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El placer de robar: Diferencia entre ladrón y cleptómano

A raíz del caso Cifuentes sois muchos los que me habéis preguntado: ¿Por qué? Cómo es que una mujer con recursos económicos, culta, con prestigio y bien posicionada a nivel laboral ‘sustrajera sin querer’ una crema con valor ínfimo para ella, algo que no necesita, que no sirve para su supervivencia, que podría pagar perfectamente si quisiera. No podría asegurar que Cifuentes sufre cleptomanía por el análisis de solo un hecho aislado, habría que profundizar mucho más para el diagnóstico. Pero vamos a ver la diferencia entre un ladrón y un cleptómano para explicar esta incógnita.

Para los cleptómanos robar se convierte en un impulso imparable no planeado. Los objetos del hurto son absurdos, cosas inútiles, de precios no muy elevados, que podrían pagarse perfectamente y que además se suelen regalar, acumular sin darle uso o tirar posteriormente. Antes del robo sienten tensión, ansiedad y una sensación de excitación creciente,  la consecuencia emocional de este acto es el placer, bienestar y alivio. Este impulso suele sentirse en lugares públicos (tiendas, centros comerciales) pero también en lugares íntimos (casas de familiares o amigos, en los que pueden llevarse u ocultar un elemento decorativo o una prenda de ropa).

Según los estudios de población, la cleptomanía es más común en mujeres que en hombres. Se actúa de modo solitario, son plenamente conscientes de lo que hacen y a menudo tienen remordimientos, experimentan sentimientos de culpa y vergüenza. La causa es desconocida, las hipótesis apuntan a niveles bajos de serotonina, asociado a la conducta impulsiva en general. También la dopamina en niveles más bajos de lo normal, otras teorías sugieren que los neurotransmisores asociados a la sensación de placer y que intervienen en otras conductas del tipo adictivo pueden estar influyendo en este trastorno. Es una alteración de la conducta sin cura, pero la terapia y la psicofarmacología pueden ayudar a disminuir la ansiedad y regular el comportamiento impulsivo.

 

 

¿Sabes la cara que pones cuando llegas al orgasmo? Científicos españoles nos dan la respuesta

8457691617_fde0a81c85_bLa expresión facial y gestual del clímax ha sido revelada por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid con la publicación: Comportamiento facial durante la excitación sexual. Como siempre la realidad supera a la ficción y en nada se parecen al rostro que tenemos idealizado o representado por las películas, no nos miramos fijamente a los ojos con una mirada ardiente, ni ponemos un rostro de deseo mientras nos mordemos los labios, realmente nuestra expresión emocional se embrutece como reflejo de la liberación de la tensión muscular al acercarse el orgasmo.

Os preguntaréis, ¿y cómo lo investigaron? Los científicos analizaron más de cien vídeos sexuales, cedidos voluntariamente, de personas que subieron sus grabaciones a una web dispuesta para el análisis, y en los que podía percibirse perfectamente lo que ocurría en los rostros de los protagonistas cuando llegaban al orgasmo. Las conclusiones fueron las siguientes:

  • Cerrar los ojos: Más del 90% de los participantes cerraba los ojos al llegar al éxtasis sexual, revelándose así como el gesto más común durante el orgasmo.
  • Apretar la mandíbula: El 67% apretaron los dientes y tensaban los músculos del mentón.
  • Fruncir el ceño: Esta articulación facial normalmente se asocia con la ira, pues también aquí el 48% de las personas lo hacen fruto, en este caso, de la concentración del momento.
  • Separar los labios: No es cuestión solo de abrir la boca, sino que lo hacemos como demostración del placer y normalmente va acompañado de un leve (o sonoro) quejido, esto lo hacen el 44% de las personas. Los labios tienen cantidad de terminaciones nerviosas conocidas como la región mucocutánea y en el caso de las mujeres las sensaciones que pueden producirse en labios y boca son similares para su cerebro a las provenientes de la parte externa de la vulva, los pezones o el clítoris. Incluso algunas son capaces de disfrutar de lo que se conoce como orgasmos orales, claro que requiere de bastante entrega y dedicación.

Entonces, ¿por qué ponemos estas caras que parecen más expresiones de dolor que de placer? “Porque en ese momento tenemos cero control sobre nuestros músculos faciales”, explica Julie Stewart, quien recalca que “por eso nos resulta tan extraño conocer la cara que en realidad ponemos”. Lo que ocurre durante el orgasmo repercute más allá de la zona íntima ya que se activan muchas de las regiones del cerebro relacionadas también con el dolor, de ahí que cuando estamos excitados frunzamos el ceño o separemos los labios exhalando. No nos irrita, todo lo contrario (si la cosa va bien), pero curiosamente nuestro cerebro lo exterioriza con señales de lo más parecidas a cuando algo nos resulta desagradable.

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Ni en el físico, ni en el interior… El verdadero secreto de la atracción

amorYa tratamos con anterioridad el funcionamiento de algunos de los mecanismos psicológicos que se activan en el amor. Es inquietante pensar el motivo por el que nos podemos sentir atraídos en concreto por una persona y no por otra… ¿Qué nos atrae? ¿Qué nos ‘engancha’? Algunos piensan que su fijación se basa en unas determinadas características físicas, otros creen que su interés es provocado por ciertos rasgos de personalidad o por la inteligencia.

La ciencia ahora nos revela curiosos resultados al respecto. Para que alguien nos resulte atractivo tenemos que ser capaces de leer sus emociones. Es decir, cuanto más capaces somos de descifrar los sentimientos de alguien, más atractiva nos parecerá esa persona. Así lo apunta, al menos, un nuevo estudio de la Universidad de LübeckLa clave del atractivo reside en el cerebro y en nuestra capacidad para comprender las emociones e intenciones de los demás.

“Ser capaz de comprender las intenciones y emociones de otra persona es esencial para una interacción social exitosa”, explica el autor del estudio, la profesora de Neurociencia Social y Efectiva de la Universidad de Lübeck, Silke Anders. “ Para llegar al éxito común, las personas deben entender y continuamente actualizar las informaciones sobre las intenciones y emociones de sus parejas, anticiparse al comportamiento de los otros y adaptar su propio comportamiento en consecuencia”, resume la profesora Anders.

Los científicos querían explorar si realmente existe un mecanismo neuronal que marca la capacidad de una persona para detectar e interpretar las emociones de los demás y sentirse atraído por ellos. Con este objetivo realizaron el siguiente experimento:

Eligieron una muestra de 90 personas y les pusieron vídeos de mujeres expresando miedo o tristeza. A continuación, los participantes debían adivinar cómo se sentía la mujer y qué nivel de confianza tenían en sus respuestas. Mientras realizaban esta tarea, los investigadores medían la actividad cerebral de los sujetos del estudio. Llegaron a la conclusión que cuanto más certero era el análisis de las emociones, más atraídos se sentían por la mujer. Es decir, leer las emociones de los demás correctamente hace que nos resulten más atractivos. Niveles altos de certeza y atracción activaban el área de recompensa del cerebro, por tanto, cuando desciframos el pensamiento y las emociones de alguien sentimos placer.

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