Basma Ourfali, oficial de comunicación de UNICEF Siria
Era casi mediodía. Veinte mujeres se arremolinaban en torno a una estufa en una diminuta casa de la ciudad de Deir Hafer, en Aleppo rural (Siria). Muchas de ellas habían venido de pueblos lejanos para ver a una mujer, Amina.
Amina, de 41 años, viuda y madre de tres hijos, es una de las pocas mujeres que trabajan como educadora de la salud en la zona. Su labor consiste en proporcionar a las madres información sobre la seguridad y la importancia de las vacunas.
Aunque dejó la escuela en el tercer curso, Amina es muy influyente en su comunidad. «Mi casa siempre está llena de mujeres que vienen a consultarme. A veces solo buscan apoyo moral«.
Cuando la violencia dio un respiro en 2017, las familias de los pueblos rurales del este empezaron a volver a sus hogares, destruidos. Tras años de desplazamiento, se encontraron una grave falta de servicios, incluidos los sanitarios y de vacunación. La mayoría de niños llevan años sin vacunarse debido a la violencia, múltiples desplazamientos y la interrupción de los servicios.
«Durante mis sesiones con las mujeres descubrí que carecen de información sobre los servicios públicos disponibles, así como sobre las vacunas y atención sanitaria que necesitan los niños»
Para garantizar que cada niño de las áreas remotas se vacuna, los trabajadores sanitarios a los que apoya UNICEF realizaron sesiones de formación para once mujeres de siete aldeas de la zona. Les enseñaron a asesorar a las madres y a las embarazadas sobre la importancia de las vacunas para proteger a sus hijos frente a la polio y otras enfermedades prevenibles. Trabajadores sanitarios formados acuden con ellas a sus sesiones con mujeres para asegurarse de que la información que les dan es de calidad.
Con su carácter vivo y social, Amina comunica mensajes importantes sobre atención sanitaria y vacunas. Lo hace en un lenguaje sencillo, utilizando ejemplos reconocibles en el día a día de los habitantes de las aldeas. Habla a las madres sobre la seguridad y la importancia de las vacunas, les explica cómo funcionan y les resuelve sus dudas.
«Organizo sesiones semanales para mujeres de mi ciudad y de pueblos vecinos. Siento que he hecho bien mi trabajo cuando una madre se apresura a vacunar a su hijo después de estar en mi casa».
Ghazieh, de 36 años, es una de esas mujeres. Esta madre de siete hijos contó su historia al resto de madres asistentes a la sesión de Amina. Hace siete años, su bebé de un mes, Yasmina, murió. “Ella había sido vacunada unos días antes, así que asumí erróneamente que las vacunas eran peligrosas. Dejé de vacunar a mis hijos”.
Pero después de ir a las sesiones de Amina y de los trabajadores sanitarios apoyados por UNICEF, en las que recibió conocimientos e información valiosos sobre la seguridad d días vacunas, Amina se arrepintió de no haber vacunado a sus hijos. Ya están vacunados.
En los últimos días, y como parte de una campaña nacional de vacunación contra la polio que ha durado una semana, UNICEF, la OMS y otros aliados, han llegado a más de 320.000 niños de la provincia de Aleppo. Unos 800 trabajadores sanitarios han participado en esta campaña. UNICEF ha proporcionado vacunas y equipamiento para mantener la cadena de frío, a través de 50 centros de salud y 120 equipos móviles.