Por Manuel Peinado Lorca – Catedrático de la Universidad de Alcalá
«EEUU está produciendo mucho petróleo. Según vaticinan los analistas del banco alemán Commerzbank, EEUU producirá de media unos 10,6 millones de barriles al día en 2018, lo que supone un incremento de 1,3 millones de barriles por día. Este espectacular incremento es producto de la revolución del shale oil que está llevando a formaciones como la Cuenca Pérmica (entre Texas y Nuevo México) a producir casi el doble de crudo que Venezuela. Esta situación, junto con las sanciones impuestas a Qatar por parte de la comunidad árabe, está permitiendo que el petróleo de EEUU conquiste Oriente Próximo» (elEconomista.es, 7/2/2018).
Como en la novela de Budd Schulberg The Harder They Fall, llevada al cine por Mark Robson en una película homónima, más dura será la caída. Aunque la producción de petróleo de Estados Unidos alcanzó este año un nuevo récord de 10,25 millones de barriles diarios (Mbd), cuanto más suba, más impresionante será su inevitable colapso. A medida que los medios de comunicación, cuyos ingresos publicitarios dependen en gran medida de la industria petrolífera, pregonan el glorioso nuevo récord productivo estadounidense, que ha sobrepasado su máximo anterior de 1970 y la producción actual de Arabia Saudita, ocultan o no son conscientes de varios factores. De algunos de ellos me he ocupado en artículos anteriores (1, 2, 3), en los que he subrayado que el gran problema no es la producción, sino sus costes, que superan los ingresos obtenidos por las ventas de crudo. Se trata, en definitiva, de ocultar la realidad de un inevitable declive y de mantener la ilusión en los inversores de que un negocio ruinoso es una inversión rentable.
El gran problema no es la producción, sino sus costes, que superan los ingresos obtenidos por las ventas de crudo