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¿Cómo es Pokemon Go para niños pequeños?

juliaProbablemente la mayoría estéis muy hartos de oír hablar de Pokemon Go, llevamos gran parte del verano bombardeados a contenidos sobre el tema, cuando no rodeados de jugadores con mayor o menor grado de implicación. Por eso mi intención inicial de escribir al respecto, impulsada en parte porque algunos me han preguntado sobre si lo veía apto, incluso recomendable para niños pequeños, se entibió.

Al final he decidido publicar este post por si a alguien le resulta interesante mi impresión de este juego respecto a su uso por parte de niños como mi hija. La perspectiva de una madre que hace ya muchos años, cuando era una periodista veinteañera, escribía de ocio electrónico, que jugó bastante (también a las primeras entregas de Pokemon en GameBoy Advance) y que no tiene prejuicios respecto a los videojuegos como forma de ocio.

Lo instalé en julio en mi móvil. No lo hice porque Julia lo hubiera pedido, fue una cuestión de interés informativo mío, también de simple curiosidad. A Julia le gustó desde el principio, despertando su interés por ver los dibujos inspirados en estos bichos de Nintendo. Aunque sin enganches, durante tres semanas en agosto ni lo olió. Y el resto del tiempo es un entretenimiento más entre muchos otros.

* Vamos con las ventajas que he encontrado…

La primera y más importante es que anima a caminar, a pasear. Jamás ha sido tan fácil salir con Julia a recorrer todo tipo de parajes. El paseo por el paseo no suele interesar a los niños de su edad, pero este verano he visto a muchos de cacería de la mano de sus padres. Los pokemons aparecen cuando recorres distintos lugares. Lo que en los videojuegos clásicos de Pokemon consistía en patear digitalmente los mundos que se te mostraban en pocos pixeles, ahora es el mundo real. Cuanto más se varíen zonas y lugares, más variedad de pokemons podremos cazar. Y no sólo se camina para encontrar pokemons que cazar, también sirve para eclosionar huevos de los que saldrán pokemons-sorpresa en plan huevo Kinder y para encontrar pokeparadas en las que conseguir objetos y gimnasios en los que batirse en duelos sin sangre ni muertos. Invita incluso a hacer turismo y nos descubre rincones de nuestras ciudades a los que no habíamos prestado atención, con el juego hemos descubierto el nombre de esculturas que estábamos hartos de ver, placas con información histórica o, sobre todo, ejemplos de arte urbano.

Vinculado a lo que os comentaba de los gimnasios, es un juego completamente blanco. No hay muertos, ni sangre. Las peleas son lo más suaves que se pueda imaginar. Tampoco hay violencia verbal, desigualdad hacia la mujer o sexo. En ese sentido no hay el menor miedo. Los protagonistas son unos animalitos muy cucos que encuentras o salen de huevos aparentemente por generación espontánea completamente asexuados salvo en un par de casos, que para lo que les sirve…

No entraña dificultad, sino perseverancia. Adultos, adolescentes y niños están igualados. Al menos por la edad, por qué hay muchos motivos de desigualdad que explico abajo.

Anima a leer a esos niños que se están empezando a hacerlo. No solo los contenidos del juego, que te describe pokemons y sus características, también buscando contenidos relacionados. Julia estuvo este verano leyendo de principio a fin una guía impresa sobre Pokemon Go que compramos junto a la playa y en tiempo récord. También las hay muy completas en Internet. Hace muy poco hemos instalado en un simulador una de las versiones vetustas, Pokemon Rojo Fuego, con la que os aseguro que hay que leer bastante.

En cierto sentido es como la colección de cromos de todo la vida, con la que se ejercita la memoria, pero más barata. De hecho completamente gratis si no pagamos por los objetos del juego. Está el inconveniente, eso sí, de no poder intercambiar pokemons, que es parte fundamental en cualquier colección de cromos. No obstante parece que los desarrolladores están trabajando para solventarlo.

No hay chat ni los peligros que conlleva. El juego invita a hablar con otros niños que también lo estén jugando y comparar los pokemons que se tienen, pero en la vida real. Primos, amigos… No hay opción de contactar con desconocidos y hablar con ellos como en juegos tipo Clash of Clans. Los desconocidos con los que puedas acabar hablando serán otros jugadores que encuentres a tu lado en pokeparadas o gimnasios. Con mi hija eso no entraña riesgos porque nunca está sola en la calle.

