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Las casas son para jugarlas

IKEA

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Recuerdo la casa de un amigo. Una casa preciosa, impoluta, como de revista de diseño. Todo blanco, pocos muebles, ningún trasto por medio. Era una casa sin niños, sin animales. De hecho es una casa en la que nunca habrá niños y animales, su propietario no está por la labor, así que no le costará demasiado conservar la blancura y orden. Me sorprende más ver casas en las que hay niños y logran que siempre, en cualquier momento, parezcan de exposición. Aún recuerdo, cuando yo era niña, el caso concreto de un familiar que nos hacía descalzarnos antes de cruzar la puerta cuando llegábamos del parque y que tenía prohibido jugar o sacar los juguetes fuera de la habitación de los niños.

Yo no soy así. Siempre quise una casa en la que los niños pueden jugar. Sin salones de exposición en los que solo se pudiera entrar para eventos señalados. Sin sofás en los que no puedas jugar, sin condenar el juego al miniguetto del cuarto infantil.

«Las casas son para vivirlas», dice siempre mi madre con una filosofía muy parecida a la mía. «Las casas son para jugarlas», podría remedar yo ahora que tengo niños pequeños.

Hay cosas que no me gustan de Ikea, pero hay cosas que sí que me gustan y mucho (su mermelada de arándanos azules, por ejemplo, es la que más nos gusta a Jaime y a mí). Probablemente podría decir lo mismo sobre mi persona.   Me gustó muchísimo, por ejemplo, un vídeo que me mostraron de uso interno sobre familias con niños en el que aparecía una pareja homoparental con toda la normalidad del mundo que me encantaría que se animaran a hacer público.   Y me gusta mucho también que su filosofía de la importancia del juego y de cómo permitir que se desarrolle por todos los rincones del hogar es semejante a la mía.

A mí, igual que a ellos, no me importa que conviertan el sofá en un barco o que se sienten en la mesa del comedor, siempre que sea sólida y ellos tengan edad suficiente para que sea seguro y dos de los tres módulos que sostienen teles y consolas en el salón encierran juguetes. Y asumo encantada ese orden desorganizado del día a día, que además creo que hace las casas más acogedoras que los diseños de exposición.

Del vídeo y de la charla que tuve con alguos de los responsable de la sección infantil del gigante sueco, además de ese punto de encuentro, extraje algunas pequeñas buenas ideas/conceptos que quiero compartir con vosotros:

  • A los niños les gusta estar con nosotros. Si tenemos un cuarto o una zona de una habitación que usamos de despacho, es buena idea poner al lado una mesita pequeña para que dibujen o jueguen a nuestro lado. Por igual motivo: ¿Por qué no poner la cocinita infantil en la cocina  o, si no cabe, algunos cacharritos  de cocina al lado?
  • Tenemos una librería en el salón. Con nuestros libros, claro. Pues en la balda más accesible para los peques puede estar bien poner algunos de sus cuentos.
  • Haz que sea divertido recoger. Si hay una señal de parking en el trozo de pared en el que hay que aparcar el carrito del muñeco, por ejemplo, tener cierto orden será parte del juego.
  • A los niños les encanta trepar, y además les viene muy bien incluso en un plano cognitivo. ¿Por qué no plantear su habitación de tal manera que puedan subirse a los muebles si quieren?
  • Deja que jueguen con el mobiliario y el menaje adulto siempre que sea posible. ¡Imaginación al poder! Aún recuerdo cómo me divertía yo de niña cabalgando  en las sillas del comedor de mi madre (gracias mamá), convertidas en caballos imaginarios  con un mantel y un par de servilletas como orejas.
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Queda inaugurada la temporada navideña en casa

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Hace ya más de un mes que hay que abrirse paso entre turrones al hacer la compra en el súper, unas tres semanas de la invasión de los calendarios de adviento (incapaz soy de que se respete en casa lo de una chocolatina al día) y aproximadamente dos que hay luces navideñas aún sin encender en la calle y protobelenes en hospitales, ayuntamientos y comercios.

Pero desde que tenemos niños la temporada navideña llega oficialmente a nuestra casa durante el puente (a lo de este año no sé si puede llamársele tanto) de diciembre.

Hoy hemos estado colocando las pegatinas en las ventanas, nuestro viejo santa claus, el belén de Playmobil y, por supuesto, la estrella de la casa: el árbol de Navidad con sus luces y sus hadas coronado por Campanilla que Julia exige colocar (en la foto anda en ello).

Pero no solo hay que decorar nuestra casa, también hay que ayudar a los abuelos. En casa de mis padres es un árbol, en el de mi suegra un belén gigantesco y este año también un arbolito. En ambas casas los nietos han elevado notablemente el espíritu navideño.

No hay grinch que se resista a la Navidad cuando hay niños en casa deseando verla brillar.

¿Vosotros cuándo y con qué dais la bienvenida a la Navidad?

La Navidad ya llegó a mi casa ¿Y a la vuestra?

Pensábamos aprovechar el puente de diciembre, o al menos esperar al fin de semana, pero no ha podido ser. Julia ha insistido y hemos cedido, así que ya tenemos la casa decorada. Fue estupendo verla emocionada sacando los adornos de la caja y ayudándonos a montar el árbol, adornarlo, colocar las piñas que recogí y doré hace ya una década y jugar con el Belén de Playmobil.

Rebuscando entre mis recuerdos de infancia, me acuerdo perfectamente de lo mucho que me gustaba llenar la casa de espumillón y el árbol de bolas. Casi está por encima de los regalos.

