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Archivo de la categoría ‘Indonesia’

Plan International responde al fenómeno El Niño en Indonesia

Las familias reciben agua potable de tanques instalados por Plan International

Las familias reciben agua potable de tanques instalados por Plan International

“Estoy feliz por no tener que beber más agua de los estanques”, cuenta Lenti, una niña de 10 años que vive en la provincia indonesa de Nusa Tenggara Oriental, donde Plan International acaba de instalar tanques de agua potable.

En los últimos siete meses, Lenti y su familia se han visto obligados a consumir agua contaminada que sacaban de una cuenca fluvial a los pies de las colinas vecinas. El agua de la reserva se ha utilizado para el baño y otras necesidades domésticas.

Desde que la prolongada sequía provocada por el fenómeno meteorológico El Niño afectó a esta zona, los vecinos de muchos pueblos se han quedado sin acceso a agua potable. Los depósitos de los tanques de las casas se han secado, y la única fuente de agua es la reserva que cada vez está más vacía y turbia.

Donde Lenti vive, hay al menos 10.000 niños y niñas amenazados por enfermedades transmitidas por el agua que no tienen más opción que consumir comida cocinada con agua contaminada.

«Esta es nuestra situación ahora mismo. La salud no puede seguir siendo una preocupación para nosotros porque no tenemos elección ni oportunidades para conseguir agua potable”, dice Amandus, uno de los vecinos.

Desde finales de marzo, Plan International en Indonesia ha suministrado 5.000 litros de agua potable al día a las ciudades afectadas por la sequía provocada por el fenómeno El Niño.

“La cantidad de agua que suministramos es sólo para el consumo y no puede cubrir todas las necesidades domésticas de una familia. Nuestra prioridad es disminuir el riesgo de contraer determinadas enfermedades por beber agua no potable”, explica Nasrus Syukroni, experto en emergencias de Plan International en Indonesia.

Foto: Amandus

Un vecino recoge el agua que suministra Plan International

Aunque el agua distribuida es mínima, los miembros de la comunidad ya están notando los efectos positivos que los tanques han supuesto en sus hogares.

“Normalmente tengo que comprar agua todos los días pero desde que recibo agua potable, ya no necesito comprarla”, explica Sadik, de un pueblo en el distrito de Aesesa. Aquí los vecinos se han visto obligados a comprar agua para cocinar y beber, gastando una media de 20.000 rupias indonesas al día para adquirir 500 litros de agua.

Desde el principio, Plan International ha priorizado la distribución de kits para agua (bidones, equipos de depuración) para garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a agua potable. De esta manera, se ha reducido el riesgo de contraer enfermedades transmitidas por el agua.

“Hemos establecido los lugares más accesibles y seguros en los que instalar tanques de agua. Nos hemos coordinado con el gobierno y los voluntarios locales para que los niños y niñas puedan acceder facilmente al agua”, declara Mahmud Abdurrahman, miembro del equipo de Plan International en Indonesia.

La organización de cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria Plan International alerta de la necesidad de protección de niños y niñas ante los efectos del fenómeno El Niño y recuerda que la infancia es la población más vulnerable en sequías e inundaciones, que podrían intensificarse el primer trimestre de 2016.

“Ante los efectos que está provocando El Niño en todo el mundo, es necesario proteger los derechos de la infancia y garantizar su acceso a agua potable, teniendo en cuenta el riesgo de enfermedades como el cólera y  el dengue, la inseguridad alimentaria y la pérdida de educación de los niños y niñas”, asegura la Directora General de Plan International España, Concha López.

Una infancia en la calle es una vida sin derechos

Día Internacional de los Niños de la Calle

Por Amrullah Amrullah, gerente del programa de Protección de la Infancia de Plan International en Indonesia

Niños y niñas de la calle participan en un taller de Plan International en Jakarta

Niños y niñas de la calle participan en un taller de Plan International en Jakarta

Hay pocas oportunidades para quienes viven en los barrios pobres de Yakarta. Y esto es especialmente cierto en el caso de la infancia. Algunos recogen botellas de plástico y otras cosas de la basura, otros tocan el banjo en los autobuses pidiendo limosna, consiguiendo lo justo para poder seguir sobreviviendo. Sus padres no se pueden permitir pagar el precio de los certificados de nacimiento y sin esos certificados su futuro está muy limitado.