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Los mejores juguetes de 2016 según los premios de la industria juguetera (y mi opinión al respecto)

La tarde del miércoles estuve en la entrega del equivalente a los Goya de los juguetes. ¿Cómo funcionan estos premios que distinguen los mejores juguetes del año 2016, únicos galardones de nuestro país que reconocen a esta categoría de productos? Pues participan las empresas que forman parte de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, cada una propone los juguetes que considera mejores, con más posibilidades para ganar, en las diferentes categorías. Un jurado independiente compuesto por expertos en pedagogía, psicología, distribución, educación, diseño, medios de comunicación y asociaciones de usuarios, decide los ganadores salvo en un caso, en el que el juguete ganador lo designa una votación popular.

Respecto a los trece mejores juguetes de 2016, (once en diferentes categorías de juego, el mejor valorado por el público, que no entiendo y más abajo veréis mis razones, y el mejor juguete elegido por la distribución), os voy a destacar los que más llamaron mi atención, pero aquí tenéis el listado completo con opción a que vosotros votéis, a ver cuál de esos trece productos acaba siendo el que más votos cosecha entre los lectores de 20minutos.

Los pude ver y toquetear, y con algunos me quedé con las ganas de jugar, como con Simon Air de Hasbro, revisión del clásico Simon que tenían mis primas mayores y me encantaba, o Ido 3D vertical delux design studio de Giochi Preziosi. Tengo un amigo con un bolígrafo 3D así que a Julia le fascinó cuando lo vio, a falta de comprobar su durabilidad y resistencia, tiene una pinta fantástica.

Otro juguete que me llamó la atención pero reservo mi opinión definitiva a poder probarlo en casa con la infantería es Skitbot Animation Studio de Goliath Games, que viene equipado con cromas verdes y azules para que los niños creen sus escenas de acción desde una app gratuita. La idea mola.

En juguetes conectados ganó Zowi, del que ya os hablé (muy bien) en su día. Smart Anatomy de Diset, fue el mejor juguete electrónico de aprendizaje y también me gustaría probarlo para comprobar si han logrado hacer ameno y divertido el aprendizaje del cuerpo humano y sus sistemas y funciones.

Skip It de Bizak me trasladó a mi infancia. ¡Es mi vieja boti bota! Juguete de moda cuando tenía más o menos la edad de Julia. Me encantaba el 1, 2, 3 de Mayra Gómez Kemp y me encantaba avanzar por la calle saltando con Botilde en el tobillo pese a que mis padres me lo prohibieran por ser un peligro público. La tuve hasta que la destrocé y no me la repusieron.

Hubo otros premiados de cuyos méritos no dudo, pero que, como iba buscando originalidad, me impactaron poco. Por ejemplo el premio a mejor juguete para la primera infancia, que era un andador, o el vehículo de gran tamaño que no dudo que sea fantástico pero que (cuando llevan motor y se limitan a tener al niño sentado y ocupar espacio) nunca han sido santo de mi devoción.

Incomprensible para mí el ganador en la categoría al más votado por el público, a menos que toda Córdoba se lanzara como loca a votar junto a todos los fans de Antonio José (ganador La voz 2015), que apoya a la muñeca con una canción. Se trata de una muñeca llamada Patia inspirada en los patios cordobeses que viene con un sobre de semillas de geranios y que jamás he visto en ninguna juguetería ni de la que había oído hablar.

Pero más incomprensible todavía es la imagen que ilustra la trasera de la caja en un producto infantil. ¿En qué demonios estaban pensando? Lo único bueno de la foto es que así ni te fijas casi en que la muñequita va pintada como una puerta.

Como os decía antes, aquí los tenéis todos y podéis votar los que más os gusten.

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Las ventajas de los juegos de mesa para los niños, también en vacaciones

imageCuando nos vamos de vacaciones, aunque sea por todo un mes y llevemos el coche hasta los topes, siempre hay espacio para meter unos cuantos juegos de mesa.

