Archivo de abril, 2017

Películas en cartelera para ir en familia al cine en Semana Santa

Semana Santa, diez días en los que los niños no tienen colegio (desde el viernes 7 de abril hasta el lunes 17 en Madrid). Diez días en los que las familias tenemos que organizarnos para atender a nuestros hijos, si es que aún no están en edad de quedarse solos en casa viendo Netflix, jugando a la consola, saliendo con sus colegas e incluso leyendo y estudiando.

Campamentos, abuelos o tíos entregados, cambios de turnos y días de vacaciones invertidos. Días invertidos en irnos todos de vacaciones al pueblo, a la playa, a la montaña o a quedarnos en nuestras ciudades. Días en los que aumenta la oferta de títulos infantiles en las carteleras de los cines.

¿Qué tenemos disponible en pantalla grande para dedicar alguna mañana o alguna tarde a ver una película en familia?

El estreno infantil de la semana es El bebé jefazo. Aterriza en los cines el miércoles 12 de abril. El pasado viernes os hablé largo y tendido sobre esta película, una desconcertante exaltación de la imaginación infantil. Una película en la que al final descubrimos que todo no era lo que parecía, que los recuerdos de un niño con una imaginación desbordante puede reconstruir a un hermanito que le arrebató la atención de sus padres en un bebé parlante y mandón y en una conspiración absurda con cachorros parlantes y una empresa formada por bebés sin cosquillas que toman una leche mágica que les impide crecer. Con aciertos y lastres. Y poco recomendable a mí parecer para niños que estén sufriendo del síndrome del príncipe destronado, aunque su mensaje final sea precisamente que tener un hermanito con el que jugar es lo mejor que te puede pasar y que hay amor para todos los hijos.

Your name llegó a los cines el viernes 7 de abril después de arrasar en Japón. Una joya de la animación nipona que mi compañero Daniel González ya puso por las nubes en su crítica semanal, y con razón. Es maravillosa, ambos estamos de acuerdo. Una mezcla perfecta de comedia, romance y elementos fantásticos con sus dosis de acción y una sensibilidad exquisita. Una obra de arte que volvería a ver de nuevo sin dudarlo. Hermosa y redonda, con un guión cuidado, buenos giros y llena de detalles. Es apta para todos los públicos, porque es completamente blanca, pero los niños más pequeños no van a entenderla. ¿A partir de qué edad es recomendable? Pues para niños a partir unos doce años será una experiencia inolvidable.

Los pitufos, la aldea escondida. Se estrenó el 31 de marzo y es un buen título para pasar un buen rato en familia sin más trascendencia. No es una película que vayamos a ver nominada a un Oscar dentro de un año, pero su factura es correcta (aunque plana) y sí que resulta entretenida. La cinta, dirigida por Kelly Asbury, obvia la línea que traían de combinar animación y acción real y vuelve a ser por completo de animación. La historia se centra en Pitufina, protagonista indiscutible, que acompañada de Sabio, Torpe y Fortachón se adentra en el Bosque Prohibido, un nuevo mundo que parece sacado de Avatar, porque sospechan que allí también hay otro pueblo de pitufos y se sienten en la obligación de advertirles de que Gargamel va en su busca.

La bella y la bestia. El ultimo taquillazo de Disney entró en los cines el 17 de marzo y ahí sigue. Un perfecto homenaje al clásico de animación de 1991, probablemente sea la mejor hasta la fecha de las muchas versiones que Disney está haciendo con actores de carne y hueso basadas en sus viejos clásicos. Una lección de Bill Condon sustentada en Emma Watson sobre que el amor solo llega acompañado de la libertad, de que ser distinto no es nada malo y de la importancia del amor por los libros. Y sí, por supuesto. La belleza está en el interior. Pese a que que el exterior acabe siendo el de un apuesto príncipe azul con zapatos de tacón y lazos.