Los altos costes y el excesivo papeleo hacen que conseguir un certificado de nacimiento en Indonesia se convierta en una pesadilla burocrática. Pero el registro de nacimientos es algo absolutamente necesario. Sin una identidad legal, ven negado el acceso a la educación y a la salud. El registro de matrimonio, el pasaporte y el derecho a voto también están fuera de su alcance.

Según los datos del Ministerio de Asuntos Sociales de 2012, más de 94.000 niños viven en las calles en Indonesia, de lo que solo 7.000 están en la capital, Yakarta. No obstante, solo un quinto, el 22%, está registrado.

Indonesia tiene una de las tasas de registro de nacimiento más bajas de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En Camboya, Tailandia, Singapur y Vietnam, por ejemplo, más del 90% de la población está registrada.

El año pasado, Plan International realizó encuestas en cinco barriadas de Yakarta y descubrió que más del 60% de los padres nunca habían intentado registrar a sus hijos. En toda Indonesia, Plan International estima que tres millones de niños y niñas se unen cada año a los 30 o 35 millones que no están registrados.

El sistema de servicios públicos no ofrece las oportunidades adecuadas para que los niños y niñas de la calle puedan ser registrados, con una larga lista de documentos requeridos para cumplir los criterios, que incluyen: notificación de nacimiento, una carta de informe de nacimiento del alcalde del municipio, libro de familia o carta de residencia y certificado de matrimonio o de divorcio de los padres.

Niños y niñas reciben un certificado de nacimiento con el apoyo de Plan International.

Niños y niñas reciben un certificado de nacimiento con el apoyo de Plan International.

La encuesta de Plan International descubrió que solo el 54% de los encuestados tenían un notificación de nacimiento de sus hijos o hijas. La mayoría, el 84%, no tenía una carta de informe de nacimiento del ayuntamiento. Solo la mitad disponía de un libro de familia o carta de residencia y menos del 40% de los encuestados tenía un certificado de matrimonio del Registro Civil.

Políticamente, el Estado está obligado a desarrollar un sistema que asegure el bienestar  y protección de la infancia y, por esta razón, el Ministerio de Asuntos Sociales lanzó recientemente un programa nacional para el bienestar de la infancia. El objetivo del programa es ofrecer a cada niño y niña una cuenta de ahorro con un depósito de alrededor de 150 dólares para cubrir los costes de la educación primaria y la atención sanitaria. Pero sin un certificado de nacimiento, los niños y niñas  sin registrar no podrán acceder a este sistema.

Ani, de 15 años, no sabe dónde está su padre, lo que significa que no podrá conseguir un certificado de nacimiento. Para registrarse, necesita el DNI de su padre, el certificado de matrimonio de sus padres y un libro de familia. Está frustrada porque no puede ser una ciudadana oficial de su país.

Tri, también de 15 años, va a una escuela informal y trabaja cantando en la calle, con lo que gana unos dos dólares al día. Es consciente del valor de un certificado de nacimiento, especialmente para su educación.

“Mis padres están divorciados. Mi padre está muy ocupado trabajando y no tiene tiempo de registrar mi certificado de nacimiento. Ni siquiera entiende su importancia”, dice.

Desde 2012, Plan International lleva a cabo un programa para el registro universal de nacimientos de los niños y niñas de la calle de Yakarta. El programa busca concienciar  a los niños de la calle y sus familias sobre la importancia del registro y, además, ayudar al Gobierno a ofrecer un acceso más fácil al registro.

