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Feliz día del padre

Llego un poco tarde, pero a tiempo de felicitar a todos los padres, los que son recientes y los que lo fueron.

Y en representación, unas cuantas fotos de nuestro Museo virtual de viejas fotos.

¿Los bebés suelen parecerse al padre?

El viernes dijeron en la serie de televisión Bones algo que me llamó la atención.

Su protagonista, antropóloga forense, afirmó que los bebés se suelen parecer más al padre durante el primer año de vida para que se queden más tranquilos y asuman su paternidad sin dudas.

Vamos, que estadísticamente es más probable que salgan al papá, al menos al principio.

Y entre los que yo conozco, la mayoría sí que se dan un aire al padre al comienzo de su vida que luego en unos casos se perpetúa y en otros se desvanece.

Tiene toda la lógica del mundo que sea así, sin embargo no sé si será cierto y no he sido capaz de corroborarlo.

A fin de cuentas no es más que una serie. Y lo que yo vea en los bebés de mi entorno no tiene ningún valor estadístico.

Pero me gustaría salir de dudas. ¿Hay alguien por ahí que sepa si es verdad?

La antipapitis

Ya hace tiempo escribí sobre los celos existentes a veces entre padres recientes y bebés.

Pero hay otro fenómeno discordante entre ambos: cuando los niños pequeños rechazan a su padre.

Había oído hablar de ello hace bastante y no hace mucho Rebe, madre reciente, habló de ésto no hace mucho en su blog disfrutando juntos.

Me permito reproducirlo aquí:

Rey esta triste porque Princesa lo rechaza. Y yo me divido entre ellos dos.

He buscado informacion al respecto y como siempre he encontrado uno de los mejores articulos en Bebes y mas, tambien he encontrado otro articulo similar en pequelia.es y otro mas pero enfocado a los dos extremos en ser padres.

Parece ser que es una etapa mas en el desarrollo del niño y suele darse sobre los dos años que es precisamente el momento en el que intentan por un lado ser independientes pero por otro buscan la seguridad en mama que siempre ha sido la figura principal en su vida. Para un niño pequeño su madre es lo principal y separarle de ella puede provocarle tensión, estrés, angustia….

De ahi las famosas rabietas al no conseguir lo que quieren, al no entender de todo el mundo que les rodea que es bastante mas complejo de lo que parece. En este caso intento ser todo lo empatica que puedo para ver el mundo a traves de los ojos de Princesa y es que a veces quitarse un zapato, ponerse un pantalon o colocar una pieza en lo mas alto puede volverse una tarea complicada.

Me da un poco de pena porque esto Rey no lo ve como tal y cree que Princesa no lo quiere, que solo quiere saber de Reina que la sobreproteje. Me siento dividida entre lo que mis ojos ven de manera tan obvia y los otros no son capaces de percibir.

Es una etapa que hay que dejar pasar con la mayor naturalidad posible, sin imposiciones sino con todo el amor y la paciencia del mundo porque no es sencillo para nadie en la familia. Ni para los rechazados ni para los que rechazan.

Una solucion es estar al pie del cañon, aguantando el temporal e intentar compartir momentos juntos Rey-Princesa sin tomarse a pecho el rechazo, pensando que solo es una etapa mas, que pasara y sobretodo que nadie es culpable de la situacion.

Una frase para repetir muchas veces: «Quiereme cuando menos lo merezca porque sera cuando mas lo necesite»

Espero que la antipapitis no llegue a mi casa. Sobre todo ahora que para Julia es una fiesta la llegada a casa de su padre.

Pero si llega, mejor estar preparados para afrontarla sabiendo que es algo relativamente común.

¿Habéis pasado por ello?

Dar con un buen pediatra

La doctora y madre reciente Amalia ya publicó en su blog el fin de semana, como había prometido hacer, los tipos de padres en la consulta del pediatra, continuación lógica del post anterior sobre los tipos de madre.

Y ya os adelanto que de todas las opciones que da mi santo cuadra sobre todo en la cuarta.

Pero sus dos post me han hecho pensar sobre los pediatras y he caído en que me resulta imposible elaborar un post boomerang sobre tipos de pediatras o enfermeras de pediatría. ¿Por qué? Pues porque sólo he conocido a una de cada.

Es decir, que he tenido suerte. No tengo queja alguna de los profesionales que me han tocado en suerte en mi centro de salud, a los que ya conocía por referencias de amigas.

La doctora no se acaba de entender con los ordenadores, pero eso es pecata minuta.

La enfermera propugna eso de largar a dormir a su propio cuarto a los bebés de tres meses, pero es respetuosa (faltaría más) cuando le expones que tu concepto de crianza es otro. Y se le da la mar de bien poner vacunas y hacer extracciones, que es lo importante.

Pero me consta que hay muchos padres que han peregrinado de consulta en consulta a la caza de un buen pediatra o se aguantan con lo malo conocido.

¿Cómo os ha ido a vosotros?

