Muchos son los países, culturas y personas que viven el periodo navideño desde una perspectiva más religiosa y menos festiva. Para ello existen ciertos elementos muy vinculados a la Navidad y que quizá no son tan conocidos por la mayoría, quienes celebran esas fiestas de un modo más desenfadado y consumista.
Uno de esos elementos litúrgicos de la Navidad es el «Christingle», el cual consiste en una naranja que es decorada y que se usa durante el periodo de Adviento para adorar la figura del niño Jesús. De hecho, la traducción literal del término en alemán es esa (Niño Jesús).
Aunque consta que la tradición del Christingle se inició en Moravia (Alemania), a mediados del siglo XVIII, cabe destacar que durante un tiempo quedó en el semi-olvido, volviendo a resurgir en 1968 en Inglaterra.
A la naranja (Christingle) se le introduce en medio una vela, es rodea la fruta con una cinta roja y se le clavan cuatro pinchos (que suelen ser palillos) en los que van ensartadas varias frutas escarchadas.
Todo ello tiene en su conjunto un significado de fuerte carácter religiosos y de adoración a Jesús: La naranja representa el mundo; la vela es ‘la luz del mundo’, como representación de Jesús; la cinta roja es su sangre y los pinchos con frutas ensartadas representan los frutos de la tierra y a las cuatro estaciones del año.
Originalmente (en el siglo XVIII) en el Christingle no se le pinchaba los palillos y esa fue una aportación moderna cuando reapareció la tradición a finales de la década de 1960.
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Fuente de la imagen: stmarysbarton
Fue tal la inquina que se cogió a ese color por parte de los artistas que incluso, ya en la época contemporánea, se han dado casos de actores que han interrumpido una función teatral a medias porque han divisado entre el público a alguien que vestía de morado e incluso hay quien ha renunciado a actuar en el Teatro Regio de Turín porque el techo de este coliseo es de color púrpura..jpg){kind=link}