar de la comida se le conozca como ‘gastronomía’.

El término ‘gastronomía’ tiene sus raíces en la Antigua Grecia, donde el filósofo Epicuro la utilizó para referirse al ‘arte del buen comer’. A partir de ahí, la palabra comenzó a utilizarse cada vez más para referirse al estudio y la práctica de la preparación, presentación y consumo de alimentos.
Etimológicamente proviene del griego «gaster/gastro» (estómago) y «nomos» (ley o norma) y, por lo tanto, literalmente se refiere a las normas y prácticas relacionadas con la alimentación y la nutrición.
El libro ‘Fisiología del gusto’ de Jean Anthelme Brillat-Savarin, publicado a finales del siglo XVIII, está considerado como uno de los primeros estudios de gastronomía y en contraste con los tradicionales recetarios, que se enfocaban en la sucesión de técnicas culinarias y recetas, este libro se centraba en el estudio de los sentidos, en particular el sentido del gusto y su relación con la comida.
La gastronomía no solo se enfoca en la preparación de alimentos, sino también en la experiencia completa de comer, desde la selección de ingredientes y la presentación de platos, hasta la degustación y la apreciación de los sabores y aromas. En este sentido, se considera un arte, una ciencia y una práctica social.
También tiene una dimensión histórica y cultural, ya que la comida y las técnicas culinarias han evolucionado a lo largo del tiempo y en diferentes regiones del mundo. Cada cultura tiene la suya propia, la cual refleja la historia, los valores y las preferencias alimentarias de su pueblo.
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Alfred López 11 de noviembre de 2017

El cerebro es uno de los órganos más investigados pero del que todavía continúa siendo un gran desconocido para la mayoría de científicos. Día a día se avanza más en el campo de la neurología, pero, tal y como defienden los expertos, la gran cantidad de interrogantes que existen alrededor de él hace que se le considere como la parte más compleja de nuestro organismo.
Dentro de los innumerables trastornos y lesiones que se generan en el cerebro podemos encontrarnos con uno la mar de curioso que afecta a algunas áreas anteriores del hemisferio derecho (como la zona cortical, basal y las estructuras límbicas) que provoca un repentino cambio conductual a aquellos pacientes a quienes les afecta, convirtiéndose repentinamente en auténticos adictos a la comida gourmet, teniendo la irremediable necesidad de comer o cocinar exquisiteces de alta cocina.
Esta patología es conocida como ‘Síndrome de Gourmand’, término acuñado en 1997 por la neuropsicóloga Marianne Regard y el neurólogo Theodor Landis en una investigación publicada por ambos en la revista Neurology, y provoca en los pacientes que la padecen que gran parte de su día a día esté centrado en la comida (hablar, discutir, opinar sobre ella; cocinar, convertirse –involuntariamente- en sibaritas y críticos gastronómicos…), algo de lo que hasta el momento de sufrir una lesión que ha afectado a la mencionada área cerebral no tenían conocimientos específicos o ni tan siquiera les había interesado.
Dicho síndrome está considerado como benigno y no ocasiona mayores problemas que el interés desmedido de esas personas hacía las exquisiteces, los productos de calidad y el mundo gourmet en general.
Los autores del mencionado estudio no han desvelado el porqué escogieron acuñar este curioso trastorno como ‘Síndrome de Gourmand’ aunque cabe destacar que el término ‘Gourmand’ (originario de Francia) se conoce desde finales del siglo XV en que era únicamente utilizado para referirse a las personas glotonas o comedores compulsivos, pero no a aquellos sibaritas que apreciaban la cocina gourmet, así que a partir de 1997 se le dio esa nueva acepción al vocablo.
Entre los ejemplos mencionados en el artículo de Marianne Regard y Theodor Landis destaca el de un periodista suizo especializado en noticias políticas que, tras sufrir una lesión cerebral, comenzó a tener un inusitado interés por los placeres culinarios (que antes no había demostrado poseer) y acabó redirigiendo su actividad profesional para convertirse en un reputado crítico gastronómico (no se dio a conocer su identidad).