“Una infancia en la calle es una vida sin derechos. En el mundo hay 250 millones de niños y niñas que viven en las calles. Por eso, es necesario apoyo institucional y legislativo para abordar este problema, que radica en la falta de registro de nacimientos, en la pobreza y en la violencia contra la infancia. Los niños y niñas que han vivido en la calle pueden salir adelante a través de educación y apoyo psicosocial. Es posible devolverles la dignidad y darles los conocimientos para que puedan salir de la situación de pobreza extrema”, explica Concha López, directora general de Plan International España.

Plan International ya ha conseguido algunos logros después de incidir en las políticas del gobierno sobre registro de nacimientos. El último año, el parlamento indonesio cambió la ley para hacer más accesibles y baratos los registros, eliminando tasas y el requerimiento de que el registro se debía llevar a cabo en el lugar de nacimiento. Más de mil niños y niñas han sido registrados ya desde la simplificación del procedimiento. Parece que el reto puede conseguirse si la sociedad civil, las empresas, los gobiernos y las comunidades se unen para ayudar a los niños y niñas excluidos.

El Día Internacional de los Niños de la Calle es una manera de concienciar sobre los niños y niñas que simplemente no existen y sobre el valor del registro para ofrecerles un mejor futuro. El Consorcio de Niños de la Calle, del que Plan International forma parte, anima a la población a que colabore para que las voces de los niños de la calle se oigan en todo el mundo.

 

Estudiar es vital, sí, pero también estar preparados por si hay otro tsunami

Rocío Cruz desde Indonesia. Cruz Roja Española.

Más de cien niños y niñas acuden cada día a la escuela SDN 24 de Meulaboh. Estos niños aún no habían nacido cuando el tsunami castigó a esta localidad indonesia en diciembre de 2004, dejándola reducida a escombros y destrucción, pero están más que familiarizados con este fenómeno.

Con el tsunami esta escuela quedó prácticamente desaparecida. Afortunadamente era fin de semana y el centro se encontraba vacío. Pasada la fase de emergencia, la administración rehusó la reconstrucción de la escuela porque había otras prioridades. Su actual directora, Dian, está tan agradecida a Cruz Roja por haber construido de nuevo la escuela, que se le saltan las lágrimas y se emociona al recordar lo que tuvo que luchar para que el gobierno local permitiera que este proyecto saliera adelante y retomaran de nuevo las clases.

Cuenta orgullosa que a lo largo de estos diez años ha ido aumentando paulatinamente el número de niños en la localidad y en su escuela. Hoy en día Dian y un equipo de 15 profesoras les forman en matemáticas, inglés, religión, ética, bahasa (idioma de Indonesia), gimnasia, lectura… proporcionando a los niños de Meulaboh una educación de calidad. Ahora es época de exámenes, por eso reducen a cuatro el número de horas de clase al día. Quienes pasarán a secundaria deben aprobar todo y los encontramos más nerviosos.

La reducción y preparación ante desastres es una de las prioridades en Meulaboh desde 2004. Los niños reciben en la escuela y en casa información básica para afrontar un posible terremoto o tsunami y aunque no lo han vivido en primera persona, conocen las consecuencias terribles que ocasiona y lo importante que es una reacción rápida para salvar la vida.

(Cruz Roja Española)

Dian dando clase en la escuela de la que es directora y maestra. (Cruz Roja Española)

El sistema educativo indonesio divide la formación del alumnado en 6 años de primaria, 3 años de secundaria y 3 años de bachiller. Para los indonesios el uniforme es una prioridad. Los niños y niñas visten iguales, conforme a unas pautas de colores establecidas para ropa de calle y deportiva.

Cuando terminan las horas lectivas, las escuelas albergan las actividades de ocio y tiempo libre de los diferentes grupos de scouts que hay en todo el país. A través de estas agrupaciones se trabaja la educación en valores y se les transmiten conocimientos complementarios a los que reciben en casa y en el colegio.

