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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Hacer pis en la ducha es ecológico

No me llaméis guarro, pero son muchos los que piensan que hacer pis mientras uno se ducha ayuda enormemente al medio ambiente. Evidentemente, se ahorra agua, mucho agua.

La idea se ha convertido nada menos que en una campaña de televisión promovida por la ONG brasileña SOS Mata Atlántica, donde se insta a la población a asumir tan aparentemente poco higiénico hábito como ayuda a la protección de los amenazados bosques nativos de la costa atlántica de Brasil. Una selva de la que, dicho sea de paso, apenas queda un 7% de su superficie original. Menos consumo de agua implica dejar menos secos a los ríos, hacer menos embalses y tener bosques más sanos.

En portugués suena divertido, «fazer xixi no banho«, pero en castellano me sigue pareciendo una cochinada. Aunque seamos prácticos. Cada vez que usamos el retrete se pierden 12 litros de agua potable. Y si cada mañana hiciéramos pis en la ducha ahorraríamos 4.380 litros de agua al año.

En declaraciones a BBC Mundo, Ana Ligia Scachetti, directora de comunicaciones de SOS Mata Atlántica, afirmó que los médicos consultados aseguran que orinar en la ducha resulta inofensivo, aunque por razones obvias recomiendan hacerlo al principio, antes de comenzar a lavarse. Y no hacerlo en la bañera, añado yo.

Curiosamente, una encuesta hecha por esta misma ONG descubre que la mayoría de nosotros, el 75%, reconoce hacer pis en la ducha, aunque le da vergüenza admitirlo.

No sé vosotros, pero por muy ecológica que sea, yo sigo teniendo prejuicios sanitarios a esta medida. En su lugar, y si me permitís la sugerencia, soy más partidario de ducharme con mi pareja. Ahorras mucho más agua y es infinitamente más divertido.

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Os dejo el vídeo de la curiosa campaña brasileña, donde desde Gandhi hasta King Kong se apuntan a ella.

Contra la crisis, la ducha asesina y la bicilavadora

Con esto de la crisis mundial están apareciendo toda suerte de cachivaches que pretenden ayudarnos a cuidar el bolsillo y, de paso, el medio ambiente.

Os traigo hoy dos verdaderamente curiosos, aunque dudo que se vayan a generalizar en nuestras casas.

El primero es la que su creadora ha bautizado como “My Shower Curtain is a Green Warrior” (mi cortina de ducha es un luchador verde), pero que bien podría llamarse «ducha asesina». Nos habla de ella la siempre interesante página ecologiablog.com. Ha sido diseñada por la artista Elisabeth Buecher, y se va hinchando mientras te duchas hasta, literalmente, atraparte entre sus tentáculos plásticos si estás más de 4 minutos con el grifo abierto. Un diseño que la propia Buecher reconoce como radical aunque práctico, comparándolo con, por ejemplo, el despertador.

No sé yo, toda comparación es odiosa, pero ésta me parece muy atrevida.

El otro invento contra la crisis es la bicilavadora, una lavadora de ropa que funciona a pedales. Esta nueva máquina, diseñada por un estudiante norteamericano, ha sido probada en Perú y, según cuenta BBC Mundo, podría traer beneficios a la salud general tanto del planeta como del usuario. ¿Funcionará de verdad? Al menos parece divertido.

Primera tienda virtual para excedentes de agua

«El futuro ya está aquí», aseguraba hace años Radio Futura. Lo que ni ellos ni prácticamente nadie podía imaginarse entonces, 1980, es que el nuevo milenio nos iba a traer la escasez de algo tan básico y derrochado como el agua.

Ya no hay duda. Las guerras por el control del «oro azul» no tardarán en llegar, azuzadas por la explosión demográfica, la contaminación y la deficiente explotación de los recursos hídricos. Sí, es verdad, el agua cubre las tres cuartas partes del planeta, pero tan sólo es potable en un escasísimo tres por ciento.

En la Expo de Zaragoza, precisamente dedicada a este cada vez más importante recurso estratégico, Canarias acaba de presentar lo último de lo último: un foro en Internet que permite comprar y vender los excedentes de agua. Una «plaza virtual» para fomentar el ahorro y motivar con compensaciones económicas al usuario más eficiente.