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Fuentes de consulta y más info: «Gourmand syndrome»: eating passion associated with right anterior lesions de Marianne Regard y Theodor Landis / investigacionyciencia / etymonline / drmarkgriffiths / smithsonianmag
Fuente de la imagen: Alfred López -fotografías tomadas en el Restaurant Alcron (⭐Michelín) de Praga el 22/8/2017-
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Alfred López 14 de agosto de 2017

Desde hace poco más de una década el surimi (o palitos de cangrejo, como también es conocido) se ha convertido en un elemento común en nuestra cocina, siendo incorporado en diversos platos, pero sobre todo en ensaladas.
A pesar de que en occidente su popularidad se alcanzó recién iniciado el siglo XXI cabe destacar que fueron inventados en 1969 y que, desde entonces, ya era muy común en muchas cocinas (sobre todo asiática).
El surimi se basa en distintas partes de diferentes pescados con los que se hace una masa tras picarlo muy fino (de hecho, el significado del término surimi es literalmente ‘carne picada’) y su proceso ya se utilizaba hace casi un milenio en la cocina japonesa.
Pero tal y como lo conocemos hoy en día, el surimi fue el resultado de una campaña realizada por el ‘Instituto Pesquero Experimental’ de Hokkaido (Japón) en el que se buscó en la década de 1960 una solución para dar salida a ciertos pescados que eran poco consumidos. Gracias a la idea de Nishitani Yōsuke se consiguió hacerlo procesándolo como hace casi mil años ya hacían sus antepasados.
El proceso del surimi consiste en desmenuzar diferentes pescados y hacer una pasta gelatinosa con todo ello, a la que se le añade varios aditivos, azúcar, proteína de soja, sorbitol, sal y una buena cantidad de glutamato monosódico (un potente aditivo alimentario muy utilizado en la cocina oriental y que en los últimos años también está siendo muy usada en occidente).
Después tan solo queda darle la forma: en barritas son los conocidos ‘palitos de cangrejo’ y como imitación de la langosta o las angulas (las famosas gulas), en definitiva todo es el mismo producto con diferente formas y a los que se le añade un aditivo u otro para potenciar más o menos su sabor.
El característico color rojo o naranja que aparece en el surimi está hecho con pimentón, con los colorantes alimentarios conocido como ‘tartrazina’ (E-102) o carmín de cochinilla (E-120).
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Tags: ¿Conoces el origen de los famosos palitos de ‘surimi’?, ¿Conoces el origen de los famosos palitos de ‘surimi’? (y no no llevan cangrejo), ¿De dónde proceden los famosos palitos de ‘surimi’?, ‘Instituto Pesquero Experimental’ de Hokkaido, aditivo alimentario, angulas, cocina, cocina asiatica, cocina china, cocina japonesa, cocina occidental, cocina oriental, colorante alimentario, colorante alimentario E-120, E-120, ensalada, glutamato monosódico, gula del norte, gulas, Hokkaido, Instituto Pesquero Experimental Hokkaido, langosta, Nishitani Yōsuke, palitos de cangrejo, palitos de surimi, pescado, pescado procesado, surimi, tartrazina, tartrazina E-120 | Almacenado en: Curiosidades Científicas, Curiosidades con animales, El origen de..., Miscelanea de Curiosidades, Preguntas con respuesta
Alfred López 22 de mayo de 2017

Solemos tener asociado el concepto de inodoro con el de bacterias, suciedad y posibilidad de contraer alguna infección (evidentemente, cuando éste está en un establecimiento público) y por tal motivo tomamos todas las precauciones posibles para que ninguna parte de nuestro cuerpo toque o roce en él.
Pero no solemos ser conscientes que son muchas las ocasiones en que esos servicios en establecimientos públicos suelen ser limpiados y desinfectados a conciencia varias veces a lo largo del día pudiendo ser incluso mucho más higiénico que algunos de los objetos que a diario tocamos y que, verdaderamente, sí tienen una gran cantidad de bacterias que podrían ser altamente perjudiciales para nuestra salud.