Sobre un padre reciente

El post de hoy es bastante personal me temo. Hoy es el cumpleaños de cierto padre reciente en concreto, uno que comparte su vida conmigo.

Cuando hace ya muchos años nos conocimos y decidimos intentar caminar juntos, no me planteaba que fuera el padre de mis hijos. Ni siquiera sabía si quería tener hijos. Y así fue durante bastante tiempo.

Y luego, en algún momento indeterminado eso cambió y supe que sí, que quería ser madre y que no había nadie mejor con quien embarcarme en esa aventura. Y acerté.

Así que hoy me perdonaréis que aproveche este blog para felicitar a ese hombre que no hay día que no esté deseando llegar a casa conmigo y con sus hijos.

Yo también estoy deseando que llegue a casa. Para día a día disfrutar de ellos y de nosotros.

Felicidades mi amor.

¡Qué gran invento los padres recientes! ¿Verdad?

Los errores que cometemos como padres recientes

Creo que es algo inevitable: por muy buena voluntad que pongas, por mucho que te quieras esforzar, por muy bien informado que estés, nuestros primogénitos siempre pagan el pato de nuestros errores por ser los primeros.

Y los padres recientes que somos dados a la autocrítica reconocemos esas equivocaciones y nos prometemos a nosotros mismos no volver a cometerlas con nuestro segundo hijo.

Tal vez lo consigamos, pero no me cabe duda que erraremos en otros asuntos.

Puede que teniendo ocho o nueve hijos, al final lograsemos reducir los errores al mínimo. Pero me da a mí que no. Cada niño es tan distinto que siempre podríamos meter la pata en algo nuevo.

El pequeño primer error con el peque fue insistir en que durmiera en su cuna el primer mes. Con la niña ya somos unos fervorosos seguidores del colecho desde hace años y ella se ha ahorrado el tener que insistir en dormir con nosotros.

Pero siendo sincera, son dos los errores importantes que hemos cometido con él. Reconocerlo es el primer paso para arreglarlo. Y en ello estamos.

Uno ha sido darle de comer antes, no sentarle en su trona a comer con nosotros. Era algo que sabíamos que había que hacer, pero el otro sistema se había convertido en una rutina y sin darnos cuenta fueron pasando los meses unos detrás de otros.

Siempre fue muy buen comedor, en cuanto a cantidad y variedad, pero a resultas de nuestro error apenas masticaba y no cogía la cuchara.

Lo bueno es que los niños aprenden rápido: a los tres días de comer todos juntos ya estaba agarrando él la cuchara y masticando más y mejor.

El otro fallo importante ha sido no pasar demasiado tiempo con otro niños. Hemos paseado horas y horas a diario, con calor y con frío, hemos ido al parque a columpiarnos, hemos leído cuentos hasta saberlos de memoria y hemos cantado hasta acabar roncos.

Pero no hemos estado apenas con otros bebés. Además del primer hijo ha sido el primer nieto y el primer sobrino. Ha sido durante dos años y medio el único bebé en una familia que llevaba muchos años sin ellos. Y tampoco nos hemos visto más que de Pascuas a Ramos con otros amigos y familiares con niños.

Tendríamos que habernos esforzado más para que jugase con niños. Parece que el retraso que tiene en el habla puede venir de ahí..

Imagino que vosotros también tenéis vuestra propia colección de meteduras de pata.

Nosotros seguiremos acumulando errores según cumplan años. Seguro. Procuraremos estar atentos para intentar corregirlos rápido. Es lo mejor, lo único que podemos hacer.

Lo único en lo que no nos gustaría equivocarnos nunca es en sentar las bases para que sean buenas personas y en lograr que se sientan durante toda su infancia seguros y amados.

Para los hombres: ¿Querrías pasar por la experiencia del embarazo?

Fue una de esas conversaciones idiotas que no sabes muy bien por qué han salido.

La cosa es que me encontré preguntándole a un par de padres recientes, uno de ellos mi santo, si no les gustaría poder pasar por la experiencia del embarazo, de sentir a tu hijo creciendo gracias a tí, sus movimientos…

Y la respuesta de ambos fue tajante: «no, en absoluto».

Así que suavicé mi pregunta: «¿Y si fuera sólo durante una semana?»

«Pues tampoco».

No sé si es algo generalizado o si hay hombres que sí desearían pasar por la experiencia.

Pero me llamó la atención lo claro que lo tenían. Tal vez sólo vean la parte mala: las incomodidades físicas. Pero creo que si yo fuera un hombre al menos una semanita me gustaría vivirlo.

No me quedé con ganas de preguntarles si les parecería interesante pasar por un parto. Ya me imagino qué me dirían 🙂

1, 2, 3, responda otra vez… tareas que les suelen tocar a los padres recientes

– Llevar a cabo los papeleos tras el nacimiento: registro civil, seguridad social…

– Cargar con la maxicosi o el capazo con el niño dentro.

– Aprender cómo se monta y desmonta el carrito de bebé con todas sus partes.

– Encargarse o participar del baño nocturno.