Bautizado como «sistema Mertra», implica la suscripción a un «contrato ecológico» entre el usuario y la empresa suministradora de agua, en el que quedará establecido el consumo de una cantidad de metros cúbicos anuales a un precio determinado.

Si el consumidor excede su compromiso deberá pagar a la empresa el sobreconsumo a un precio superior al pactado, aunque también podrá comprar a otros usuarios el agua que éstos no hayan gastado a un precio inferior al que deberían pagar a la empresa.

Por el contrario, si el consumidor usa menos agua de la pactada, recibe un reembolso por la cantidad que no ha utilizado o bien puede venderla a otros usuarios que hayan gastado más de lo pactado, a un precio superior al de reembolso de la compañía.

No por casualidad, entre sus promotores se encuentran los registradores de la propiedad, pues paralelamente se pretende lograr un nuevo derecho hídrico que podría ser transmisible e hipotecable.

Ya lo ven. Salvo el cariño, que como decía Manolo Escobar «ni se compra ni se vende», hoy en día todo, incluso el agua, o especialmente el agua, tiene un precio creciente. ¿Acabaremos invirtiendo en manantiales en lugar de en Bolsa? Yo no tengo la más mínima duda de ello.

Consiguen agua gratis ordeñando a las nubes

Cuenta la leyenda que cuando los conquistadores españoles trataron de sitiar a los pobladores de El Hierro (Canarias) controlaron las escasas fuentes existentes, pero los bimbaches, como así se llamaban, la obtenían secretamente en gran cantidad.

Una joven indígena, enamorada de un soldado, acabó revelando el secreto: tenían el Garoé. Un gran árbol con la virtud de atrapar las nubes y extraerlas el agua. La traición de la herreña fue castigada con la muerte, pero conocido el misterio, la conquista de la isla resultó sencilla.

Ya el romano Plinio habló del Garoé, pero sorprendentemente, el mítico árbol no era una invención. Existía en realidad.

La descripción de un franciscano en 1604 explica que se trataba de un til (Ocotea foetens), una especie de gran laurel típico de los bosques de la laurisilva canaria, de 5 metros de grosor y 15 de altura. En su base, unos aljibes recogían el líquido elemento, a razón de 10.000 litros diarios, cantidad suficiente como para abastecer al cerca del millar de habitantes de El Hierro y todo su ganado.

Pero en 1610, un huracán acabó con el legendario Árbol Santo –como todavía hoy le conocen los herreños, pues eso debe significar Garoé–, aunque no con su leyenda. Ni con su utilidad. Plantado un nuevo ejemplar en 1957, las nubes siguen quedándose atrapadas entre sus ramas y las antiguas charcas acumulan nuevamente el preciado líquido destilado de esas brumas que los científicos conocen como «lluvia horizontal«.

Amigos de copiar a la Naturaleza, sorprende que hasta ahora no hubiéramos copiado al Garoé. La Fundación Global Nature acaba de empezar a hacerlo, tras instalar varias estaciones de captura de agua atmosférica en Canarias, Madeira y República Dominicana.

El acceso al agua potable es uno de los principales derechos del ser humano. Esencial para la vida, la producción de alimentos y el progreso económico, es también un bien escaso. Nuestras guerras son ahora por el petróleo, pero dentro de poco lo serán por el agua.

Por eso el desarrollo de tecnologías tan sencillas y económicas como éstas que imitan al Garoé y a la laurisilva canaria nos puede abrir un nuevo panorama.

El proceso no puede ser más simple. Se colocan paneles en zonas altas donde las nieblas quedan condensadas de la misma manera que hacen las hojas de los árboles. Se obtiene así un agua de excelente calidad sin gasto energético alguno.

En La Palma y La Gomera los han instalado para acumular reservas con las que luchar contra los incendios forestales en las cumbres canarias. En la desértica Fuerteventura permitirá regar plantaciones de árboles. En la República Dominicana abastece pequeños huertos familiares.

¿Servirán estas ordeñadoras de nubes para luchar contra los efectos del cambio climático? Se trata sólo de un proceso experimental, pero ante lo que se avecina no me extrañaría lo más mínimo.

En la imagen superior, primeras estaciones de captura de agua atmosférica instaladas en Fuerteventura para mantener futuras repoblaciones forestales.