Zowi acerca la tecnología a los niños (y también es un juguete para sus padres)

Suelo contar que a Julia no le gustan los juguetes. Ya de pequeña mostraba poco interés por ellos y, según va creciendo, se ha ido acentuando. En su carta de los reyes magos hay juegos de experimentos, algún cacharro tecnológico y cosas para cocinar, que es algo que le sigue encantando.

Que no le gusten los juguetes no significa que no juegue: juegos de mesa, videojuegos, inventarnos aventuras (muchas inspiradas en el mundo de Harry Potter), juegos motóricos que incluyan correr, saltar, dar volteretas… Todo eso sí. Y casi siempre acompañada. Lo de entretenerse sola con sus juguetes (ya sean peluches, muñecos o cochecitos) como sé que muchos otros niños hacen, nunca ha ido con ella.

Jaime tampoco tiene especial interés en ellos, aunque esta vez es debido a su autismo. Por eso en este blog apenas ha hablado de juguetes, no recuerdo ninguna recomendación un juguete, y sí muchas de cuentos, juegos de mesas, películas y otro tipo de actividades infantiles. Si sois de los que me seguís, lo sabéis bien.

z2Supongo que a Zowi sí que se le puede considerar un juguete. La verdad es que no estoy segura, el sustantivo se me queda corto. Supongo que entra en la categoría de juguetes educativos que muchos relacionan con algo aburrido que gusta más a los adultos que lo compran que a los niños que lo reciben. No es el caso.

Tenía curiosidad por conocer a Zowi, un proyecto de la empresa española BQ que ha visto la luz tras un desarrollo vertiginoso de pocos meses llevado a cabo en colaboración con Clan, desde que lo vi anunciado. No por nada tengo una novela publicada con varios androides como protagonistas. El pasado viernes acudí con Julia a un taller organizado por BQ para explicarnos bien cómo es Zowi y lo que se puede hacer con él, y Julia quedó al instante prendada por un juguete como no la había visto nunca. Un juguete con el que aprender lo que es un robot y acercarse a la tecnología.

Julia convirtiendo a Zowi en el Señor Zowi.

Julia convirtiendo a Zowi en el Señor Zowi.

Zowi está recomendado a partir de 8 años, probablemente es cierto que es a partir de esa edad cuando más partido puede sacársele, pero Julia con seis años ya tiene edad para disfrutar y aprender con él. Una de las grandes virtudes de este robot educativo es que su uso puede ir ganando en complejidad, adaptándose a cada usuario. Un niño pequeño se divertirá simplemente accionando sus funciones básicas y un adulto interesado en iniciarse en la robótica también puede sacar mucho partido a este ‘juguete’, reprogramándolo mediante el entorno Bitbloq, añadiéndole otros componentes electrónicos (es una plataforma abierta basada en la familia Arduino), incluso pueden fabricársele nuevas carcasas con una impresora 3D. De hecho, tengo a mi cuñado, que es informático, deseando echarle mano.

Volvamos a lo que puede hacer un niño pequeño, al que añadir componentes y reprogramar en sus aspectos más complejos aún le quede lejos, que esto no deja de ser un blog de maternidad.

Julia jugando a 'piedra, papel y tijera' con Zowi.

Julia jugando a ‘piedra, papel y tijera’ con Zowi.

Lo más sencillo: cualquier niño pequeño que extraiga a Zowi de su caja, se encontrará de entrada con un buen número de pegatinas y querrá personalizarlo como si fuera un Míster Potato tecnológico. Comprobado. Las pegatinas se quitan y ponen fácilmente.

Con los botones que tiene detrás se le puede encender y tendrá unas mínimas funciones. Lo interesante viene cuando nos descargamos la aplicación, ZowiApp en algún dispositivo android (con Apple no es posible). Zowi quedará conectado vía Bluetooth y podremos moverlo como un sencillo pad, acceder a distintos juegos, preguntas con las que aprender sobre robótica y tecnología y actividades que irán desvelando más expresiones, funciones y movimientos de Zowi. También podremos programar a un nivel muy básico secuencias con las funciones de Zowi (Julia entendió cómo a la primera y lo estaba haciendo al instante) o reprogramar las funciones de los botones traseros. La app tiene una profundidad razonable como para proporcionar bastantes horas de juego y descubrimiento.

