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¿Mar, montaña o ciudad? La ciencia responde

Según la Mental Health Foundation (MHF), el 65 % de las personas aseguran que estar cerca del agua mejora su bienestar mental.

Fotografía licencia CCO

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Apunta el investigador Jonathan Reeves que los entornos acuáticos son menos exigentes desde el punto de vista cognitivo que las imágenes y los sonidos cotidianos de nuestras vidas ajetreadas, y permiten una ‘fascinación suave’.

«Pensemos en lo fácil que es observar las ondas en el agua».

Como Homo sapiens todos vivíamos en la naturaleza pero junto a lagos, ríos y mares. Con la evolución nos convertimos en una especie mayoritariamente urbana.

La pérdida de la interacción humano-naturaleza se ha relacionado con una ola creciente de  trastornos de salud mental. Un creciente cuerpo de evidencia científica indica que la salud humana, tanto mental como física, está intrínsecamente ligada a la naturaleza.

Se ha descubierto que solo mirar un paisaje natural provoca cambios psicológicos y fisiológicos rápidos y beneficiosos en el cortisol salival, el flujo sanguíneo, la presión arterial y la actividad cerebral.

Pero además, numerosos expertos ahora creen que los espacios naturales azules podrían ser incluso más beneficiosos que los verdes.

El concepto de salud azul surgió hace casi 10 años cuando investigadores de la Universidad de Sussex pidieron a más de 20 000 personas que registraran sus sentimientos en momentos aleatorios. Recopilaron más de un millón de respuestas y detectaron que las personas eran, con mucho, más felices cuando estaban en espacios azules .

Más recientemente, expertos de la Universidad de Glasgow Caledonian (GCU) revelaron que pasar tiempo en espacios azules reduce el riesgo de estrés, ansiedad, obesidad, enfermedades cardiovasculares y muerte prematura.

Niamh Smith, investigador de GCU y coautor del estudio, dice que el equipo encontró un impacto en la salud mental y general al pasar tiempo en espacios azules. La investigación también vinculó el tiempo pasado en el espacio azul con una reducción en el índice de masa corporal (IMC) y un menor riesgo de mortalidad.

Incluso el  sonido del agua puede ser suficiente para reducir el estrés en las personas.

En términos generales, hay dos tipos de atención humana : «dirigida», la concentración intensa que podemos usar al conducir un automóvil, y «no dirigida», la atención involuntaria que podemos prestar a los ruidos distantes, con el viento, la música de fondo, o un helicóptero a lo lejos.

El sonido del agua puede estimular suavemente esta atención no dirigida, permitiendo que nuestra mente descanse.

El torrente de las corrientes de los ríos y el sonido de las olas que llegan a la costa entran en la categoría de ‘ruido rosa‘. Al igual que el ruido blanco, el ruido rosa se compone de todas las frecuencias de sonido audibles para el oído humano, pero con menos volumen en las frecuencias más altas. Se ha encontrado que  ayuda a dormir y mejorar la memoria.

Un saludo a todos los que vivimos en Madrid!! Ya sabemos que las escapaditas al mar son muy necesarias!!

 

*Fuente: BBC Future – The surprising benefits os blue spaces

La conducta no verbal más universal: el baby talk

Salvando las obviedades como reír, llorar o bostezar, que sí es cierto que se trata de actos comunicativos que hacemos todo el mundo, se produce un fenómeno universal, no verbal, bastante curioso. Se conoce como baby talk.

Fotografía con licencia CCO

Fotografía con licencia CCO

El baby talk se define como la adaptación verbal y no verbal del lenguaje que utilizamos los adultos (y niños mayores de 6 años) para dirigirnos a los bebés y niños menores de 6 años.

¿Y cómo lo hacemos? Exagerando las expresiones no verbales con la cara y los gestos, usando diminutivos en las palabras, frases cortas y sencillas, entonación más expresiva con un tono más agudo, ritmo lento y más definido en el habla.

Pues bien, todo ello se practica en todo el mundo, sin excepción, independientemente del idioma, la cultura o el género, si bien es cierto que las madres lo utilizan con más frecuencia y ha sido la muestra más estudiada en diferentes investigaciones.

Se trata de un comportamiento innato en el se humano para asegurar, según los estudios, el correcto desarrollo y aprendizaje del niño, así se mejora su atención y se afianzan los conocimientos y la adquisición del habla.

Además, los bebés responden mejor al habla infantil que a la charla normal de un adulto y se sienten realmente especiales. Así lo demostró un estudio bastante importante, publicado en el año 2020.

