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Archivo de la categoría ‘Tanzania’

Hacia una mejor integración de los programas de desarrollo en las ayudas en emergencias

Por Amleset Tewodros, Resposable de Programas en África de HelpAge International

© Ben Small/HelpAge International

En los últimos años, han tenido lugar varios conflictos alrededor del mundo que han dejado a muchas personas sin hogar, en búsqueda de seguridad y protección en sus países. Muchos de ellos se encuentran en un campo de refugiados donde las autoridades y las agencias humanitarias les proporcionan apoyo vital.

En la mayoría de los casos se trata de ayudas en forma de comida, bienes, atención médica y protección –respondiendo a las necesidades inmediatas y urgentes de las personas. No obstante, a medida que las crisis humanitarias llegan a ser más largas, arrastrándose año tras año, necesitamos ver respuestas que impliquen un mayor enfoque de desarrollo para impulsar la autonomía y la independencia de los refugiados a largo plazo.

Aquí en Tanzania, más de 270.000 refugiados burundeses viven en tres campos del oeste del país, cerca de la frontera con Burundi.

Desde HelpAge, nosotros apoyamos a las personas con necesidades específicas en dos campos –Mtendeli y Nduta. Esto incluye a las personas mayores, personas con discapacidad, madres solteras y personas que sufren de enfermedades crónicas. Nosotros les ofrecemos una variedad de servicios para fomentar su protección, impulsar su salud física y mental y mejorar el acceso a servicios humanitarios básicos.

Esta parte de nuestro apoyo a los refugiados puede parecer bastante similar al resto, pero un aspecto de nuestro programa tiene un enfoque diferente. Ayudamos a los refugiados que empleen sus habilidades y adquieran nuevas habilidades que les puedan permitir ganar ingresos dentro del campo, integrarse mejor en la comunidad y reducir su dependencia en la ayuda de emergencia.

En una visita reciente a los dos campos, he sido testigo de ver lo ocupados que estaban los refugiados en su nuevo oficio. Los hombres construían muebles, tales como sillas, mesas, estanterías, mientras que las mujeres mayores tejían cestas.

He visto a madres solteras que han recibido formación de sastrería, ocupadas en su trabajo con las máquinas de coser que les hemos proporcionado, confeccionando ropa que pueden vender en el mercado tanto a visitantes como a refugiados. Estas mujeres son apoyadas por otros refugiados en su comunidad que facilitan servicios de guardería para que sus hijos sean cuidados mientras ellas trabajan como costureras.

“Estamos implicadas activamente en las actividades de la comunidad y nos pasamos el día de forma productiva, volviendo a nuestros hogares satisfechas; esto nos ayuda a olvidar las dificultades que hemos vivido en los últimos años”, explica un refugiado al que ayudamos para que empiece su oficio como carpintero.

 “Con el dinero que ganamos de la venta de diferentes productos, podemos comprar otros productos que necesitamos y que no nos son proporcionados en el campo, tales como arroz, verduras y medicamentos”.

Lo más importante de este trabajo es que continúa tener un impacto a largo plazo después de que los refugiados han abandonado los campos o, por si alguna razón, nuestro programa deja de existir. Estas habilidades no desaparecen –ellas pueden continuar a ser el medio de vida de una persona en el futuro por mucho tiempo.

Este enfoque es una oportunidad para demostrar cómo los refugiados –al recibir los instrumentos adecuados y apoyo– pueden encargarse de sus necesidades. Cuando los refugiados reciben una educación o se les permite trabajar para que pueden sustentar a sus familias, ellos se convierten en contribuyentes para la comunidad que les recibe. Y para esto se necesita un enfoque diferente por parte del país que les recibe; por tanto, es muy importante que exista un apoyo para que los niños reciban una educación, que las familias refugiadas tengan un sitio seguro donde vivir y que cada refugiado aprenda nuevas habilidades para poder apoyar a su familia.

Los refugiados son gente común y corriente. Son madres, padres, abuelos, hermanos y niños. Ellos tienes las mismas esperanzas y aspiraciones que todos nosotros. Los refugiados pueden ser muy hábiles e ingeniosos. Ellos tienen muchas habilidades, talentos y fortalezas profesionales con los cuales pueden contribuir de forma muy positiva al país que les recibe si se les ofrece la oportunidad. Integrando los programas y las estrategias locales de desarrollo a las respuestas que reciben las crisis humanitarias de refugiados es una forma segura de demonstrar actos de solidaridad tanto a los refugiados como a las comunidades de acogida.

Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato en la Vejez: la violencia contra las mujeres no tiene límite de edad

Por Amy Heritage, Responsable de Comunicación Digital en Age International, apoya las relaciones de comunicación e incidencia con HelpAge International.

