Sebastian Vettel (Foto: Efe).
Eso de que se termina la relación contractual de «mutuo acuerdo» es una expresión que se utiliza a menudo en el mundo del deporte, como cuando una pareja de novios esgrime ese argumento al romper su relación. Como todos sabéis, en el 99% de los casos es falso, pues siempre hay una parte, valga la redundancia, que ha puesto más de su parte en esa ruptura.
Y en el caso que nos atañe, el divorcio Ferrari-Vettel, está meridianamente claro quién ha propiciado la ruptura: Ferrari.
Quiero decir con esto que Vettel no ha decidido irse de Ferrari, como he llegado a leer, sino que ha sido Ferrari quien le ha mostrado la puerta de salida de Maranello.
Las razones son principalmente dos: que el alemán cobraba un sueldo estratosférico y que su rendimiento ha estado muy lejos de cumplir las expectativas creadas en el momento de su fichaje.
Por supuesto, pesa incluso más lo segundo y a Ferrari no se le olvida que Vettel dejó escapar el título mundial de 2018 cuando tenía coche para haber conquistado el Mundial. Si a eso le añadimos que el tetracampeón se estaba embolsando 40 millones de euros al año, la suma nos da como resultado la carta de despido.
Es obvio que Sebastian no habría anunciado su marcha de Ferrari sin tener atado un nuevo contrato bajo el brazo y, por lo que parece, no lo tiene. Sus representantes intentan buscarle un hueco en Mercedes pero, de no lograrlo, podríamos estar ante una retirada anticipada.
Para los que gustan de comparaciones, recordarles que lo de Alonso y Ferrari tampoco fue de «mutuo acuerdo», sino que fue Alonso quien dio el portazo para irse a McLaren, una apuesta personal arriesgada que, tengo que admitirlo, no salió demasiado bien.
PD. El fichaje de Carlos Sainz es, sin duda, ilusionante y no tengo dudas de que le veremos pronto peleando por el Mundial.
