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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Capturado el primer lince para soltar en Doñana

Técnicos de la Junta de Andalucía ultiman estos días la construcción de dos cercados en el Parque Nacional de Doñana (Huelva), en donde próximamente liberarán un macho y una hembra de lince ibérico capturados en Sierra Morena (Jaén). Su traslado forzoso supone la apuesta más arriesgada hasta ahora nunca antes tomada en España para evitar la extinción local de una especie protegida. También la acción estrella del proyecto conservacionista más caro de Europa, 26 millones de euros.

Tras los buenos resultados logrados con las poblaciones salvajes jienenses, en lenta pero esperanzadora recuperación, además del programa de cría en cautividad, toca ahora evitar la desaparición del felino en el espacio más protegido de España.

Años de esfuerzos económicos y científicos por mantener esta isla lincera en mitad de la nada han acabado en el más absoluto de los fracasos. Ahora se confía, in extremis, en la llegada de sangre nueva para reducir la endogamia de la población, para hacerlos más fuertes ante la última amenaza contra su futuro, un virulento brote de leucemia felina, causante de la muerte directa en poco tiempo de 11 ejemplares, casi todos machos.

La enfermedad ha provocado una hecatombe, al acabar con uno de cada cinco linces marismeños. Para suplir este inmenso vacío se confía ahora en la llegada de un nuevo macho de tres años, ya capturado y que pasa la cuarentena en una jaula antes de su liberación en un cercado del Coto del Rey. Allí, tres hembras viudas le esperan como agua de mayo.

El segundo ejemplar, una hembra, todavía no ha sido capturado, pero ya está previsto el lugar de su suelta, un cercado de siete hectáreas junto a la laguna de Santa Olalla, en el corazón del parque.

Cuando los técnicos consideren que los nuevos linces se han aclimatado a su nuevo territorio, abrirán los cercados para liberarlos, en pleno periodo de celo.

Algunos sectores ecologistas han criticado esta acción por cuanto los peligros son todavía muchos en el Parque Nacional, y por tanto muchas las posibilidades de que los nuevos inquilinos, pero con seguridad sus crías, mueran en cuanto saquen la pata fuera del espacio protegido, si no pillan antes una leucemia. Para acabar con estas reticencias, Melody Roelke, experta norteamericana en felinos y asesora de la Junta andaluza, ha sido contundente: “Con el lince tenemos que ir más rápido que con la pantera de Florida; si esperamos a resolver los problemas de atropellos en Doñana, el lince se extinguirá y no habrá más atropellos, pero porque no quedarán ejemplares para ser atropellados”.

En realidad, el proyecto marismeño se ve más como un ensayo general para la futura reintroducción de este felino en Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal, prevista a partir de 2010. Allí había linces hasta hace menos de 15 años y se mantienen buenos hábitats para la especie. Es su auténtico futuro. Porque para el de la población de Doñana, cercada por carreteras, urbanizaciones, venenos y cazadores, pintan bastos.

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