Este año no ha sido una excepción y mi santo ha estado condensando en tres cajas ocho juegos (sí, hay tanto aire en las cajas como en las bolsas de patatas fritas) cinco de ellos para jugar con Julia, todos muy recomendables. Son:

    • Virus, del que os hablé hace un tiempo y que sigue siendo uno de los favoritos de Julia. De hecho está entusiasmando a todos los niños de más de cinco años con los que lo probamos. Además, al ser un mazo de cartas ocupa muy poquito.
    • Camel Up. Una de las últimas adquisiciones. Realmente divertido, es una carrera de camellos con tendencia a encaramarse unos encima de los otros en el que hay que apostar tanto al perdedor como al ganador. Los dados se tiran accionando una pirámide, que es algo que chifla a todos los niños.
    • O zoo le mío. En el que tenemos que pujar por losetas que incluyen distintos tipos de animales para que nuestro zoo sea más espectacular que el de nuestros contrincantes y así atraer más visitantes.
    • Carcassone en su vertiente prehistórica. Vamos poniendo losetas y colocando nuestros cazadores, cabañas de pesca, pescadores y leñadores entre mamuts, tigres dientes de sable y construcciones neolíticas para sumar puntos. Una variante muy divertida de un juego clásico.
    • Dungeon Raiders. Otro juego de cartas en el que convertirnos en magos, caballeros, ladrones o exploradores que tienen que recorrer unas mazmorras en las que se encontraran tesoros, trampas y monstruos de todo tipo.

Sé que a veces da pereza esto de los juegos de mesa, que es a los adultos a los que toca aprenderse las reglas (y a veces adaptarlas) montarlos y, con frecuencia, animar a que se jueguen en familia. Pero es un mínimo esfuerzo que merece la pena. Es un tiempo disfrutado en familia, en el que todos nos divertimos y, con frecuencia, estamos igualados. Sin contar con que es una estupenda gimnasia para nuestro cerebro.

Hay todo un universo de entretenimiento a nuestro alcance, hasta que no te adentras en este mundo no te das cuenta de lo amplio que es, de la enorme oferta existente, que va muchísimo más allá de los típicos Stratego, Trivial o Pictionary que todo el mundo conoce o de juguetes camuflados de juegos de mesa que se anuncian sin parar de cara a Navidad y que son poco mas que un timo.

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Os dejo para terminar con parte de un texto del Observatorio del Juego Infantil, que promueve la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ) en el que se habla precisamente de las ventajas de los juegos de mesa.

Los juegos de mesa estimulan la participación, priman el disfrute del proceso frente a los resultados, contribuyen al desarrollo físico, cognitivo y social, y favorecen la comprensión de las reglas y normas deportivas. Éstas son algunas de las ventajas de los juegos de mesa que destacan expertos del juego infantil a nivel mundial como el español José Luis Linaza, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid.

En los juegos de mesa se reproduce el juego predeportivo para que el niño solucione mentalmente lo que realiza físicamente cuando juega. Por ello, los juegos de mesa, al igual que los deportivos, fomentan la salud psicológica. El tablero reproduce la cancha de juego de manera que se vinculan diferentes componentes del universo intelectual como la inteligencia motriz, las nociones espaciales, las capacidades táctico-estratégicas o los procesos de las jugadas.

Los juegos de mesa también fomentan: la concentración, el desarrollo cognitivo, la capacidad de asociación y agilidad mental, la aceptación de las reglas, la resolución de problemas, las habilidades sociales, la participación, la constancia, el juego en equipo y la autonomía.

Otro de los beneficios de los juegos de mesa que señala Linaza es que evitan la didcriminación infantil: “si bien con los juegos deportivos adquirimos habilidades físicas que a la larga podemos utilizar, los juegos de mesa ofrecen las mismas oportunidades a todos los jugadores independientemente de su nivel de habilidad lo que evita la discriminación infantil. Son útiles porque son un modelo en miniatura de competir y de aplicar habilidades”. Además, los juegos de mesa aportan una mayor comprensión y una mayor eficiencia táctica, lo que permite encauzar al niño a una mayor participación en los juegos motores.

En España algunas escuelas como los C.P. “Cavite”, “Blasco Ibáñez” y “Ballester Fandos” de Valencia, o el IES “Ausiás March” de Manises, ya utilizan los juegos de mesa como material curricular de la asignatura de Educación Física, en el último ciclo de Primaria y Secundaria.

Según José Luis Linaza los juegos de tablero promueven la comprensión de las reglas mentales a una edad muy temprana “pero no es hasta las edades de entre 5 y 6 años, cuando los niños están capacitados para comprender las reglas del juego. Antes, los niños juegan de modo simbólico y por imitación”.

Por cierto, hay algo que también dicen estos expertos con lo que no estoy de acuerdo. Ellos hablan de que los niños deben jugar con sus iguales, no con adultos que tendemos a dejarles ganar. Hay suficientes juegos como para elegir aquellos en los que las tornas queden igualadas.

