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Archivo de julio, 2019

De Benín a Canadá: la increíble historia de Nicolas y Denis

Por Denis Hargrave, productor de documentales

Un niño en Benín. Un encuentro casual en Canadá. Una historia que ha tardado 45 años en contarse.

Después de toda una vida haciendo documentales por todo el mundo, a menudo me he preguntado qué ocurría con las personas que aparecían en ellos después de conocerles y capturar sus historias.

Esta historia comienza hace 45 años.

Yo era un joven productor de la Corporación Canadiense de Radiodifusión (CBC), y esperaba que mi siguiente encargo me llevara a un lugar de difícil acceso.

En 1968 me enviaron a Dahomey (ahora Benín), en África Occidental, para grabar un documental para la CBC y UNICEF. Era parte de una serie llamada “Niños del mundo”. Viajé a diez países para realizar la serie entera, pero es el capítulo de Benín el que se me quedó grabado.

El rodaje era en Ganvie, un pueblo de 22.000 habitantes situado encima de un gran lago. Nuestra misión era contar la historia de un niño que hubiera recibido la ayuda de UNICEF.

Y así conocí a Nicolas.

De Benín a Canadá: la increíble historia de Nicolas y Denis

Nicolas, en primera fila, con 10 años, en la escuela de UNICEF en Ganvie / ©UNICEF/UNI160603/Hargrave

Donde todo empieza: una escuela de UNICEF

Estaba en una pequeña aula de UNICEF. Era la única escuela de Ganvie. Nicolas Mignanwande era un chico de 11 años, brillante pero tímido. Él sería el protagonista de mi documental. Había algo en él. Desprendía tranquilidad y confianza.

Pero en Ganvie, sobrevivir era una batalla.

Cada día, Nicolas recorría largos trayectos en canoa hasta el único grifo de agua para garantizar que su familia tenía agua potable. Pescaba, como el resto de niños. Nicolas sabía que se esperaba de él que cuando creciera fuera un pescador, como el resto de hombres de su aldea.

Me gustaría pensar que fue durante esos largos trayectos cuando empezó a pensar que él podría ser algo más.

Estuve diez días con Nicolas y su familia, recogiendo la vida en Ganvie y la única esperanza que tenía aquel niño: la escuela de UNICEF.

Y, así, llegó el día de mi partida.

Un giro de los acontecimientos inesperado

Durante 45 años, me he preguntado a menudo qué habría sido de Nicolas.

En todo este tiempo he hecho muchos más documentales y he tenido dos hijos. Pero de vez en cuando seguía pensando en Nicolas. Hasta el año pasado.

Conocí a una mujer llamada Celine Ahodekon en una ciudad cercana a la mía. Y aquí es donde esta historia da un giro inesperado.

Celine llevaba una cesta de tela, parecida a las que recordaba haber visto en Benín. No pude evitar acércame a ella y empezamos a hablar de cómo era la vida allí hoy en día. Le conté sobre mi documental, y le hablé de Nicolas. Para mi sorpresa, descubrí que Celine era de una aldea a solo unas horas de Ganvie. Ella se quedó intrigada y prometió averiguar algo sobre él.

La mujer contactó con su sobrino en Benín, y él activó a sus contactos en su comunidad. Increíblemente, al cabo de unas semanas había localizado a Nicolas. Y, más increíble aún, este vivía a solo cinco kilómetros del sobrino de Celine.

Nunca habría imaginado saber qué había pasado con Nicolas, pero ahí estaba. 45 años después.

Sabía que tenía que volver a Benín. Sabía que necesitaba ver a Nicolas. No podía pasar el resto de mi vida preguntándome qué habría sido de él.

Y lo que supe de él fue mejor de lo que nunca podría haber imaginado.

De Benín a Canadá: la increíble historia de Nicolas y Denis

Nicolas y Denis, tras su reencuentro 45 años después  / ©UNICEF/UNI160598/Hessou

Nicolas estudió y trabajó duro. Pasó de esa sencilla clase de UNICEF a tener su propia aula. Se convirtió en profesor. Pero eso no era todo. Llegó a ser el Director de Educación de Ganvie.

Multiplicando las semillas de la educación

Ahora Nicolas está jubilado. Pero no ha he dado de trabajar, de manera incansable, para cambiar las cosas en su comunidad. Está muy ocupado dando a las niñas de Ganvie la oportunidad de aprender y ser algo más. Está construyendo una escuela para niñas que contribuya a empoderar a las futuras líderes femeninas de Ganvie.

Hoy, en países de todo el mundo, millones de niños como Nicolas están alcanzando todo su potencial gracias al apoyo de UNICEF y sus donantes. No podemos conocer el final de la historia de cada uno de estos niños. Pero hay muchas más historias como la de Nicolas que merecen ser contadas.

