Ideas muy extendidas sobre el coronavirus, pero incorrectas (6): la COVID-19 es como la gripe / es miles de veces más letal que la gripe

Cuando comenzó el brote del coronavirus de la COVID-19, quienes seguíamos lo que la ciencia decía al respecto nos equivocamos. Nos equivocamos al decir que debíamos preocuparnos más por la gripe que por el nuevo virus. El argumento no era que el entonces llamado provisionalmente 2019-nCoV, después SARS-CoV-2, fuese «una simple gripe» –esto también se oyó por ahí, pero no era lo que la ciencia decía–, sino que por entonces parecía improbable que el brote fuese a extenderse con una magnitud comparable a la gripe.

El ejemplo más conocido fue el famoso «como mucho algún caso» que tanto se le ha criticado a Fernando Simón. Quienes ignoran la ciencia relevante no lo entienden, pero es fácilmente explicable: cuando Simón dijo aquello, se creía que el nuevo virus se comportaría de forma similar a otros coronavirus epidémicos. El SARS y el MERS son mucho más letales, pero pudieron controlarse con relativa facilidad porque solo las personas enfermas contagiaban a otras. La COVID-19 se descontroló debido a los contagios silenciosos causados por las personas sin síntomas, que no saben que están infectadas. Esto explica también otro segundo error, el de no haber recomendado desde el principio las mascarillas, que con los coronavirus epidémicos anteriores solo se consideraban útiles para que las personas enfermas no contagiaran a otras.

Esto explica los errores de Simón, aunque no aminora su gravedad, ya que un responsable público debe medir sus palabras con extremo cuidado en un asunto de tanta trascendencia. No se trata de disculpar a Simón, porque explicar los errores no es disculparlos. Serían disculpables si hubiese añadido una salvedad: …siempre que este nuevo virus se comporte del mismo modo que los coronavirus similares ya conocidos. Pero no lo dijo, y resultó que este nuevo virus no se comporta del mismo modo que los coronavirus similares ya conocidos. Fueron suposiciones erróneas de una ciencia por entonces aún sin datos concretos y específicos, y que en nuestro país se materializaron por obra y boca de Fernando Simón.

Ahora bien, si Simón incurrió en una infravaloración del riesgo de la pandemia, en el extremo opuesto ha circulado una percepción exagerada e igualmente errónea sobre la letalidad del virus. Desde el comienzo, los indicios sugerían que la nueva enfermedad mataba más que la gripe. Pero ¿cuánto más? Esta es una pregunta de la que el público esperaba una respuesta pronta y concreta, pero era difícil para los investigadores llegar a una cifra específica, sobre todo cuando el virus comenzaba a extenderse y aún no había suficientes datos.

Sin embargo, el gran alcance de las noticias sobre la pandemia, con cifras de decenas de miles de muertes en nuestro país, junto con la escasa difusión habitual de las estadísticas sobre mortalidad por gripe, ha hecho prender en muchas personas la idea de que la COVID-19 es más letal en términos de órdenes de magnitud, cientos o miles de veces.

Una enfermera en una UCI durante la pandemia de COVID-19. Imagen de US Navy Mass Communication Specialist 2nd Class Sara Eshleman / Wikipedia.

Una enfermera en una UCI durante la pandemia de COVID-19. Imagen de US Navy Mass Communication Specialist 2nd Class Sara Eshleman / Wikipedia.

Lo cierto es que todavía no parece existir una cifra única y consensuada respecto a la letalidad de la cóvid, es decir, cuántas de las personas infectadas mueren. Esto es lo que se conoce como Infection Fatality Ratio (IFR), o porcentaje de muertes sobre la seroprevalencia en una población. En noviembre, un estudio en España publicado en la revista BMJ y dirigido por el Instituto de Salud Carlos III, basado en los datos del estudio de seroprevalencia ENE-COVID, estimaba un IFR en nuestro país del 0,8%, cerca del dato del 0,7% calculado por otro informe del Imperial College London. Sin embargo, otros estudios e investigadores han obtenido cifras menores, del 0,16% o del 0,27%. Para la gripe suele manejarse una IFR del 0,1% o algo menor, pero parece que por esta vía de la IFR va a ser complicado obtener una comparación directa entre la letalidad de ambas enfermedades que ponga de acuerdo a los científicos.

Recientemente se han publicado dos estudios que han tratado de establecer esta comparación directa de la mortalidad en los enfermos hospitalizados por gripe y los de COVID-19. En el primero de ellos, dirigido por el Hospital Universitario de Dijon (Francia) y publicado en The Lancet Respiratory Medicine, los autores han analizado sendos grupos de decenas de miles de pacientes ingresados por COVID-19 o gripe, reuniendo en total más de 100.000. Y esta es la conclusión: «Encontramos que la mortalidad hospitalaria por COVID-19 es casi tres veces más alta que por gripe estacional«, escriben los investigadores.

Por otra parte, el segundo estudio, dirigido por la Universidad de Washington en San Luis y  publicado en la revista BMJ, ha comparado también la mortalidad en sendos grupos de miles de enfermos hospitalizados por COVID-19 y gripe, respectivamente. «El riesgo de muerte en pacientes de covid-19 es casi cinco veces mayor que en aquellos del grupo de gripe estacional«, concluyen los autores. El director del estudio, Ziyad Al-Aly, subraya la solidez estadística de su método: «Nuestra investigación representa una comparación de manzanas con manzanas entre las dos enfermedades».

Naturalmente, debe entenderse que estos datos son epidemiológicos, es decir, poblacionales, pero no dicen nada sobre el riesgo de muerte de cada persona concreta, ya que este riesgo se distribuye de forma muy heterogénea entre los distintos perfiles: mucho menor en los jóvenes sanos, mucho mayor en las personas ancianas o con ciertas condiciones o enfermedades crónicas. Además, los autores de los estudios recuerdan también que la cóvid entraña el riesgo de complicaciones a largo plazo para un buen número de personas.

En resumen, sí, la cóvid es más letal que la gripe, entre tres y cinco veces más, según los últimos datos. Si esto es mucho o poco, dependerá de la apreciación de cada cual; posiblemente parecerá mucho a quienes continúan anclados en la idea de «es una simple gripe», pero poco a aquellos a los que la falta de conocimiento sobre la mortalidad de la gripe y la gran extensión de la pandemia les han llevado a la falsa impresión, fomentada por enfoques sensacionalistas, de que esta pandemia es lo peor que podría ocurrirnos.

Evidentemente, para las personas fallecidas ha sido el fin del mundo. Pero aunque ahora resulte duro leer esto, no deberíamos perder de vista que esta pandemia podría ser solo un aviso de algo mucho peor, un virus tan contagioso como el sarampión y que mate a la mayoría de los infectados, no a millones en todo el mundo, sino a cientos de millones, y no a decenas de miles en España, sino a millones. Y si llega ese día, esperemos haber aprendido de la experiencia.

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