Realmente es el primer año que mi santo y yo hemos disfrutado viendo a uno de nuestros niños descubrir la Navidad. Jaime aún no le hace ningún caso. También estuvo ayudándonos a decorar, pero ni le va ni le viene (aunque insistimos en que participe porque estamos convencidos de que un poso queda).

¿Cuándo ponéis vosotros la decoración? ¿Qué ponéis? ¿Vuestros niños disfrutan con ello?

¿También aprovechas el puente de diciembre para la decoración navideña?

Por lo que vengo viendo a mi alrededor, por mi experiencia pasada, este puente de diciembre es el momento en el que muchas familias sacamos la caja con los adornos navideños del altillo o acudimos a las tiendas a comprarlos y los colocamos en casa.

Nosotros además estamos reencontrándonos con la parte decorativa de la Navidad gracias a los niños. Descubrir en ellos la sorpresa ante las luces parpadeantes, los árboles de Navidad, las bolas bañadas en brillantina ha despertado al niño que llevábamos dentro.

Ayer entró por vez primera en nuestra casa un arbolito
para hacer compañía al belén de Playmobil. Y adornándolo con Julia, Jaime y mi sobrina recordé la tardes llenando de espumillón la casa de mis abuelos y de mis padres cuando era niña. No quedaba un marco libre en toda la casa.

Y también recordé el poco caso que he hecho a la decoración navideña en años más recientes, mientras he vivido con mi santo sin ser madre.

El mejor antídoto para no convertirse en un grinch es ser padre reciente.

Mis cuadros favoritos

En casa tengo unos cuantos cuadros, alguno incluso firmado. Ninguno tiene valor monetario, pero a mí me parecen todos preciosos. Por algo los he escogido yo, claro 🙂

Pero mis favoritos están desde hace pocos días en la pared de la cocina. Los han hecho mis hijos, con pintura de dedos mucha ilusión y (salvo en uno de ellos, seguro que adivináis cuál) ninguna ayuda.

Con unos marcos comprados en Ikea por poco dinero y las obras de arte de mis hijos, la pared ha quedado estupenda. No hace falta gastarse demasiado dinero decorando… ¿no creéis?

Uno de ellos lo hemos titulado «el escorpión«, ese y el de arriba son cosa de Julia. El niño a base de esponja y pintura de dedos es de Jaime. Las manos que hay arriba de ambos.

¿Os gustan?

Un escondite secreto en una habitación infantil

Una buena amiga me manda un enlace a un artículo de decoración que quiero compartir con vosotros.

Tengamos en cuenta que los lugares secreto, los pasadizos, las puertas escondidas y demás siempre han estado relacionados con los cuentos, la fantasía y la magia, por lo que la sensación de misterio despierta la atracción en los pequeños generando que se dispare la imaginación sin limites.

Es por ello, que un espacio secreto dentro de la habitación de nuestros niños puede resultar más que estimulante para las diferentes actividades relacionadas al ocio, ya sea para jugar, divertirse y porqué no disfrutar de la lectura de alguna novela fantástica, en un ambiente más que propicio para ello.

Pensando en este tipo de diseño, la página web de decoración Apartment Therapy publicó recientemente el trabajo realizado en una habitación infantil, que cuenta con una puerta secreta que comunica con un espacio escondido en el cuarto del niño.

Para ello, se ha dividido la habitación en dos sectores diferentes y se utilizó un armario de dos puertas sin fondo, para que al abrir las puertas del mueble, éste nos permita entrar en el escondite de la habitación.

Si dispones de una habitación lo suficientemente espaciosa, nada mejor que crear un diseño similar al que podemos observar en las fotografías, creando de esta manera un lugar especial para los momentos de juegos.

Llevarlo a la práctica es sumamente sencillo, ya que sólo es necesario incorporar un armario lo suficientemente grande como para que ocupe el espacio de abertura entre ambas zonas, y sólo debemos retirar la placa del fondo del mueble para que permita el ingreso a este espacio mágico.

Lo mejor de todo es que este espacio puede ser disfrutado por los niños durante muchos años, ya que primero seguramente será el lugar ideal para los juegos y las aventuras, y con el correr del tiempo, cuando los niños hayan crecido, el armario puede incluso ser retirado y en su lugar colocar una puerta o dejar la abertura a la vista.

De todas maneras, este también es un espacio más que interesante para nuestros hijos cuando llegan a su etapa adolescente, ya que puede convertirse en el sector destinado al relax y el ocio, un espacio donde poder escuchar música, leer y ayudar a desarrollar posibles capacidades artísticas en nuestros hijos, como pintar o tocar algún instrumento.

Estoy completamente de acuerdo en que es una idea fantástica, si hay posibilidad de llevarla a cabo.

No sé vosotros, pero yo de niña hubiera disfrutado mucho con un escondrijo así durante muchos años. Siempre soñé con tener una de esas casitas en un árbol que tanto se ven en las series y películas estadounidenses.

Claro que en mi mini-habitación con cama nido era impensable montar semejante despliegue.

Cuando no hay tanto espacio hay otras soluciones. A mi peque le regalaron hace un par de años una especie de casita de lona que se despliega con mucha facilidad y que apenas ocupa espacio cuando está plegada semejante a la de la última imagen.

Aún son pequeños para disfrutarla, pero no dudo que será un sitio de juegos estupendo para ambos en apenas un par de años.