Posiblemente, una de las cosas que más riesgo nos podría ocasionar es el dinero. Las monedas y billetes que a diario manejamos, con las que pagamos y nos devuelven el cambio han pasado (en la inmensa mayoría de casos) por miles de manos diferentes antes de llegar a nosotros. Manos que pueden estar sucias por infinidad de motivos e incluso haber pasado –antes de llegar a nosotros- por las manos de alguna persona enferma (incluso aquejada de cualquier patología infecciosa). De ahí que no sea nada aconsejable el ir toqueteando el dinero que llevamos en los bolsillos y debemos procurar lavarnos las manos después de haberlo tocado. Afortunadamente, hoy en día son muchos los comercios que tienen a una persona manejando el dinero diferente a la que sirve la comida o alimentos, aunque todavía hay lugares donde lo realiza el mismo trabajador.
Pero no solo el dinero en metálico es un foco de bacterias, también lo son los cajeros automáticos a los que acudimos a sacarlo. Estos aparatos dispensan billetes día y noche, muchos suelen estar a la intemperie y al alcance de cualquier tipo de persona que toca el teclado o la pantalla para introducir la clave y la operación que desea realizar, convirtiéndose en un peligroso cultivo bacteriológico.
Otro elemento de uso cotidiano y en el que podemos encontrarnos con un gran número de bacterias son los carritos del supermercado. Son tocados y llevados por infinidad de personas, pero no solo la barra con la que se empuja está llena de esos indeseables microorganismos, sino la cesta donde depositamos los alimentos que después vamos a ingerir. Muchos son los progenitores que acuden a realizar la compra con sus hijos y lo más cómodo para ellos es colocar al pequeño dentro de la cesta, sin tener presente que los zapatos de éstos están sucios (pudiendo haber pisado cualquier desperdicio) y cuyas suelas tocan la parte donde después irá depositada la compra. También cabe destacar que en algunas ocasiones queda abandonado algún tipo de resto alimentario en el carro (por ejemplo una hoja de lechuga) y que puede acabar descomponiéndose allí durante varios días sin ser retirado ni limpiado, sobre todo en las grandes superficies en los que hay cientos de carros dispersados por un área muy grande y no son limpiados a diario.
Pero no todos los peligros bacteriológicos están fuera de nuestro hogar. En nuestra propia casa hay tres que se podrían llevar la palma:
El mando a distancia. Un objeto que es utilizado a diario por todos los miembros de la familia (o personas que convivan en la misma casa), sin mirar si uno tiene las manos limpias, lo usa mientras está comiendo e incluso estando enfermo (que es uno de los momento en los que más tiempo se mira más la tele desde la cama o el sofá). Tampoco nos preocupamos demasiado si se nos cae al suelo o nuestra mascota lo lame… no solemos limpiarlo al momento, sino que le damos con el paño de tanto en tanto, cuando toca quitar el polvo. También debemos tener en cuenta los mandos a distancia que utilizamos cuando nos alojamos en un hotel, los cuales no siempre están limpios y desinfectados como otros objetos de la habitación (sobre todo aquellos mandos que están depositados en la recepción y que no son limpiados a diario en el momento que lo hace el servicio de habitaciones).
La tabla de cortar los alimentos que tenemos en la cocina es otro importantísimo foco de bacterias si no tomamos las adecuadas precauciones. Muchas son las personas que tras usarlo solo le pasan un paño húmedo o bajo el chorro del grifo, pero que no lo limpian en profundidad y a conciencia. En ocasiones quedan pequeñísimos rastros de alimentos que acaban descomponiéndose. Esto es posible porque se quedan dentro de pequeños cortes que se ha hecho en la superficie de la tabla con el uso continuado. Es recomendable que, tras cada uso de la tabla, se deje sumergido en remojo con unas gotas de detergente –a poder ser bacteriológico e incluso lejía- y después frotar o rascar la superficie. Aclarar y secar bien antes de guardar (para que no aparezca moho).