Esos son los estrenos más recientes que resulta fácil encontrar en cartelera, pero hay otras películas infantiles cuyas fechas de estreno en España quedan más atrás en el tiempo que se han recuperado en estos días en muchas salas de cine y que tampoco es complicado repescar. En muchos casos en sesiones matinales o de primera hora de la tarde, también es verdad.
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La importancia de poder elegir el colegio de tus hijos

Es muy importante poder elegir el colegio al que acuden nuestros hijos. No es como para angustiarse y volverse locos realizando peregrinajes absurdos, pero es innegable que es una de las decisiones más relevantes que podemos tomar por ellos.

En el colegio pasarán muchas horas, muchos años. Allí harán amigos, también el tipo de enemigos intrascendentes de la infancia. Con mala suerte no encajarán, serán infelices, incluso sufrirán acoso o lo ejercerán. Con buena suerte encontrarán personas a las que estarán unidos también cuando sean adultos. Así de importante es.

Más allá del plano social, allí les enseñarán y aprenderán. No siempre aprenderán lo que les enseñen y no siempre les enseñarán lo que aprendan.

Y tendrán deberes. O no.

Y trabajarán por proyectos. O no.

Y será un centro bilingüe. O no.

Y será uno de esos colegios en los que los padres están invitados a participar. O no.

Así de importante, sí.

Muchos padres andan en estas fechas embarcados precisamente en estas tesituras. Dando diferente importancia a la cercanía, el proyecto educativo, el tipo de comedor, el horario…

El problema es cuando no puedes elegir. Cuando lo que te dicen vulnera tus derechos y los de tus hijos. Cuando la carestía de plazas públicas hace que algunos crean justificado que los padres elijamos un colegio sin saber nada de él.

No, así no se hacen las cosas.

Pasa con demasiada frecuencia a los padres que tienen que escolarizar a niños con necesidades especiales, niños con autismo, niños en sillas de ruedas, niños con enfermedades crónicas que precisan enfermera…. La capacidad de elección de centro está muy limitada en esos casos, en algunos ni siquiera existe, y hay asuntos a priorizar por encima de los convencionales.

GTRES

Pero también todos los años existe este problema con niños sin dificultades. Valga como ejemplo lo que está pasando en Vallecas, con 265 familias afectadas. Del colegio publico que les corresponde, no se sabe nada. Nada de nada.  Aparentemente se pretendía que apuntaran a los niños a ciegas.
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‘El bebé jefazo’, una desconcertante exaltación de la imaginación infantil

José Coronado, voz española del bebé jefazo (Alec Baldwin en la versión original) durante la presentación en Madrid de la película (GTRES).

Este jueves por la tarde fui con Julia a ver El bebé jefazo, el último estreno infantil de Dreamworks que llegará a los cines españoles el 12 de abril.

Yo me levanté de la butaca desconcertada, lo confieso. Es una cinta atípica, una verdadera locura con bondades y aciertos y también con mucha sal gruesa y elementos que chirrían muchísimo y solo parecen rodar mejor engrasados justo al final. Y el aprendizaje de que tus padres tienen suficiente amor para todos sus hijos y que tener un hermano pudo ser muy divertido, puede suponer lograr el mejor compañero de juegos. El problema es que por cómo está contado, por cómo son los padres (Jimmy Kimmel y Lisa Kudrow en la versión original) y por cómo durante el mayor porcentaje de la cinta vemos al niño mayor ser ignorado y sufrir, dudo que cale el mensaje.

Julia salió diciendo que le gustó y así fue. Tampoco es que vaya a ser un título que le cambie la vida, aunque lo cierto es que pocos lo son. La cuestión es que para ella transcurrió rápida y se le escaparon varias carcajadas. También unas cuantas miradas de incomprensión al principio, hasta que le susurré que no buscara la lógica en la historia y las acciones, que no la había y lo aceptó sin más.