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‘Tiny Thief’, el juego favorito de Julia (seis años) para tablet

imageQue el ocio de nuestros niños ya incluye las aplicaciones y juegos de móviles y tabletas es algo incuestionable. Algún caso habrá por ahí de niños del primer mundo ajenos por la voluntad de sus padres a estas tecnologías, pero son pocos.

Nosotros en casa lo permitimos. Creemos que, como muchas otras cosas, puede ser muy beneficiosa si se usa con criterio y sin exceso. Estoy convencida de que el reto de los padres no es mantenerles aislados de la evolución tecnológica, sino enseñarles a vivir con ella. Se la van a encontrar antes o después. Vivimos en una realidad que también lo es de píxels. Y esa realidad es perfectamente compatible con actividades bajo el cielo.

De hecho J&J tienen un iPad viejo, la primera versión de este dispositivo que ha resultado ser más duro que el esparto, sobreviviendo incluso a un zapateado flamenco sobre su pantalla y a que un tarro de mermelada le impactará justo en el centro. Está en perfecto estado, el único problema (y no es pequeño) es que ninguna de las nuevas aplicaciones funcionan en él y muchas de las viejas van dejando de funcionar. La última en fallar ha sido Youtube, que era la favorita de Jaime, que muchos ya sabéis que tiene autismo, para ver música.
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La preferida de Julia es Tiny Thief, un juego que salió en 2013 y que suelo recomendar a los padres que me preguntan por apps y juegos apropiados para niños. Aunque aún utiliza a veces el tipo de apps y juegos que os recomendé aquí hace algún tiempo, con sus seis años recién cumplidos va pidiendo entretenimientos más complejos. Tiny Thief, de 5ants y distribuido por Rovio (los mismos creadores de Angry Birds), es un ejemplo magnífico. Un juego bonito, bien diseñado y divertido en el que tienes que recorrer distintos niveles pensando cómo interactuar con el escenario y los objetos y personajes que en él aparecen para lograr tus objetivos: liberar a los oprimidos, acabar con los malos y rescatar a la chica de la que te has enamorado. Sí, me temo que hay princesa florero, ningún juego es perfecto y ese es el único fallo que encuentro al pequeño ladronzuelo.
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El juego está clasificado a partir de cuatro años, pero lo suficientemente complejo como para que la primera vez lo juguemos a cuatro manos con nuestros niños. Así de paso lo disfrutamos nosotros. Nadie dijo que este tipo de ocio tenga que ser solitario o un ‘aparcaniños’ y siempre es buena idea conocer bien a qué dedican nuestros hijos su tiempo. Luego seguro que querrán repetir la aventura solos o con ayudas muy puntuales.

Ya veis por lo que acabo de contar que no es un juego de esos interminables, con niveles y más niveles. De hecho una de las críticas quer recibió es que resulta relativamente corto. No la comparto, por 2,69 euros da las horas de diversión de dos o tres películas y puedes repetir para completar todos los logros de los niveles favoritos. En 2014 sacaron varios niveles más por 1,69 euros extra. No sé vosotros, pero yo prefiero eso a esos otros juegos y apps supuestamente gratuitas que luego rebosan publicidad y quieren sacarte los cuartos por más mejoras o ayudas.

Las casas son para jugarlas

IKEA

IKEA

Recuerdo la casa de un amigo. Una casa preciosa, impoluta, como de revista de diseño. Todo blanco, pocos muebles, ningún trasto por medio. Era una casa sin niños, sin animales. De hecho es una casa en la que nunca habrá niños y animales, su propietario no está por la labor, así que no le costará demasiado conservar la blancura y orden. Me sorprende más ver casas en las que hay niños y logran que siempre, en cualquier momento, parezcan de exposición. Aún recuerdo, cuando yo era niña, el caso concreto de un familiar que nos hacía descalzarnos antes de cruzar la puerta cuando llegábamos del parque y que tenía prohibido jugar o sacar los juguetes fuera de la habitación de los niños.

Yo no soy así. Siempre quise una casa en la que los niños pueden jugar. Sin salones de exposición en los que solo se pudiera entrar para eventos señalados. Sin sofás en los que no puedas jugar, sin condenar el juego al miniguetto del cuarto infantil.