Por último, en esta lista con media docena de objetos con bacterias, nos encontramos con el teclado del ordenador. Al igual que ocurre con el anteriormente mencionado mando a distancia, el teclado del ordenador es un foco de microorganismos y que utilizamos a menudo sin tener presente si nos hemos lavado las manos correctamente e incluso habiendo comido algo mientras lo usamos, dejando algunos restos. Evidentemente el riesgo del teclado de nuestra casa es ínfimamente pequeño al lado de los que se encuentran en lugares públicos, como puede ser en un cibercafé, locutorio o el hall de un hotel donde son usados por docenas de personas diferentes.
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Alfred López 19 de abril de 2017

Conocemos como hogar al lugar donde residimos o, dicho de otro modo, nuestra vivienda o casa.
Pero así como ahora, al usar este término, nos referimos a lo que es el domicilio en si, originalmente la palabra hogar no se usaba para tal fin.
Etimológicamente el término ‘hogar’ es el resultado de sustituir la primera letra del vocablo ‘fogar’ el cual significaba literalmente ‘fuego’ y provenía del latín ‘focus’ (el hecho de la sustitución de la efe por la hache podemos encontrarlo en otras palabras, como facer/hacer o fermoso/hermoso).
Y es que ya desde la antigüedad ese fogar/hogar era el modo como se denominaba al lugar de la casa donde se encendía el fuego de la chimenea u hoguera con la intención de mantener caliente la morada además de utilizarse para cocinar.
El hecho de que en todos los domicilios era imprescindible que hubiese un ‘hogar’ hizo que con el tiempo comenzara a ser conocido de ese modo ya no solo y específicamente el fuego encendido sino a toda la estancia y finalmente casa.
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Fuentes de consulta: RAE / ellatinoonline / etimologias.dechile
Fuente de la imagen: lac-bac (Flickr)
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Alfred López 01 de abril de 2017

Debo de reconocer que otra de mis aficiones, aparte de coleccionar todo tipo de datos y anécdotas curiosas, es cocinar. Así pues, cada vez que tengo ocasión además de ponerme delante de los fogones me pongo a buscar curiosidades y trucos que estén relacionados con este hobby.
En el post de hoy os traigo un puñado de curiosos y útiles trucos que, a todos aquellos y aquellas que os guste la cocina, os será de mucha utilidad.
Limones y naranjas más duraderos y con más jugo:
Cuando necesites el zumo de un limón, mételo unos pocos segundos en el microondas (no más de 10 segundos) y será mucho más fácil de exprimir (este truco también va fenomenal hacerlo con las naranjas).
A veces tan solo necesitamos unas gotas de zumo de un limón (o naranja) para añadírselo a un aliño o receta, por lo que cortar por la mitad este cítrico hará que se seque antes si no lo utilizamos en breve.
Un truco para conseguir esas gotas que nos hacen falta sin tener que cortar por la mitad es haciendo un agujero con un alfiler en cada extremo de la fruta y apretar. Saldrá la cantidad de jugo que necesitamos.
En caso de que tengamos que cortar por la mitad porque lo que necesitamos es un luquete (rodaja), se conservará más tiempo si lo colocamos boca abajo en un platito y lo cubrimos con un vaso.
Evitar que se oxiden las manzanas y los aguacates:
Tanto las manzanas como los aguacates son dos frutas que se oxidan (obscurecen) tras ser cortadas y permanecer un tiempo expuestas al oxígeno (el causante de que se oxiden).
Un truco para evitar la oxidación es echándoles unas gotas de limón y envolviendo cada pieza en film plástico trasparente.
Para la manzana funciona muy bien el sumergirla durante cinco minutos en agua fría a la que le hemos añadido un chorro de zumo de limón.
Cortar el queso perfectamente:
A veces cuando cortamos el queso éste se rompe en trocitos y no nos queda el corte como queremos.
