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Así es la mujer de un psicópata

Tras publicar el análisis sobre el perfil de José Enrique Abuín, el presunto asesino de Diana Quer, muchos os habéis interesado no sólo por la inquietante conducta de este personaje sino por la de su mujer. Si efectivamente resulta que Abuín se perfila definitivamente como una personalidad psicopática, ¿cómo es posible que alguien se haya enamorado de él?

Puede parecernos imposible enamorarnos de alguien con estos rasgos perversos, pero la realidad es bien contraria. Ya hablamos en este blog sobre el ‘irresistible atractivo del psicópata‘, a priori son personas integradas que, por supuesto, no todas llegan a delinquir, aunque sí que coinciden en que al principio de la relación son encantadoras, educadas, sofisticadas… y sólo cuando pasa el tiempo saldrán a la luz sus comportamientos más perversos.

Esta progresión es muy sutil, seducen de una forma rápida e intensa para pronto enganchar al otro, se involucran inmediatamente en la red familiar, amistades, etc, para evaluar las características de su entorno y ‘estudiar’ sus debilidades, carencias y ambiciones, para más adelante aprovecharlas en su contra. Cualquier persona puede enamorarse de un psicópata, si bien es cierto que estos ‘depredadores’ tienen cierta predilección por la vulnerabilidad.

De este modo, suele ser habitual que las parejas que elijan provengan de familias desestructuradas, con carencias afectivas familiares, que ven en ellos una ‘salvación’ a su situación, alguien que de repente les promete cuidado eterno y les hace sentir únicas.

Con el tiempo es cuando su verdadero rostro sale a reducir, entonces, se vuelven egoístas, dominantes, fríos y manipuladores. Provocan así una relación tóxica basada en la dependencia emocional. Se convierte en un experto en ‘gestionar’ los puntos débiles de su pareja y a ésta solo le queda luchar constantemente por su atención y su afecto, hasta que finalmente se entregan a su entera disposición, esperando algo de agradecimiento o aprobación.

Las parejas del psicópata quedan bastante aisladas, llegan a pensar que sólo lo tienen a él y que por ello deben ayudarles y cuidarles, incluso protegerles, justificarles ante los demás. Se sienten en deuda con ellos, esto es muy frecuente entre los dependientes emocionales y no es de extrañar que los psicópatas exijan el pago constante de la deuda sin límite alguno…

El perfil de José Enrique Abuín, ‘el chicle’, ¿otro ejemplo de psicópata?

José Enrique Abuín Gey, presunto asesino confeso del crimen de Diana Quer

Desgraciadamente hemos analizado en este blog el perfil psicópatico en no pocas ocasiones, encontrando ejemplos desgarradores como el reciente análisis del relato del conocido como ‘asesino de la catana‘ o la entrevista que ofreció José Bretón  desde la cárcel. La psicopatía no es una enfermedad mental, es un trastorno antisocial de la personalidad que se caracteriza, sobre todo, por la falta de sentimientos (anestesia afectiva), ausencia de empatía, culpa o miedo.

Estas personas son seres muy egoístas, fríos y manipuladores, no sienten, aunque sí que saben simular emociones, no pierden el contacto con la realidad y saben distinguir el bien del mal; por tanto, no es un eximiente ni un atenuante de la responsabilidad criminal. No se puede determinar que José Enrique Abuín Gey tenga una personalidad que se corresponda con la psicopatía, para ello debería pasar un exhaustivo análisis conducido por expertos. Sin embargo, sí que se pueden detectar ciertos rasgos psicopáticos en su modus operandi y en sus patrones de conducta.

Por ejemplo, sus antecedentes por agresión sexual y drogas desvelan una inclinación por delinquir y los mundos oscuros asociados a la ilegalidad, presentando un alto índice de reincidencia. El psicópata se caracteriza por su incapacidad para comprender las normas y reglas de la sociedad, así como un patrón general de desprecio y violación de las reglas y los derechos de los demás. Estos sujetos tienden a ser conflictivos y en su historial no sorprende encontrar que han sido sentenciados ya por algún delito. Con frecuencia ‘se meten en líos’ y las consecuencias de ello parecen no importarles en absoluto.

La acción de utilizar el coche para raptar y trasladar a las víctimas ya evidencia una planificación. Esta voluntad de traslado evidencia ideas preestablecidas por su parte; el desarrollo del delito no transcurre en una sola ubicación sino que planea distintos escenarios para llevarlo a cabo. En palabras del Coronel de la Guardia Civil: «Espera, observa, ve a la víctima, la selecciona y va a por ella». Y efectivamente, la mente psicopática actúa como la de un depredador, busca una víctima propiciatoria

En el intento frustrado de secuestro a la joven de Boiro se retrata de forma significativa. Según la víctima, Abuín hizo hincapié desde el principio en quitarle el teléfono móvil, ya sabía que el dispositivo era importante para localizar los movimientos de quien lo porta, demostrando lo que los investigadores definen como ‘conciencia forense’;  de ahí que quisiera eliminar el principal elemento de prueba. Además, actuó creyéndose invencible, es decir, bajo la idea de que las autoridades jamás le iban a atrapar. Esto demuestra un pensamiento frío, narcisista y egocéntrico.

Esta repetición del modus operandi es muy importante, determina que el motor de sus actos era la fantasía. Los psicópatas reproducen de un modo reiterado la inventiva que previamente se formaron en su cabeza. Esto indica también premeditación. Según los expertos, un agresor sexual no busca tanto el placer sexual como el dominio y la sumisión. Esta es la parte con la que fantasean para después planear cómo poder llevarla a cabo en la vida real.

Su perfil de Facebook también es muy revelador a la vez que inquietante. Tenía una foto en la que llevaba puesta una camiseta con la siguiente impresión: «Mi hija siempre será mi pequeño ángel, si la lastimas acabaré con tu vida». Una contradicción difícil de entender a tenor de los hechos, un detalle que indica la falta de capacidad para ‘ponerse en la piel’ de otro, por ejemplo, los padres de sus víctimas. También en su perfil podemos observar cómo, una semana después de presuntamente asesinar a Diana Quer, publicó un vídeo humorístico, añadiendo el texto «no puedo parar de reírme», que suma para demostrar la frialdad y la falta de remordimiento.

Uno de los principales indicios de psicopatía es, además de la falta de empatía, la ausencia de miedo, culpa o vergüenza. Abuín estuvo durante 494 días pasando constantemente (porque estaba al paso de su residencia y la de sus familiares) por el lugar donde presuntamente ocultó el cadáver de Diana Quer. Un dato que pone de manifiesto la falta de conciencia moral.

Los psicópatas no se arrepienten de sus actos, éstos viven bajo su propio esquema de valores, haciendo lo que ellos consideran necesario para satisfacer sus necesidades y mostrándose indiferentes hacia el dolor ajeno que provocaron.

Aún nos faltan muchísimos detalles para el esclarecimiento del caso, datos que seguramente darán más pistas sobre la envilecida mente del presunto asesino, aunque, como podemos ver, la perfilación indirecta de una persona: el análisis de sus redes sociales, su conducta, su confesión y el modus operandi, ya nos avanza ciertos patrones de personalidad muy reveladores.