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Amor en tiempos de covid: la clave para la salud mental #SanValentin

Love in the Time of Covid (amor en tiempos de covid), así se llama un reciente estudio internacional en el que ha colaborado España mediante un equipo de investigadores de la Universidad de Granada.

Los resultados son reveladores: «Aquellas personas que se han sentido apoyadas por sus parejas han tenido una mejor salud mental y mayor calidad de vida desde que comenzó la pandemia«.

El sentido del tacto es el primero que se desarrolla en el ser humano.

Esto es así porque ese apoyo funciona como un ‘escudo protector’ frente al estrés, los problemas económicos y la soledad que ha provocado el confinamiento y los cambios sociales derivados del coronavirus.

Este proyecto se considera el primero de este tipo que se lleva a cabo en el mundo, cuenta con una muestra de 3.593 personas de entre 18 y 65 años y, lo más interesante: procedentes de 57 países de todos los continentes del mundo.

Como explica María Alonso-Ferres, investigadora postdoctoral de la UGR: “En este proyecto también analizamos las diferentes maneras en las que la COVID-19 ha afectado a las relaciones de pareja.

Así, muchas personas manifiestan que sintieron una menor satisfacción en la relación, una reducción de los sentimientos de compromiso, un mayor conflicto y un menor bienestar cuando comenzó la pandemia en marzo de 2020 y durante los meses siguientes, cuando en España estuvimos confinados en nuestros domicilios”.

Sin embargo, esto dependía de un factor muy importante: la respuesta percibida en la pareja: “En concreto, vimos que las personas que calificaron a sus parejas como muy receptivas a sus necesidades y sentimientos, aunque seguían sintiendo este estrés, parecían estar mejor protegidos de los efectos negativos anteriormente mencionados.

Por tanto, aunque el estrés provocado por la pandemia (un factor externo a la pareja) podía «desbordar» la relación, tener una persona a tu lado que se perciba como receptiva a las necesidades, es decir, alguien que realmente te entienda a ti y a tu forma de pensar y actuar, podía facilitar la comunicación, ayudar a sobrellevar la ansiedad y reforzar los sentimientos de seguridad en la relación”.

Pero no todo el apoyo que se necesita va a ser en los malos momentos. Los problemas cotidianos crean oportunidades para que la pareja responda, pero también lo hacen los acontecimientos positivos.

Y esto me parece muy importante: «Compartir nuestros éxitos diarios con nuestras parejas fomenta la intimidad y la confianza en nuestras relaciones, siempre que nuestras parejas respondan con entusiasmo a esos éxitos”.

Feliz San Valentín, aunque recordemos que el amor se debe trabajar, demostrar y cuidar los 365 días del año, en lo bueno y en lo malo. 🙂

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Blue Monday 2021: y esta vez sí que puede ser el día más triste

Se dice que hoy, 18 de enero, es el día más triste del año según una ecuación matemática basada en el análisis de varias variables que se alinean en esta jornada.

El final de las Navidades, las condiciones climáticas, los propósitos de año nuevo, son algunos de los elementos que intervienen, pero esta afirmación no está libre de polémica y otros expertos aseguran que carece de validez científica y que no se trata más que de una campaña de marketing y publicidad de ciertas compañías de viajes.

De acuerdo. Pero justo este año quizás podemos ver este ‘blue monday‘ con otra perspectiva más realista. Se confirma que los datos de la pandemia son peores ya que en marzo del año pasado, el temporal de lluvia y nieve que nos ha sumido en el caos, una vacuna contra el covid prometedora que parece que no será un remedio tan rápido como se prometía, nuevas cepas del virus, la vida con mascarillacrisis económica y cansancio social.

¿Quién da más?

Estamos agotados de vivir tanto ‘acontecimiento histórico’, no hemos tenido tiempo para coger aire, y lo que es peor, nuestras expectativas y optimismo estaban completamente depositadas en el cambio con el nuevo año.

Lo que sí que es muy real son los índices tan elevados de ansiedad en la población y las patologías crecientes en el ámbito afectivo.

La herencia del coronavirus y del encierro están siendo nefastas y desde el inicio de 2020 hasta la fecha hemos alcanzado un buen nivel de agotamiento emocional, cayendo en el hartazgo, la frustración y la impotencia ante tanta incertidumbre.

El día de hoy, sea cierta la ecuación del blue monday o no, nos recuerda que la salud mental debe ser una prioridad, quizás no podemos controlar las inclemencias del tiempo, la expansión de la pandemia o la desastrosa gestión de ésta por parte de nuestros políticos, pero sí podemos manejar nuestro propio encuadre, nuestra actitud hacia todo lo que nos ocurra.

