Por qué he firmado la carta a la OMS sobre el zika y los Juegos Olímpicos

He viajado a Brasil solo una vez, hace ya muchos años, en el siglo pasado. Por entonces, en la terminal de llegadas del aeropuerto de Río había un curioso sistema que ignoro si seguirá existiendo. Tras el control de pasaportes y la recogida de maletas, uno debía ponerse en cola para apretar un botón que encendía un indicador luminoso. Si salía luz verde, uno pasaba sin problemas. Pero si te tocaba luz roja, los amables agentes de aduanas te sacaban de la fila y te destripaban hasta el último dobladillo del equipaje con apasionado ensañamiento. No tengo la menor idea de si el sistema era simplemente aleatorio o si había alguien moviendo los hilos al otro lado de una cámara y eligiendo rojo o verde en función del aspecto del viajero, esa eterna discriminación silenciosa e impune.

Modelo del virus del Zika. Imagen de Manuel Almagro Rivas / Wikipedia.

Modelo del virus del Zika. Imagen de Manuel Almagro Rivas / Wikipedia.

Curiosamente (tratándose de Brasil), algo parecido ocurre con el virus del Zika. De todos aquellos que lo contraen, algunos reciben luz verde y pasan la infección sin siquiera enterarse. En cambio a otros les toca una terrible luz roja con funestas secuelas para toda la vida. Y dos son los problemas. Primero, que aún no sabemos si hay algún patrón oculto que dirige la luz que recibe cada uno (es probable, pero es una incógnita). Y segundo, que los expertos aún ni siquiera están seguros de si han llegado a comprender todo el alcance y las consecuencias de lo que significa una luz roja.

Es la primera vez en toda la historia de la ciencia que ocurre algo parecido. En otro tiempo, las enfermedades simplemente se revelaban cuando se padecían. En épocas más recientes se lograba identificar los agentes infecciosos, y tanto médicos como científicos sabían a qué cuadro diagnóstico atenerse y cuáles eran los riesgos para el paciente. Por ejemplo, el ébola es devastador, pero no engaña; siempre es muy claro en sus intenciones. Sus signos y síntomas son comunes y son evidentes, más allá de la efectividad de los tratamientos y de que en la vida o la muerte del paciente siempre haya un cierto margen reservado a la resistencia individual.

Algo parecido ha sucedido últimamente con el brote de enterovirus en Cataluña: algunos niños solo han sufrido síntomas leves, mientras que para otros el virus ha sido letal o enormemente dañino. Es posible que, si antes no han surgido situaciones semejantes de evolución tan diferenciada, ha sido más bien porque las infecciones no se detectaban en los casos benignos o porque en muchas ocasiones las visitas a Urgencias continúan resolviéndose sin diagnóstico concreto («ha dicho el médico que es un virus») y sin consecuencias graves.

La confusión provocada por las primeras informaciones sobre el zika fue además amplificada por esos agentes tóxicos que nunca faltan en estos casos, conspiranoicos y otros elementos que aprovecharon la ocasión para atribuir la microcefalia a las causas de sus propias obsesiones. Ahora ya sabemos que el zika puede causar microcefalia, puede causar síndrome de Guillain-Barré y puede causar potencialmente otras anomalías neurológicas. Pero aún no sabemos por qué a veces puede y otras no. Y si un contagio grave es algo temible, la incertidumbre de una lotería es casi peor, sobre todo porque hay muchos vectores ocultos.

El problema con los Juegos Olímpicos de Río es que las opiniones al respecto pueden estar sesgadas. En otras ocasiones he defendido aquí la necesidad de un margen de crédito para la Organización Mundial de la Salud (OMS), dado que solo puede jugar con modelos y probabilidades que llevan implícita la posibilidad de equivocarse. Los economistas también juegan en este terreno, y nadie pide su defenestración cuando fallan una y otra vez en sus previsiones. Pero es cierto que a la OMS se le acaban los comodines. Y cuando defiende la celebración de un evento en el que tiene intereses, como es el caso de los Juegos, se acabó el margen y se acabó el crédito.

Parece curioso que el asunto sobre la conveniencia o no de celebrar los Juegos de Río según lo previsto haya trascendido más aquí a raíz del artículo publicado por Pau Gasol en El País. Está claro que esto es España, y aquí no tiene nada de raro que un deportista consiga más eco que cien científicos. Pero en este caso es de agradecer: Gasol no solo parece un tipo con cabeza, sino que esa cabeza la dedicó en tiempos a estudiar parte de la carrera de medicina. Para variar, esta vez tenemos la opinión de una figura con tirón público que sabe de lo que habla.

Pero es que, además, toda opinión merece más crédito cuando es contraria al sesgo esperado. De un deportista se esperaría que se aferrara a la opción de celebrar los Juegos, incluso en un caso como Gasol, que (según creo) ya lo ha conseguido casi todo en su carrera. El hecho de que un deportista olímpico con formación médica cuestione la conveniencia de acudir a los Juegos debería zanjar cualquier duda.

Personalmente el deporte no me interesa, así que la celebración de los Juegos, su aplazamiento, su reubicación o su cancelación son opciones que en circunstancias normales me resultan indiferentes. Por supuesto que respeto el trabajo de quienes se esfuerzan durante años con vistas a ese momento crucial de éxito o fracaso. Pero sin discursos de anuncio de Cola-Cao: para mí vale lo mismo que el de cualquier otro humano que batalla cada día en total anonimato y sin reconocimientos, medallas ni himnos. Tampoco respaldo la crítica principal a los Juegos, el lucrativo negocio del deporte. Que yo sepa, es legal; unos tipos venden, y otros compran voluntariamente.

