Beatriz Garlaschi, delegada de Cruz Roja Española en Grecia
Recuerda aquellos momentos de tu infancia, días normales, de colegio, deberes, calle y parque. Recuerda aquel día en el que tu madre o tu padre te llevaba de la mano al médico porque te sentías mal. No estabas gravemente enferma, ni desnutrida, tampoco estabas triste. Ibas al médico para certificar tu salud y luego, irías de vuelta al colegio.
Piensa en la suerte que has tenido de vivir en un país en paz: tienes tus piernas, tienes tus brazos y tu cabeza, intactos. No has tenido que cruzar el mar en una balsa de juguete ni vivir en una caravana. Afortunadamente, y después de mucho tiempo, de haber cruzado el mar, de haber vivido en un campo de refugiados durante dos años, la normalidad vuelve a la vida de Mahmuda, una niña afgana de ocho años que ha tenido la suerte de poder seguir el curso de su infancia junto a su madre, Tuba, de 34 años, y sus tres hermanos. Hoy, por fin, aunque quedan muchos retos por delante en Grecia, ya es un día cualquiera para ella y su familia, y entre risas, sigue las instrucciones de nuestra enfermera Vasiliki y nuestra voluntaria, Angeliki, en el centro pediátrico que Cruz Roja gestiona en Atenas.
Saleh, hermano mayor de Mahmuda, bromea todo el tiempo con su hermana: por las gafas para hacer las pruebas de visión que más parecen un artilugio de buceo, o por el vestido que se ha puesto hoy Mahmuda, que hace honor a la Cruz Roja (rojo sobre blanco) o porque hoy hay demasiados espectadores en la consulta. Saleh es un niño feliz, y para Cruz Roja, es una enorme satisfacción proteger y ver sus sonrisas en esta familia, porque seguiremos trabajando mientras sea necesario, apoyando a más niños y niñas como ellos para que puedan tener muchos otros momentos de felicidad cotidiana.
Un equipo compuesto por enfermeras/os, médicos/as, pediatras y traductores/mediadores de Cruz Roja apoya cada día a cientos de personas con problemas de salud y a enfermos crónicos en el corazón de la capital de Grecia. Se trata de servicios muy útiles para las personas refugiadas no solo por la atención en salud que reciben sino por el hecho de acudir acompañadas de traductores y mediadores sociales, que son quienes se encargan de que las personas tengan la información adecuada que les transmite el personal de salud y las prescripciones a seguir.
El centro pediátrico de Cruz Roja en el barrio de Ambelokipi es uno de los servicios más concurridos, donde se realizan consultas de salud pediátrica básica para niños y niñas migrantes y refugiados de Ucrania, Afganistán, Siria o Irak, se suministran vacunas y se refiere a los especialistas los casos más complicados.
Nuestras actividades de salud en los centros urbanos, están financiadas por la UE a través de ECHO.