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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Viajeros imposibles: de Madrid a Kenia sin parar a dormir

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© Wikimedia Commons

Casi de repente, los cielos españoles han enmudecido. ¿Te has dado cuenta? Apenas quedan vencejos. Esas aves locas y gritonas que pasan raudas por los edificios en cerradas formaciones. Las mismas que nos estropean tantas fotos de paisajes al cruzar veloces por delante del objetivo de la cámara. Esas que mucha gente confunde con las golondrinas pero nada tienen que ver con ellas. Los vencejos se han ido.

Vencejo con geolocalizador © Javier de la Puente SEO BirdLife

Vencejo con geolocalizador © Javier de la Puente / SEO BirdLife

Llegaron muy tarde de África, al final de la primavera, y se van muy pronto, a mitad del verano. La mayoría de sus efectivos europeos ya ha abandonado el continente europeo. El pasado sábado, voluntarios de la Fundación Migres censaron más de 30.000 vencejos en uno solo de los observatorios instalados en el Estrecho de Gibraltar. Lo cierto es que cientos de miles de ellos están cruzando por todo el sur español. Un flujo constante que se mantendrá activo hasta la próxima semana.

¿A dónde van?  En realidad son más de allí que de aquí. En realidad son de ninguna parte. Hijos del viento, tras siglos de incógnitas, los movimientos de esta pequeña ave (apenas 40 gramos de peso) empiezan a conocerse ahora gracias al uso de minúsculos geolocalizadores instalados sobre sus espaldas a modo de diminutas mochilas.

No son GPS. Registradores de la cantidad de luz recibida, mediante complicadas fórmulas astronómicas a partir de la hora del amanecer y del anochecer y del número de horas diarias de luz, son capaces de especificar dónde se encuentra el ave en cada momento.

En verano de 2012 SEO/BirdLife marcó ocho vencejos comunes con geolocalizadores y, un año después, los técnicos del Programa Migra consiguieron recapturar uno para descargar la información almacenada en su aparato. Se trataba de Goyeneche, un joven vencejo nacido ese mismo año en Madrid.

Los resultados obtenidos nos han dejado a todos boquiabiertosDesde el municipio madrileño de Nuevo Baztán, viajó hasta Uganda y Tanzania, cerca del lago Victoria, para meses después seguir hasta Kenia, cerca de la isla de Zanzíbar, a 6.000 kilómetros de su nido. Muy diferentes esas extensas áreas de selvas y sabanas de su meseta castellana de nacimiento.

La vuelta la hizo pasando por la República Democrática del Congo, la costa de Camerún e incluso una zona de alta mar cerca de la costa de Liberia. En menos de diez meses realizó un viaje de más de 20.000 kilómetros antes de regresar a Madrid… y todo ello sin detenerse a descansar o dormir.

No pueden parar. Como su nombre científico indica [Apus significa en griego «sin patas»], tienen tan atrofiadas las extremidades inferiores que es como si no existieran. Apenas pequeñas garras para colgarse unos segundos de riscos y paredes.

Comen, beben, copulan y hasta duermen en el aire. Sólo reposan para incubar y alimentar a los pollos. El resto del año, 24 horas al día, vuelan y duermen a gran altura. Si cayesen al suelo no podrían levantarse. Por eso yo las llamo cariñosamente «las aves de nunca parar». 

Este verano se han marcado más vencejos con geolocalizadores gracias al patrocinio de la Fundación Iberdrola. Un total de 32, en tres provincias españolas: 22 en Madrid, 6 en Ciudad Real y 4 en León, todos equipados con esos dispositivos en su espalda que nos permitirán espiar sus secretos viajes imposibles.

Se acaban de ir y ya los hecho de menos. 

El viaje del vencejo ‘Goyeneche’ ©SEO-BirdLife

El increíble viaje del vencejo ‘Goyeneche’. ©SEO-BirdLife

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7 comentarios

  1. Dice ser Cake

    Los vencejos siempre ocuparán un lugar especial en mi corazón. Encontré uno caído hace un par de años, no logré sacarlo adelante, pero gracias a ese encuentro me informé sobre la especie y pude apreciar el estilo de vida tan único que tienen.

    01 agosto 2014 | 14:15

  2. Dice ser Nacho

    ¿Apenas quedan vencejos? venga César, no nos hagas reir y pasate por algún pueblo donde siempre han estado y verás como siguen viniendo en igual número.Claro en las ciudades no tienen ni agujeros en los que criar y una contaminación que los deja sin insectos alados de los que se alimentan…

    01 agosto 2014 | 17:37

  3. Dice ser J. Luis

    Aquí (Un pueblo al sur de Madrid) se fueron hace justo una semana, tengo frente a casa un viejo edificio donde anidan un centenar. Es cierto, se les echa de menos, las mañanas y las tardes echas en falta su griterío y sus pasadas en grupo que tienen mi terraza como curva virtual para volver a pasar por sus nidos.a veces haciendo acrobacias imposibles para sortear los alambres que fijan multitud de antenas.

    Excelente artículo. Gracias a Seo/Birdlife por Twitearlo.

    01 agosto 2014 | 23:04

  4. Dice ser Joaquín

    Me ha sorprendido enormemente conocer la trayectoria de la migración de estas aves, gracias por compartirla. Por otra parte, te ha faltado anotar un dato curioso, y es que recuerdan de un año para otro las zonas donde han anidado.

    Lo sé por experiencia: Hasta hace poco me anidaban en el falso techo, y este invierno he mejorado la estanqueidad de forma que este año no han podido hacerlo. Sin embargo… ¡Durante unos días, los recién llegados vencejos intentaron entrar!

    Por eso mismo, porque me anidaban en el falso techo y no me dejaban dormir (además del problema sanitario y de insectos que me comportaba), yo he de decir que no los echo de menos.

    02 agosto 2014 | 00:37

  5. Dice ser Coyote

    En cuestiones de vuelo, aunque los halcones se llevan la fama, lo cierto es que los maestros y con diferencia son los vencejos y creo que para los que nos quedamos extasiados observando sus acrobacias y perfección de vuelo hay dos tipos de voladores: los vencejos y el resto de aves. Lástima que se nos vayan tan pronto. Las tardes veraniegas ya no son lo mismo sin sus piruetas alrededor del campanario.

    02 agosto 2014 | 11:58

  6. Dice ser Regresan siempre en las mismas fechas.

    Y además son matemáticos en su marcha: el día de San Jaime (25 de julio) parten hacia Africa y solo quedan los últimos pollos volanderos….

    02 agosto 2014 | 20:45

  7. Dice ser Pedro Bonache

    Todos los años espero a los vencejos en Valencia y cuando llega la primavera me encanta levantar la vista y buscarlos…., es una alegria cuando me encuentro con el primero de ellos, despues es un gozo perseguirlos con la camara. Pero lo mejor fue comprobar como uno de ellos sufrió un acccidente que le causó daños en el ala tan visibles que podía distinguirlo todas las mañanas bajando a entregar las tomas a sus crias. Le bauticé como Ala Quebrada. Son maravillosossss..¡¡¡¡¡¡

    06 agosto 2014 | 07:11

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