No podemos cambiar el mundo, pero sí cuidar nuestro micro-mundo, tomar precauciones y ser responsables, ayudar a los que nos rodean, disfrutar de los buenos momentos en casa, en familia, agradecer cada día que despertemos sanos, luchar por nuestro negocio. Pequeñas cosas que suman a un mundo algo más agradable… sí, a pesar de todo…

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Análisis no verbal: de Trump a Biden, las claves para entender el cambio

Para muchos de nosotros Biden era un rostro totalmente desconocido, pero lo cierto es que lleva la friolera de casi 50 años activo en la política estadounidonse, en la que profesionalmente se labró una reputación profesional cimentada en una imagen campechana, conciliadora y habilidosa para llegar a acuerdos.

Fotografía EFE

Fotografía EFE

Cabe preguntarse, ¿estos rasgos han sido suficientes para derrotar al imponente Trump?

Para responder, se podría aplicar la premisa de que «en el país de los ciegos, el tuerto es el rey«. A pocos les importaba lo que aportaba Biden, lo más importante era salir de Trump.

El estilo de comunicación y personalidad en Trump y Biden es totalmente opuesto. La comunicación no verbal de Biden diremos que es complicada de analizar, impertérrito en sus gestos y expresión facial, no filtra sus sentimientos a través del cuerpo y, por tanto, crea un halo de desconfianza y distanciamiento con el espectador.

Trump es pura energía emocional, movilizador de pasiones en masa, directo, políticamente muy poco correcto, entusiasta y vehemente en su mensaje.

Este exaltado discurso y maneras puede ser efectivo en una etapa apacible y sosegada en todos los niveles, pero la pandemia le arrebató el contexto que necesitaba para hacer alarde de su impetuoso y eufórico carácter.

La campaña se convirtió de repente en una «elección covid» y, en este entorno, la debilidad de Trump florece y favoreció que Joe Biden pareciera la alternativa ideal. El presidente gestionó la emergencia sanitaria de forma nefasta, negacionista, escapista, con meteduras de pata impropias y alejadas de la mente de un líder mundial, así que su opositor recogió con buen tino todo el malestar anti-Trump.

La absoluta incapacidad de Biden para apasionar y entusiasmar a una multitud ya no era una desventaja, en el último año, muchos ciudadanos suspiraban una presidencia relajada, juiciosa y reposada, rechazando la confrontación habitual.

Escuché a una analista política de la BBC describir la llegada de Biden «como una relajante música de jazz después de la música heavy metal sin parar y a todo volumen durante el mandato de Trump».

El tono grisáceo de la simple cordialidad y neutralidad de Biden ahora eran la clave, la perfecta antítesis de su contrincante. Su capa de invisibilidad no compitió en carisma, pero a la vista está que le fue útil, y atrás quedaban olvidadas la edad del candidato, la comunicación dispersa que había demostrado en algunos soliloquios inconexos, anécdotas sin sentido político, y la falta de exactitud en su proyecto.

El confinamiento por la pandemia supuso toda una bendición para su candidatura, los agotados ciudadanos solo anhelaban el poder de la empatía, de la compasión y la comprensión ante el dolor, y de esto Biden sí sabía mucho (una vez más, se imponen los afectos a la razón política).

Su imagen política encuentra un buen eco en tiempos de tristeza e incertidumbre por su historia personal, porque conoce el sufrimiento ante la pérdida y la capacidad de reconstruirse. «Reconstruir», una palabra tan crucial en estos tiempos…

Perdió a su esposa e hija de un año de edad en un trágico accidente de tráfico y la otra hija que sobrevivió moriría años más tarde de cáncer. Su experiencia vital le acercó al mismo plano emocional que las miles de familias que han perdido a sus seres queridos durante la pandemia, directa o indirectamente.

Su estrategia fue la de conectar con las personas evocando el alma de los EE. UU, lo convirtió en su eslogan y fue todo un acierto para momentos de gran complejidad social.

En la psicología del electorado, Biden se presentaba como el candidato del cambio, sin embargo, al mismo tiempo, la imagen del nuevo presidente no es nada transgresora o rompedora, todo lo contrario, su estilo retoma las normas de comportamiento por las que siempre se han regido tanto demócratas como republicanos, por tanto, la nueva elección representa también una continuación, más bien, la recuperación de una cadena en la que ahora Trump solo se describe como el eslabón perdido.

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