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Moción de censura: Enfrentamiento no verbal Sánchez vs. Rajoy

Fotografia Carlos Serrano

Fotografia Carlos Serrano

Hoy se ha celebrado la moción de censura impulsada por Pedro Sánchez para acabar con el Gobierno de Rajoy. El líder socialista entra al hemiciclo triunfante, orgulloso ante los aplausos de sus compañeros. Rajoy llega con aparente tranquilidad y seguridad.

Siempre he comentado que Mariano Rajoy no es muy ducho en esto de la comunicación, el arte de la palabra y la expresión en público, gana mucho en el cara a cara pero pierde la habilidad en los debates numerosos o en sus comparecencias públicas. Si bien es cierto, que cuando la situación recobra importancia inminente, el líder Popular se crece ante la adversidad. Mantiene la serenidad dialéctica y domina su oratoria.

Hemos visto como incluso manejaba con éxito la técnica de los silencios para enfatizar las ideas principales de su mensaje, estrategia complicada y que bien utilizada da mucha fuerza a las ideas expresadas, la ha activado en el momento más importante, haciendo referencia al proceso de los ERE de Andalucía, su mayor baza para contraatacar la moción del PSOE por corrupción.

En las réplicas de Pedro Sánchez hay mucha energía, gestos ilustradores y dinamismo, está muy comprometido con su decisión, pero también nos encontramos mucha ira, expresiones muy intensas de ceño fruncido, mandíbula tensa y dedos acusadores, además de las microexpresiones de asco y desprecio constantes al hablar del gobierno del PP (rechazo profundo y superioridad moral). Toda la carga emocinal es proyectada contra Rajoy. En mi opinión, se ha focalizado bastante hacia su persona de forma exclusiva y agresiva, el momento álgido ha sido la pregunta directa al presidente del Gobierno instándole a dimitir, Mariano Rajoy le sostenía la mirada, no ha eludido el golpe, pero lo ha encajado con una ‘cara de póquer’ fascinante, no ha realizado ni la más mínima microexpresión, el control ha sido máximo en un momento de alto impacto emocional.

A menudo, Rajoy y Sánchez se han mostrado jocosos, despertando risas en un claro intento de ridiculizar al adversario; una estrategia típica en política pero efectiva a los ojos de los espectadores, que perciben la dominancia/debilidad de quién la emite/la recibe, aunque por otro lado y en exceso, puede dar la sensación de que ambos banalizan una situación importante para la ciudadanía.

El resto de miembros políticos allí presentes observaban la moción con expectación y sorpresa, el momento más interesante es cuando Pedro Sánchez anima a Mariano Rajoy a dimitir para ahorrarse este proceso, el rostro de asombro genuino de los presentes no deja lugar a dudas de que les pilló del todo desprevenidos.

Un detalle reseñable: Parece ser que Pedro Sánchez no tiene muy claro su triunfo en la Moción, puesto que habla de ello en presente pero a veces en pasado condicional, dándola por perdida: «esta moción podría haber salido adelante», «puede que mi apoyo no sea absoluto pero sí grande», etc. Estos lapsus dan cuenta de su inseguridad.

La mente corrupta ¿Es posible evitar la corrupción? #psicología

Los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán y la exconsejera Martínez Aguayo imputados en el caso de los Ere falsos de la Junta de Andalucía. (Imagen de Archivo de 20 minutos)

Los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán y la exconsejera Martínez Aguayo imputados en el caso de los Ere falsos de la Junta de Andalucía. (Imagen de Archivo de 20 minutos)

Creo que hoy es el primer día desde que comencé el blog que me desvío un poquito del área de la comunicación no verbal más rigurosa, pero lo cierto es que cuando mi colega Sergio Colado, experto en neurociencia y director de la emprea Nechi Group, me planteó este tema me pareció apasionante. Hemos analizado aquí numeras comparecencias de políticos acusados de corrupción, como el de Rita Barberá o el ex ministro Soria. Ahora vamos a analizar la psicología del corrupto, qué mecanismos cerebrales se activan para llevar a cabo tal actitud deplorable, qué hay detrás de la corrupción y si es posible evitarla.

Vivimos tiempos de cambios en todo el mundo. Estamos en la era en la que descubrimos que el ser humano se corrompe con facilidad. Los altos cargos cometen actos de corrupción por todas partes. Y los niveles intermedios les secundan. El poder político, la banca, las grandes corporaciones, los empresarios… son corruptos. ¿No se libra ninguno?

Existen muchas definiciones de corrupción. “Acción y efecto de corromper o corromperse. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Así la define la Real Academia de la Lengua Española. A su vez, define corromper como “Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera”. Transparencia Internacional la define como “el abuso del poder encomendado para uso privado”. Finalmente, la definición que podemos encontrar como una de las más extendidas según google es “Pervertir o hacer que una persona o una cosa sea moralmente mala”.

A la vista de estas definiciones, podríamos englobar dentro de esta delimitación acciones de nuestra vida diaria, aunque es evidente que la connotación de la gravedad de cada una no es igual. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este tema? La corrupción no es exclusiva de la especie humana. De hecho, se han evidenciado conductas corruptas en chimpancés, abejas, hormigas y otros animales. La corrupción pasa por ser un acto que se desvía de la conducta determinada socialmente. Está claro que si, socialmente, aceptásemos la premisa de que el uso de nuestro poder justifica el beneficio no entenderíamos la corrupción de igual manera.