©Roopa Gogineni/HelpAge International

La violencia contra las mujeres no tiene límite de edad; a medida que las mujeres envejecen, se vuelven más vulnerables. Actualmente, miles de mujeres mayores en todo el mundo son atacadas atrozmente –y algunas son matadas– después de haber sido acusadas de brujería. Hablando con algunas de las mujeres mayores de Tanzania, ellas quisieron compartir conmigo sus experiencias y dar a conocer la realidad en la que viven.

“Me cortaron los brazos”

Los atacadores de Deyu le cortaron ambos brazos ©Jeff Williams/HelpAge International

“Cuando me atacaron estaba en casa, cuidando de uno de mis nietos que era solo un bebé. Mi marido estaba fuera”, me explica Deyu. “De repente, personas llegaron a mi casa. Les grite ‘¿quiénes sois?’ pero no podía ver sus caras. Me atacaron y me cortaron ambos brazos. Salí corriendo al edificio de al lado donde estaba un nieto mío mayor y empecé a gritar ‘Me estoy muriendo, me estoy muriendo’ y luego me desmayé. Me levanté al día siguiente en el hospital. Nunca supimos quiénes fueron las personas que me hicieron esto”.

Deyu me cuenta que ha escuchado historias de otras mujeres mayores que fueron atacadas porque se les considera “brujas”, pero ella piensa que esto es solamente una excusa –la verdadera razón, me explica Deyu es “la envidia que le tienen mi familia por buenas cosechas que tenemos”.

“Nadie hace nada para los pobres”

Nyamizi fue atacada con un machete por un hombre cuando regresaba a su casa de noche ©Jeff Williams/HelpAge International

“Soy una buena persona y le caigo bien a la gente”, nos cuenta Nyamizi, 73 años. “Pero tengo un vecino –un hombre adinerado– que tiene un niño enfermo, que al final murió. El vecino dijo que fue por mi culpa”.

“Recibí una carta amenazándome, diciéndome ‘debes abandonar el pueblo, múdate a unos 15 pueblos lejos de aquí o te haremos algo que jamás olvidarás’”. “Llevé la carta al tribunal, pero no se hizo nada. Una noche, estaba regresando a casa y vi a una persona corriendo hacia mí –me golpeó con un machete y me cortó el brazo y me hirió la cabeza. Estaba oscuro, pero pude reconocer a la persona”.

“Durante un día estuve inconsciente en el hospital y estuve internada durante tres semanas. Estaba casi segura que iba a morir”.

“Cuando estaba en el hospital, la policía vino y me preguntó sobre mis vecinos, incluso sobre el hombre que yo sospechaba que me había hecho esto. Cuando me recuperé, recibí una carta de la policía para ir al juicio. La primera vez el juez no vino, y la segunda vez me dijeron que el juicio ya se había solucionado y había perdido, pero la policía nunca me dijo esto. Estuve muy enfadada cuando escuché esto y regresé a la comisaría. Estaba muy enfadada con ellos y regresé a mi casa muy decepcionada. Nunca se volvió a hacer otro juicio”.

“No hay justicia. No pude hacer justicia y ganar el juicio porque no pude pagar por esto. Nadie hace nada para los pobres”, nos relata Nyamizi con lágrimas en los ojos”.

“La mentalidad es que ‘mayor’ significa ‘bruja’”

Nziku recibió cartas con amenazas y fue atacada de noche
Jeff Williams/HelpAge International

“Poco después de la muerte de mi marido, hace dos años, recibí cartas con amenazas”, nos explica Nziku. “Las cartas siempre llegaban de noche, en la oscuridad. Las dejaban en el muro, fuera de la casa, para que nadie supiera quién entregaba estas cartas”.

“Estaba muy asustada. Me mudé a otro pueblo”, relata Nziku.

“Muchas personas piensan que cuando una mujer envejece, se convierte en una bruja. La mentalidad es que ‘mayor’ significa ‘bruja’. ¡No entiendo esto! Soy una persona mayor y ya no puedo hacer algunas tareas –¿cómo podría convertirme de repente en bruja?”.

La vejez trae consigo nuevos tipos de violencia y abuso hacia las mujeres mayores que es muy probable que no se hayan experimentado antes, en etapas más tempranas de la vida de una mujer. Uno de estos tipos de violencia es el terrible abuso debido a las acusaciones de brujería en varias comunidades.

Mujeres de todas las edades pueden ser víctimas de violencia y abuso. HelpAge International, junto con Age International y su contraparte local en Tanzania, trabaja, en línea con el Objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible “eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas”, para ayudar a las mujeres mayores de las zonas rurales de Tanzania, que han sido víctimas de brutales ataques posteriores a las acusaciones que recibían al ser consideradas brujas.