Chad: si eres una niña y quieres ir a la escuela, te enfrentas a más prejuicios y dificultades

Por Yera Kim, especialista de Educación de UNICEF Chad en Yamena

Si hubieras nacido en Chad rural, tus posibilidades de recibir una educación, no digamos ya una educación buena, serían más bien escasas. Más de la mitad de los niños de entre 5 y 18 años están fuera de la escuela en Chad. Si fueras una niña, tendrías más opciones de no ir a la escuela o de abandonarla, de casarte antes de tu 18 cumpleaños, como 7 de cada 10 niñas en Chad, y de cumplir responsabilidades como esposa y madre desde muy joven.

Los datos del Ministerio de Educación muestran que la tasa de escolarización tanto de niños como de niñas, que ya es baja en educación primaria, desciende aún más durante la transición a la escuela secundaria. Sin embargo, la brecha aumenta significativamente entre niños y niñas. Este acceso desigual a la educación se refleja en la tasa de analfabetismo de mujeres y hombres (86% y 69%, respectivamente), así como en la falta crónica de profesoras en el sistema educativo.

En Hadjer Lamis, cerca de Yamena, la capital de Chad, es muy significativa la baja tasa de escolarización y la alta desigualdad de género en la educación. Solo el 9% de los niños y niñas acuden al primer ciclo de educación secundaria, una proporción bastante más baja que el 29% nacional. Y de ese 9%, solo 3 de cada 10 son niñas. Además, de los 263 profesores de secundaria de la provincia, tan solo 3 son mujeres.

Más allá de la pobreza que limita el acceso a la educación secundaria tanto de niños como de niñas, estas afrontan más dificultades debido a a factores como el matrimonio temprano, los roles de género rígidos y los prejuicios.

Chad: si eres una niña y quieres ir a la escuela, te enfrentas a más prejuicios y dificultades

Amouna, de 16 años, asegura que los niños también deben implicarse en la promoción de la educación de las niñas. /© UNICEF/Chad/2019/Kim

El Ministerio de Educación y UNICEF esperan ayudar a las niñas a acceder y progresar en la educación secundaria mediante, entre otras cosas, facilitar el acceso a servicios sanitaros y mejorar las condiciones sanitarias en y alrededor de las escuelas. Para ello se han puesto en marcha actividades para abordar los retos que afrontan estas chicas adolescentes. Y he tenido la oportunidad de reunirme con estudiantes y profesores en Massaguet, un pequeño pueblo de Hadjer Lamis, y conocer qué creen sobre las barreras para la educación de las niñas en sus comunidades.

Amouna, una estudiante de 16 años, dice que hay muchos prejuicios en torno a la educación de las niñas. “Algunos padres creen que la educación es un desperdicio de los ya limitados recursos una vez que las niñas se casan. Al contrario que un niño con educación, las niñas con educación no lograrían ser alguien importante”. Además, para algunos padres la escuela solo crea problemas, al poner a niños y niñas en la misma clase. “Tienen miedo de que las niñas flirteen con los niños”.

Según Amouna, los niños también tienen prejuicios, y por eso los esfuerzos para promover la educación de las niñas también deberían incluirles a ellos.

“Cuando algunos niños de la ciudad ven a las niñas yendo al cole, dicen cosas como ‘¿para qué sirve educar a las niñas?’ o ‘¿vais a la escuela para poder salir con niños?’. Molesta mucho y también desanima”.

Y, sin embargo, merece la pena. “Aunque tengo que hacer muchas tareas domésticas después de la escuela, tengo suerte: mis padres apoyan mi escolarización. También tengo una tía que es funcionaria. Ella es mi modelo y mi inspiración. Pero muchas niñas no tienen ese apoyo familiar ni un modelo educativo”, asegura Amouna.

Los estudiantes a los que conocí en otra escuela en Massaguet me hablaron del conflicto entre los valores tradicionales y la educación moderna. “Para algunos padres, las escuelas modernas son una institución que representa los valores de Occidente. Al contrario de lo que ocurre con los niños, se cree que las niñas familiarizadas con los valores de Occidente causan trastornos y problemas en sus comunidades. Así que muchos padres prefieren enviar a sus niñas a escuelas tradicionales coránicas, suponiendo que quieran que reciban una educación”, explica Mohamed, de 21 años, alumno de secundaria.

Chad: si eres una niña y quieres ir a la escuela, te enfrentas a más prejuicios y dificultades

Katouma, de 19 años, ha logrado seguir yendo a la escuela incluso después de casarse./ © UNICEF/Chad/2019/Kim

Sin duda, queda mucho por hacer para promover la igualdad de oportunidades entre niños y niñas. A pesar de los desafíos, sin embargo, también vi señales positivas y alentadoras en algunas de las aulas que visité en Massaguet. Por ejemplo, cuando conocí a Kaltouma, una niña de 19 años que sigue yendo a la escuela incluso después de casarse, con la esperanza de convertirse en trabajadora sanitaria.

“Solo romperemos las barreras de los prejuicios si las comunidades son completamente conscientes del potencial de niñas con educación. Toda mi familia, incluido mi marido, apoya mi educación porque son conscientes de los beneficios económicos y sanitarios que puede tener para mi familia y, a largo plazo, para mi comunidad”, concluye con esperanza.