Con esto quiero decir que mi postura no es ni a favor ni en contra de los Juegos, sino a favor del sentido común y en contra de una celebración multitudinaria en la zona cero de una enfermedad infecciosa imprevisible y semidesconocida, que miles de personas podrían llevarse para sembrarla en sus países, algunos de ellos campos muy fértiles para la reproducción de los mosquitos responsables de diseminarla. Y esto sin contar con la vía sexual de transmisión, que no discrimina entre países. Por supuesto que siempre hablamos de modelos y probabilidades que pueden fallar. Pero ¿y si no? ¿Servirá de algo saber a quién hay que culpar?

Por todo esto he roto mi norma habitual de no firmar nada de lo que yo mismo no sea autor (exceptuando quizá el contrato de la hipoteca, que personalmente habría redactado en otros términos). Soy uno de los firmantes (a título exclusivamente personal) de la carta abierta titulada «Rio Olympics Later», dirigida a Margaret Chan, directora general de la OMS, para que recomiende el aplazamiento o la reubicación de los Juegos Olímpicos. Esta es una ocasión propicia ideal para aplicar el famoso principio de precaución, y que por una vez no tengamos que arrepentirnos de un error histórico.

6 comentarios

  1. Dice ser Eledus

    Hagamos, razonadamente, una cosa. Busquemos pros y contras de que se celebren y sopesemos si los riesgos merecen o no la pena:

    PROS: Todo sigue igual y el necgocio que se lleva a cabo es inmejorable. Algunos se hacen un poco mas ricos y otros pocos ven cumplidos sus sueños de ser coronados con laureles.

    CONTRAS: El virus se expande por el mundo, causando una pandemia global. Aecontrarse en condiciones distintas, es posible que el virus mute (suponiendo una tasa de mutabilidad media, del 15 %. La mitad de la de la gripe) y empiece a causar estragos. Además, por si fuera poco, cada foco sería distinto, por lo que los tratamientos podrían ser distintos de uno a otro foco.

    Ahora, dejo a las conciencias de vuesas mercedes el sopesar si merece o no la pena el riesgo.

    01 junio 2016 | 15:46

  2. Dice ser joseluis123123

    brasil es un pais tercermundista, la gente vive hacinada, rio de janeiro tiene clima tropical con lo que hace calor y humedad todo el año aunque alli sea invierno, fiarse de las autoridades brasileñas respecto a lo que puedan decir acerca del zika me parece poco inteligente puesto que logicamente ellos quieren que vayan turistas, dejen dinero y mejorar su deteriorada imagen.
    yo personalmente creo que nadie salvo por una cuestion muy importante deberia viajar a brasil y para mi no es un motivo importante ver a unos tios haciendo unas pruebas que se ven perfectamente muy bien por television y cuando ademas la presencia española es infima porque a los españoles a diferencia del futbol o la formula uno o el ciclismo el atletismo no nos gusta y ni nos va ni nos viene.

    01 junio 2016 | 16:34

  3. Dice ser Babu

    Creo que tu doctorado en Bioquímica no es merecido, porque cualquiera que haya estudiado mínimamente la virología (acabo de graduarme y he tenido que estudiarla como troncal), debe saber que todos hasta el último de los virus presentan un periodo de latencia (razón por la que existen las cuarentenas), que hay muchas enfermedades que se pueden desarrollar y cursar de manera subclínica (es decir, sin síntomas evidentes, como por ejemplo, la tan temida legionelosis, en un individuo sano, con un sistema inmune fuerte, pasa sin nisiquiera notarse), e incluso nuestro gran monstruo, el temido VIH puede llegar a tener una latencia de hasta DIEZ AÑOS, que no es poco eh. La «evolución diferenciada» como tú la llamas, no es más que el resultado de la combinación de las diferentes variables de cada paciente (edad, estado inmunológico, antecedentes, alimentación, estilo de vida, etc.)
    Revisa un poco tus fuentes, antes de hacer declaraciones de este tipo.

    02 junio 2016 | 01:01

  4. Dice ser Daniel L.

    yo voy a hacer caso a Gasol, que es un experto es estos temas.
    además seguro que ha salido voluntariamente (sin que nadie se lo diga) en una rueda de prensa mundial a hablar de este tema.
    no os olvidéis de poneros la vacuna que os digan en la tele y en estar de acuerdo con la pastaza que van a dedicar de nuestros impuestos para que se forr… digo para que se arregle este problemón.
    más o menos igual que el VIH, el ébola, la gripe A o cualquier otra invenc… digo enfermedad.

    02 junio 2016 | 08:55

  5. Dice ser Alucinada

    Babu, un poco de humildad. No todo es recién licenciarse sino experiencia. Pero es algo que se cura con la edad. Creo que el problema no es que haya latencia durante 3 o 10 meses. Creo que el problema es que haya 1 persona latente o 1 milón.

    02 junio 2016 | 09:10

  6. Muy buena explicacion. Bajo mi punto de vista cada uno recibe lo que se merece…

    03 junio 2016 | 00:51

Los comentarios están cerrados.