Veo esta foto de la modelo brasileña Alessandra Ambrosio posando embarazada. No digo que no esté sana y estupenda, pero la veo flaquísima, parece la serpiente que se tragó el elefante de El Principio, y eso me recuerda la guerra que muchas embarazadas viven contra la báscula.
Yo engordé lo que se viene a considerar normal en un embarazo (entre 8 y 12 kilos), más cerca de los 12 la verdad, y sobre todo al final. Así que no me llevé ningún rapapolvo de mis matronas o de mi ginecóloga, aunque algún consejo fuera de lugar de ésta última sí me tocó oir como que las legumbres no eran nada recomendables en el embarazo (me gustaría saber que piensa de ese consejo nuestro nutricionista).
Pero he visto ya varios casos de futuras madres recientes que se han llevado auténticas broncas de sus ginecólogos por estar engordando más de lo que dictan los manuales. Esas charlas dejaron a las que las recibieron con una relación de amor odio con la comida durante todo el embarazo que no me parece nada aconsejable durante esos meses vitales. Y hacían que afrontaran las visitas del ginecólogo como si fueran doceañeras camino del despacho del director, en lugar de mujeres hechas y derechas en una visita médica. Los ginecólogos ‘talibanes’ del peso, los bautizó una vez mi santo.
Además, entiendo la importancia de no engordar demasiado para evitar diabetes gestacional, problemas de tensión o partos más difíciles, pero en tres de esos casos que conozco estaba claramente fuera de lugar, lo que me da que pensar que hay muchos más.
En uno se trató de una mujer que ganó peso rápidamente al principio, pero cuando llegó al final del embarazo estaba dentro de la norma. Imagino que no todo el mundo engorda durante el embarazo al mismo ritmo.
En el segundo se trataba de una mujer que estaba constantemente a dieta para estar delgadísima. Cuando se quedó embarazada dejó de saltarse comidas y hacer días de solo frutas o verduras para comer sano y, claro, engordó la parte del niño y la que le tocaba a ella para tener un peso normal.
En el tercero, que conozco de oídas solo, se trataba de una chica que había tenido unos años antes serios problemas de anorexia y bulimia.
Sinceramente creo que deberían conocer bien cada caso antes de amargar a las futuras madres el embarazo con regañinas alimenticias basadas simplemente en el peso de origen de la mujer.
¿A vosotras también os tocó regañina?