Un truco para que la locha salga perfecta es untando el cuchillo (que debe estar bien afilado) con unas gotitas de aceite por ambos lado, lo que hará que se deslice a la hora de cortar y no se rompa.
Conservar el jamón:
Existe la costumbre de cubrir una pata de jamón con un paño/ de cocina, algo que los expertos jamoneros desaconsejan por dos motivos: el primero porque el trapo va a absorber la grasa del jamón, por lo que éste se quedará seco mucho antes, además de transmitirle olores del propio paño. También desaconsejan colocar la propia grasa sobre el corte.
El tiempo que se nos conservará el jamón en óptimas condiciones depende de muchos factores (entre ellos la temperatura y humedad del lugar donde se guarde y la calidad de la pieza), pero un eficaz método de conservación es cubriéndolo con film plástico trasparente.
Prolongar la conservación de los ajos:
Tenemos el convencimiento que el frigorífico es el lugar en el que mejor se nos conservaran los alimentos, pero esto no es así en todos los casos, existiendo unos cuantos a los que le sienta mucho mejor estar fuera, alargándose así su tiempo de conservación.
Es el caso de los ajos es ideal guardarlos en un lugar seco, fresco y ventilado (si es la cabeza entera conservar el tallo), de este modo podríamos conservarlos hasta medio año. Por el contrario si los metemos en la nevera la humedad de ésta hará que se estropee mucho antes, además de favorecer que salga moho.
Pelar calabaza fácilmente:
La piel de calabaza es de las más duras que hay, siendo muy complicado el poder cortar y pelar a la hora que ir a cocinarla.
Un truco infalible para pelarla fácilmente es pinchando la calabaza con un tenedor por unos cuantos lados y metiéndola en el microondas entre dos y tres minutos (dependiendo del tamaño del vegetal).
Una vez pasado este tiempo la dejas enfriar y podrás pelarla sin complicación alguna pasándole un pelador (como el que se usa para pelar las patatas).
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Fuentes de consulta: Abantal Restaurante / Blog Trucos Caseros / La Gulateca
Fuente de las imágenes: Wikimedia commons / Wikimedia commons (https://www.kjokkenutstyr.net) / publicdomainpictures / Wikimedia commons / pixabay / Wikimedia commons
Tags: aguacate, aguacate oxidado, ajos, cabeza de ajos, calabaza, cocina, Conservar el jamón, conservar un limón, Cortar el queso perfectamente, cortar jamón, cortar queso, cuchillo, cuchillo de queso, culinario, Evitar que se oxiden las manzanas y los aguacates, frigorífico, grasa de jamón, jamón, jamonero, limón, Limones y naranjas más duraderos y con más jugo, loncha de queso, Luquete, luquete de limón, luquete de naranja, manzana, manzana oxidada, Media docena de curiosos y útiles trucos de cocina, microondas, Naranja, nevera, Pelar calabaza, Pelar calabaza fácilmente, piel de calabaza, Prolongar la conservación de los ajos, queso, refrigerador, tapar el jamón, tips, tips de cocina, trucos culinarios, trucos de cocina, zumo de limón, zumo de naranja | Almacenado en: Curiosidades de la alimentación, Miscelanea de Curiosidades
Alfred López 27 de diciembre de 2016

Llevamos unos años en los que los programas estrella de la televisión son aquellos dedicados al mundo de la cocina y los restaurantes, ya sea a nivel de concurso (Masterchef, TopChef…), de recetas culinarias (Carlos Arguiñano, los Hermanos Torres…) o en los que un experto cocinero va a los restaurantes para arreglar los problemas que en ellos hay: ‘Pesadilla en la cocina’ (tanto la versión original del chef Gordon Ramsay como el español Alberto Chicote).