«Las casas son para vivirlas», dice siempre mi madre con una filosofía muy parecida a la mía. «Las casas son para jugarlas», podría remedar yo ahora que tengo niños pequeños.

Hay cosas que no me gustan de Ikea, pero hay cosas que sí que me gustan y mucho (su mermelada de arándanos azules, por ejemplo, es la que más nos gusta a Jaime y a mí). Probablemente podría decir lo mismo sobre mi persona.   Me gustó muchísimo, por ejemplo, un vídeo que me mostraron de uso interno sobre familias con niños en el que aparecía una pareja homoparental con toda la normalidad del mundo que me encantaría que se animaran a hacer público.   Y me gusta mucho también que su filosofía de la importancia del juego y de cómo permitir que se desarrolle por todos los rincones del hogar es semejante a la mía.

A mí, igual que a ellos, no me importa que conviertan el sofá en un barco o que se sienten en la mesa del comedor, siempre que sea sólida y ellos tengan edad suficiente para que sea seguro y dos de los tres módulos que sostienen teles y consolas en el salón encierran juguetes. Y asumo encantada ese orden desorganizado del día a día, que además creo que hace las casas más acogedoras que los diseños de exposición.

Del vídeo y de la charla que tuve con alguos de los responsable de la sección infantil del gigante sueco, además de ese punto de encuentro, extraje algunas pequeñas buenas ideas/conceptos que quiero compartir con vosotros:

  • A los niños les gusta estar con nosotros. Si tenemos un cuarto o una zona de una habitación que usamos de despacho, es buena idea poner al lado una mesita pequeña para que dibujen o jueguen a nuestro lado. Por igual motivo: ¿Por qué no poner la cocinita infantil en la cocina  o, si no cabe, algunos cacharritos  de cocina al lado?
  • Tenemos una librería en el salón. Con nuestros libros, claro. Pues en la balda más accesible para los peques puede estar bien poner algunos de sus cuentos.
  • Haz que sea divertido recoger. Si hay una señal de parking en el trozo de pared en el que hay que aparcar el carrito del muñeco, por ejemplo, tener cierto orden será parte del juego.
  • A los niños les encanta trepar, y además les viene muy bien incluso en un plano cognitivo. ¿Por qué no plantear su habitación de tal manera que puedan subirse a los muebles si quieren?
  • Deja que jueguen con el mobiliario y el menaje adulto siempre que sea posible. ¡Imaginación al poder! Aún recuerdo cómo me divertía yo de niña cabalgando  en las sillas del comedor de mi madre (gracias mamá), convertidas en caballos imaginarios  con un mantel y un par de servilletas como orejas.
IKEA

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Los abuelos que juegan con sus nietos

Fui una niña con suerte por muchos motivos. Uno de ellos, que ya he comentado por aquí en alguna ocasión, fue conocer a mis cuatro abuelos y tenerles conmigo hasta convertirme en adulta. De hecho dos de ellos siguen vivos.

De mis cuatro abuelos, solo recuerdo a uno jugando con frecuencia conmigo. Mi abuelo paterno se sentaba conmigo a enseñarse a dibujar, me fabricó un rancho y jugaba conmigo, mis indios y mis vaqueros de plástico, me llevaba al parque y participaba en mis actividades, no se limitaba a sentarse en un banco y vigilar…

Y creo que es inevitable que, cuando creces, esas vivencias se te queden grabadas. Estoy convencida de que seré una anciana (tal vez con nietos con los que jugar) y seguiré recordando esas horas de juego con mi abuelo. A mi santo le pasa lo mismo. No me sorprendería que fuese universal y que a todos se nos hayan quedado grabados esos momentos compartidos.

Mis hijos tienen a sus dos abuelas, pero mi padre es el único abuelo que conocen. Y me encanta ver lo mucho que juega con ellos pese a lo delicado de su estado de salud. No le importa tirarse al suelo, subírselos a la chepa, jugar a las comiditas… Mis hijos están disfrutando de muchos más momentos de juego con mi padre de los que yo tuve.

En estos momentos mi padre está en el hospital. Hace unos diez recibió un trasplante de riñón que esperamos que vaya bien y mejore su calidad de vida permitiéndole muchos más momentos de juego con sus nietos.

Porque estoy muy de acuerdo con lo que cuentan en este teletipo de EFE y quiero que mis niños tengan esa relación con su abuelo durante muchos años:

El 80 % de los abuelos españoles juega con sus nietos y se han convertido en sus nuevos compañeros de juego, en lo que ha contribuido la prolongación de los horarios profesionales, la falta de hermanos con los que jugar y la mayor esperanza de vida.