Según recientes estudios las personas son menos corruptas cuando saben que pueden ser observadas. Si no hay sanción social se pierde el mecanismo de premios y castigos y se naturaliza el delito. La neurociencia nos revela que una pequeña región del cerebro, llamada circunvolución frontal inferior izquierda, se activa en mayor medida cuando realizamos una acción corrupta. Por otro lado la corteza dorsolateral prefrontal parece ser el área responsable de controlar nuestros impulsos más automáticos de represión y honestidad.

Según la psicología cognitiva, podemos relacionar la corrupción con la denominada disonancia cognitiva, que trata de comprender qué hacen las personas cuando se enfrentan a una información que crea estados psicológicos conflictivos. Los individuos que experimentan disonancia cognitiva pretenden reducir sus sentimientos de incomodidad intentado conciliar sus creencias y sus comportamientos conflictivos. Las personas en conflicto pueden llegar a crear mecanismos de conclusión y confirmación distorsionados con el objetivo de obtener pruebas que apoyen su teoría de acción correcta, creándose lo que se denominan “sesgos confirmatorios”.

En consecuencia, no son conscientes de su comportamiento inadecuado. Entonces, cuando las personas en conflicto no son conscientes de ello, no resulta probable que las campañas de transparencia y de lucha anti corrupción puedan modificar su comportamiento. Por otro lado, de manera consciente, aquellos que aceptan el soborno establecen juicios morales de acuerdo con pautas cognitivas diferentes de quienes lo rechazan. Los que aceptan sobornos responden al esquema moral cognitivo del interés personal mediante el filtro del lucro propio, predominando la perspectiva de la ventaja personal y extendiendo la preocupación solo a los conocidos y cercanos.

El camino que lleva a la corrupción es una combinación de un entorno propicio, una oportunidad y un tipo de personalidad que, superando el temor a un posible castigo, antepone el beneficio individual al interés de los demás y al cumplimiento de la ley. Para que una persona se corrompa se necesitan factores como poder, dinero y oportunidad. Sin embargo, no todo el mundo que tiene la oportunidad de infringir la ley en beneficio propio lo hace.

Conclusión: Si no hay miedo a ser sancionado, el ser humano tiende a naturalizar el delito y la corrupción se vuelve una dinámica que incita a su propio sostenimiento. Ante esto hay dos caminos para corregir la corrupción, uno a corto plazo, relacionado con la creación de leyes anti-corrupción y una incentivación de las acciones honorables, y uno a largo plazo, centrado en la generación y promoción de valores empresariales a través de la formación y la educación. Una sociedad con libertad de elección con capacidad de competencia por valor y con confianza en las tomas de decisión es una sociedad más feliz y equilibrada.

¿Qué no pudo controlar Mariano Rajoy en su entrevista con Jordi Évole?

Mariano Rajoy y Jordi Évole durante el programa Salvados. La Sexta.

Mariano Rajoy y Jordi Évole durante el programa Salvados. La Sexta.

La entrevista a Mariano Rajoy en el programa ‘Salvados‘, emitido anoche, comenzó fuerte. Situación ideal para poder recrear un inesperado impacto emocional y que diferentes expresiones y gestos salieran a la luz ineludiblemente, pero parece que nada cogía ayer por sorpresa a un preparadísimo presidente del gobierno. Así lo corroboró la carpeta que se encontró Jordi Évole con su apellido escrito en una esquina sobre la mesa del despacho de Rajoy, que no le quedó otra que admitir que, efectivamente, aquella conversación se la tomaba con responsabilidad y respeto y que por ello se había preparado ciertas cosas para el momento. Y así era, porque repetía invariablemente las mismas frases textuales en diferentes ocasiones. En estos aspectos se transmiten la falta de naturalidad y espontaneidad protagonistas en el lenguaje corporal del líder del Partido Popular.

rajoy-tristezMuchos creen que Rajoy tiene una alta expresividad facial, y no es así, su línea base en filtración emocional del rostro es prácticamente nula o muy escasa, cuestión que se confunde con los numerosos y constantes tics que encontramos en su cara, sobre todo cuando está en tensión, estos tics se incrementan cuantitativamente en temas que le incomodan y disminuyen cuando habla relajadamente. Este hecho hace especialmente confusa la tarea de identificar estados emocionales en él, por ejemplo, hay un tic repetido que pareciera tristeza, eleva la zona interna de las cejas de una forma muy fugaz, casi cada vez que termina de pronunciar una frase. En este sentido parece que esta tristeza se produce realmente cuando habla de corrupción, ya que la expresión es más prologada y la ejecuta mientras habla, este momento coincide con el análisis que hice hace unos meses en otra entrevista, en la que ocurría igual.

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Esperanza Aguirre dimite con aflicción, justificaciones y falta de convencimiento

Esperanza Aguirre dimite/EFE

Esperanza Aguirre dimite/EFE

Esperanza Aguirre dimitió ayer como presidenta del Partido Popular de Madrid ante los casos de corrupción que planean sobre la financiación ilegal del Partido.En su comparecencia dio ‘sus motivos’ pero ¿realmente estaba convencida de su decisión?

La respuesta es clara al analizar la secuencia: Esperanza Aguirre no estaba convencida de su decisión y probablemente esta determinación no viene tomada por ella misma. La justificación es sencilla, solo hay que comparar su lenguaje corporal en la rueda de prensa del día de ayer con el de su anterior retirada de la primera fila de la política en el mes de septiembre del año 2012, donde podemos identificar cómo el ritmo era más allegro, más mecánico, sin apenas trascendencia emocional y con un habla más fluida.

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