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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Eucalipto, el árbol que amenaza a los bosques

Hace 40 años empezó la expansión del cultivo del eucalipto por toda la Península Ibérica.  Se vendió como la panacea rentable, una especie forestal de rápido crecimiento productora de abundante pasta de papel frente a la lentitud maderable de robledales y encinares. Actualmente hay más de 760.000 hectáreas de este árbol australiano plantadas en España y 646.000 en Portugal. Lejos de ser bosques, en realidad son enemigos del bosque dado su altísimo impacto ambiental y paisajístico.

En el Año Internacional de los Bosques, más de 20 organizaciones de conservación de la naturaleza y colectivos ecologistas de carácter estatal y de Andalucía, Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco han presentado “Una Visión Común sobre el problema de las plantaciones de eucalipto”. En el manifiesto se hace un breve análisis sobre la conflictividad asociada a estas plantaciones y, sobre todo, se presenta una hoja de ruta a las administraciones públicas y al sector del eucalipto para acabar con medio siglo de conflictos.

Y es que la extensión masiva de este árbol ha provocado una seria pérdida de  biodiversidad, terribles aterrazamientos del terreno, degradando el suelo y reduciendo la disponibilidad de agua. Sólo en Galicia esta primavera se plantarán 30 millones de eucaliptos y apenas unos pocos miles de robles.

Es necesario mejorar la gestión de estas plantaciones y, poco a poco, empezando por los espacios protegidos, ir eliminándolos de nuestros paisajes más singulares y frágiles. No se trata de acabar con los eucaliptos, pero sí de fijar fronteras a su creciente e imparable expansión. Porque por mucho que se empeñen las compañías madereras, un montón de árboles plantados en fila no hacen bosque. En realidad lo deshacen.

Foto: Greenpeace. Infografía: Diario Público.

Tienes más datos (con todas las estadisticas por provincias) en el informe de Greenpeace: “La conflictividad de las plantaciones de eucalipto en España (y Portugal)”

También te recomiendo este vídeo de Greenpeace tan demoledor como descorazonador.

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El amigo olvidado de Lorca y Dalí

En plena celebración del centenario de la creación de la Residencia de Estudiantes de Madrid, nadie se ha acordado de felicitar al último testigo vivo de tan singular acontecimiento.

Amigo de Juan Ramón Jiménez, Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Federico García Lorca, Buñuel, Salvador Dalí, Severo Ochoa, Alberti o Salinas, también conoció a visitantes ilustres como Einstein, Keynes, Le Corbusier, Marie Curie, Stravinsky, Valéry o Chesterton.

Cien años de intensas vivencias y, sin embargo, en todo este tiempo tan sólo ha recibido incomprensión, olvido y muchos palos. Se llama eucalipto. Así, sin más apelativos. A lo sumo, “el eucalipto de la Residencia”. Y hoy lo pueden ver en el mismo sitio donde lo admiró Lorca y quizá dibujó Dalí, solo que más viejo, decrépito y maltratado que entonces. En medio de un aparcamiento, adoquinado hasta el tronco, dando gracias al contratista sensible que en el último momento decidió indultarlo a pesar de que, como dicen algunos estudiantes cuando tratan de aparcar el coche junto a él, molesta.

Al menos este singular árbol ha tenido suerte. Porque las reformas que lo esquivaron se llevaron por delante decenas de álamos negros centenarios, aquellos que hicieron a Juan Ramón Jiménez bautizar el lugar como “la colina de los chopos”, ahora de los chopos cortados.

Los eucaliptos se plantaron profusamente en las ciudades a comienzos del siglo XX, en la creencia de que, al igual que limpiaban los pulmones catarrosos, sus balsámicas hojas ayudarían a purificar los aires de los humos provocados por los primeros automóviles y las calefacciones de carbón. La contaminación hoy en día es tan brutal que, definitivamente, hemos renunciado a acabar con ella a golpe de árboles. En realidad hemos preferido acabar con los árboles en general, quizá para que no nos provoquen el recuerdo no deseado de esa naturaleza perdida. Pero al menos este pobre eucalipto se merecería recuperar algo de espacio. Aunque sólo fuera como homenaje a sus viejos amigos intelectuales desaparecidos.

Foto superior: El viejo eucalipto recibe la admiración de dos destacadas personalidades en la defensa de los árboles singulares españoles, Bernabé Moya, director del departamento de árboles monumentales de la Diputación de Valencia, y el artista Miguel Ángel Blanco, autor de la Biblioteca del Bosque.

Foto pequeña: La Residencia de Estudiantes a comienzos del siglo XX, cuando aún era la Colina de los Chopos sin cortar.

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