Así lo han constatado los miembros del Observatorio del Juego Infantil, promovido por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ). Cada vez son más los abuelos que intervienen y participan en el juego de sus nietos, sobre todo cuando se trata de niños de menor edad, lo que contribuye a que la relación de los abuelos con sus nietos sea ahora mucho más cercana.

La consultora pedagógica Imma Marín, miembro del Observatorio y presidenta de IPA en España (Asociación Internacional por el derecho de niños y niñas a jugar), ha subrayado la «fuente de alegría, vitalidad, optimismo y humor» del juego, como lo son también para los abuelos los niños en sí mismos, siempre y cuando no se conviertan en obligación.

«Los abuelos que juegan con sus nietos crean lazos invisibles con ellos, recuperan su niño interior y alimentan su capacidad de juego, lo que repercute a favor de su salud física y mental. Al compartir sus juegos con los pequeños, reafirman su autoestima y se sienten más valorados», según Marín.

Y en el caso de los niños, la pedagoga indica que para ellos es un tesoro porque «se sentirán comprendidos, valorados y queridos. Escucharán con atención las historias que los abuelos les expliquen y aprenderán sus juegos y formas de jugar. Los abuelos son adultos ‘sabios’ dispuestos a escuchar y a compartir su tiempo divirtiéndose con ellos jugando».

Andrés Payà, doctor en Pedagogía y profesor de Teoría de la Educación en la Universidad de Valencia y miembro también del Observatorio, ha destacado el rol que juegan los abuelos pues «son capaces de transmitir a sus nietos parte de las tradiciones y costumbres de otra época, pero que conforman parte del patrimonio educativo más cercano».

El juego intergeneracional resulta beneficioso tanto para los abuelos como para sus nietos puesto que, según Payà, «consolida los lazos familiares y el aprendizaje social»: «ambos jugadores reciben y perciben los beneficios de la actividad lúdica en este juego compartido, gracias a las relaciones de empatía, confianza y cariño que se establecen entre distintas generaciones».

Los niños de hoy encuentran en sus abuelos los aliados perfectos para jugar y comunicarse; y con ellos aprenden a relacionarse, a respetar turnos, reglas y a pensar.

Un mundo de colores

Azul, verde, rosa, amarillo, rojo y naranja. Esos han sido los primeros colores que ha aprendido mi hija. No ha costado demasiado. Simplemente hemos indicado con frecuencia de qué color era el juguete que tenía en las manos, la pared en la que se apoyaba, el patito del cuento o su faldita.

Y ella, nuestra pequeña esponjita que hoy cumple 18 meses, comenzó pronto a repetir lo que le indicábamos. Y de repetir comenzó a intentar nombrar ella los colores. A veces sin acierto. ¡El verde y el azul o el naranja y el rojo a veces se parecen tanto! ¡Y hay tantos rosas tan distintos!

Pero aplaudimos todos sus intentos, incluso los erróneos que tuvimos que corregir. Ahora le encanta indentificar los colores que tiñen nuestro mundo.

Con su hermano no ha sido tan fácil. No los nombra, pero sabemos que los identfica porque los discrimina la mar de bien. Sabe que tiene que apilar las fichas naranjas una encima de la otra, y las azules también pero en otro montón diferente.

Con él hay que practicar mucho y acaba aprendiendo.
Pero las vías de aprendizaje son diferentes. Hay juguetes pensados para discriminar colores y formas con los que además se trabaja la psicomotricidad fina y son muy útiles.

Pero cualquier cosa sirve: apilar las piezas de tente por colores, meter las pinzas de la ropa o los cubiertos en vasitos de diferentes colores, colocar distintos juguetes sobre folios o cartulinas del mismo color…

Nosotros le vamos dando las piezas una a una, según nos las va pidiendo, y él las va colocando según corresponde.

Todos los caminos, los rectos y los plagados de curvas, conducen al mismo universo de colores.

El juego de los trileros

Uno de los juegos estrella en casa es el de los trileros. Sus terapeutas fueron los que nos lo recomendaron. A nosotros no se nos hubiera ocurrido nunca. Ya el primer día que vinieron a casa trajeron varios pictogramas con actividades, y entre las pompas, el puzzle o el cuento estaba el picto amarillo de los vasitos que representa a los trileros.