Probablemente la única manera de disfrutar de la película es actuar así, relajarse, asumir que nada tiene sentido, que todo lo que estamos viendo ha nacido de la imaginación desaforada de un niño de siete años con el síndrome del príncipe destronado, disfrutar de los gags que más nos encajen a cada cual, con las referencias que encontremos (¿dónde se consigue el despertador Gandalf?) y con su original estilo visual, que brilla de manera especial cuando el protagonista juega soñando despierto, sin duda el punto fuerte de la película.

La cinta de Tom McGrath no es apta para aquellos que busquen guiones bien cerrados, historias con desarrollos clásicos o ciertas normas en la realidad que se nos presenta en un mundo creado por animación.

También creo que deberían abstenerse los niños más pequeños (a partir de siete años calculo que puede gustar). Y sobre todo me pensaría muy mucho lo de ir al cine si hay una situación en casa de hermanos mal avenidos, pelusas flotantes por la casa, hermanitos pequeños en camino o recién llegados en proceso de gestión.

A partir del trailer la cosa va a estar llena de spoilers, aviso. Pero antes de arruinar la trama a los que sigan leyendo, también advierto que es una de esas películas que conviene esperar a ver qué pasa tras los títulos de crédito.


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¿Si fueras famoso subirías fotos de tus hijos a tus redes sociales?

GTRES.

Es un tema peliagudo sobre el que llevo reflexionando cierto tiempo, sobre todo desde la irrupción de Instagram, esa red social en la que también me muevo pero que tiene tantas cosas que no me convencen, como la imposibilidad de poner enlaces o extender y editar los textos. Es una red concebida para no salir de ahí, mucho más dirigida y que prima la imagen sobre el contenido y la navegación.

En esa red, también en otras, he visto a personas con una popularidad importante, con un número grande de seguidores, que jamás muestran a sus hijos. Que son extremadamente celosas de todo su círculo íntimo de hecho. Puedes ver muchos selfies o fotos tomadas por otras personas en todo tipo de circunstancias, su trabajo, sus obras, sus recomendaciones, pero jamás a sus personas queridas, nunca a sus niños.

Y, por supuesto, también están los que muestran pública y constantemente su entorno y a sus niños. Gente que obtuvo su fama por vías tradicionales o directamente nacidos en YouTube y las redes sociales que podrían mantenerlos en privado pero que ya antes mostraban gran parte de su día a día y al tener hijos, esos niños se incorporaron a esa exposición.

Buscando compartir su alegría, su orgullo y amor por sus niños. Buscando también o en otras ocasiones más interacciones y seguidores. Las fotos de bebés y niños pequeños tienen más éxito, es algo demostrado. Buscando ingresos también. Hay muchas cuentas de Instagram maternales protagonizadas por los niños y por las que se obtiene directamente dinero por diferentes vías.

GTRES.

No lo juzgo, salvo en unos pocos casos demasiado extremos, pero me resulta inevitable pensar en qué pensarán esos niños cuando crezcan (que será antes de lo que creemos) y sean conscientes de lo que ha pasado. Un adulto elije las fotos mías que yo subo a mis redes, pero ellos no han podido tomar esa decisión. Tal vez abra grietas en la relación con sus padres, tal vez cree unas expectativas irreales de repercusión social, tal vez afecte a su autoestima…

¿Qué haría yo si contara con esa popularidad? A día de hoy, que no soy nada popular en Instagram ni me preocupa serlo, a veces he mostrado alguna imagen de mis hijos cuando me ha parecido relevante, pero tiendo a no hacerlo, a que se les vea de espaldas o irreconocibles.

Pero si ya tuviera una horda de seguidores sería mucho más hermética. Creo que cuanto más famosa fuera, más procuraría mantener a mi entorno apartado de las redes sociales. Y no crearía redes sociales protagonizadas por la imagen de mis hijos bajo ninguna circunstancia.

¿Vosotros qué haríais? ¿Qué hacéis?

