El síndrome del domingo por la tarde

Tranquilidad. No es grave y no estás solo. El fenómeno del domingo no se trata de una enfermedad ni de un trastorno, pero sí es recurrente y a la vez muy poco estudiado. Una encuesta de 2015 ya constataba que hasta el 76% de los estadounidenses padecía tristeza dominical.

Fotografía con Licencia CCO

Llega el martirio del domingo por la tarde y se acabó el disfrute del fin de semana, sin causa aparente, te empiezas a sentir emocionalmente mal, triste, angustiado, nervioso, irritable… Y esa noche además sueles dormir peor.

No es algo nuevo. Este padecimiento fue detectado por primera vez en el año 2006 por la psicóloga norteamericana Larina Kase, quien realizó varias investigaciones al respecto en el Centro de Estudio y Tratamiento de la Ansiedad de la Universidad de Pensilvania.

De repente, te invade la angustiante sensación de que ‘algo’ termina (otra semana más, un período de descanso), sin embargo lo que realmente te ocurre pueden ser dos cosas:

Simplemente estás aburrido y/o no te gusta estar solo, ya que los domingos podemos vivir la ‘resaca’ de un día anterior divertido, con amigos o familia; o que experimentas ansiedad anticipatoria de una nueva semana intensa de trabajo o estudio.

En los estudios de Kase la mayoría de personas mostraban algún grado de insatisfacción laboral. Quienes experimentan este problema tienen dificultades no resueltas en el contexto laboral. Básicamente tienes un trabajo que no te gusta, estresante, estás desmotivado o con mal ambiente laboral.

Algunas soluciones podrían ser la de organizar planes entretenidos para ese día, solo o acompañado, que te mantengan abstraído para focalizar tu atención exclusivamente en el momento presente y no en lo que te espera esa nueva semana. Puedes reservarte esa tarde para leer, ver películas, pasear, ir al cine, tareas del hogar, etc.

Vivimos en una cultura muy enfocada al trabajo, es donde pasamos la mayor parte de nuestra vida, tenemos que intentar que este sea lo más cómodo posible para nosotros, pero a veces (la mayoría) esto no es del todo posible, por tanto, tenemos que pensar que ese trabajo que ‘odiamos’ no puede convertirse en el centro de nuestra vida, que nos permite obtener los ingresos para cubrir nuestras necesidades básicas, poder viajar y disfrutar de nuestro tiempo libre.

Piensa que cuando hemos perdido cualquier trabajo nos hemos sentido peor y con bastante más ansiedad, no tener trabajo es una etapa indeseable para cualquiera, pensar en esto nos ayudará y así podremos lograr sentirnos aunque sea mínimamente agradecidos.

 

 

 

 

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