En las antípodas no caminan cabeza abajo, y por eso ven la Luna al revés

A propósito de mi tema anterior sobre el vuelo de las moscas dentro de vehículos en movimiento, mi vecina de blog y amiga Madre Reciente tuiteaba recomendando su lectura a sus seguidores, sobre todo, decía, «si sois de los que aún no entendéis por qué en las antípodas no caminan cabeza abajo».

El astuto comentario de MR merece una explicación. Alguien podría preguntar: ¿cómo que no caminan cabeza abajo? Sí, ¿no? Es decir, no es que vayan arrastrando la cabeza por el suelo y moviendo las piernas en el aire, pero están al revés. ¿No?

Recuerdo que hace años, durante un viaje a Nueva Zelanda, se me ocurrió de repente pensar que la intuición y la costumbre nos hacen a todos un poco terraplanistas. Es decir, si en aquel momento alguien me hubiera preguntado hacia dónde estaba mi casa, probablemente mi impulso inmediato habría sido señalar hacia el horizonte en dirección noroeste, por el hábito de ver los mapamundis con la proyección de Mercator, centrados en el océano Atlántico y con el norte arriba.

Pero en realidad, si me hubiera parado un momento a pensarlo, tendría que haber apuntado con el dedo en perpendicular hacia el suelo. Porque lo cierto es que la ruta más corta de vuelta a mi casa habría sido, si tal cosa fuera posible, perforando el suelo y siguiendo todo recto, como en aquel desafortunado remake de Desafío total.

Por desgracia solo pude recorrer la isla sur, así que no pude pisar las antípodas de mi casa, que caen en algún lugar de la isla norte de Nueva Zelanda. Habría sido interesante buscar la casa más cercana a la coordenada precisa y contarles a sus habitantes que la mía estaba justo al otro lado del mundo. Igual hasta me invitaban a una cerveza. Siempre que no fueran terraplanistas, claro.

Pero con respecto a las antípodas, sí hubo un detalle que me llamó especialmente la atención, y que no solemos tener en cuenta por muy obvio que sea: en el hemisferio sur la Luna se ve al revés. Es fácil entenderlo si lo pensamos: ellos y nosotros vemos el mismo objeto en el cielo, pero ellos realmente tendrían que caminar cabeza abajo para verlo en la misma orientación que nosotros. Para ilustrarlo he improvisado este gráfico que copio chapuceramente de otro publicado en Science Alert:

Imágenes de la Tierra y la Luna de la NASA. Gráfico de elaboración propia.

Imágenes de la Tierra y la Luna de la NASA. Gráfico de elaboración propia.

La luna llena desde el hemisferio norte (izquierda) y desde el sur (derecha). Imágenes de NASA y A. Sparrow / Flickr / CC.

La luna llena desde el hemisferio norte (izquierda) y desde el sur (derecha). Imágenes de NASA y A. Sparrow / Flickr / CC.

Por supuesto, en realidad todo el firmamento se ve al revés, pero el caso de la Luna es especialmente llamativo. Del mismo modo, las fases lunares también van al contrario: aquí la luna con forma de D es creciente y la C es menguante, mientras que en el sur es al revés.

Otro caso curioso es el de la Luna en el ecuador. Como allí el Sol recorre el cielo, digamos, por su mitad (es decir, al mediodía queda en todo lo alto), cuando la Luna se pone, el Sol está bajo los pies, iluminando la Luna desde abajo. Y por ello la media luna se ve como una sonrisa. Ignoro cómo se llama esto en castellano; en inglés lo llaman wet moon, pero también se conoce como luna de Cheshire, por la sonrisa del gato de Alicia en el país de las maravillas:

Luna de Cheshire. Imagen modificada de John Flannery / Flickr / CC.

Luna de Cheshire. Imagen modificada de John Flannery / Flickr / CC.

Pero sobre nosotros y las antípodas, norte y sur, arriba y abajo, al derecho y al revés… Es necesario aclarar que todos son conceptos convencionales, ya que no hay ninguna razón para que el norte esté arriba; simplemente nos hemos acostumbrado a verlo de este modo porque nuestra representación de los mapas tradicionalmente ha sido eurocéntrica y nortecéntrica, algo de lo que se quejan en el hemisferio sur, y con razón.

O sea, que en realidad no, en las antípodas no caminan cabeza abajo, porque la Tierra flota en el espacio, y en el espacio no hay ni arriba ni abajo. Como en el caso de la mosca y el avión, todo es relativo dependiendo de a qué sistema lo referimos, pero no existe ningún sistema mejor o más correcto que otro.

Precisamente por este motivo el emblema de Naciones Unidas se diseñó con un mapa del mundo centrado en el polo norte con los continentes a su alrededor, para no dar primacía a unos países o continentes sobre otros.

Emblema de las Naciones Unidas. Imagen de Wikipedia.

Emblema de las Naciones Unidas. Imagen de Wikipedia.

Por supuesto, también se podría haber centrado en el polo sur, pero imagino que no tendría mucho sentido colocar la Antártida, que no es un país de las Naciones Unidas, en el centro del mundo. Claro que el sistema elegido es también engañoso, porque crea la impresión de que la Antártida está en el extremo opuesto del mundo al sur de África y América… Cualquier representación mental distinta de un mundo redondo desde todos sus ángulos es equívoca; porque en realidad, como decía Karen Blixen, «la Tierra se hizo redonda para que nunca podamos ver el final del camino». Bueno sí, también está aquello del equilibrio hidrostático. Pero es mucho menos romántico.

5 comentarios

  1. Dice ser Cramer

    Bueno, quizás alguna gente nunca lo había pensado. A mí me parece más curioso la diferencia entre las estaciones. Curiosamente, mientras que la nieve es típica en nuestra Navidad (en el norte), en el sur lo es la playa.

    20 noviembre 2018 | 11:56

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    20 noviembre 2018 | 12:02

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    14 diciembre 2018 | 12:46

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    19 diciembre 2018 | 07:25

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    19 diciembre 2018 | 07:28

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