Por Sarah Ferguson, UNICEF Estados Unidos
Ocurre en todo el mundo. Atraídos por la perspectiva de un trabajo estable que les ayudaría a alimentar a sus empobrecidas familias, los niños cruzan fronteras solos, y así se convierten en presa fácil para traficantes y secuestradores.
“Pensaba que si iba a Arabia Saudí podría ayudar a mi madre y a mis tres hermanos”, cuenta Berhan, de 17 años, que dejó su casa de Tigray (región del norte de Etiopía). Su plan era atravesar Yibuti y Yemen hacia Arabia Saudí, donde, según se rumoreaba, había muchos trabajos.
Pero Berhan fue secuestrado y hecho prisionero por los traficantes en Yemen. “Cuando nos capturaron éramos 115 en una habitación pequeña”, recuerda. “Nos daban dos rebanadas de pan al día y un poco de agua”.

Berhan Berhe, de 17 años, es un migrante vulnerable. Su sueño era ayudar a su madre y hermanas, pero fue víctima de trata. Ahora ha logrado volver a su pais, Etiopía, donde espera encontrar un futuro mejor. / © UNICEF/UNI320535/Tesfaye
Cinco meses después, cuando les quedó claro que nadie podría pagar su rescate, los traficantes le liberaron. Finalmente llegó a Arabia Saudí, donde las autoridades le tuvieron un mes detenido, para finalmente deportarle a Etiopía. Durante una cuarentena obligatoria de 14 días en la Universidad de Adís Abeba, Berhan y otros menores no acompañados retornados conocieron a varios trabajadores sociales. Estos los registraron y evaluaron, y luego se aseguraron de que los niños recibían los servicios que necesitaban.
“Sienta bien ayudar a los demás, especialmente sin son niños”, dice Tiresew Getachew, trabajadora social en Adís Abeba. “Pero no somos muchos, y es un trabajo lleno de obstáculos. Yo no pregunto directamente qué les ocurrió. Me tomo mi tempo para ganarme su confianza y que puedan hablarme con libertad”.
El aumento del número de retornados en los últimos meses ha puesto al límite el sistema sanitario y otros servicios locales. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y UNICEF están dando apoyo al gobierno para garantizar que los jóvenes retornados acceden a los servicios que necesitan, así como la reunificación con sus familias y la reintegración en sus comunidades. Las dos agencias también les proporcionan jabón y otros artículos de higiene, de ocio, tiendas de campaña, ropa de cama y otros suministros no alimentarios esenciales.
“Cuando llegan tratamos de ponerles en habitaciones privadas y ver si tienen fiebre o síntomas del coronavirus”, explica el doctor Minhayel Tave. “Si los tienen, les trasladamos a una zona de aislamiento. Además de la COVID-19, buscamos otras enfermedades infecciosas a las que pueden haber estado expuestos durante su cautiverio”.
Berhan estaba en tercer grado cuando su padre murió. Dejó la escuela e hizo todo lo que pudo para cuidar a su madre y sus hermanas, pero las oportunidades de trabajo eran limitadas. Confió en un intermediario que le prometió que le sacaría del país y le llevaría a Arabia Saudí. Ahora se siente aliviado por estar de vuelta en Etiopía, y está deseando ver a su madre y sus hermanas de nuevo. “He visto los peligros y no quiero volver”, cuenta. “Pero espero encontrar trabajo ahora que he vuelto a casa, y ser capaz de ayudara a mi familia”.
UNICEF trabaja con sus aliados para proteger a los niños vulnerables frente a la explotación en todo el mundo.
Sin duda alguna, un gran artículo. Mis felicitaciones al redactor.
17 agosto 2020 | 18:28