Una mirada a las personas mayores de Tanzania

Por Lianne Murphy, Responsable de Programas de Envejecimiento y Desarrollo de Age Action/HelpAge International

Un grupo de personas mayores en el centro de mayores de Sumaka, Tanzania © Lianne Murphy

Un grupo de personas mayores en el centro de mayores de Sumaka, Tanzania © Lianne Murphy

Recientemente he visitado Tanzania para ver cómo se ha desarrollado un programa que hemos financiado para mejorar la calidad de vida de las personas mayores en Tanzania en colaboración con la organización local, Malperece. La destinación ha sido el distrito Magu, una región rural cerca del Lago Victoria en el norte de Tanzania. Después de un viaje de dos días y medio, ha sido maravilloso llegar a conocer el lugar tan bonito donde estos mayores viven y empezar a escuchar sus historias y las mejoras que hemos podido hacer.

El distrito Magu en Tanzania © Lianne Murphy

El distrito Magu en Tanzania © Lianne Murphy


El pueblo Lugeye

Los mayores del pueblo Lugeye que pertenecen al foro de las personas mayores que monitoriza Malperece me recibieron de la mejor manera posible, con canciones y bailes. Me reuní con un grupo mixto de hombre y mujeres mayores bajo la sombra de unos árboles. Ellos compartieron conmigo las actividades que hacían en su día a día, entre los cuales recopilar datos sobre los adultos mayores, seguir de cerca los servicios sanitarios que los mayores reciben, identificar casos de abuso y acoso que el colectivo mayor enfrenta y reivindicar la implementación de un sistema social de pensiones en Zanzíbar, la región semiautónoma de Tanzania. Tienen reuniones permanentes con las autoridades locales para informar sobre sus resultados y proponer soluciones para resolver los problemas a los que los mayores se enfrentan en Tanzania.

Ann Masonge ©Lianne Murphy

Ann Masonge ©Lianne Murphy

Ann Masonge, tiene 68 años y forma parte del foro de las personas mayores de Magu. Me ha contado el cambio que ha sido recibir un subsidio para abrir un pequeño negocio. Actualmente, fabrica y vende jabones, desinfectantes, sales de baño y aceites para masajes, lo que le genera ingresos suficientes para mantenerse. Ella también me explica los beneficios sociales y psicológicos de las reuniones y las actividades que organizan en el foro de las personas mayores: “Me reúno con mis amigos, cambiamos opiniones, participamos en actividades distintas y tenemos una identidad como grupo. Estamos fortaleciendo la unidad del colectivo mayor.”

El día siguiente visité el pueblo de Sukuma; al igual, fui recibida con un ritual maravilloso de canciones y bailes. Aquí el grupo de mayores estaba formado principalmente por mujeres mayores ya que los hombres estaban cuidando del ganado. Cada una de las mujeres mayores empezó a relatar cuáles han sido los beneficios que les ha traído este foro de las personas mayores al que se han incorporado.

Tabu Busumabu ©Lianne Murphy

Tabu Busumabu ©Lianne Murphy

Tabu Busumabu es la portavoz del foro y asiste a las reuniones con el comisionado del distrito. Además, ha recibido formación jurídica y ahora informa a las mujeres y hombres mayores sobre aspectos legales y los derechos relacionados con el abuso de las personas mayores, derechos de propiedad y la importancia de dejar un testamento.

Me he reunido también con un grupo de asistentes sociales que ofrecen servicios a domicilio a las personas mayores. Este ha sido uno de los resultados del activismo del foro de los mayores. El hospital del distrito coordina la labor de los asistentes sociales que desempeñan un trabajo voluntario. Ellos informan a las personas mayores sobre cuestiones básicas de salud: agua potable, higiene, el control de la malaria. Además, ofrecen masajes a los mayores que tienen problemas de movilidad y facilitan ayudas con tareas de cocina y limpieza para los mayores que viven solos.

Marianna Kang – Tanzania ©Lianne Murphy

Marianna Kang – Tanzania ©Lianne Murphy

Marianna Kang, tiene 89 años y por culpa de los fuertes dolores en las rodillas, ya no podía caminar. Después de recibir los masajes de los asistentes sociales, Marianna me cuenta el cambio que esto ha hecho en su vida “Puedo hacer yo sola mis tareas ahora; he recobrado mi movilidad y también la dignidad y el respeto de los miembros de mi familia. Soy independiente de nuevo”.

Trabajando juntos

Este viaje me ha sorprendido positivamente al ver el compromiso de las personas mayores y las respuestas efectivas que las autoridades locales han dado para solucionar las necesidades del colectivo mayor. Han encontrado una manera muy constructiva de trabajar juntos y esto ha hecho que la vida de las personas mayores en sus comunidades mejore significativamente.