Todo esto lo he recordado leyendo un post reciente mi compañera Rosy Runrún.

Os dejo un par de párrafos de ese post:

Soraya ha salido a la defensa de su hija Manuela de un mes y una semana en contra de los que criticaban que le había salido ‘feita’ la niña. Me parece bastante osado que en vez de compartir la alegría de la cantante y madre reciente algunos dejen comentarios de esta índole, pero desgraciadamente cuando tienes una cuenta abierta en la que subes fotos de tu familia, al final, te expones a que los ‘haters’ arremetan contra lo que más quieres. Luego ya depende de cada cuál si ignorar o no estos comentarios.

Tristemente, a veces, una respuesta como la suya sólo provoca más comentarios desagradables, aunque también muchos de sus fans han salido en su defensa. En su mano está dejar de subir fotos de su pequeña Manuela, pasar de todos los que segurián criticándola o quizá crear una cuenta privada en la que compartir con los que realmente la aprecian sus momentos más privados.

Anoche soñé que mi hijo hablaba

Anoche soñé que Jaime hablaba. No es la primera vez que sueño algo así, pero hacía mucho desde la última. Años.

Imagino que es normal dado que han sido días de muchas preguntas, de muchas respuestas, de reflexionar y contar alegrías, preocupaciones y anécdotas. La resaca del Día del Autismo, un día para visibilizar que deberíamos procurar extender a todos los días del año.

Estábamos de nuevo en Londres. Todos juntos, los cuatro. A comienzos del mes pasado, coincidiendo con mi cumpleaños, el de mi hija y nuestro aniversario (todo se concentra en dos días) nos regalamos un fin de semana en esa ciudad, pero Jaime no vino, estuvo en una granja escuela. Pasándolo bien, pero sin nosotros. Un viaje concebido como una paliza de horarios, caminatas e improvisación no está hecho para él.

Esta vez él venía y era algo mayor. Tal vez tenía doce o trece años en lugar de los diez de ahora. Íbamos en transporte público camino al hotel e iba jugando a cazar pokemons en mi vieja GameBoy Advance. Me decía que quería quedarse jugando en el hotel, esperarnos allí. Yo le decía que ya tendría tiempo de jugar, que viniera con nosotros a conocer esa ciudad maravillosa.

Una conversación normal entre una madre y su hijo preadolescente. Imagino.

Mientras hablaba con él, en el sueño, era consciente en cierto plano de que mi hijo en realidad no hablaba, de que no jugaba con consolas de videojuegos, de que sentado en un tren se dedicaría a mirar por la ventana y, tal vez, a reír contento.

Entonces mi marido y mi hija comenzaron a gritar mirando por la ventana, que de repente no era la de un tren sino la de un barco. Hacía frío, el viento y la mar picada llegaban a asustar, pero a nuestro lado una orca disfrutaba entre las olas.

Un sueño. Sin más.

Un sueño que me hace pensar en que, en mi marejada de fondo, sigo deseando que mi hijo hable, que juegue con consolas, que quiera seguir su rumbo.

Pero sigo convencida de que ya no es así, que hace mucho aprendí a ver a mi hijo como es, a aceptar lo que nos traiga, a amarle sin más (sin menos).

Da igual lo que los sueños traigan, lo que tal vez reflejen. Lo que el tiempo depare. Nuestro camino es azul. Y feliz.

Seis cuentos y novelas relacionados con el autismo en su día internacional

Me pidieron, para acompañar la entrevista que se publicó este viernes en este periódico por el reciente lanzamiento de mi libro Tener un hijo con autismo, que recomendara varios libros.

Este próximo domingo, aprovechando que es el día internacional por la concienciación del autismo, he recuperado esas recomendaciones. Las he recuperado y ampliado, en numero y extensión.

Me he centrado en cuentos y novelas porque de otro tipo de libros ya os he hablado en un pasado. De hecho, de algunos de los títulos que he seleccionado también he hablado largo y tendido en este blog en el pasado. Los enlaces os conducen a esos posts. Bueno… Uno no es tan viejo, el más reciente es de este mismo jueves.