– Jugar al tetris con todos los trastos del bebé y las maletas cuando salimos de vacaciones.

– Sudar colocando la silla de seguridad en el coche, sea Isofix o no.

– Darles tales volteretas que el Dragón Khan de Port Aventura parece u trenecito turístico.

– Montar los muebles del bebé, suecos o nacionales, si es que vienen sin montar.

– Cambiar las pilas en los juguetes, que ahora todos necesitan tirar de destornillador para más seguridad de los bebés.

– Empujar la sillita, llevar al peque en la mochila o en brazos por las rampas imposibles del castillo que estás visitando hasta que acaban deslomados.

– Ensamblar la cuna de viaje o parque.

¿Qué me dejo? Ayudadme a completar la lista sin que saquen la bocina los supertacañones.

Y sí, no quiere decir que nosotras no las hagamos tantas veces o más que ellos, pero si ellos están presentes mi experiencia es que les suele tocar.

¡Ala! Los que no os hayáis puesto el sentido del humor esta mañana ya me podéis poner a caldo en los comentarios 🙂

¿Cómo viven el parto los padres recientes?

Momento de relax antes de ir a dormir. El peque con la tripa llena de cena miraba sus libros de cuentos y nosotros estábamos medio sentados medio tumbados en el sofá, con la mano de él en mi barriga notando los movimientos de la niña.

La otra vez no pudo ser con la cesárea, pero tal vez ahora tengas oportunidad de presenciar un parto.

Sí claro.

Pero contestó con un tono de voz que me conozco muy bien. Ya se lo escuché durante todo el primer embarazo cuando hablábamos del parto.

Y es que no puede con la sangre. Ver sangre le pone malo. En alguna ocasión ha llegado incluso a desmayarse. No es el único de su familia al que le pasa.

Cuando le sacan sangre para hacerse un análisis tienen que tumbarle en una camilla todo lo largo que es, y lo es mucho.

Es perfectamente consciente. Pero al mismo tiempo quiere acompañarme en el proceso y vivir esa experiencia.

Creo que en el fondo se sintió en parte liberado cuando en dijeron que el peque vendría al mundo en una cesárea programada.

Es una dicotomía que he visto en otros padres recientes. Todos encantados de haber estado presentes pero un buen porcentaje reconoce que intentaban ver lo menos posible y que no les pareción un espectáculo agradable.

Aunque también los conozco que estuvieron encantados, participaron ayudando a extraer al bebé y/o cortando el cordón umbilical.

Me interesa saber cómo vivieron la experiencia otros padres recientes

¿Os apetece contármelo?

¿Cuánto ayudan los padres recientes?

He encontrado por casualidad una noticia algo vetusta ya en la que un informe desgrana cómo colaboran los padres recientes en la crianza y educación de los bebés.

Ropa del niño: Del estudio se extraen datos como que preparar la ropa de los niños del día siguiente es una tarea realizada casi exclusivamente por las mujeres: en el 90,2% de los casos por la mamá y en el 8,8% de los casos por el papá.

Comidas: En el 73,2% de los casos, la cena del hijo la prepara la mujer, frente al 25,2% en que se encarga el hombre.

Cambio de pañales: Sigue siendo una tarea típicamente femenina: la realizan el 68% de las mujeres, frente al 29,4% de los hombres.

Levantarse por la noche: Si el niño llora de madrugada, el encargado de levantarse es la madre en el 71,4% de los casos y el padre el 26,6% de las veces.

Castigo y juego: Aquí es el hombre el protagonista. El 57,5% de los padres se encargan de castigar y el 53,9% de jugar con los descendientes, frente al 42,1% y el 45,1%, respectivamente, de las madres que lo hacen.

Y en parte la explicación está en los horarios:

Un 38% de las madres entrevistadas llega a casa antes de las cuatro de la tarde, mientras que el 50% de los padres lo hacen a partir de las siete. Esto demuestra que son las mujeres quienes pasan mayor tiempo con sus hijos y, por tanto, quienes les dedican más atenciones.

Aunque falta por analizar la razón por las que son las madres las que trabajan menos horas o tienen jornadas intensivas y reducidas.

Pero realmente por lo que me ha llamado la antención el estudio es por que , sin entrar en porcentajes exactos, refleja casi exactamente nuestra realidad familiar.

Tengo la suerte de tener a mi lado un padre reciente cariñoso, activo, al que le encanta estar con su hijo y cuidarle.

Pero si hago memoria, casi siempre soy yo la que cambia pañales, alimenta y viste al peque.

Y, efectivamente, mi jornada acaba a las 15:00 y la suya, salvo los meses de verano, concluye entre las 18:00 y las 19:00.

Y mirando a mi alrededor veo que en mis amigos y familia el informe clava la situación.

¿También es así en vuestro caso?

Pero hemos mejorado bastante en una generación. Apostaría una mano a que mi padre jamás me dió una papilla o me cambió un pañal, salvo accidente o causa de fuerza mayor. Tengo que preguntárselo a mi madre.