Y luego, claro está, podemos hacer con él todo lo que se nos ocurra: una carrera sorteando obstáculos contra un dinosaurio teledirigido, presentárselo a nuestro gato con la esperanza de conseguir un vídeo viral, intentar marcar gol con él, dibujarle caretas que quedarán perfectamente encajadas por sus ojos saltones, usar su función de dado aleatorio en cualquier juego de mesa, programar una coreografía al ritmo de una canción de Pica Pica o Cantajuego…

Por lo que he podido comprobar, es un chisme resistente, que es algo importante si va a estar en manos infantiles. Salvo que se abra, claro. Para montarlo y desmontarlo, mejor que haya un adulto cerca o que lo hagan solo los niños más mayores. Sobre todo si lo que se pretende es conectar y desconectar lo que hay por dentro o hacer alguna modificación.

En la web de BQ hay actualizaciones, tutoriales y descargables para sacar todo el partido a Zowi. Cuesta 100 euros. ¡Ah! Y no os preocupéis, que no va a pilas.

5 comentarios

  1. Dice ser Cristina

    Sabeis si se pueden hacer esos tutoriales? Le he comprado uno a mi hija y me gustaría q lo haciera.

    17 diciembre 2015 | 09:13

  2. Dice ser la robótica es futuro feliz

    ¿No se podría crear una silla de piernas en lugar de ruedas, qeu superara los obstáculos como aceras o escaleras, con cuatro patas o dos si se guarda bien el equilibrio, para mejorar el mundo? Hay acelerómetros, cámaras, sensores, que aplicados a piernas mecánicas podrían servir de vehículos seguros y superadores de obstáculos.
    Igualmente me gustaría crearan robots que ayudaran en tarreas domésticas o fueran a la compra. O trabajaran las tierras y cosecharan, y los autos sin conductor, mundo feliz una gozada.

    17 diciembre 2015 | 12:27

  3. Dice ser Candy

    Los padres disfrutan tanto o más que los niños mientras aprenden robótica https://www.juguetronica.com/robots Hay plataformas divertidísimas y totalmente programables para los peques.

    31 mayo 2016 | 14:22

  4. Dice ser mj

    A primera vista parece que es un juguete genial…pero al poco tiempo te das cuenta de que no es así. La mala calidad de alguna de las piezas hace que se rompan aún tratándolo como sumo cuidado (visitando otros comentarios de usuarios he comprobado que han tenido el mismo problema que nosotros). La garantía no lo cubre, así que tienes que pagar por la reparación. Al poco de llegarnos el zowi, ya supuestamente reparado, hemos tenido que volver a mandarlo al servicio técnico por otro fallo que, como en el caso anterior, tampoco ha cubierto la garantía. Después de pagar por segunda vez un arreglo, nos ha llegado otra vez, al mes de haberlo enviado, y en unas condiciones lamentables. El servicio técnico no responde y nos ignora. Una auténtica pena, podría haber sido un buen juguete, pero se ha tirado más tiempo en el servicio técnico que en nuestra casa.

    05 noviembre 2016 | 20:54

  5. Dice ser Julia

    Hola «Madre reciente»,

    La verdad es que estamos encantados con este robot. Efectivamente llamarlo «juguete» no acaba de encajar con todo lo que puede dar de sí. A nosotros, como comenta otra lectora, se nos cayó al suelo y se averió uno de los motores del servo. Podríamos haberlo enviado a reparar pero como encontramos el servo en Internet a un precio de 7 euros (gastos de envío incluidos), lo pedimos y en seguida estuvo de nuevo operativo.
    Con la App es algo más cercano a un juguete con el cual los niños pueden «programar» una secuencia de instrucciones para que luego las ejecute Zowi, pero hace poco encontramos en Amazon el libro «Tuneando a Zowi» y esto sí que fue todo un descubrimiento, ya que explica todos los secretos de la plataforma Arduino que es en realidad este robot bípedo, ya sea para añadirle más funciones, más sensores, etc. Esto permite, por ejemplo, dotar a Zowi de sentido de la vista o del equilibrio … una pasada! Uno de los proyectos que más nos ha gustado es hacer que Zowi siga como un loco la luz de una linterna. Parece que esté vivo! Por eso creo que, si bien para los más pequeños es un juguete, para los más mayores les permite trabajar realmente la programación Arduino y, junto con ese libro, realizar actividades docentes de lo más creativas.

    01 enero 2017 | 20:18

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