Definitivamente, los bebés tienen una clara preferencia por este lenguaje adaptado, estos datos resultaron tan significativos porque se evaluaron con una amplia muestra, en 67 laboratorios diferentes pertenecientes a América del Norte, Europa, Australia y Asia (actualmente se están replicando en África y América del Sur).

Pero… ¿Y tu pareja?, ¿también te habla a ti como a un bebé? Igualmente hay estudios sobre el fenómeno del baby talk entre parejas adultas, pero esto da para otro post… No te lo pierdas!! 🙂

Cómo afecta el uso de la mascarilla al desarrollo emocional de los niños

Hay niños que han nacido ya entre rostros con mascarilla, los efectos a largo plazo de todo esto se evaluarán en el futuro pero podemos realizar ciertas predicciones en base a lo que ya conocemos sobre el funcionamiento de la expresión emocional en el rostro.

Fotografía libre de derechos. Pixabay

Fotografía libre de derechos. Pixabay

En el laberinto de conexiones que suceden dentro de nuestro cerebro, existen unas neuronas conocidas como “células de la empatía”. Se trata de las neuronas espejo, a éstas les debemos llorar o sentir miedo cuando vemos una película, bostezar si vemos a otra persona hacerlo o contagiarnos de la risa de los demás.

Las neuronas espejo son las responsables de la empatía y de la regulación emocional en la relación con los demás; son especialmente importantes cuando somos pequeños, porque es entonces cuando desarrollamos (a partir de los 6 meses o al año de edad) la referencia social, es decir, nuestra capacidad de utilizar y reconocer expresiones emocionales, e intenciones en los demás. La raíz de la empatía.

La mascarilla provoca un bloqueo emocional y en las aulas puede generar una desconexión significativa en la relación entre profesor y alumno, una cuestión que puede interferir de forma negativa en la atención, la memoria o el aprendizaje, áreas donde la comunicación con emoción es imprescindible para integrar cualquier conocimiento en el alumno.

Los profesores intentan suplir esta carencia con una tonalidad de voz más pausada y emocional aunque también más alta y ya se refieren los primeros problemas de afonía en el profesorado. Se necesita un periodo de adaptación para que tanto alumnos como profesores se acostumbren al uso de la mascarilla.

De base, el que un maestro lleve mascarilla tendrá ciertos efectos en el aprendizaje del alumno, el impacto es seguro, pero afectará en mayor o menor medida dependiendo de la edad del niño y necesidades y estilos de aprendizaje.

En los niños más pequeños que aún requieren de un modelado vocal (para aprender a pronunciar los sonidos del lenguaje) o que necesitan más tiempo de expresión facial para entender conceptos, o que tienen necesidades especiales, como en el autismo, las complicaciones aumentan.

¿Qué podemos hacer para reducir el impacto de la mascarilla?

En cuanto a los profesores, pueden apoyarse en más recursos complementarios, como dibujos, esquemas, pizarras digitales, y fomentar aún más el movimiento gestual en el cuerpo para expresar los contenidos.

También fomentar un lenguaje verbal más emocional, ya que no podemos expresar tanto con el rostro, podemos transmitir en nuestro mensaje las emociones que sentimos al ver el resultado de cierta tarea o actividad para no perder el vínculo afectivo, preguntarles a los niños cómo están, cómo se sienten, que entiendan que estáis ahí, como siempre, a pesar de que la mascarilla nos haga parecer más distantes.

En casa, los padres pueden trabajar una educación multisensorial, por ejemplo, con juegos dirigidos mediante el sentido del tacto o con actividades de comunicación a través de los ojos, jugando a adivinar expresiones emocionales parciales y completas.

No os alarméis, los niños se adaptan de forma rápida a los cambios por su gran plasticidad cerebral, quizás pierdan capacidades completas e inmediatas para detectar y reconocer emociones pero se entrenen en una mirada más empática y en ser capaces de conectar con el otro con gestos mínimos, que se vuelvan más perceptivos y perspicaces para captar los sentimientos en los demás.

*Te puede interesar:

*Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52856765

 

El olor a café: un recurso poderoso

O lo amas o lo odias, pero el café es una de las bebidas más consumidas en el mundo, así que parece que tiene más seguidores que detractores. Y es que no es solo una simple bebida. El café es para muchos un medio de inspiración, una necesidad para empezar el día, el símbolo de una importante conversación, de un reencuentro, de recuerdos, el testigo de muchos comienzos o de algunos finales.

Fotografía Pixabay License

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Nuestro cerebro adora el café.

Debido a la estimulación de la dopamina, el consumo de cafeína aumenta nuestra capacidad cognitiva, mejora nuestro estado de ánimo, optimiza la atención, concentración y memoria, y tras su ingesta, nos sentimos más eficientes, vigorosos y motivados por el trabajo. Al contrario, reduce nuestra percepción de somnolencia, fatiga, cansancio y afectos negativos.