Defienden este juego por muchos motivos. Así se trabaja permanencia del objeto (entender que lo que se oculta no desaparece) en el plano más básico, pero sobre todo sirve para trabajar la atención.

Se empieza con dos vasos de distinto color. Se pone algo que le guste mucho al niño bajo uno de ellos (un trocito de chuche, un juguete que le guste mucho) y al principio ni siquiera se mueve.

Cuando entiende la mecánica del juego se puede va complicando, primero usando vasos del mismo color. Después moviéndolos un poco. Por último añadiendo un tercer vaso.

El peque ya domina el juego con dos vasos del mismo color que se mueven. Y es cierto que es un juego fantástico para que esté atento y para interactuar con él (toma el vaso que hay que levantar, se lo pedimos, nos lo devuelve, pide ma´s regaliz para seguir jugando…)

Nosotros también lo usamos cuando está muy pesado pidiendo gusanitos o chuches. Así al menos mientras come saca cierto provecho. Y come menos.

De lo más recomendable, de verdad.

El juego simbólico

Ayer Julia comenzó espontáneamente a dar de comer miguitas de pan a María. María es una muñeca que tenemos encima de la mesa para que su hermano juegue a las comiditas con ella.

Hace ya tiempo que cuando le decimos «para María» ofrece lo que tenga en la mano o la cuchara a la muñeca,

Es imposible saberlo a ciencia cierta, pero yo creo que lo del peque aún no es juego simbólico ni mucho menos. Lo hace por complacernos. Aunque ya se andará, o al menos eso esperamos.

Con la nena tampoco puedo saberlo. Tal vez sea el inicio del trascendental juego simbólico, aunque muy prematuro me parece, probablemente se limita a imitar a su hermano.

Pero gracias a su hermano, que tiene el piloto automático escacharrado y nosotros tenemos que tirar de él para que avance su desarrollo cognitivo y sus habilidades comunicativas, estamos valorando mucho más cada avance de su hermana. Lo primero reconociéndolos, que es lo más importante.

Por último un consejo, aunque no sea muy dada a darlos: animad el juego simbólico en vuestros hijos, nunca les ridiculizéis u os riáis de sus ocurrencias lúdicas y maravillaos ante su imaginación.

Y aunque sean varones, poned muñecos, mariometas y títeres a su alcance y favoreced que jueguen con ellos emilando las actividades cotidianas. El juego simbólico con los coches está un poco limitado: se ruedan, se aparcan, chocan… Los superhéroes vuelan y luchan. Y poco más.

Aplaudid cuando aparezca igual que celebramos y recordamos sus primeros pasos. Ésto es mucho más importante.

Os dejo con un artículo de Bebés y más estupendo y muy concreto, pero si tenéis curiosidad por el tema en Internet hay toneladas de información.

El tipo de juego que realizan los pequeños evoluciona a medida que crecen; partiendo de un juego centrado en su propio cuerpo (los primeros meses los bebés juegan mirándose a las manos, tomándose los pies…), poco a poco van incorporando el objeto en sus acciones (lo lanzan, lo muerden, lo chupan….) hasta que llegan al juego funcional (usan los objetos con la finalidad para la que fueron diseñados).

El siguiente paso es la incorporación del juego simbólico. En este momento evolutivo, el adulto se convierte en el centro de su atención y al chico le encanta imitar sus acciones. Es cuando comienza el juego del “como si”: hacen como si fueran papás, mamás, cantantes, peluqueras, médicos….El juego simbólico representa el apogeo del juego infantil y hasta los seis años, más o menos, es el juego por excelencia.

QUE LES APORTA:

• Les permita conocer mejor el mundo que los rodea y tomar conciencia del papel que son capaces de desempeñar en él. Esto, a su vez, los ayuda a afirmar su personalidad.

• Les facilita el conocimiento de los distintos roles sociales, de las relaciones familiares y de las diferentes profesiones.

• Favorece las interacciones sociales y la resolución de sus conflictos.

• Al hacer que son otros, canalizan sus propios deseos, tensiones y miedos.

• Los ayuda a conocer el mundo de las personas adultas y a invertir roles: es frecuente que reten a sus muñecos adoptando nuestras actitudes.

• Es el primer paso para salir del pensamiento egocéntrico y entrar en el pensamiento abstracto, ya que comienzan a ponerse en el lugar del otro.