¿Y si los alienígenas nos enviaran un virus por correo electrónico?

A estas alturas todo usuario del correo electrónico debería saber que los mensajes sospechosos se tiran sin abrirlos, e incluso sin previsualizarlos, y que jamás de los jamases debe cometerse la insensatez de pinchar en un enlace contenido en un mensaje de cuya legitimidad tengamos la más mínima duda. Imagino que a la mayoría el simple uso nos ha entrenado para saber reconocer los mensajes sospechosos, incluso cuando llegan disfrazados bajo la dirección de correo de nuestro mejor amigo.

Pero ¿y si un día recibiéramos el primer correo electrónico desde fuera de nuestro Sistema Solar? ¿Deberíamos abrirlo?

Imagen de William Warby / Flickr / CC.

Imagen de William Warby / Flickr / CC.

Esto es lo que opinan al respecto el astrónomo amateur Michael Hippke y el astrofísico John Learned, autores de un nuevo estudio disponible en la web arXiv.org y aún no publicado formalmente:

Un mensaje complejo del espacio puede requerir el uso de ordenadores para mostrarlo, analizarlo y comprenderlo. Un mensaje semejante no puede descontaminarse con seguridad, y los riesgos técnicos pueden suponer una amenaza existencial. Los mensajes complejos deberían destruirse en el caso de aversión al riesgo.

Hace algo menos de un año les hablaba aquí de la teleexploración. Actualmente los humanos estamos teleexplorando nuestro Sistema Solar, es decir, utilizando sondas robóticas que trabajan a distancia sin nuestra presencia física. Por medio de transmisiones de radio, los responsables de estas misiones reciben información de los robots y les envían comandos para ejecutar determinadas acciones, pero los aparatos también tienen una capacidad limitada de actuar por sí solos de acuerdo a su programación previa; por ejemplo, si detectan una amenaza a su integridad pueden proteger sus sistemas entrando en modo de reposo.

En el futuro, podemos esperar que el desarrollo de la Inteligencia Artificial nos lleve a fabricar sondas que sean capaces de diseñar sus propias programaciones, y que por tanto actúen de forma autónoma: a dónde dirigirse, qué muestras recoger, cómo analizarlas, cómo actuar en función de los resultados… Como conté, algunas misiones actuales ya utilizan plataformas de software con cierta capacidad de tomar decisiones complejas.

En un futuro aún más lejano, tal vez sea posible extender esta telepresencia de las máquinas a la creación de organismos biológicos en el lugar a explorar. Es decir, que los robots sean capaces de imprimir seres vivos. En los laboratorios ya se utilizan impresoras 3D que emplean células en lugar de plástico para crear tejidos y simulaciones de órganos. En otros casos, se imprime en 3D una especie de base biodegradable que sirve como esqueleto para que las células crezcan sobre él y fabriquen un tejido con la forma deseada. Un ejemplo es un estudio publicado el mes pasado, en el que científicos chinos han fabricado orejas para cinco niños con las propias células de cada paciente.

Pero el futuro de la teleimpresión biológica podría ir mucho más allá: como conté aquí, ya existe una máquina capaz de imprimir virus a distancia a partir de sus componentes básicos (los virus más simples solo son cristales de proteínas con un ADN o ARN dentro), y algunos científicos contemplan la idea de crear una especie de bacteria nodriza, a la que una máquina pueda cargarle el ADN de otra especie (por ejemplo, la humana) para recrear ese organismo (por ejemplo, un humano) en el lugar deseado. Y no son guionistas de ciencia ficción, sino investigadores líderes en biología sintética quienes fantasean con la idea de utilizar este sistema para que el ser humano se expanda por el cosmos, enviando naves ocupadas por bacterias que lleven el genoma humano o de otras especies y que puedan crear personas, animales y plantas en rincones alejados del universo. O sea, una versión futurista del Arca de Noé.

Imagen de Pixabay.

Imagen de Pixabay.

Todo lo dicho para la teleexploración podría aplicarse también a la teleinvasión. Si una civilización lo suficientemente avanzada quisiera conquistar nuevos territorios, como nuestro hermoso y fértil planeta, subyugar a distancia sería sin duda la opción recomendada por el comparador de paquetes de invasión interplanetaria. Bastaría con enviar un correo electrónico con un virus inteligente que pudiera ejecutar el programa deseado; por ejemplo, destruir todos los sistemas computacionales de la Tierra y volar por los aires todas las infraestructuras que dependen de ellos, lanzar los misiles nucleares, liberar todos los virus almacenados en los laboratorios y construir máquinas que fabriquen terminators para acabar con los flecos.

Y todo ello sin mancharse las manos o sus extremidades equivalentes; fácil, barato, rápido y limpio. Nueve de cada diez alienígenas hostiles inteligentes elegirían la teleinvasión y la recomendarían a sus amigos. Tiene mucho más sentido que otras opciones como, por ejemplo, enviar una flota de absurdas naves con forma de plato de postre que presuntamente tratan de ocultarse pero que se esconden con la misma facilidad que un elefante detrás de una palmera, ya que algún diseñador torpe las llenó de luces por todas partes. Hippke y Learned lo plantean de forma más seria:

Aunque se ha argumentado que una ETI [inteligencia extraterrestre] sostenible no será probablemente dañina, no podemos excluir esta posibilidad. Después de todo, es más barato para una ETI enviar un mensaje malicioso para erradicar a los humanos en comparación con enviar naves de guerra.