Continuando nuestra visita a Meulaboh nos dirigimos a la escuela de secundaria SNP 1 para conocer a un grupo de jóvenes de entre 12 y 15 años que nos reciben excitados. Les llamamos mucho la atención y nuestra visita se convierte en un momento extraordinario que recordar y que contar cuando lleguen a casa. Nos hacen preguntas para conocer cómo es nuestro estilo de vida, si también nos gusta el fútbol, qué comemos en España y si tenemos juegos en el móvil. Quedan sorprendidos al darse cuenta de que, aunque físicamente no nos parecemos, no somos tan diferentes a ellos y que nos gusta el sitio en el que viven porque nos resulta muy tranquilo y acogedor y sobre todo porque ellos son muy amables y sonrientes.

¿Qué querríais ser de mayores? Hablando con ellos descubrimos que uno de ellos quiere ser policía para ayudar a sus vecinos y protegerles, quiere convertirse en un hombre bien formado y capacitado para desarrollar ese trabajo. Otro compañero sin embargo quiere prepararse para ser ulema, el líder religioso de la región. Cree que si lo logra podrá salir fuera, aprender y mejorar la forma en que se vive la religión allí. Y una de las niñas más aplicadas nos comenta que de mayor será médico. Disfruta las clases de inglés y biología, se le da realmente bien y está convencida de que podrá aportar mucho a la sociedad si se dedica a ello.

Niños y jóvenes indonesios con grandes aspiraciones para su futuro, que quieren mejorar la vida de los demás y ser felices haciendo lo que les gusta.

(Cruz Roja Española)

Algunos de los alumnos. (Cruz Roja Española)

10 años después de la tormenta llega la calma en Indonesia

Por Rocío Cruz, Cruz Roja Española.

Roni es una de las personas que sufrieron las terribles consecuencias del tsunami de 2004, el maremoto que asoló hace ya 10 años el sudeste asiático con una fuerza y agresividad sin precedentes. En la región indonesia de Banda Aceh, al norte de la isla de Sumatra, fueron cientos de miles las familias que perdieron a parte o a la totalidad de su red social y por supuesto sus viviendas y medios de vida.

hay señalizaciones en Las calles principales indican ahora hacia donde escapar.

hay señalizaciones en Las calles principales indican ahora hacia donde escapar.

Roni tenía sólo 17 años cuando las olas le pillaron por sorpresa en los alrededores de su casa. Pudo salvar la vida porque alguien le alentó a correr hacia la montaña y se refugió en una zona elevada hasta que el mar volvió a descender pasadas unas horas. Pero perdió a sus padres, y todo en kilómetros a la redonda había quedado reducido a escombros.

Una de las ONG que acudieron a la zona a socorrer a las víctimas le construyeron de nuevo su casa, una vivienda de unos 40 metros cuadrados, con una estructura y cimientos fuertes, paredes y tejado de construcción y en definitiva un lugar seguro en el que poder continuar su vida.

Durante los primeros años tras la tragedia Roni dejó Banda Aceh para vivir junto a sus abuelos en otra localidad. El pánico se apoderaba de él y era incapaz de superar el trauma de haber perdido a sus padres de esa manera. En esta zona se han sentido terremotos y tormentas antes, pero el maremoto de 2004 fue algo excepcional, nunca visto, que no dejó indiferente a nadie por sus consecuencias catastróficas.

Hace dos meses Roni contrajo matrimonio y esta semana está trabajando duramente junto a algunos familiares en la limpieza de su parcela, la misma donde se encontraba su antigua casa y construyeron la nueva, para asentarse allí lo antes posible y formar una familia.

Recuerda con dolor aquellos días de descontrol, pánico y desastre pero asegura que ya ha superado el trauma, considera que allí va a estar seguro y que es donde debe vivir. Ya no tiene miedo.

Durante este tiempo se ha implementado todo un sistema de alerta temprana de tsunamis, hay señalizaciones en las calles principales indicando hacia donde escapar, y la mayoría de edificios son más resistentes y fuertes. Además la mejora en las herramientas de comunicación en Indonesia ha sido aplastante, por lo que otro posible tsunami tendría hoy un efecto muchísimo menor en la población.

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