Numerosísima es la terminología que se utiliza en este tipo de programas, pero hay un término que últimamente se están empeñando en decir continuamente, tanto cocineros como presentadores: ‘mise en place’ (traducido literalmente como ‘puesto en el lugar’ y que se refiere a las tareas previas antes de cocinar un plato en el que hay que tener todo preparado: los utensilios, cuchillos y productos a utilizar)
A pesar de que sea ahora cuando más escuchado y repetido es, el término ‘mise en place’ no es algo que haya surgido recientemente con la fiebre gastronómica de los últimos años en televisión, sino que dicho termino fue introducido y popularizado hace alrededor de un siglo por el célebre cocinero y gastrónomo francés Auguste Escoffier, considerado por la mayoría de profesionales como el ‘maestro de los maestros’ dentro de la cocina.
Auguste Escoffier (1846-1935) fue uno de los grandes innovadores y modernizadores de la cocina francesa, dotándola de disciplina, orden de trabajo (tanto entre los cocineros como en el servicio de camareros) y, sobre todo, aplicando una serie de técnicas que hacía mucho más efectivo el trabajo realizado por cualquier chef dentro de la cocina. Una de esas prioridades debía ser el tener todo preparado para ser totalmente efectivos a la hora de cocinar y lo simplificó en la forma del mencionado ‘mise en place’.
Cabe destacar que muchos otros chef de todo el mundo ya habían usado esa forma de trabajar en sus cocinas mucho antes que Escoffier, pero fue éste quien acuñó el término y lo popularizó a través de sus libros sobre gastronomía.
Así que, a partir de ahora, cada vez que escuchéis decir a Jordi Cruz, Chicote o Ramsay a algún cocinero/concursante que debe preparar la ‘mise en place’ ya sabréis que se refiere a que preparé los utensilios y alimentos que deberá utilizar para el cocinado.
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Post realizado en respuesta a la consulta que me ha hecho llegar Pere Martí a través del apartado de contacto.
Fuente de la imagen: Gary Stevens (Flickr)
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Alfred López 22 de julio de 2016

Cada vez es mayor el número de personas que, estando convencidas de que su calidad de vida mejorará, escogen practicar el vegetarianismo (régimen alimenticio basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el uso de productos del animal vivo, como huevos, queso, leche…) e incluso el ‘veganismo’ (que consistente en rechazar consumir cualquier alimento que tenga un origen animal).
Muchas son las personas que llevan su dieta con una escrupulosa rigurosidad, pero podemos encontrarnos con quien practica el vegetarianismo después de haber pasado la mayor parte de su vida comiendo una dieta omnívora motivo por el que, a pesar de ser vegetarianos, no les importa hacer una excepción de vez en cuando y llevar un modo de alimentación que se denomina ‘dieta flexitariana’.
La dieta flexitariana consiste en practicar un semi-vegetarianismo: durante la mayor parte del tiempo alimentarse de vegetales pero, ocasionalmente, hacer una excepción e ingerir platos que contengan carne o pescado cuando por un compromiso se debe ir a comer fuera (a casa de unos amigos o familiares que no son vegetarianos o un evento en el que no pueden servir una comida diferente al resto).
El término ‘flexitariano’ es un neologismo que nace de unir las palabras ‘flexible’ y ‘vegetariano’ y apareció por primera vez en 1992 en un artículo titulado ‘Acorn serves up ‘flexitarian fare’ (Acorn sirve ‘comida flexitariana’) en el que la periodista Linda Anthony hablaba del restaurante ‘Acorn Café’ en el que se servía un nuevo concepto de cocina flexible para personas vegetarianas a las que no les importaba comer ocasionalmente carne.
Para diferenciar una dieta omnívora de la frexitariana debemos tener en cuenta que los primeros consumen carne y pescado con asiduidad y sin embargo los segundos tan sólo lo hacen ocasionalmente (incluso pueden tirarse largos periodos de tiempo sin hacerlo, debido a que, como comento más arriba, lo consumen solo cuando deben comer excepcionalmente fuera de su casa y no les pueden servir otro tipo de comida).
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Fuentes de consulta: Newsweek / barrypopik / vegetariannook
Fuente de la imagen: pixabay
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