Respecto a si una ETI sería hostil o no, nadie puede saberlo. Nuestra visión fluctúa con el espíritu de los tiempos entre los invasores despiadados y los semidioses benevolentes. Desde hace años, el físico Stephen Hawking ha advertido repetidamente de que enviar mensajes al espacio delatando nuestra presencia puede no ser una buena idea. Incluso alguien que se dedica a escuchar posibles emails de las estrellas como Seth Shostak, el astrónomo jefe del Instituto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), suele comparar nuestro posible encuentro con alienígenas a la llegada de los europeos a América, lo que no resultó demasiado grato para los americanos.

Si alguien decidiera teleinvadirnos, su único riesgo sería que tiráramos su correo sin abrirlo. Pero tratándose de una especie como la nuestra, incauta y deseosa de conseguir algún follower galáctico, no sería difícil hacernos caer en la trampa si recibiéramos un correo bajo el encabezado «I love you«. Sobre todo si además llevara algún emoji simpático:

Resultado de imagen de alien emoji

Ante todo este panorama, Hippke y Learned recomiendan varias líneas de acción: encerrar el mensaje en una prisión, una especie de cuarentena informática aislada de la red, aunque esto podría resultar imposible si los destinatarios fueran múltiples y en todo caso el virus podría encontrar la manera de escapar, incluso convenciendo a sus captores; descontaminarlo, aunque sería complicado garantizar una descontaminación completa, sobre todo si el mensaje no se conoce en profundidad; o simplemente imprimirlo para analizarlo, porque es difícil que el papel haga ningún daño.

Claro que en su estudio Hippke y Learned pasan por alto un salto conceptual algo aventurado, y es dar por hecho que los alienígenas serían tan expertos en nuestros sistemas de computación como para poder explotarlos en su propio beneficio. Pero en cualquier caso, concluyen que finalmente solo nos quedarían dos opciones: «podemos escoger entre destruir el mensaje o asumir el riesgo», aunque advierten de que «los posibles beneficios de unirnos a una red galáctica podrían ser considerables».

Por si acaso, y si reciben un mensaje de alguien que solicita su ayuda para sacar cien mil millones de créditos galácticos de una cuenta corriente en un banco de Alfa Centauri y a cambio les promete el 10%, mejor no lo abran: reenvíenlo al Instituto SETI, que ellos ya sabrán qué hacer. Y si no es así, al menos no habrán sido ustedes los responsables del exterminio de la humanidad.

6 comentarios

  1. Dice ser Escribe aquí tu comentario

    Así que los marcianos también tienen Internet ¿desde cuando? Cuantas chorradas se leen. Mi casa… telefono… mi movil… mi… A la mierda.

    18 febrero 2018 | 13:23

  2. Dice ser tal vez no somos del todo de aquí

    Puede que ese futuro que fantaseamos sea nuestro propio pasado.
    ¿Y si existe algo má que memoria, adn,arn, y mientras imaginamos y avanzamos lo que estamos haciendo es replicar de algún modo en profuda «subconciencia» modo el avance que nos trajo hasta aquí?

    18 febrero 2018 | 14:03

  3. Dice ser a buscar pruebas

    No vendrán extraterrestres conduciendo naves. No hay nadie tan cerca.
    Eso es un rotundo disparate. ¿Un viaje de millones de años? Una civilización que fuera capaz de tal logro sería capaz mucho antes de enviar su sistema básico muchoantes. Enviar entes compeltamente hechos, susceptibles de enfermar, de desarrollar variaciones físicas que destrozarían toda posibilidad de sobrevivir, ni de coña. Eso sería factible viviendo en un mismo Sistema planetario. O alcanzando velocidades capaces de hacer diana en un tiempo razonable para un ser maduro y consciente. Difícil. Mejor jugársela a sembrar semillas cuando se alcance capacidad de conocimiento suficiente para sembrarlas al azar. Y que la nave tuviese un sistema de reconocimiento de mundos habitables al que dirigirse, orbitando antes de penetrar en el planeta, sabiendo dónde eha de caer y las condiciones que se den en él.Y también llevando algún tipo de defensapara que sobreviva. Y ese sería le gran problema, incluso para nosotros mismos en caso de que fuéramos diana de otros entes. Un sistema que advirtiera de verdaderas amenazas para las semillas. No sería lo mismo penetrar en un mundo de bestias que en otro de seres racionales. El gran dilema, atacar, defender o simplemente cohabitar. Tal vez más adelante se encuentreunmodelo de dispersar semillas sn necesidad de mucho aparataje físico que haga más camuflable la acción de inocular otro planeta, pero aún así tal vez quede rastro de algún aparatejo. Habría que localizarlo en este mundo si ya ha sido inyectado.
    ¿Dónde está el arca imaginario? ¿Se autodestruiría, viajaría finalmente a una fosa de oceánica para desaparecer y no dejar rastro? ¿O permanecería en un lugar visible como testigo de la visita sembradora? ¿Dónde dejaríamos los vestigios de la llegada a este planeta si fuéramos los que hubiéramos llegado de algún modo hace millones de años?

    18 febrero 2018 | 14:20

  4. Dice ser Carlos Pereira

    Piensa el ladron que todos son de su condicion….

    18 febrero 2018 | 17:50

  5. Dice ser Virus

    Ya hicieron una peli en el 99 que íba de esto: «virus», en el que los extraterrestres infectaban un barco.
    O tienes que ver más tele, o tienes que tomar menos por tonta a la gente.

    18 febrero 2018 | 21:29

  6. Dice ser Sociólogo Astral

    Echo de menos el contacto alienígena. antes habia mas.

    19 febrero 2018 | 00:02

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