Archivo de enero, 2023

Zonas de bajas emisiones y rehabilitación energética

El retraso de España en el desarrollo de la movilidad eléctrica se debe analizar desde la relación que existe entre el vehículo eléctrico, la recarga en edificios, viviendas y centros de trabajo y la regeneración del entorno urbano. Estos tres elementos se integran en la “la rehabilitación a escala de ciudad”, que es el reto europeo pendiente de aplicar por las administraciones que tienen las competencias exclusivas en urbanismo y vivienda, autonomías y ayuntamientos, y que explica en parte el retraso del vehículo eléctrico y la rehabilitación.

La ZBE como modelo de rehabilitación a escala de barrio y ciudad

El RD 1052/2022, que regula las zonas de bajas emisiones (ZBE), es la excepción en la normativa urbanística desde que el Tribunal Constitucional anulara buena parte de la Ley 8/2013, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas, por invadir competencias autonómicas. Sin embargo, el reparto competencial no ha acelerado la eficiencia energética de los edificios, como reflejan la baja tasa de rehabilitación anual, la compleja aplicación de los fondos europeos, las dotaciones mínimas de infraestructuras de recarga en edificios o las condenas de la justicia europea por la contaminación en Madrid y Barcelona.

Los requerimientos sobre cambio climático, cambio modal y eficiencia energética que el RD 1052/2022 establece para las ZBE incluyen los elementos de una rehabilitación a escala. Los entes locales definirán objetivos cuantificables y medibles para 2030 de reducción de emisiones, en particular las relacionadas con el uso del vehículo privado, facilitarán servicios y puntos de recarga para  impulsar el crecimiento del parque de vehículos eléctricos, introducirán medidas de sustitución de instalaciones de calefacción por sistemas sin emisiones en los edificios promoviendo la rehabilitación energética e intervenciones urbanas de adaptación al cambio climático para atenuar el efecto de “isla de calor”, aumento de zonas verdes urbanas, sistemas de drenaje y captación de aguas.

Para el seguimiento de los requerimientos que se exigen a las ZBE se establecen indicadores sobre la evolución de los contaminantes, reparto modal del automóvil particular y transporte público, porcentaje de vehículos cero emisiones, dotaciones de infraestructuras y puntos de recarga de vehículos eléctricos, reparto del viario, porcentaje de superficie transformada en zona verde, licencias de rehabilitación, porcentaje de edificios en cada tramo de calificación energética, huella de carbono estimada a través de los datos de movilidad y edificios y una evaluación del ahorro energético estimado por cada una de las medidas.

Simbiosis de la edificación y el transporte o los retos inalcanzados de España

La regulación de las ZBE constituye el mejor ejemplo de simbiosis entre la edificación y el transporte para descarbonizar y electrificar la economía elevando los objetivos de reducción de emisiones. Representa la oportunidad de diseñar un urbanismo sostenible desde el liderazgo local y la rehabilitación energética para alcanzar los objetivos de energía y clima que solo la iniciativa del Estado no puede conseguir en los sectores difusos.

Pero esa simbiosis lleva muchos años de retraso en España. Solo el 13% de los 149 ayuntamientos de más de 50.000 habitantes activarán las ZBE a tiempo, la matriculación de vehículos eléctricos está un 35% por debajo de lo previsto en el PNIEC, lo mismo ocurre con los puntos de recarga públicos y hasta junio de 2022 el Código Técnico de la Edificación no ha incluido las dotaciones de infraestructuras y puntos de recarga en los edificios, incluidas en el RD 450/2022, cuatro años después de que entrara en vigor la obligación de la Directiva (UE) 2018/844, de eficiencia energética de edificios.

Los cambios en la regulación eléctrica y en los códigos de construcción se hacen de forma parcial y con grandes retrasos sobre los plazos que marcan las directivas europeas de renovables, mercado interior de la electricidad y eficiencia energética de los edificios. La desconfianza sobre la generación renovable y distribuida (autoconsumo) en los edificios y el modelo V2G o V2H de carga bidireccional del vehículo eléctrico planea en algunas de las medidas adoptadas.

El modelo de movilidad eléctrica que proponen las directivas europeas es el de la carga bidireccional e inteligente donde las personas pasan más tiempo

La estrategia de rehabilitación (ERESEE 2020) establece los objetivos de descarbonización y electrificación de los edificios cubriendo a través de la red eléctrica todos los consumos, dando por supuesto que la energía de la red centralizada será toda renovable, cuando la directiva de eficiencia energética de edificios define el edificio de consumo casi nulo como el que genera la energía que requiere con renovables “in situ”, en el propio edificio o su entorno. La Ley 9/2022, de Calidad de la Arquitectura, no ha concretado la puesta al día de los objetivos de calidad de la edificación y del urbanismo y se ha centrado en un concepto profundamente endogámico como es la protección de la arquitectura.

El modelo de movilidad eléctrica que proponen las directivas europeas es el de la carga bidireccional e inteligente donde las personas pasan más tiempo, es decir, viviendas, centros de trabajo y aparcamientos. Ese modelo en España está por impulsar porque se ha dado prioridad a las redes de puntos de recarga públicos de grandes operadores, eléctricas, petroleras y constructoras.

Existe una disociación entre la conciencia política y la conciencia climática que el funcionamiento de las administraciones públicas, al separar en compartimentos estancos el urbanismo, la energía y el medio ambiente, permite que se gestionen con prioridades muy alejadas de los objetivos europeos de energía y clima.

La ZBE como ejemplo de adaptación al cambio climático

La regulación de las ZBE acierta al identificar el cambio modal, la recarga de vehículos eléctricos, la rehabilitación energética y una calefacción sin emisiones como determinantes para la huella de carbono de las áreas que las delimitan, estableciendo una relación entre el diseño urbano y el uso de la energía en los edificios y el transporte. Es una visión inédita en las normas urbanísticas.

Las ZBE son un ejemplo de adaptación al cambio climático en las ciudades y de cómo esa adaptación tiene un carácter distribuido al asumir los ayuntamientos la responsabilidad de gestionar la sostenibilidad de la movilidad y la edificación en la ordenación del territorio y de comprometer a los ciudadanos en el cambio de comportamientos que el cambio climático impone. La adaptabilidad al clima obliga a anteponer las cadenas de valor locales y distribuidas a las cadenas de valor centralizadas y verticales.

La oportunidad de las ZBE coincide con una dotación histórica de fondos europeos a la rehabilitación energética que ya gestionan las autonomías, con la revisión de las directivas europeas para elevar el objetivo de reducción de emisiones al 55% en 2030 y un nuevo mercado de emisiones para los edificios y el transporte. Por eso no se debe desvirtuar el alcance del RD 1052/2022 reduciendo la ZBE a peatonalizaciones y restricciones al tráfico.

El Estado debe acelerar los cambios en la regulación eléctrica y edificatoria que exige Europa y las comunidades autónomas deberán trasladar ese marco normativo a las competencias exclusivas que ejercen en urbanismo y vivienda para facilitar a los ayuntamientos el nuevo diseño urbano coherente con los objetivos de reducción de emisiones.

Javier García Breva – Presidente del Consejo Asesor de la Fundación Renovables