Todos son libros que ayudan a entender el autismo, que hacen reflexionar, que están bien escritos y que permiten, mediante la ficción, acercar algo complejo y lleno de aristas.

Y he procurado que haya de todo: un clásico, un lanzamiento reciente para adultos, un cuento para niños pequeños, otro para niños más mayores, una novela gráfica y una juvenil. Todos además con distintas aproximaciones..

Vamos con ellos.

El cazo de Lorenzo. Isabelle Carrier Editorial Juventud. 2010.
Un cuento para los más pequeños que emociona a los adultos. Un cuento inolvidable. Lorenzo siempre arrastra un cazo que le impide hacer muchas cosas, pero aunque el cazo le vaya a acompañar toda su vida hay forma de hacer que le pese y le incomode mucho menos si le ayudamos. Con unas ilustraciones sillas y deliciosas. Un libro recomendado por Plena Inclusión (antiguo feaps).

Lucas tiene súperpoderes. Ana Luego (Defábula 2016). Para niños algo más mayores, aquí los más chiquitines tal vez se pierdan, y protagonizado por el autismo. Pasaremos una tarde con Lucas, aprendiendo a ser flexibles y no emitir juicios apresurados. Este cuento nos narra una tarde entera en la vida de Lucas, de forma sencilla y clara, para que el lector pueda, a través de su propia experiencia lectora, sacar conclusiones sobre el autismo, entenderlo sin condicionamientos. No hay juicios, solo hay dulzura y comprensión, y vemos como las reflexiones de otro niño son capaces de explicarnos que nada es absoluto, y que incluso, en las diferencias del autismo, podemos encontrar cosas apasionantes para compartir.


El rastro brillante del caracol. Gemma Lienas. 2014. Editorial Destino. Es una novela juvenil que ayuda a entender cómo piensa y siente su protagonista, un chaval de dieciséis años con síndrome de Asperger que acabará salvando a una inocente gimnasta de catorce de las garras de un depredador sexual que se mueve por Internet fingiendo ser también un adolescente. Es decir, es un dos por uno: inclusión y ciberbullying. En El club de los malditos, un cuento para niños más pequeños de la misma autora, uno de los amigos del protagonista también tiene asperger.

El niño que quería construir su mundo. Keith Stuart. 2017. Alianza Literaria.
El protagonista es el padre de un niño con autismo de alto funcionamiento que encuentra la manera de conectar con él gracias a Minecraft. El niño que quería construir su mundo es tanto el pequeño Sam como su padre, que ha perdido el rumbo por completo y tendrá que tocar fondo para volver a levantarse.

Flores para Algernon. Daniel Keyes. Gran Angular. 2006. Descatalogado.
Un clásico de la ciencia ficción muy poco ortodoxo. Su autor era psicólogo. Charlie Gordon es un joven adulto con discapacidad intelectual, equivalente a un autismo de funcionamiento medio, que recibe un tratamiento que acaba convirtiéndole en un genio. Lo que nadie esperaba es que luego le tocaría retroceder todo lo avanzando siendo consciente de ello. Lectura recomendada en los institutos de Estados Unidos. Una verdadera lástima que esta obra maestra este descatalogado en España. Si no se está dispuesto o se puede leer en inglés, hay eje comprarlo de segunda mano.

María y yo. Miguel Gallardo. Astiberri. 2007.
La conocida y premiada novela gráfica que se convirtió en película sobre la cotidianidad de María, de 14 años, ilustrada por su padre con el que se va de vacaciones. Repleta de situaciones familiares para aquellos que tienen relación con una persona con autismo. Tiene una continuación publicada en 2016 y titulada María cumple 20 años.


Y cualquier otra recomendación, pequeña reseña de cuentos o novelas, es bienvenida.