Entradas etiquetadas como ‘Discurso’

¡Aburres!

Por Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

molinos de viento

Colegas del sector energético, donde trabajé en los últimos años, me hicieron llegar un comentario de que mis declaraciones en una entrevista a un medio de comunicación aburrían.

Quizás tengan razón y mi discurso no haya cambiado desde hace años en lo que se refiere a la defensa de la necesidad de que nuestro modelo energético esté basado en las energías renovables y en la eficiencia energética como pilares de un futuro energético sostenible, si éste llega, desde unas normas básicas de transparencia y gobernanza.

No sé qué parte de mi discurso sigue sin gustarles, si es la propuesta de acelerar la incorporación e incremento de la aportación de las energías renovables y de la eficiencia, teniendo en cuenta nuestra situación energética como país dependiente e ineficiente, o si es la petición de principios éticos de actuación y que la cobertura de las necesidades energéticas esté diseñada y gobernada alrededor del consumidor como demandante de energía y no alrededor del negocio como ofertante.

Que el futuro será renovable está ya asumido por todo el sector energético, especialmente por el sector eléctrico, solo queda pendiente establecer los tiempos para que el cambio, de un modelo centralizado en base a energías fósiles contaminantes a un modelo descentralizado en base a las energías renovables y a la eficiencia, se haga realidad.

El sector energético tradicional está concentrando su máximo esfuerzo en mantener la capacidad de influencia que tiene frente al regulador para que el transitorio esté en sintonía con los plazos que la salvaguarda de sus balances exige ante el riesgo de tener que realizar un deterioro patrimonial porque el valor real de sus activos no representa fielmente el valor que figura en libros. Esto es debido a su infrautilización presente y futura por la bajada de la demanda, eficiencia y crisis económica, y por la mayor participación de las energías renovables. Descartan así una segunda opción, mucho más responsable, la de la asunción de su papel como agentes principales de la gestión del cambio que se avecina.

La necesidad de retrasar el cambio de modelo de cobertura de las necesidades  energéticas, que supondrían el cierre paulatino de centrales de carbón y nucleares por inviabilidad económica, se está llevando a cabo también con el amedrentamiento a la ciudadanía a través de la publicación de “profundos” informes, elaborados por compañías de consultoría estratégica de reconocido prestigio, que dejan entrever los efectos negativos que una transición rápida supondría al provocar una importante subida del precio de un bien básico como es la electricidad. Estos informes, contratados por el sector energético tradicional, no son ni transparentes ni realistas ya que se han generado a partir de la definición interesada de unos escenarios con el único objetivo de alcanzar el resultado deseado.

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La energía y las trincheras ideológicas

Juan Castro – GilSecretario y abogado de ANPIERjuancastromini

“Papi, ¿qué tengo que pensar?” Lo pregunta Teresa, es mi hija y tiene tres años. Ayer por la noche, tras la cotidiana lectura del cuento nocturno, sobrevino una confesión: había cometido una travesura con las pinturas y cremas de mamá. Como infernal castigo, estuvo sentada cinco larguísimos minutos en la “baldosa de pensar en lo que has hecho”, donde mis hijos evalúan el bien y el mal del universo profundo que se vislumbra tras una trastada. Hasta aquí todo normal. La cosa se torció cuando tras un meditado silencio sobre el porqué de la baldosa me dijo: “Papi, ¿qué tengo que pensar?” Pocas preguntas más complicadas me han hecho en mi vida.

Escultura 'El pensador' de Auguste Rodin (Máximo López)

‘El pensador’ de Auguste Rodin (Máximo López)

Son tiempos en los que vemos como las personas, sin cuestionarse realmente la evidencia de las cosas, acuden primero a las fuentes de su trinchera de confort para ver qué dicen los mismos que -se supone- piensan como ellos. Así, un buen día, comprobamos que como el primo de Rajoy entendía que el cambio climático era una majadería, los esfuerzos de miles de científicos al amparo de la ONU, de nada servían si eras español y tu adscripción política era pseudoliberal. Durante una temporada en la que docenas de políticos eran fichados por grandes compañías eléctricas, por arte de birlibirloque, empezamos a escuchar que todos los pequeños inversores en energía solar eran unos advenedizos chupatintas. Y últimamente, si le preguntas a muchos su opinión sobre la posibilidad de producir energía en el tejado de casa para encender tu nevera, miran al gurú de turno y acaban diciendo que eres un terrible depredador de la sociedad.

Da igual que la afirmación no se sostenga, que sea un sinsentido, que huela a podrido. La triste realidad es que la gente no se siente cómoda si sus palabras no se aclimatan al mensaje que emiten sus referentes políticos. Es la ideología de trinchera, que está convirtiendo simples agujeros partidistas en tumbas del sentido común.

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