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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El Día de la Biodiversidad, cada vez menos diverso

Por consejo y decisión de las Naciones Unidas (ONU), hoy 22 de mayo celebramos el Día Mundial de la Biodiversidad, conmemoración de la firma en 1992 de un tratado internacional para tratar de conservarla. Sin embargo, la diversidad biológica está disminuyendo a un ritmo sin precedentes y ello, a su vez, menoscaba gravemente la capacidad del planeta para albergar vida.

Más de una cuarta parte de la fauna del planeta ha desaparecido desde 1970 debido exclusivamente a la acción del hombre, según un informe conjunto de la Sociedad Zoológica de Londres y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

Las especies que más sufrieron fueron las marinas, entre ellas el pez espada y el tiburón martillo, que cayeron un 28 por ciento entre 1995 y el 2005, mientras que la población de aves marinas descendió un 30 por ciento desde mediados de los noventa. El último en entrar en la triste lista de las especies extinguidas ha sido el baiji o delfín del río Amarillo (Lipotes vexillifer), incapaz de asimilar contaminación y grandes embalses en una China cada vez más irreconocible.

La Convención sobre Diversidad Biológica se firmó con el objetivo de estabilizar la extinción de las especies y, en el 2002, los Estados firmantes se comprometieron a reducir significativamente el ritmo de desapariciones para el 2010. Desgraciadamente no ha sido así. Los seres humanos estamos exterminando cada año cerca del 1% de todas las demás especies, en lo que los especialistas consideran uno de los «grandes episodios de extinción» en la historia de la Tierra, sin precedentes desde la desaparición de los dinosaurios. ¡Y es culpa exclusiva nuestra!

La sobreexplotación de los recursos naturales y la consiguiente transformación de los ecosistemas, junto con el incremento de la población mundial, han tenido efectos nefastos para todas las especies. La contaminación, la agricultura extensiva, la expansión de las ciudades y la caza y la pesca excesivas son algunas de las acciones que están destruyendo los hábitats y provocando la extinción de los animales, según apuntó uno de los autores del estudio de la la Sociedad Zoológica de Londres.

Como triste complemento, la nueva lista roja de este año de la UICN asciende, sólo en aves amenazadas, a 1.226 especies. De ellas ocho acaban de situarse en el peor sitio posible, En Peligro Crítico, la más alta categoría de amenaza.

Uno de los recién llegados a este particular corredor de la muerte es un pequeño pajarillo insectívoro europeo, la curruca rabilarga (Sylvia undata). Sus principales poblaciones mundiales se concentran en la España peninsular, donde gracias al seguimiento realizado por los ornitólogos (Programa SACRE) se ha comprobado una preocupante caída generalizada en todas sus poblaciones.

¿Y tú qué piensas? ¿Tan difícil es que prospere nuestra especie sin destruir a las demás?

Imagen de un macho de curruca rabilarga, la última especie de ave incluida en la lista roja de especies amenazadas de la UICN.

3 comentarios

  1. Dice ser terran

    El problema no es que prosperemos,sino que deberiamos luchar contra los pocos que manejan el mundo,hemos sido capaces de mandar naves a marte o de revelar totalmente el genoma humano y sin embargo seguimos quemado petroleo como hace un siglo para ir a trabajar,pero como no interesa economiocamente,los motores de hidrogeno o alcohol hay estan,en el olvido.Y por si fuera poco nos meten esta trola del viodiesel que no ha hecho mas que empeorarlo todo.

    22 mayo 2008 | 09:41

  2. Dice ser Pepito Y Grillo

    El primer paso para poder administrar correctamente los recursos del Planeta Tierra, es controlar la población: tenemos recursos para un cierto nivel de población, y no para más. Este es un tema al que la Humanidad tiene que empezar a enfrentarse desde ya mismo: calcular qué población es sostenible.En segundo lugar, hay que reciclarlo absolutamente todo, pues aunque fuésemos pocos habitantes, sería cuestión de tiempo acabar con los recursos no renovables, como los minerales o los combustibles fósiles. Todo lo que utilicemos (energía, materiales de construcción o de fabricación, etc.) ha de proceder de recursos renovables y ser reciclable. Una civilización creada sobre el poder de un recurso no renovable, está en peligro permanente (por ejemplo, si de pronto se acabase el petróleo, los habitantes de Madrid moriríamos de hambre, no porque no se produzcan alimentos, sino por que no se podrían distribuir a los madrileños; la Humanidad ha crecido en población gracias a la civilización del petróleo, si éste se acaba, y se va acabar, toda esa gente “sobra”).En tercer lugar, la biodiversidad ha de ser considerada como un recurso natural propiedad de la Humanidad (esto quiere decir que la Humanidad tiene la responsabilidad de administrarlo con sabiduría). Hacen falta decisiones globales, las naciones deben perder parte de su autonomía por el bien de todos, y someterse a decisiones internacionales.Verdaderamente, es difícil que la Humanidad conviva con la biodiversidad natural de nuestro planeta, pero es porque seguimos utilizando esquemas de crecimiento que tienen 100.000 años de antigüedad, cuando parecía que los recursos eran infinitos. Hay que cambiar esos esquemas.

    22 mayo 2008 | 13:28

  3. Dice ser Crónica Verde

    Totalmente de acuerdo con vosotros. Conocemos perfectamente la enfermedad y tenemos los remedios para atajarla. El problema, el grandísimo problema, es que no queremos cambiar nada.Ésta es una loca carrera hacia el abismo.

    22 mayo 2008 | 15:30

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