Existen centenares de estudios que avalan los ya conocidos efectos beneficiosos del café en nuestro organismo (siempre con un consumo moderado). Pero uno de ellos, publicado recientemente, va aún más allá, ya que no se centra en la ingesta, sino solamente en el poder de su olor.

El aroma a café ya es capaz de mejorar nuestras capacidades cognitivas, es decir, optimiza la atención, la capacidad de análisis, de resolución de problemas y el desempeño laboral y académico en general. Parece producto de la magia, sin embargo, la autora del trabajo, la doctora la Adriana Madzharov, destaca una cuestión tan llamativa como curiosa: se trata de un simple efecto placebo.

Basta con que una sala o una habitación desprenda olor a café, para que el 90% de las personas experimenten bienestar. «Como ya sabíamos, al cerebro le apasiona el café. La cafeína lo estimula, le genera placer y activación. Por tanto, el simple aroma también puede activar todos esos procesos debido a ese recorrido neuronal que se produce entre la corteza cerebral y el sistema límbico: nos sentimos motivados al recordar sus beneficios.»

«A menudo descuidamos el gran efecto que tiene en nosotros el sentido del olfato. Estamos ante un recurso cerebral prácticamente infrautilizado, cuando en realidad, es un vínculo directo hacia nuestras emociones y memoria, un canal excepcional capaz de conferirnos inspiración, calma o activación, de mejorar nuestra atención e introspección, de hacernos más creativos, receptivos al entorno…»

Este hecho es algo que sabe bien la industria del marketing y se está empezando a aplicar al mundo del trabajo y las organizaciones. Ya hay estudios que sugieren que, en ocasiones, basta una fragancia a vainilla, canela, café o chocolate, para mejorar el bienestar y la productividad de los trabajadores. Estamos ante un tema lleno de posibilidades.

 

 

 

*Fuentes de consulta:

El impacto del aroma a café en las expectativas y el rendimiento

Al cerebro le gusta el café

El olor a café estimula el cerebro y mejora los procesos cognitivos

 

 

¿Y tú, ya te has ‘acostumbrado’ al confinamiento o cada vez lo llevas peor? (Procesos psicológicos)

Todos seguimos aislados por la pandemia del Covid-19, ya llevamos más de 30 días confinados en casa, pero no todos lo gestionamos de la misma manera.

Pxhere / CC0 Public Domain

Pxhere / CC0 Public Domain

Lo habréis comprobado vosotros mismos, habláis con amigos y familiares y hay personas que aseguran haberse acostumbrado ya a la situación y les afecta cada vez menos y otras que han empeorado, que tienen más ansiedad y lo llevan definitivamente peor que al inicio.

Os adelanto que ambas reacciones son totalmente normales y adaptativas. Estos dos mecanismos de afrontamiento psicológico se denominan: proceso de habituación (ahora lo llevas mejor) o proceso de sensibilización (cada vez te adaptas peor).

Un mismo estímulo, una misma circunstancia, puede provocar habituación o sensibilización dependiendo de la intensidad, de la experiencia previa y de la costumbre de aprendizaje de la persona.

Es un proceso muy cotidiano, por ejemplo, mi madre tiene un reloj antiguo en casa y cuando voy no puedo dejar de escuchar el ‘tic-tac’ de forma constante e irritante, mi madre se sorprende muchísimo ante mi malestar, ella no lo percibe, inconscientemente lo ignora, está acostumbrada al sonido, habituada, y yo sin embargo estoy sensibilizada, me afecta más el sonido y se convierte en el foco de mi atención.

En la habituación, ante un estimulo repetido la respuesta es cada vez menos intensa por continua presentación. En el lado opuesto, la sensibilización consiste en el aumento de la respuesta de un organismo a un estímulo por la mera presentación de este.

La teoría nos dice que la tendencia general es pasar primero por un proceso de sensibilización, ya que nuestro cerebro activa un ‘modo alerta’ ante estímulos o situaciones novedosas (más aún si entiende que tienen peligro) y después habituarnos con el tiempo.

La sensibilización no es mala por sí misma, si no has llegado aún a la habituación no te preocupes, es normal. Tendríamos que consultar a un especialista si tras el fin del estímulo o situación (cuando retomemos nuestra rutina) no conseguimos salir de ese estado de ansiedad o malestar, ya que podríamos desarrollar una fobia u otras patologías.

Ánimo a tod@s! Siempre, siempre, siempre somos más fuertes de lo que creíamos.

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