Por Isabelle Jeanson (MSF, desde Puerto Príncipe)
Ayer os hablaba de un milagro. Os cuento hoy una proeza humana, que conocí a través de una conversación, una larga charla con uno de los compañeros haitianos que trabajan con nosotros como conductores, Christobal.
Le pregunté lo que llevo días preguntando: cómo había vivido el terremoto. Me contó que, si bien su casa se había derrumbado, su mujer y sus dos hijos se habían salvado, y que ahora los cuatro estaban durmiendo en la calle, como todo el mundo.
Luego me contó que al día siguiente del terremoto, al ir a la oficina de MSF se enteró de que una de las trabajadoras internacionales, Danielle, estaba enterrada viva bajo los escombros de la casa en la que vivía parte del equipo. Uno de los compañeros había escuchado sus gritos ahogados, procedentes de debajo de las ruinas en que se había convertido el edificio de dos plantas.
Christobal y otros tres compañeros haitianos convencieron al jefe de misión para que les dejara intentar sacarla de allí. La alternativa era esperar a que llegara algún equipo especializado en rescate, pero las posibilidades de que pudieran llegar antes de 48 horas eran escasas.
Obviamente carecían de herramientas, pensaban retirar los escombros con las manos. Había un gran riesgo de derrumbe de lo poco que quedaba en pie de la casa, pero aún así se arriesgaron.
Empezaron a sacar piedras, cemento y vigas unas quince horas después del seísmo, y consiguieron despejar un pequeño túnel por entre las ruinas, por el que apenas podía arrastrarse una persona. Mientras excavaban y uno de ellos se encontraba dentro del túnel, llegó a producirse una réplica, y el edificio tembló, pero sin que cayeran más escombros.
Tras cinco horas, consiguieron llegar hasta Danielle y lentamente la fueron sacando por el túnel. Tenía algunos cortes y magulladuras, pero ningún hueso roto.
Lo que hicieron Christobal y sus dos compañeros fue extraordinariamente valiente, y le pone a uno en su lugar. Literalmente arriesgaron sus vidas para sacarla de allí. No sé si yo habría tenido el valor de hacer lo mismo.
Lo que él me dijo fue, simplemente, esto: “No hay mañana. Sólo hay hoy, y vivir para el hoy. Porque no sabemos lo que puede ocurrir mañana”.
(Isabelle Jeanson es responsable de prensa de MSF en la catástrofe de Haití)
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Foto superior: uno de tantos edificios derruidos en Puerto Príncipe.
Foto inferior: Christobal, que arriesgó su vida junto con otros dos trabajadores haitianos de MSF para rescatar a una compañera.